Rodrigo Paz Pereira

Candidato presidencial (2025)
Editado por: Roberto Ortiz de Zárate Arce
Contra todo pronóstico, la primera vuelta presidencial del 17 de agosto de 2025 en Bolivia situó en cabeza, con el 32,1% de los votos, al senador Rodrigo Paz Pereira, candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC) e hijo de Jaime Paz Zamora, presidente socialdemócrata del país en 1989-1993. Tras librar una campaña austera que empezó con niveles marginales de apoyo y donde no pasó del tercer puesto en los sondeos, Paz Pereira dio la campanada y ganó el paso a la segunda vuelta del 19 de octubre, que disputará con el ex presidente Tuto Quiroga, aspirante de la Alianza Libre y receptor del 26,7%. Para el balotaje, Paz ya cuenta con el apoyo de Samuel Doria Medina, candidato eliminado de la alianza Unidad y quien según las encuestas era el favorito.
Sin un perfil profesional definido y con un bagaje político marcado por su apellido, Rodrigo Paz ofrece una Agenda 50/50 con políticas y estrategias para atajar la aguda crisis económica y financiera que padece Bolivia, y colocar la "política al servicio de la gente". El guarismo se refiere a que quiere repartir el presupuesto nacional a partes iguales entre el Estado central y las entidades territoriales con autonomía fiscal —los departamentos y los municipios—, en aras de una descentralización que debería administrar con más eficacia los ingresos disponibles, últimamente muy menguados por el desmoronamiento de la industria del gas. Lo que él llama una "redistribución fiscal justa".
Su plan de "reforma multidimensional", ajustado a la "crisis multidimensional" existente, contempla 14 reformas sectoriales y tres reformas estructurales —economía, instituciones y justicia, inclusive una eventual revisión de la norma suprema para eliminar la reelección presidencial, cuyo carácter indefinido el Tribunal Constitucional ya suprimió en 2023— que buscan pasar página al modelo implementado por el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de izquierda que gobernó Bolivia en 2006-2019 con el presidente Evo Morales y viene haciéndolo de nuevo desde 2020 con Luis Arce. Pero ahora, años de violento desgarro interno entre evistas y arcistas y la pésima situación económica han arrastrado al MAS al colapso, protagonizando uno de los hundimientos más estrepitosos que se recuerdan en la política mundial: en las presidenciales, su candidato, el arcista Eduardo del Castillo, quedó en sexto lugar, mientras que en las legislativas la formación ha pasado de 96 asambleístas a tener tan solo dos.
Gane quien gane en octubre, tendrá que hacer pactos transversales, recuperando así la práctica consolidada en las décadas anteriores al advenimiento de la hegemonía masista. De llegar a la Presidencia, Paz, quien en 2020 fue elegido senador en las listas de Comunidad Ciudadana, la alianza del ex presidente Carlos Mesa, y viene moviéndose en las coordenadas de un centro progresista difuso, asimilable al socioliberalismo, dispondrá de entrada de la mayoría simple del PDC, titular de 49 diputados sobre 130 y de 16 senadores sobre 36 en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
El posibilismo y la capacidad de diálogo acercan a Paz, Quiroga y Doria Medina. Los dos últimos negociaron un bloque unitario frente al MAS que sin embargo naufragó meses antes de las elecciones, mientras que el candidato presidencial de los democristianos en 2005 y 2014 no fue otro sino Quiroga; precisamente, a Quiroga le apoyó también en 2005 el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), el partido, hoy ya extinto, fundado por Paz Zamora y del que Paz Pereira, con vínculos con España, era entonces diputado. Si en 2025 el liberal Quiroga invoca un ajuste anticrisis de tipo enérgico o radical, Paz se muestra más pragmático o gradualista en sus planteamientos. En concreto, descarta explícitamente una petición de ayuda al FMI y ve su paquete estabilizador como una "transición". Caben pocas dudas de que muchos votantes decepcionados del MAS, de golpe evaporado, se han decantado ahora por la opción moderada del PDC.
(Texto actualizado hasta 29 agosto 2025).
BIOGRAFÍA
Trayectoria política bajo el peso del apellido paterno
La madre española del futuro dirigente, Carmen Pereira Carballo, le alumbró en 1967 en Santiago de Compostela, la capital de Galicia, uno de los muchos lugares de Europa y América en que transcurrió la larga etapa en el extranjero, mitad estadía académica mitad exilio político, de su padre, Jaime Paz Zamora, quien a su vez era sobrino en segundo grado del anterior presidente de la República Víctor Paz Estenssoro, líder histórico del Movimiento Nacional Revolucionario (MNR). Entonces de ideas filomarxistas y fundador en 1971 del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Paz Zamora sobrellevó con grandes peligros la persecución de las dictaduras militares de los generales derechistas Hugo Banzer Suárez y Luis García Meza.
