Politizar y securitizar la inmigración en el Túnez de Kaïs Saïed: dinámicas «top-down y bottom-up»

Revista CIDOB d'Afers Internacionals_140_article L.Ghione
Fecha de publicación: 09/2025
Autor:
Lorenzo Ghione
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Lorenzo Ghione, investigador predoctoral, Università di Bologna. lorenzo.ghione2@unibo.it. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2044-7091 

Este artículo examina la interconexión de los procesos de politización y securitización de la inmigración en Túnez bajo la Presidencia de Kaïs Saïed (2021-actualidad). Al respecto, se sostiene que la agenda antiinmigración del régimen ha surgido de una interacción reforzada entre las estrategias de arriba hacia abajo (top-down) del Estado y la movilización desde abajo (bottom-up), impulsada en particular por el Partido Nacionalista Tunecino (PNT). El análisis pone de manifiesto que los actores institucionales y las fuerzas no institucionales confluyeron para construir la idea de la migración como una amenaza a la seguridad y como una división política central. El estudio muestra que las dinámicas bottom-up pueden determinar las agendas de los estados y hacer que la securitización se convierta en parte de la cotidianidad de la política, lo que subraya la necesidad de replantear los marcos convencionales de gobernanza de la migración, especialmente en contextos no democráticos.

Mientras las potencias occidentales aclamaban la «transición» posrevolucionaria de Túnez como modelo democrático para la región árabe –tras el derrocamiento del presidente Zine El Abidine Ben Ali en 2011 y las primeras elecciones libres del país en octubre de ese año–, el autogolpe de Estado protagonizado por el actual presidente Kaïs Saïed en 2021 constituyó un momento decisivo que marcó el inicio de un retroceso hacia prácticas autoritarias. El 25 de julio de 2021, a raíz de la generalización de las protestas de miles de ciudadanos –fundamentalmente contra el Parlamento–, Saïed invocó el artículo 80 de la Constitución de 2014 para declarar el estado de excepción (Gobe, 2022a). Así, suspendió la inmunidad parlamentaria, detuvo la actividad de la Cámara legislativa y destituyó al Gobierno. En los días posteriores se detuvo a varias personalidades políticas, miembros de la Judicatura, empresarios y parlamentarios (Grubman, 2024). En 2022 se aprobó una nueva Constitución que institucionalizaba un sistema hiperpresidencialista en el que el presidente ostentaría el poder ejecutivo y también el legislativo (Ben Achour, 2022; Gobe, 2022b; Nafti, 2024).

En este contexto cambiante, la politización de la inmigración en Túnez surgió de una compleja interacción de fuerzas. Como señalan Palonen et al. (2019), el discurso populista conservador proyecta dos amenazas principales: una externa (en este caso, las personas inmigrantes) y otra interna (las ONG y la sociedad civil que apoyan a las personas migrantes). En Túnez, las instituciones del Estado intensificaron la vigilancia y la represión de la población inmigrante, con un discurso oficial que presentaba a las «personas inmigrantes negras»1, en su mayor parte procedentes de la zona subsahariana, como un problema de seguridad. En la primavera y el verano de 2023 y 2024, las autoridades tunecinas pusieron en marcha dos grandes operaciones de represión contra la población migrante y las ONG, en las que detuvieron a decenas de actores de la sociedad civil y expulsaron sistemáticamente a las personas migrantes negras a las fronteras de Túnez con Libia y con Argelia (HRW, 2023a y 2024). Este interés de arriba hacia abajo (top-down) por la migración queda aún mejor ilustrado por la implicación institucional sin precedentes en materia de recopilación de datos, que una persona entrevistada que se dedicaba a elaborar estadísticas sobre la migración expresó así: «Ahora nos preocupa mucho el tema de la migración porque en estos momentos es un tema político»2. Al mismo tiempo, surgieron dinámicas desde abajo (bottom-up) impulsadas por los actores sociales, en particular en torno al Partido Nacionalista Tunecino (PNT), que difundió activamente las narrativas antiinmigración. Ello generó una espiral de politización en la que, de forma progresiva, los actores institucionales y el PNT fueron retroalimentándose.

Este artículo presenta un análisis empírico de la politización de la inmigración en Túnez poniendo el foco en el discurso, para buscar el origen del replanteamiento de la inmigración como cuestión política central a través de un proceso denominado la «politización de la securitización» (Bourbeau, 2013: 145). La inmigración es una cuestión crucial para los estados modernos, los cuales se presentan a sí mismos como comunidades de valor, unidas por ideales y costumbres compartidos (Anderson, 2013). Sayad (1999: 6) amplió esta observación desde un punto de vista sociológico, afirmando que «pensar en la inmigración es pensar en el Estado, y que es el Estado el que se piensa a sí mismo a través de su consideración de la inmigración». En Túnez, tanto las instituciones estatales como los actores sociales han definido los límites de la comunidad política por la manera en que abordan la inmigración (Pouessel, 2012). La convergencia de las políticas oficiales y la movilización popular señala la necesidad de comprender mejor los matices de la interacción y refuerzo mutuo que se producen entre las fuerzas institucionales y las no institucionales. Mientras que en gran parte de la bibliografía existente se trata por separado la politización dirigida por el Estado y la politización impulsada desde las bases, el presente trabajo muestra que estas fuerzas pueden operar conjuntamente y crear una dinámica que se retroalimenta. Ello ha convertido la inmigración en una división política central en el Túnez de Saïed.

