Ciclo “¿Qué pasa en el mundo?” La crisis de Ucrania y la secesión de Crimea: nuevos escenarios en la relación entre Rusia y la Unión Europea
En el marco del seguimiento detallado que CIDOB está realizando de la crisis en Ucrania, se organizó una nueva edición del ciclo de conferencias “¿Qué pasa en el mundo?” dedicado a este asunto en colaboración con la Asociación de las Naciones Unidas en España (ANUE).
En el marco del seguimiento detallado que CIDOB está realizando de la crisis en Ucrania, se organizó una nueva edición del ciclo de conferencias “¿Qué pasa en el mundo?” dedicado a este asunto en colaboración con la Asociación de las Naciones Unidas en España (ANUE).
Xavier Pons, catedrático de derecho internacional público de la Universidad de Barcelona, y Carmen Claudín, investigadora senior asociada del CIDOB, debatieron–con la moderación de Eduard Segarra, presidente de la ANUE- sobre los interrogantes que plantea la cuestión de Crimea después de su anexión a Rusia y las consecuencias que tendrá para las futuras relaciones de Ucrania con la UE y con Rusia. El acto celebrado en la sede de CIDOB atrajo a un numeroso público. Carmen Claudín abrió la sesión proporcionando una serie de claves con las que contextualizar la crisis ucraniana y las relaciones con Rusia. En opinión de Claudín estamos en una fase más de un inacabado proceso de descolonización que se inició con el referéndum sobre la independencia celebrado el 1 de diciembre de 1991. Con un 84 por cien de participación y un 90 por cien de votos afirmativos, los resultados fueron contundentes. Claudín llamó la atención sobre los resultados en las regiones de Kharkiv, Luhansk, Donetsk y Crimea que si bien fueron algo más bajos -76, 84, 77, y 54 por cien respectivamente– fueron lo suficientemente holgados, incluyendo el 57 por cien de votos favorables cosechados en la ciudad de Sebastopol.
A continuación, Claudín destacó la importancia de las expectativas frustradas como consecuencia de la gestión que llevaron a cabo los líderes de la revolución naranja de noviembre de 2004 y cómo eso facilitó el retorno al centro de la escena política de Víktor Yanukóvich. La corrupción y la falta de mejoras en las condiciones de vida de los ciudadanos, han sido una constante en la Ucrania independiente. Sin embargo, es bajo el mandato de Yanukóvich cuando se alcanzaron, en opinión de Claudín, los niveles más altos de corrupción y desinterés por el bienestar de los ciudadanos. La gota que colmó el vaso de la paciencia de muchos de ellos fue la negativa de Yanukóvich a firmar el acuerdo de asociación comercial con la UE tras haber pasado meses insistiendo en que se firmaría. Tras la huída de Yanukóvich se creó un vacío de poder que obligó al establecimiento de un Gobierno provisional que, enfatizó la investigadora de CIDOB, debe ser legalizado y legitimado con las elecciones previstas para el 25 de mayo, aunque de celebración dudosa en las actuales circunstancias, particularmente en el Este de Ucrania.
Claudín se refirió a continuación a las razones profundas tras la reacción rusa. En primer lugar, el Kremlin considera que Ucrania forma parte –y esa es su terminología oficial- del “área de intereses naturales de Rusia”. De igual forma, en la acción de Moscú subyace la idea de la defensa de las minorías rusas estén donde estén que conduce, tal y como destacó Claudín, a un razonamiento que puede resumirse en la fórmula: “donde están mis compatriotas, estoy en mi derecho”. El Kremlin, además, emplea tres tipos de argumentos y justificaciones para su intervención: - El Gobierno interino de Kíev es ilegitimo y está dominado por fascistas que han dado un golpe de Estado. - Este golpe se ha producido gracias a la injerencia occidental, particularmente de la UE. - El Kremlin debe defender a las minorías rusófonas. En este punto, Claudín llamó la atención sobre la confusión interesada que promueve el Kremlin entre tres conceptos distintos como son los de ruso (étnico), rusófono y pro-ruso.
Claudín concluyó refiriéndose al pobre papel jugado por la UE, destacando la sorpresa de sus dirigentes ante el estallido del euromaidán y los problemas que se derivan de la falta de una visión común por parte de los europeos. Tal y como indicó, algunos Estados Miembros comparten la idea de que “efectivamente, se trata del patio trasero de Rusia”. Xavier Pons comenzó su intervención aseverando que la incorporación de Crimea a Rusia es irreversible. Moscú se ha saltado toda la legislación internacional, pero se impone un criterio de efectividad política contra el que cabe poca respuesta. El profesor Pons considera que la crisis de Ucrania puede dividirse analíticamente en tres fases sucesivas: - La primera centrada en las protestas del euromaidán de noviembre al 22 de febrero de 2014.- La segunda, consecuencia de la primera, serían las tres semanas que dura la anexión de Crimea a Rusia.- La tercera, réplica de la primera, pero filtrada por el desarrollo de la segunda, tiene como eje los sucesos en el Este de Ucrania desde principios de abril hasta la actualidad. En opinión de Pons es importante no perder de vista que el proceso que se vive en Ucrania es una crisis política interna y que, por consiguiente, el resto de Estados deben tratar de no interferir en su desarrollo. Enfatizó que, hasta el momento, no se han producido violaciones masivas de Derechos Humanos que puedan comportar una intervención internacional. No se ha producido una limpieza étnica ni ninguna otra situación que permita invocar el principio de “responsabilidad de proteger”. Desde una perspectiva de más largo plazo, el profesor Pons considera que la crisis de Ucrania forma parte de un movimiento de placas tectónicas geopolíticas, cuyas bases fueron puestas en Yalta en 1945, que sufrió una brusca ruptura en 1989-1991 con la caída del bloque soviético y cuyas réplicas en el espacio post-soviético estamos asistiendo en estos momentos. En el Memorando de Budapest de 1994, recordó el profesor Pons, Ucrania renunciaba a su arsenal nuclear y Rusia garantizaba su integridad territorial. El profesor llamó la atención sobre el papel de China y el resto de potencias emergentes en la crisis de Ucrania y su abstención tanto en la Asamblea General como en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. A pesar de todo, seguimos inmersos en una lógica de grandes potencias. No sabemos, dijo el profesor Pons, adónde nos conducirán estas réplicas sísmicas, pero sí sabemos que la debilidad del multilateralismo es perjudicial para la vigencia y aplicación de los principios del derecho internacional.
Durante el debate con el público, las cuestiones relativas a la legitimidad y legalidad del Gobierno interino en Kíev y los escenarios en la relación con Rusia centraron la mayor parte de las preguntas e intervenciones. Este evento se suma a la lista de publicaciones propias y actividades sobre la crisis de Ucrania que está realizando CIDOB. En este momento, CIDOB prepara una reunión en Kíev de veinte de los principales think-tanks europeos y expertos rusos para analizar los escenarios y el papel que pueden jugar los centros de investigación en esta crisis; y también sendos seminarios en Barcelona y Madrid con expertos ucranianos, rusos y europeos que contribuyan a un mejor conocimiento de la crisis a la audiencia especializada y público general de España. De igual forma, los investigadores de CIDOB que trabajan cuestiones relacionadas con el partenariado oriental de la UE y el espacio post-soviético –Carmen Claudín, Nicolás de Pedro y Elina Viilup- colaboran asiduamente con medios de comunicación (El País, El Periódico, El Mundo, Diari Ara, Canal 24 horas, TVE, TV3, 3/24, Cadena SER, RNE, RNE4, RNE5, Catalunya Ràdio, COPE) para analizar estas cuestiones.