Reseña de libros | Eurasia frente a Occidente: la guerra de Ucrania y la reconfiguración multipolar del Sur Global

Revista CIDOB d'Afers Internacionals_139
Fecha de publicación: 04/2025
Autor:
Alejandro Sánchez Barrera, investigador predoctoral, programa de doctorado de Análisis de Problemas Sociales, Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)
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Diesen, Glenn. The Ukraine war and the Eurasian world order. Clarity Press, 2024, 324 págs. 
 

En The Ukraine war and the Eurasian world order, Glenn Diesen, profesor de relaciones internacionales en la Universidad del Sudeste de Noruega (USN) y reconocido por sus análisis sobre la política exterior rusa y la dinámica eurasiática, sostiene que la guerra en Ucrania no constituye un evento aislado, sino un síntoma estructural de la transformación del orden internacional. El autor sitúa el conflicto en el marco de un proceso histórico más amplio: el declive progresivo de la hegemonía liberal unipolar y la emergencia de un sistema multipolar basado en la igualdad soberana de los estados. Esta transición, conceptualizada por Diesen mediante el término interregno –un concepto teórico acuñado por Antonio Gramsci para describir períodos de crisis sistémica–, reflejaría la creciente adhesión de potencias globales y regionales a un modelo westfaliano de equilibrio de poder, opuesto al universalismo normativo occidental. 

La obra analiza las raíces históricas, las dinámicas geopolíticas y las implicaciones globales del conflicto, enmarcándolo en una disputa entre dos proyectos antagónicos: por un lado, el orden liberal occidental, sustentado en instituciones transnacionales y valores universalistas; por otro, la visión rusa de un orden multipolar centrado en Eurasia, que prioriza la soberanía estatal absoluta y la coexistencia de modelos civilizacionales divergentes. Diesen argumenta que esta pugna trasciende el ámbito regional, al catalizar la formación de alianzas estratégicas entre estados que desafían la primacía estadounidense, como China, India o Irán, y que apuestan por reconfigurar las jerarquías del sistema internacional. 

El autor examina la guerra en Ucrania como síntoma de una transición sistémica desde un orden unipolar liberal hacia un sistema multipolar basado en principios westfalianos renovados. La obra, estructurada en once capítulos, se articula en tres ejes temáticos: genealogía del orden internacional moderno, crisis del liberalismo y su impacto en Europa, y Ucrania como epicentro del choque entre proyectos geopolíticos. En los capítulos iniciales, Diesen rastrea los fundamentos del sistema westfaliano, destacando su énfasis en soberanía estatal y equilibrio de poder. Critica la erosión de estos principios bajo la Pax Americana, donde la hegemonía liberal unipolar sustituyó el derecho internacional por un «orden basado en reglas» jerarquizado. Identifica tres monopolios que sostienen la dominación occidental: industrias estratégicas (tecnología, recursos), control de corredores de conectividad física y mecanismos financieros globales (SWIFT, monedas de reserva). Este orden, argumenta, generó dependencias asimétricas que potencias emergentes buscan contrarrestar mediante alianzas alternativas (Unión Económica Euroasiática [UEE], BRICS y Organización de Cooperación de Shanghái). 

La crisis del orden liberal se atribuye a su transformación en un universalismo coercitivo. Diesen subraya cómo la OTAN, tras la Guerra Fría, abandonó el modelo de seguridad paneuropea inclusiva (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa [OSCE]) para expandirse hacia el este, alimentando el dilema de seguridad ruso. El neoliberalismo, como instrumento de dominación, habría corrompido la democracia interna en Occidente y socavado el multilateralismo, sustituyéndolo por intervenciones militarizadas. Esta decadencia autoinfligida, unida al ascenso de potencias revisionistas, aceleró la transición hacia un sistema multipolar. 

Los capítulos dedicados a Ucrania presentan el conflicto como una proxy war entre dos proyectos antagónicos. Desde 1991, Ucrania osciló entre integración euroatlántica y alineación con Rusia, convirtiéndose en campo de batalla simbólico. La anexión de Crimea (2014) y la guerra en Donbás reflejarían, según Diesen, la determinación rusa de frenar la expansión occidental en lo que considera su «exterior próximo», mientras Occidente instrumentalizó el conflicto para revitalizar la OTAN. La invasión de 2022 marca un punto de inflexión: Rusia, al priorizar su esfera de influencia sobre el derecho internacional, y Occidente, al responder con sanciones (no suscritas por el Sur Global), aceleraron la desconexión entre bloques. 

En los capítulos finales, Diesen propone un «orden westfaliano euroasiático» basado en soberanías civilizacionales, donde potencias como Rusia, China e India coexistan sin imposiciones normativas. Retomando la dicotomía geopolítica de Mackinder entre potencias terrestres y marítimas, argumenta que Eurasia emerge como contrapeso al declive occidental, promoviendo conectividades alternativas –como la Iniciativa la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés)–. Para este equilibrio propone un conservadurismo westfaliano que priorice estabilidad interna y la realpolitik sobre ideologías universalistas. La obra concluye advirtiendo que este interregno podría derivar en caos sistémico si no se establecen mecanismos de diálogo intercivilizacional que reconozcan la diversidad de modelos políticos y económicos. 