Para llevar a cabo esta investigación, se ha empleado una metodología basada en el análisis del discurso, utilizando tres fuentes primarias principales: artículos de la prensa tunecina, publicaciones en las redes sociales (páginas asociadas al Gobierno y al PNT en Facebook) y siete entrevistas en profundidad, seleccionadas de un conjunto más amplio de las 29 entrevistas recopiladas durante el trabajo de campo realizado en Túnez entre mayo de 2023 y septiembre de 2024. Como resultado, el artículo se estructura de la siguiente forma: en primer lugar, se expone el marco teórico, que profundiza en la convergencia de los procesos de politización y securitización, la interacción de las dinámicas top-down y bottom-up, así como la relevancia y polarización presentes en el contexto tunecino; en segundo lugar, se ofrece un análisis empírico cualitativo de la interacción entre el régimen y el PNT, que tuvo lugar desde mediados de 2022 hasta mediados de 2023; y, por último, se reflexiona sobre los resultados, evaluando nuevamente la interacción de las dinámicas top-down y bottom-up, y señalando algunas carencias teóricas clave de la bibliografía sobre la securitización que el caso tunecino pone de manifiesto.

Fundamentos teóricos de la politización de la migración en Túnez

Relevancia y polarización: las condiciones de la politización

Por politización se entiende «el acto de denominar algo como político, de convertirlo en objeto de acciones políticas» (Wiesner en Palonen et al., 2019: 256). Para abordar el proceso de politización, es necesario tener en cuenta la relevancia y la polarización. 

La relevancia refleja la visibilidad de una cuestión. Así, cuando un tema es prominente en política, ocupa un lugar destacado en la agenda de los partidos políticos y del electorado (Green-Pedersen, 2012: 117). El proceso de politización analizado en este trabajo es reciente: «Hasta hace poco, la población subsahariana migrante no era tan numerosa [en Túnez]. En general, antes venían más de Siria, por supuesto, y de otros lugares, pero no se comentaba tanto ni se adoptaban tantas posturas al respecto»3 (véase también: Geisser, 2023a; Geisser, 2023b). De hecho, durante la campaña presidencial de 2019, Kais Saïed no mencionó la migración ni una sola vez (Ben Khalifa y Mabrouk, 2023: 93). En el período inmediatamente posterior al golpe de Estado que este dio en 2021, la migración siguió manteniéndose al margen y, en el debate político, solo se introducía cuando se vinculaba a otras cuestiones tales como el deterioro económico (Abdelmoula, 2022).  Sólo más tarde, Saïed aludió sistemáticamente a actores nacionales no identificados que supuestamente alentaban a los ciudadanos tunecinos a emigrar de forma irregular, con declaraciones como: «Hay quienes alientan [la migración irregular] para decir o sugerir que el proceso electoral presidencial no ha logrado los objetivos del pueblo tunecino» (ibídem). No obstante, estas manifestaciones se referían principalmente a la emigración tunecina y aún no llevaban incorporadas las posturas antiinmigración contra la población extranjera.  

Durante el decenio democrático de Túnez (2011-2021), la relevancia de las cuestiones migratorias mantuvo un carácter esporádico sin llegar a desencadenar una politización continua. La emigración atraía ocasionalmente la atención de los medios de comunicación, especialmente, cuando emigrantes tunecinos fallecían cruzando el Mediterráneo (Boubakri, 2013). Un caso emblemático fue la zozobra de una embarcación con decenas de migrantes tunecinos en septiembre de 2012, que desencadenó protestas tanto en Túnez como en Palermo (Dini y Giusa, 2020: 36). En 2022, la muerte de varios migrantes tunecinos y el hecho de que las autoridades no identificaran los cadáveres arrastrados hasta las playas cercanas a la localidad tunecina de Zarzis desencadenaron protestas, dirigidas en gran medida por las madres de las víctimas (Bisiaux et al., 2023). Por su parte, la inmigración atraía mucha menos atención. Al margen de la llegada de refugiados libios en 2011, que recibió una reducida cobertura informativa sin dar lugar a una «securitización» (Boubakri y Potot, 2012), la inmigración siguió siendo una cuestión secundaria en el discurso público tunecino.

La polarización –es decir, la existencia de posturas opuestas entre los actores– constituye el segundo elemento definitorio de la politización (Van der Brug, et al., 2015). La mayoría de los estudios se centran en entornos democráticos, por lo que se sabe mucho menos sobre el fenómeno en espacios autoritarios como el Túnez posterior a 2021. En mayo de 2024, durante un programa de televisión en el que se denunciaba la «invasión» de la migración subsahariana, la abogada Sonia Dahmani hizo el comentario de «heyla el bled» («¿de qué extraordinario país estamos hablando?»). Menos de una semana después, Dahmani fue encarcelada, y sigue detenida en condiciones lamentables (HRW, 2024). En cualquier caso, la ausencia de polarización a gran escala no impide actos individuales de solidaridad (véase Matri y Córdova Morales, 2024)4, aunque expresar públicamente este tipo de posturas puede implicar un riesgo significativo. Por eso, evitar el escrutinio público sigue siendo la única estrategia posible para mitigar la represión dirigida por el Estado, lo que en última instancia dificulta evaluar con precisión la polarización presente en la opinión pública. No obstante, el marco polarizador existe y es una imposición top-down de Saïed, quien divide la sociedad entre el «pueblo puro» y las «élites corruptas» (Gobe, 2022b). Las personas migrantes, sus simpatizantes y las ONG son calificados de «traidores y mercenarios» (Businessnews, 2024b).

