Una agenda compleja: la Presidencia española de la UE y el Mediterráneo

Con ocasión de la presentación de la segunda edición de la monografía Researching the Mediterranean, la Fundación CIDOB acogió un debate sobre las prioridades de la Presidencia española de la UE en el Mediterráneo.

Con ocasión de la presentación de la segunda edición de la monografía Researching the Mediterranean, la Fundación CIDOB acogió un debate sobre las prioridades de la Presidencia española de la UE en el Mediterráneo. Tras una bienvenida institucional por parte de Senén Florensa, director del IEMed, de Chris Branwood, director del British Council en Barcelona, y de Jordi Vaquer, director de la Fundación CIDOB, tomaron la palabra los dos editores de la publicación, Iván Martín y Richard Gillespie y el subdirector de asuntos generales del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Luis Pardo. 

Los tres expusieron su visión sobre la próxima Presidencia. Richard Gillespie señaló, por ejemplo, que aunque será difícil un logro como el de 1995 o incluso como el de 2002, hay muchas expectativas en España porque “este país aprecia más que Francia el compromiso con el Mediterráneo de todos los actores europeos”. Las comparaciones con Francia también estuvieron presentes en la intervención de Iván Martín, quien reclamó mayores medios tanto para la diplomacia como para la sociedad civil y las redes de expertos, puesto que sino España acaba teniendo un papel de gran organizador pero sin propuestas propias. José Luis Pardo subrayó que la dimensión mediterránea debe entenderse dentro de una agenda compleja para la Presidencia en que, entre otros temas, la dimensión euro-americana, las cuestiones de Justicia y Asuntos de Interior o las de cambio climático tendrán un papel primordial. Pardo reconoció que la dimensión multilateral de las relaciones euromediterráneas no vive su mejor momento pero que para España es fundamental conseguir la puesta en marcha de la Unión por el Mediterráneo. 

Entre otras cuestiones señaló la necesidad de consolidar una secretaría permanente y profesional. Más propias son las perspectivas bilaterales, y las relaciones con Marruecos y el desarrollo del Estatuto Avanzado están en el primer lugar de la agenda.Tras estas intervenciones se abrió un turno de debate en que salieron cuestiones como el peso relativo de España en la política exterior europea, el papel de los entes locales en el fomento de la procesos de una mejor gobernanza o los riesgos y ventajas de focalizarse en la cooperación en el Mediterráneo Occidental. También hubo tiempo para hablar del conflicto árabe-israelí y para cuestiones no mediterráneas como Irán e Irak, especialmente cercanas. Con todo, este debate ejemplificó la conveniencia de este tipo de debate entre representantes de administraciones públicas y expertos y también evidenció la complejidad de la futura Presidencia española de la UE.