La obra de Glenn Diesen presenta simplificaciones conceptuales y contradicciones teóricas que limitan su capacidad explicativa. En primer lugar, su conceptualización de «Occidente» como entidad monolítica dotada de soberanía absoluta resulta problemática. Diesen ignora las dinámicas de integración supranacional, como las desarrolladas en la Unión Europea, donde los estados miembros ceden competencias soberanas a instituciones comunes. Asimismo, omite las asimetrías de poder intraoccidentales, como la hegemonía estadounidense sobre Europa, que desmienten la noción de una soberanía indivisa. Su definición excluye, además, actores como Japón –aliado estratégico no occidental pero integrado en el orden liberal–, revelando una visión estática incapaz de capturar la fluidez metapolítica de las identidades colectivas. Esta simplificación no solo oscurece la heterogeneidad interna del llamado «Occidente», sino que también subestima la interdependencia compleja que caracteriza al sistema internacional contemporáneo. 

En segundo término, Diesen incurre en una idealización del multipolarismo euroasiático. Al presentar la alianza Rusia-China como una asociación simétrica, minimiza las dinámicas neocoloniales que ya emergen en sus relaciones con Asia Central o África, donde Beijing ejerce un poder económico coercitivo comparable al histórico dominio occidental. Esta contradicción es evidente: mientras critica el «universalismo liberal» por su lógica sujeto-objeto –donde Occidente impone normas a los demás–, su propuesta multipolar reproduce jerarquías bajo nuevas formas. La multipolaridad promovida por entidades como la Organización de Cooperación de Shanghái, los BRICS o la UEE no constituye un proyecto emancipador, sino la expresión de intereses nacionales estructurados en torno a la reproducción de patrones de poder interno. Estos mecanismos institucionales operan como herramientas de política exterior que, bajo el principio de legitimación de derzhava (gran potencia), socializan a las élites estatales y no estatales en la defensa de jerarquías socioeconómicas preexistentes. La Doctrina Primakov, por ejemplo, articula la aspiración rusa de erigirse como polo independiente mediante la integración del espacio postsoviético, el Povorot k Azii (giro hacia Asia) y la oposición a la OTAN. Esta estrategia, lejos de buscar un equilibrio internacional altruista, busca evitar la irrelevancia geopolítica mediante alianzas asimétricas –como su asociación con China–, necesarias para proyectar influencia. Así, la retórica multipolar encubre una realpolitik destinada a perpetuar estructuras domésticas de poder y acumulación de riqueza, donde las élites instrumentalizan el discurso antihegemónico para consolidar su posición en la cadena global de valor. Diesen, al omitir esta dimensión, idealiza la multipolaridad como contrapeso ético al unipolarismo, sin cuestionar cómo estas organizaciones replican lógicas extractivistas y autoritarias en nombre de la «soberanía civilizacional». 

Su crítica al orden internacional basado en reglas, aunque válida al denunciar su instrumentalización hegemónica, no resuelve cómo garantizar el derecho internacional en un sistema multipolar. La paradoja radica en que, mientras Occidente aplica selectivamente las normas, potencias como Rusia invocan la «soberanía civilizacional» para justificar violaciones en su esfera de influencia, como evidencian la anexión de Crimea o el apoyo a regímenes autoritarios en Bielorrusia. Diesen evade este dilema, perpetuando la paradoja de que todo orden –unipolar, bipolar o multipolar– tiende a excluir a los débiles de sus marcos normativos. 

Finalmente, su narrativa reproduce la trampa dialéctica «unipolarismo versus multipolarismo», ignorando que la verdadera disputa no reside en la distribución cuantitativa del poder, sino en los modelos de organización socioeconómica que sustentan el sistema internacional. ¿Un multipolarismo neoliberal-autoritario perpetuaría las desigualdades globales? Diesen no lo cuestiona, limitándose a sustituir la hegemonía occidental por un conservadurismo westfaliano que, lejos de democratizar las relaciones internacionales, naturalizaría esferas de influencia excluyentes. Esta omisión impide vislumbrar alternativas transformadoras que trasciendan la realpolitik para imaginar instituciones inclusivas y mecanismos de justicia global. Si bien su obra aporta una crítica mordaz al imperialismo estadounidense y al orden hegemónico existente, carece de una visión que cuestione las estructuras profundas del capitalismo global o proponga reformas sustantivas en la gobernanza como en Naciones Unidas. El Consejo de Seguridad excluye a países del Sur Global perpetuando la distribución asimétrica del poder y subordinando sus prioridades. 

Revista CIDOB d’Afers Internacionals, nº 139. p. 227-230
Cuatrimestral (enero-abril 2025)
ISSN:1133-6595 | E-ISSN:2013-035X