La «politización de la securitización» entre dinámicas top-down y bottom-up 

Desde el golpe de Estado de Saïed de julio de 2021, la inmigración se ha introducido en el debate público principalmente mediante su planteamiento como amenaza a la seguridad. Esto no significa que la migración no se hubiera securitizado antes: por una parte, la Unión Europea (UE)5 y sus estados miembros habían presionado durante mucho tiempo a los gobiernos democráticos de Túnez para que contuvieran los flujos migratorios, a menudo, vinculando su apoyo a la democratización con el control militarizado de las fronteras marítimas por parte de la guardia costera tunecina (Limam y Del Sarto, 2015; Cassarino, 2019); por la otra, las cuestiones de legitimidad interna y la reactivación del poder del Ministerio del Interior6 implicaron que «las políticas securitizadas migratorias de Túnez se mantuvieran sorprendentemente inalteradas en el primer decenio de democratización» (Natter y Thiollet, 2022: 1.564). No obstante, limitarse a desplegar herramientas de seguridad no equivale a securitizar. Según la definición ampliamente aceptada de la Escuela de Copenhague7, la securitización supone que los actores estatales realizan «actos de habla» (speech-acts) que construyen ciertos sujetos como amenazas a la seguridad y, por tanto, legitiman la adopción de medidas extraordinarias (Buzan et al., 1998). Williams (2003, citado en Bourbeau, 2011: 39) lo explica así: «Las cuestiones se “securitizan” (...) a través de estos actos de habla que no se limitan a describir una situación de seguridad existente, sino que la crean como problema de seguridad al lograr representarla como tal». En este sentido, el discurso interno en torno a los migrantes, principalmente de nacionalidad tunecina, que no había sido securitizado, se modifica con el Gobierno de Saïed, a medida que avanzaba la securitización de los inmigrantes negros junto con la creciente politización del tema (Mzioudet, 2024). La securitización fue posible, en parte, gracias a la redefinición de Túnez por parte del régimen como país de inmigración y tránsito, en lugar de emigración (Cassarini y Geisser, 2023; Ghione, 2024). Esta narrativa facilita que la salida continuada de personas tunecinas –con o sin autorización– permanezca en la sombra, desviando la atención del persistente descontento socioeconómico. Ello se vio reforzado por la intensificación de las prácticas represivas contra la población inmigrante subsahariana (Matri y Córdova Morales, 2024).

Túnez ofrece así un caso característico de lo que puede denominarse «politización de la seguridad». Pero ¿pueden coexistir la politización y la securitización? Esta cuestión atrae cada vez más la atención del mundo académico8. Bourbeau (2013) señala que la politización y la securitización son diferentes desde el punto de vista analítico y se pueden presentar de forma independiente. Por ejemplo, la inmigración de Canadá lleva mucho tiempo politizándose como parte de la identidad nacional, sin que se derive de ello una securitización sistemática (ibídem); del mismo modo, la llegada de un gran número de refugiados libios a Túnez durante la guerra civil de 2011 no provocó ningún proceso de securitización, ya que la población tunecina, influida por el momento revolucionario, se movilizó para ayudar a unas 200.000 personas (Boubakri y Potot, 2012). La politización de la seguridad engloba, por tanto, dos dinámicas distintas y a veces contradictorias: la politización saca la migración del ámbito de lo «no discutible» y la inserta de nuevo en el debate público (Palonen et al., 2019: 257), mientras que la securitización es una fuerza despolitizadora que concentra la toma de decisiones en el estrecho círculo de actores que pueden tratar las cuestiones de seguridad. Aun así, como sostiene Balzacq, (2018: 11) politización y securitización pueden llegar a estar tan intrincadas que desaparece la relación jerárquica que tradicionalmente se supone entre ellas. Hay especialistas en la Escuela de Copenhague que también describen la securitización como «una versión más extrema de la politización», en la que las cuestiones se presentan como «una clase especial de política o por encima de la política» (Buzan et al., 1998: 23).

El Túnez posterior a 2021 muestra una relación muy intrincada entre politización y securitización. Como señalan Jaballah (2024) y Chatti (2024), la migración irregular se concibe cada vez más en términos securitarios, que se incorporan en un relato que presenta a los migrantes subsaharianos como una amenaza para la cohesión y la seguridad nacionales. La racialización y la clasificación jerárquica de la inmigración forman parte de la dinámica de la securitización y son esenciales para su éxito9. En este marco, Saïed es a la vez agente politizador y seguritizador. El discurso presidencial del 21 de febrero de 2023 es un momento crucial, un «detonante doble» que cristaliza la politización de la inmigración y cataliza su securitización a gran escala (Cassarini y Geisser, 2023; Geisser 2023b, y Matri y Córdova Morales, 2024). Sin embargo, estos procesos no emanaron únicamente de arriba; más bien se plantea la necesidad de analizar la interacción de las dinámicas top-down y bottom-up. Aunque los principales marcos de referencia, en particular el de Van der Brug et al. (2015: 195), conceptualizan la politización de la migración como «proceso en gran medida top-down», dirigido por los partidos gubernamentales, el caso tunecino invita a adoptar una perspectiva más matizada que pone de relieve la interacción de actores institucionales y no institucionales. Partiendo de la idea de Wiesner de la política como actividad (en Palonen et al., 2019), en este artículo se muestra que el PNT, actor no institucional de facto, impulsó la politización desde abajo a través de campañas continuas en las redes sociales contra la inmigración subsahariana.

