Ignasi Guardans: “No se debe someter a referéndum un Tratado”
El futuro de la construcción política europea fue abordado por una mesa redonda organizada por la Fundación CIDOB, compuesta por el eurodiputado Ignasi Guardans, el investigador Juan Díez Medrano y el director de la Oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations, Ignacio Torreblanca. El debate gravitó en torno a la falta de consenso sobre el Tratado...
El diputado de la Alianza Liberal-Demócrata en el Parlamento Europeo, Ignasi Guardans, resaltó la gravedad de la crisis institucional a la que se enfrenta la UE. Consideró “un error someter a referéndum un Tratado” y que la unanimidad paraliza avances profundos. Sin el Tratado de Lisboa, la única alternativa posible, según Guardans, es continuar con el Tratado de Niza, al que ve “incompatible con el mundo actual”.
Guardans advirtió que seguir con Niza “significa menos Europa al no tener ninguna base jurídica en temas no previstos en dicho Tratado, como la política de inmigración, o dejar a Solana en manos de los 27 sin poderes efectivos para llevar una verdadera política exterior”. También significa, en su opinión, “menos democracia pues deja muchas políticas sin el control del Parlamento Europeo”. Añadió que el presupuesto de la UE deberá ser modificado pues se planificó contando con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa. Guardans sostuvo que la solución “debe salir de Irlanda” y se declaró partidario de la tesis defendida por Nicolas Sarkozy, presidente de turno de la UE, quien en su comparecencia ayer (10 de julio) en el Parlamento Europeo, sostuvo que todo pasa por “Lisboa o quedarse con Niza, sin ninguna otra ampliación”.
No obstante, cree que el uso de la llamada “cláusula pasarela”, previsto en Niza, podía representar una solución de emergencia. Torreblanca: “La UE sufre de excesivo consenso” Ignacio Torreblanca subrayó que, a diferencia de otras crisis anteriores, donde podían darse alternativas, en ésta “ya hemos agotado los métodos para ratificar el Tratado”. Pues fracasó el método “Convención” y el no irlandés ha bloqueado el método alternativo, tradicional en la UE, de negociación cerrada entre los estados.
En opinión del director de la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations, el problema que subyace es el “requisito de unanimidad para reformar los Tratados”. Pronosticó que en la Unión Europea avanzaría aún más la diferenciación en las reglas de juego, las excepciones y la lucha por mantener el statu quo e, incluso, la posibilidad de un retroceso parcial en la construcción europea. Según Torreblanca, la desafección de los ciudadanos al proyecto europeo se debe a “la diferente velocidad con la que han avanzado la integración económica, en la que nunca se impuso el consenso, y la construcción político-social”. Ello ha marcado a la UE con el marchamo de ultraliberal y ha hecho posible la paradoja democrática de que en el momento actual en el que el Parlamento Europeo ha contado con mayores poderes, ha aumentado la abstención en las elecciones europeas. Torreblanca, sin embargo, quiso desdramatizar las consecuencias de la crisis porque, en su opinión, la “UE sufre de excesivo consenso” y todo proceso político debe ir acompañado de su dosis de conflicto y disensión. Díez Medrano: “La causa de esta crisis está en la falta de consenso entre las elites políticas” El investigador del Institut Barcelona d’Estudis Internacionals vinculó el no irlandés a la combinación de “un tratado complejo con una oferta de ventajas no percibidas por la ciudadanía y un gobierno incapaz de saber venderlo”. En su opinión, los Estados Miembros “no estaban de acuerdo en qué Tratado querían, dejando margen a que alguno de ellos pudiera bloquearlo”. Lo que explica el cambio de opinión de algunos gobiernos como el polaco, el checo y la decisión del presidente alemán de retrasar la firma. Esta falta de consenso no se produjo, recordó Medrano, en otras innovaciones políticas más profundas como “el mercado único, el euro o la ampliación”. Medrano sostuvo que “no existe una oposición fuerte a la integración europea entre el electorado sino una división entre las elites europeas, manifestada en la oposición de la extrema derecha quien ve en la UE una futura República cívica, o parte de la izquierda, quien la percibe como un proyecto neoliberal”.