En 1980 Paz Zamora sufrió al oeste de La Paz un accidente de aviación, posiblemente un atentado, del que salió con vida pero no ileso, pues las llamas le provocaron graves quemaduras en distintas partes del cuerpo y dejaron desfigurado su rostro. Todos los compañeros de vuelo del político perecieron en el siniestro. Por otro lado, su esposa Carmen se salvó también en un accidente aparatoso, este de tráfico, en Bogotá, Colombia. Rodrigo tenía un hermano menor, Jaime, y su natalicio en Santiago de Compostela le hizo acreedor de la doble nacionalidad hispano-boliviana. Su formación escolar transcurrió en colegios de distintos países, paradas sucesivas de su exiliado padre. El bachillerato lo completó en el Colegio San Ignacio, prestigioso centro privado de los jesuitas en La Paz, en 1986.
Para entonces, Bolivia vivía el quinto año de su recuperada democracia, dejando atrás un período extremadamente convulso de golpes militares en cadena y varios intentos frustrados de regresar al orden civil, y el presidente de la República era, por tercera vez desde la Revolución de 1952, el tío abuelo del joven, Paz Estenssoro. Con el predecesor de este, Hernán Siles Zuazo, Paz Zamora, ya decantado por la moderación socialdemócrata, fue vicepresidente de la República entre 1982 y 1984, mandato al que siguió su primera aspiración presidencial en las elecciones de 1985, cuando acabó tercero.
Las reseñas biográficas de Paz Pereira son muy parcas sobre sus actividades previas al arranque de su carrera política en las filas del MIR hace ahora 23 años. Un dilatado lapso de tiempo en el que su padre, llevando firmemente las riendas del partido, fungió de presidente de la República en el ejercicio 1989-1993 (a pesar de quedar nuevamente tercero en las urnas y muy lejos del preceptivo 50% de los votos, Paz Zamora fue investido presidente por el Congreso en virtud de un inopinado Acuerdo Patriótico con su antiguo enemigo, el general Banzer, jefe de la Acción Democrática Nacionalista, ADN) y candidateó a la Presidencia por tercera vez en las votaciones de 1997, que le dejaron en el cuarto lugar.
En la hoja de vida de Paz Pereira los medios han documentado una licenciatura en Relaciones Internacionales con mención en Economía y una maestría en Gestión Política, obtenidas ambas en la American University de Washington, D.C., aunque sin especificar fechas. También, que durante la presidencia de Banzer, en 1997-2001, cuando el MIR volvió a gobernar en coalición con la ADN, el treintañero se desempeñó como agregado comercial en la Embajada de Bolivia en España y encargado de negocios ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Ni la prensa boliviana ni los materiales de campaña del candidato, igualmente escasos, hacen mención de trabajo alguno en el sector privado. En el ámbito personal, Paz contrajo matrimonio con María Elena Urquidi Barbery y tuvo con ella cuatro hijos, Catalina, Alicia, Paulino y Elena.
Las elecciones generales del 30 de junio de 2002 marcaron el bautizo político de Paz Pereira y su entrada en la vida pública. En las votaciones al Congreso, el hijo del ex presidente resultó elegido diputado de la Cámara por Tarija. Este departamento era el terruño original de la familia Paz aunque no un bastión del mirismo, históricamente fuerte en Cochabamba, el lugar de nacimiento de Paz Zamora, quien por su parte hizo su cuarta y última tentativa presidencial, terminando en la cuarta posición con el 16,3% de los votos.
Desde la Cámara de Diputados, donde concretamente representaba a las provincias tarijeñas de Méndez y Avilés, Paz Pereira formó parte del sector legislativo que brindó apoyo al presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, del conservador MNR, durante la llamada guerra del gas, vasto conflicto político-social que en octubre de 2003 acabó tumbando a Sánchez de Lozada y menos de dos años después igualmente a su sucesor constitucional, el periodista e historiador Carlos Mesa Gisbert.
Paz fue reelegido en los comicios del 18 de diciembre de 2005, esta vez por la provincia cochabambina de Cercado, dentro de las listas de candidatos de Poder Democrático Social (Podemos), una alianza montada por la ADN y el Partido Demócrata Cristiano (PDC), cuyo postulante presidencial era el ex presidente (2001-2002) Jorge Tuto Quiroga Ramírez, procedente de la primera agrupación. El antiguo factótum de Banzer quedó segundo tras el triunfador, el líder del Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales Ayma.
En agosto de 2006 los Paz, padre de hijo, se quedaron sin partido porque la Corte Nacional Electoral (CNE) canceló la personalidad jurídica del MIR al no haber obtenido al menos el 2% de los votos en las elecciones para la Asamblea Constituyente, celebradas el mes anterior, y arrastrar una deuda de 42.000 dólares con el Estado; entonces, MIR, privado de su registro electoral, quedó a todos los efectos disuelto tras 35 años de existencia.