Trazado de la politización de la inmigración en Túnez (2022-2023)

A continuación, se analizarán los momentos de inflexión de las narrativas bottom-up sobre la inmigración, examinando la manera en que el PNT y el Gobierno tunecino entraron en un bucle de retroalimentación mutua caracterizado por la intensificación de la actividad del PNT, el fortalecimiento de los vínculos institucionales con el régimen y el acercamiento progresivo de las narrativas. 

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El PNT, una pequeña formación política de siete miembros y carente de base social, se constituyó legalmente en diciembre de 2018 permaneciendo años sin darse a conocer al público (Ben Salah, 2023a). Aunque estaba formalmente inscrito en los registros políticos, este partido no formaba parte del sistema institucional tunecino: «El PNT fue autorizado en 2018, durante el Gobierno de Youssef Chahed. Habiendo un centenar de formaciones políticas, no se sabía nada de este partido, por lo que pasó desapercibido. Sin embargo, desde finales de 2021, el PNT viene publicando estados [en las redes sociales], e incluso artículos en su sitio web, que son una especie de propaganda sobre el nacionalismo tunecino (…) en 2022, despegó de verdad»10.

Progresivamente, el PNT fue adquiriendo una presencia habitual en Facebook y TikTok. A mediados de 2022, era conocido por sus campañas en las redes sociales, en las que promovía una retórica soberanista contra el «asentamiento de migrantes de procedencia subsahariana» y la «injerencia y financiación extranjeras en Túnez«» (FALSO, 2023). Incluso antes de esto, los actores del PNT ya difundían narrativas antiinmigración en Internet. El origen de sus campañas se remonta a finales de 2021, poco después del golpe de Estado de Saïed, cuando aparecieron acusaciones contra los inmigrantes subsaharianos en grupos populares de Facebook de entusiastas de los animales11: «Creo que, hacia octubre o noviembre de 2021, detectamos una publicación; investigamos y nos dimos cuenta de que no se trataba de una única publicación, sino que se estaba generando un fenómeno. La gente publicaba comentarios en estos grupos de amantes de los animales en los que se decía que solía haber gatos callejeros en sus barrios, pero que últimamente no se veía ninguno. La pregunta que se hacían era: ¿Es cierto que las personas africanas –o sea, las personas africanas subsaharianas, pero las llaman simplemente africanas– se los comen? Así que, al principio, empezó como una pregunta en un grupo animalista (...). Si revisas los comentarios, es un lío total porque la gente empezó a contar historias sobre casos similares; y ya sabes que la gente quiere referirse a lo que dicen otras personas (...). Empezó con algo ligero y sencillo: “Chicos, ¿dónde están los gatos callejeros?”. Luego, algunos perfiles empezaron a mencionar a las personas subsaharianas en sus respuestas, así que los investigamos. Básicamente había dos tipos de perfiles: perfiles falsos, que luego desaparecieron, y perfiles reales. Estos son los dos perfiles reales más activos que hemos encontrado en la gestión de estas conversaciones: uno es de la esposa de Sofien Ben Sghaïer y el segundo es de la hermana de Houssem Touben»12.

Tanto esta explicación como la bibliografía muestran que el enfoque antiinmigración del partido es muy anterior al discurso de Saïed del 21 de febrero de 2023 (Ben Salah, 2023b; Chatti, 2024). En 2022, a medida que aumentaba el número de migrantes subsaharianos que cruzaban a Túnez desde Libia y Argelia (QMMU, 2023), el PNT se fue introduciendo en los principales medios de comunicación del país. Después de que una periodista criticara el partido, uno de sus fundadores Ben Sghaïer fue invitado a exponer sus opiniones sobre la inmigración en Radio IFM y Carthage+ TV en enero de 2023, un mes antes del discurso del presidente (Belayachi, 2023).

Respaldo top-down: el «acto de habla» del 21 de febrero de 2023 

El discurso presidencial del 21 de febrero de 2023 fue un punto de inflexión. Ante el Consejo de Seguridad Nacional, Saïed acusó a las «hordas de inmigrantes ilegales procedentes de África Subsahariana» de apoderarse de Túnez y culpó a estas personas de «violencia, crímenes y actos inaceptables». También denunció la existencia de «un plan delictivo para transformar la composición demográfica de Túnez» destinado a transformar el país en «un Estado africano que ya no pertenece al mundo árabe-islámico» (Amnistía Internacional, 2023). En su discurso también acusaba a la inmigración subsahariana de establecerse en Túnez con recursos financieros recibidos de actores externos, con la colaboración de organizaciones nacionales principalmente las ONG que operaban en el sector de la migración en el marco de un plan más amplio para colonizar Túnez (Cassarini y Geisser, 2023). 

La autoridad del orador (el presidente de la República), el contexto (una reunión del Consejo de Seguridad Nacional ampliamente cubierta por los medios de comunicación) y el contenido del discurso (las personas inmigrantes como amenaza existencial) transformaron la declaración en un acto performativo o «acto de habla» (Buzan et al., 1998; Huysmans, 1998). Los efectos del discurso se extendieron más allá de las instituciones y desencadenaron una «secuencia xenófoba» (Cassarini y Geisser, 2023: 73): en cuestión de días, muchos caseros, entidades empleadoras y empresas de servicios públicos de todo el país empezaron a expulsar a las personas migrantes negras, que se vieron privadas del acceso a la vivienda, el trabajo y la atención médica. Esta población se enfrentó a un aumento de la violencia, al desalojo generalizado y a la pérdida de empleo (HRW, 2023b). El 17 de septiembre de 2023, los migrantes negros que se habían agrupado en el centro de la ciudad de Sfax fueron reubicados a la fuerza por las fuerzas del orden en las delegaciones de El Amra y Jbeniyana, donde establecieron campamentos improvisados en los olivares, por el alto riesgo de deportación que suponía acercarse a los centros urbanos (Matri y Córdova Morales, 2024:  76). En el verano de 2024, se registró un aumento progresivo del número de migrantes subsaharianos detenidos arbitrariamente en Sfax, recluidos sin cargos claros y deportados por las autoridades a zonas desérticas situadas a lo largo de las fronteras libia y argelina. Abandonadas sin agua, cobijo ni protección, estas personas quedaban expuestas a graves amenazas de violencia y muerte (Rejichi, 2024). En el mismo contexto, el 12 de noviembre de 2024 fue detenido Abdallah El Saïed, fundador de una ONG de ayuda a la infancia migrante, junto con la secretaria general y la tesorera de su asociación. Posteriormente, El Saïed fue trasladado al Centro Judicial Antiterrorista, en lo que constituyó el primer caso de uso de procedimientos antiterroristas contra actores de la ayuda a la población migrante (Musina, 2024; RFI, 2024).

La actividad en línea del PNT precedió a los cambios en el discurso y la política oficiales, lo que apunta a que el régimen empleó la creciente popularidad de este partido para poner a prueba y calibrar la opinión pública antes de adoptar determinadas posturas antiinmigración (ibídem). Como recuerda Vincent Geisser (2023b: 10): «El discurso presidencial del 21 de febrero (...) representa, al más alto nivel del Estado, la continuación de una campaña racista que lleva varios meses extendida en el país con el objetivo de preparar a la opinión pública para un endurecimiento sin precedentes de la política migratoria». Esto es, tuvieron un efecto de «luz verde»: «El 21 de febrero, [Saïed] dio luz verde a la gente que se mostraba escéptica al respecto y que podía dudar un poco de si esto es racismo. Pero con lo que dijo el 21, quienes mantenían el escepticismo empezaron a tener una mayor seguridad y convencimiento de que esto no es racismo; y si es racismo, no me importa en absoluto. Se trata de la seguridad nacional; este es mi país, y no quiero que se convierta en otra Palestina»13.

De acusaciones aisladas a la politización sistémica: el papel de la actividad del PNT y la difusión de las narrativas antiinmigración 

Los vídeos en las redes sociales en los que aparecían etiquetas racistas relacionadas con el PNT, que solo habían tenido unos pocos miles de visitas antes del discurso de Saïed del 21 de febrero, acumularon más de 20 millones de visitas en la semana siguiente (FALSO, 2023)No obstante, ese momento no era más que la punta de una larga politización desde abajo impulsada principalmente por el PNT. La ola de violencia que siguió al discurso de Saïed coincidió con las primeras actividades presenciales in situ organizadas del PNT, que empezó a celebrar actos coordinados en cafés de ciudades como Ariana y, sobre todo, Sfax, que albergaban a mucha población migrante subsahariana (Belayachi, 2023)14. En estas reuniones (café politiques), Ben Sghaïer conversaba con la población local sobre la inmigración irregular mientras recogía firmas para una petición que exigía la deportación de las «personas inmigrantes africanas irregulares procedentes de países subsaharianos»15.

En esta fase, los discursos del PNT y del régimen evolucionaban en paralelo. En la retórica de Saïed y del PNT aparecieron dos temas principales con una llamativa similitud. El primero era la injerencia extranjera que facilitaba el asentamiento de las personas inmigrantes. El PNT culpaba a los donantes europeos que supuestamente actuaban en connivencia con actores nacionales corruptos (Inkyfada, 2023). En 2023, Saïed y su círculo empezaron a afirmar con mayor frecuencia que «están llegando millones de dólares desde el extranjero para beneficiar a quienes conspiran contra la seguridad del Estado a través de diversas asociaciones» (Catà Figuls, 2023; Presidencia de la República de Túnez, 2023a y b; La Presse, 2024). El segundo tema hacía referencia a una «invasión» organizada de personas migrantes africanas (véase Mseddi, 2024). Menos de una semana antes del discurso de Saïed, uno de sus aliados políticos citó unos vídeos del PNT dirigidos contra la población migrante subsahariana. Instando a tomar medidas drásticas, el líder del «Movimiento 25 de Julio», Fethi Hakimi, declaró: «Hemos visto vídeos que demuestran que estas personas reclaman el derecho a apoderarse de tierras tunecinas (...). Creen que les ha llegado el momento de recuperar sus tierras. Debemos alertar al presidente de la República y a las autoridades competentes para que apliquen medidas drásticas» (citado en Chatti, 2024: 43). El PNT difundió sistemáticamente las narrativas de invasión a través de peticiones, el boca a boca y las redes sociales. El propio Saïed se refirió a la «migración irregular como una operación de desplazamiento sin precedentes orquestada por redes delictivas» (Le redacteur, 2023)16.  

La narrativa de la «invasión africana» encuentra un eco especial en Túnez por razones históricopolíticas. En primer lugar, sus vínculos con el discurso xenófobo europeo, como las teorías del «gran reemplazo» y la «remigración», que defienden la deportación de las personas inmigrantes racializadas, son evidentes (Hadeid, 2025). En segundo lugar, con Saïed y su círculo respaldando prácticas xenófobas hacia la población migrantes subsahariana, «asistimos al resurgimiento de un racismo contra las personas negras profundamente arraigado (...) que difunde el prejuicio de que estas no son “verdaderamente musulmanas” o son “musulmanas de segunda clase”, insuficientemente islamizadas» (Geisser, 2023: 11). Pese a haberse originado en los sistemas precoloniales y coloniales que marginaban a la población tunecina negra –principalmente de ascendencia esclava, tras la abolición de la esclavitud en 1846– respecto a la identidad árabomusulmana tunecina (Scaglioni, 2020), estas estructuras no provocaron directamente el ambiente xenófobo que existe actualmente en Túnez. Aun así, comprender la violencia histórica contra las poblaciones subsaharianas sigue siendo fundamental. Como apunta Natter (2023b: 205), la construcción colonial de la desconfianza y la marginación de las personas negras —tunecinas o extranjeras— persistió durante el decenio democrático: «Mientras no haya polarización popular ni política sobre la inmigración, esta dinámica queda latente. Sin embargo, se plantea la cuestión de si el pasado colonial podría instrumentalizarse en un contexto de creciente polarización sobre la inmigración, y cómo podría hacerse». Comprender la construcción histórica de personas «negras» y «blancas» –vinculada no solo a rasgos fenotípicos, sino también al origen (Akrimi, 2023)– es importante porque estas categorías, una vez transformadas y mistificadas, reaparecen en períodos como el analizado, cuando el propio Estado promueve prácticas racializadas: «No se puede negar la existencia de diferencias temporales en la violencia étnica y racial, cuya intensidad nunca se mantiene constante a lo largo de períodos indefinidos; también en este caso, los factores políticos y económicos –que en determinados momentos contribuyen más a la intensificación de los procesos de racialización que en otros– desempeñan un papel decisivo» (Mrad Dali, 2023: 48). Por último, el PNT vinculó la llamada «invasión de personas inmigrantes negras» al denominado «proyecto israelí», refiriéndose al colonialismo de asentamientos que practica Israel. Verbos como «asentarse» (توطين [tawtīn]), que antes utilizaba este partido, han aparecido de nuevo en el discurso oficial (Businessnews, 2024a)17. Esta dinámica debe considerarse en el marco del apoyo que Túnez brinda desde hace tiempo a la causa palestina, reactivada por la guerra que comenzó el 7 de octubre de 2023 (Sadiki y Saleh, 2024). 

Movilización bottom-up, adopción top-down: los informes del PNT y la integración del partido en la agenda política del régimen 

En este contexto de fortalecimiento de los vínculos institucionales, se fue desdibujando la línea que separaba al PNT, como movimiento independiente, de las instituciones estatales. En 2019, uno de los fundadores del PNT, Houssem Touben, hizo campaña oficialmente en favor de la candidatura presidencial de Saïed en Ariana. También en esta ciudad, el líder municipal recibió formalmente a miembros del PNT en su despacho en diciembre de 2022 (Ben Salah, 2023a). Para confirmar su apoyo a la postura antiinmigración del régimen, el PNT realizó una declaración pública en la que respaldaba el discurso de Saïed del 21 de febrero (Chatti, 2024: 42). «Se trata de un trabajo sincronizado; de un comportamiento coordinado en Internet y también con la propia Presidencia»18. Esta sincronía se hizo más evidente en los meses anteriores al discurso de Saïed, cuando el PNT se puso en contacto con altos cargos del Gobierno (Ben Salah, 2023b). El partido presentó un informe a los ministerios del Interior y de Defensa en el que advertía del supuesto peligro que suponían las «hordas» de personas inmigrantes subsaharianas y sostenía la existencia de «una conspiración y un proyecto para colonizar y eliminar Túnez»19. El documento fue remitido posteriormente al presidente (FALSO, 2023) y, al respecto, hubo especialistas que señalaron que el discurso de Saïed del 21 de febrero era muy similar al informe del PNT, del que tomaba frases enteras (Chatti, 2024). En noviembre de 2022, tras presentar su informe sobre el asentamiento ilegal de la población inmigrante africana, representantes del Ministerio del Interior pidieron al PNT algunas modificaciones concretas: «Hicieron los cambios en el informe y se lo enviaron de nuevo a Kais Saïed. ¿Y qué hizo él? Hizo esa declaración pública [el 21 de febrero], que era un copipega del informe. Si vas a la versión digital del informe tal y como está publicado en el sitio web del PNT, y vas a la declaración pública que Kais Saïed hizo el 21 de febrero... Bueno, ve frase por frase y busca una cualquiera en el informe: la encontrarás exactamente igual. Es un copipega»20.

Unos meses más tarde, en mayo de 2023, el PNT envió un segundo informe a Kais Saïed, esta vez centrado en la entrada de fondos extranjeros en Túnez. Poco después, se informó a los representantes del PNT de que el informe necesitaría revisiones que incorporasen algunos datos confidenciales de instituciones financieras –como Western Union y la Oficina Nacional de Correos– facilitados por el Ministerio del Interior (ibídem). En una reunión del Consejo de Seguridad Nacional que tuvo lugar en julio y recibió una amplia cobertura de los medios de comunicación, un estrecho colaborador de Saïed mencionó cifras sobre los supuestos flujos financieros que recibían las personas inmigrantes subsaharianas y los grupos relacionados con la migración, haciendo referencia a datos de una hoja Excel cuyas cifras coincidían con el informe revisado del PNT (Presidencia de la República de Túnez, 2023a y b). Sin embargo, estas cifras habían sido elaboradas por el Ministerio del Interior y transmitidas al PNT, lo que pone de manifiesto un esfuerzo deliberado por coordinar las narrativas y acciones del régimen y del PNT.

Reflexiones finales

El análisis de la interconexión de los procesos de politización y securitización de la inmigración en Túnez arroja dos observaciones clave sobre la politización bottom-up y su relación con la securitización, que precisan una explicación más detallada.

El principal hallazgo empírico se refiere a la interacción entre las dinámicas top-down y bottom-up. El presente caso de estudio ha buscado superar una limitación común en las publicaciones existentes sobre politización: la tendencia a reconocer la politización únicamente una vez que se hace visible dentro de los sistemas políticos formales (Palonen et al., 2019: 257). Al analizar la manera en que el PNT determinó el discurso político y el régimen tunecino capitalizó la popularidad del PNT, se muestra que la politización puede funcionar eficazmente fuera de los canales políticos tradicionales –al menos en un primer momento– e influir profundamente en el debate público y las prácticas en torno a la inmigración. En este caso, «bottom-up» no es sinónimo de «espontáneo», ya que a menudo implica una intervención política organizada, como se observa en los esfuerzos sumamente estructurados del PNT por dirigir el debate sobre la inmigración (ibídem: 9; Chatti, 2024). La dinámica top-down suele recibir una mayor atención académica (Van der Brug et al., 2015), pero en el caso tunecino se requiere una mejor comprensión de los matices de la interacción entre lo institucional y lo no institucional. Pese a algunas contribuciones recientes (véase Troncotă y Ioniță, 2022), la bibliografía existente sigue siendo limitada a la hora de abordar la convergencia de estas dinámicas (por ejemplo, Wilde, 2011).  

La creciente importancia que han adquirido los informes antiinmigración del PNT indica que las opiniones del partido pasaron de ser un tema marginal a determinar activamente la agenda del régimen. La colaboración entre el presidente Kaïs Saïed, el Ministerio del Interior y el PNT pone de relieve el hecho de que el régimen ha dotado de peso institucional a la politización bottom-up. En particular, este respaldo es fundamental en el marco de gobernanza de Saïed, quien se adjudica la legitimidad popular al tiempo que reafirma la credibilidad del PNT. El régimen afianza su legitimidad en el desmantelamiento de las instituciones representativas anteriores y defiende una «democracia auténticamente tunecina» (Geisser, 2023a). Acusando a las «élites corruptas» de traicionar el espíritu revolucionario, el presidente se ha posicionado como «responsable (...) del destino del pueblo tunecino, del que se considera la encarnación» (Gobe, 2022b: 13). Y, mezclando las narrativas del PNT con la política de Estado y presentando los informes del PNT como expresiones populares, define una agenda securitaria de la inmigración como si se hubiera impulsado de forma democrática, gozara de amplio respaldo y estuviera validada por las instituciones.

Asimismo, el caso tunecino evoca la intrincada relación existente entre politización y securitización (Bourbeau, 2011; Góra, 2021). Un aspecto decisivo es que esta relación depende del contexto y no debe definirse en términos absolutos (Bourbeau, 2013). Pese a su utilidad para comprender los debates sobre inmigración, la teoría de la securitización de la Escuela de Copenhague presenta considerables limitaciones, entre las que destacan tres: el papel activo del público receptivo, el énfasis excesivo en los «actos de habla» y la presunción de que la securitización da lugar necesariamente a políticas de excepción. Al respecto, cabe realizar algunas puntualizaciones.

En primer lugar, las interacciones entre el PNT y el régimen de Saïed cuestionan la división estática entre un público receptivo y un agente de securitización activo: «En lugar de considerar automáticamente a los agentes políticos como los iniciadores del proceso de securitización (...), estos pueden ser los iniciadores de una determinada política de seguridad en algunos casos y actores transmisores (por ejemplo, dando apoyo institucional a las demandas de seguridad por parte de los medios de comunicación o la audiencia) en otros» (Bourbeau, 2011: 46). Los medios de comunicación –especialmente las redes sociales– desempeñan un papel esencial. La actividad digital del PNT precedió a los cambios en el discurso oficial, lo que apunta a que el régimen aprovechó la popularidad del partido para calibrar la percepción de la opinión pública antes de adoptar posturas contrarias a la inmigración.

En segundo lugar, aunque el discurso presidencial del 21 de febrero es evidentemente un «acto de habla», la securitización había comenzado previamente, inserta en las más amplias campañas de politización del PNT. Estas campañas no se limitaron a los actos de habla, sino que incluyeron la presencia física in situ y los mensajes virales, que posteriormente se vincularon al discurso de Saïed. 

En tercer lugar, la teoría de la securitización se basa en una distinción rígida entre la política normal y la política de excepción. Sin embargo, tal como Kihato (2025: 14) sostiene para el caso de Kenya, la clasificación binaria de la «política normal» frente a la política «de excepción» oculta la intrincada red de dinámicas locales, nacionales y mundiales que determinan el panorama de la migración y la seguridad. En el caso de Túnez, cuando han transcurrido dos años desde el discurso del 21 de febrero, es evidente que la securitización de la inmigración cumple lo que señala Kihato, es decir, que la politización ha convertido la securitización en parte de la política normal y no de la política de excepción. Esto apunta a que trasladar una cuestión al campo de la seguridad no siempre la despolitiza. Por el contrario, una securitización eficaz suele requerir una legitimación pública continua a través de la politización (véase Hegemann y Schneckener, 2019). En lugar de sacar la migración del debate público, la securitización se apoya en la politización para legitimar medidas de excepción y convierte en la nueva normalidad lo que antes era excepcional.

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Notas:

1- El término «personas inmigrantes negras» identifica a quienes sufren la represión y discriminación del Estado. La mayoría proceden de países subsaharianos, sobre todo de África Occidental y, en menor medida, de África Oriental y Central. El Partido Nacionalista Tunecino (PNT) las denomina «subsaharianas» («Afriquia Janoub Al-Sahra»). El presidente habla principalmente de «inmigrantes irregulares», pero las personas migrantes blancas y occidentales quedan excluidas de esta categoría, pese a que muchas viven en Túnez sin permiso válido. Esto pone de relieve el uso racializado, impreciso pero eficaz, de la «irregularidad».

2- Entrevista a un economista de nacionalidad tunecina (agosto de 2024).

3- Entrevista a un miembro del personal de una organización internacional sobre migración (octubre de 2023).

4- Entre muchas narraciones en este sentido, un migrante burkinés describía así la manera en que la población tunecina lo protegía frente al hostigamiento policial en Sfax: «Veían a nuestros amigos que regresaban a casa del trabajo, y otras personas tunecinas decían: “No, no puedes volver a casa, la policía está allí; tienes que quedarte aquí. Ven, ven, voy a esconderte; tienes que quedarte aquí”». Entrevista a migrante subsahariano (julio de 2024).

5- Para un análisis de la interacción de la securitización y la politización en el marco de la política exterior de la UE, véase Góra (2021).

6- Cuando Ben Ali huyó del país el 14 de enero de 2011, se llevó a cabo una drástica reestructuración del Ministerio del Interior, que había representado la esencia de la represión del régimen autoritario (Hanau Santini y Cimini, 2019; Challand, 2023).

7- Se mantienen los principales enunciados de la teoría de la securitización de la Escuela de Copenhague –una corriente teórica dentro de los estudios de seguridad que surgió en la década de 1990– que ha sido criticada con razón por ser demasiado occidentalocéntrica y a menudo poco aplicable en contextos no occidentales. En la conclusión se analiza este aspecto con mayor detalle.

8- Véanse Bourbeau (2011 y 2013), Piedade (2016), Balzacq (2018) y Góra (2021).

9- Esta situación no es en absoluto exclusiva de Túnez. Véase el trabajo de Pacciardi (2023) sobre la doble racialización y la securitización de la inmigración en Italia durante la pandemia de la COVID-19.

10- Entrevista a un periodista tunecino (agosto de 2024).

11- En concreto, SOS animaux Tunisie, el grupo animalista más seguido en Facebook en Túnez.

12- Los principales fundadores y líderes del PNT. Entrevista a un periodista y activista tunecino de la sociedad civil (octubre de 2024).

13- Entrevista a una periodista y activista de la sociedad civil, de nacionalidad tunecina (octubre de 2024). A pesar de destacar los comportamientos xenófobos, cabe destacar los actos cotidianos de solidaridad de la población tunecina y la labor de organizaciones bien implantadas, como el Foro Tunecino de Derechos Económicos y Sociales (FTDES), que se oponen abiertamente al régimen y al discurso antiinmigración europeo. Sobre esto, véanse Matri y Córdova Morales (2024) y Ghione (2024).

14- En Sfax, el PNT recibió el firme apoyo y la amplificación de la diputada local Fatma Mseddi, contraria a la inmigración y favorable al régimen.

15- Entrevista a un periodista de nacionalidad tunecina (agosto de 2024). Texto de la petición en https://www.tnp.tn/عريضة-التخلص-من-الخطر-الأجصي-في-تونس/ [Traducción propia]

16- Esta amenaza inventada se vio reforzada por cifras falseadas sobre la población subsahariana irregular residente en el país. Mientras que las estimaciones la situaban ligeramente por encima de las 100.000 personas, el PNT afirmaba que eran 700.000 y algunas fuentes indicaban que alcanzaban el millón (Dahmani, 2023; Chatti, 2024: 62).

17- En árabe, este término se utiliza habitualmente para aludir a la ocupación israelí de Palestina (Utad, 2024).

18- Entrevista a un periodista y activista de la sociedad civil, de nacionalidad tunecina (octubre de 2024).

19- Véase la «campaña contra los asentamientos ilegales» del PNT en: https://www.tnp.tn/category/ajs/.

20- Entrevista a un periodista y activista de la sociedad civil, de nacionalidad tunecina (octubre de 2024).

Palabras clave politización, securitización, Túnez, migración, Partido Nacionalista Tunecino, dinámica ascendente, Kaïs Saïed

Cómo citar este artículo: Ghione, Lorenzo. «Politizar y securitizar la inmigración en el Túnez de Kaïs Saïed: dinámicas top-down y bottom-up». Revista CIDOB d’Afers Internacionals, n.º 140 (septiembre de 2025), p. 101-123 DOI: doi.org/10.24241/rcai.2025.140.2.101

Revista CIDOB d’Afers Internacionals, nº 140, pp. 101-123
Cuatrimestral (mayo-junio 2025)
ISSN:1133-6595 | E-ISSN:2013-035X
DOI: https://doi.org/10.24241/rcai.2025.140.2.101

Fecha de recepción: 21.01.25 ;  Fecha de aceptación: 09.05.25

Traducción del original en inglés: Camino Villanueva, Massimo Paolini y redacción CIDOB