Paz Pereira agotó su mandato legislativo el 22 de enero de 2010 al concluir el período constitucional del viejo Congreso Nacional, al que tomó el relevo la Asamblea Legislativa Plurinacional consagrada por la nueva Constitución de 2009. En mayo de 2010 reanudó la representación electoral como concejal y presidente del Consejo Municipal de Tarija, recostado en la agrupación ciudadana Unidos para Renovar (UNIR). Cinco años después, en las elecciones municipales y departamentales del 29 de marzo de 2015, salió elegido alcalde de la ciudad de la región de los Valles, con sus más de 200.000 habitantes la octava más populosa del país así como florón de la industria nacional del gas, respaldado por el 55% de los votantes. El 30 de mayo siguiente tomó posesión del cargo.
Paz siguió siendo un hombre sin partido, aunque no descuidó el cultivo de una base proselitista local. En esta línea, en 2018 presentó la agrupación ciudadana tarijeña Primero la Gente (PG). Ese mismo año, rechazó cortésmente una invitación del vicepresidente de la República, Álvaro García Linera, para que se uniera al MAS. En las elecciones generales del 18 de octubre de 2020, repetición de las celebradas en octubre de 2019 (cuyo crispado desenlace había sido la caída forzada de Evo Morales, tachado de "impostor" y "soberbio" por Paz, y —temporalmente— el desalojo del MAS del poder), el hasta entonces edil se hizo con un mandato en la Cámara de Senadores. Su vehículo electoral fue Comunidad Ciudadana, la alianza centrista del ex presidente Carlos Mesa, que le incluyó en su lista para los tres escaños de Tarija.
El 22 de abril de 2025 el presidente del PDC, Roberto Castro Peñaranda, anunció que Paz era el candidato de la formación para la elección presidencial del 17 de agosto. Según Castro, en su partido, que en las elecciones de 2020 había secundado al líder derechista cruceño Luis Fernando Camacho Vaca, de Creemos (en las presidenciales 2019 el PDC se había decantado por Chi Hyun Chung, y en las de 2014 y 2005 por Tuto Quiroga), se estaba de acuerdo con que el senador por Tarija compartía con ellos "los valores democráticos y cristianos para recuperar la institucionalidad y la economía en favor del pueblo de Bolivia".
Al aceptar la postulación, Paz afirmó que el acuerdo era "para gobernar Bolivia, y no para que Bolivia sea gobernada por los mankagastos de los últimos 20 años", en alusión crítica al Gobierno del MAS. En mayo siguiente, Paz presentó como compañero de fórmula presidencial al presidente de la Federación de Empresarios Privados de Potosí, Sebastián Careaga Campos, pero pocos días después este anunció que prefería presentarse para senador por Potosí en las listas de Unidad, la alianza de Samuel Doria Medina. En su lugar, Paz reclutó para vicepresidente al ex capitán de la Policía Nacional Edman Lara Montaño, un oficial que en 2023 había si arrestado y expulsado del cuerpo por destapar la corrupción en su seno.
Propuestas para las elecciones presidenciales de 2025
En su Programa de Gobierno 2025-2030, titulado Agenda 50/50: Política al servicio de la gente, Rodrigo Paz parte de un diagnóstico y balance sumamente críticos de casi dos décadas de gobiernos del MAS.
Para él, el problema número uno, de alguna manera padre de todos los demás, es la conformación de lo que llama el "Estado tranca", es decir, "un Estado centralista basado en un sistema de gobierno en el que el poder y la autoridad se concentran en la administración central, la cual toma decisiones y controla las políticas y recursos para todo el país, relegando a los niveles subnacionales y en consecuencia desatendiendo las necesidades económicas, políticas y sociales de cada región".
Si en la actualidad el nivel central del Estado concentra "más del 80% del Presupuesto General", lo correcto sería según él que la cuota fiscal gestionada por las colectividades territoriales autónomas, a saber, los departamentos y los municipios (a los que se sumarían, por su estatus especial, las universidades públicas), fuera paritaria. De ahí el 50/50. Con su capacidad presupuestaria potenciada por la transferencia de autoridad tributaria desde el Gobierno central, las regiones y los ayuntamientos podrían concentrarse en la mejora y expansión de los servicios sociales, sanitarios y educativos.
El candidato del PDC dice que Bolivia enfrenta hoy una "coyuntura crítica excepcional", resultado de "dos décadas de despilfarro de los recursos financieros, dependencia extractivista, centralismo asfixiante y reformas institucionales inconclusas". Y continúa: "Si bien el período 2006-2019 [caracterizado por las robustas tasas de crecimiento económico] mostró avances sociales, no se resolvieron problemas estructurales como la corrupción, la inseguridad ciudadana, la falta de diversificación económica o la politización de la justicia y su constante desconexión del ciudadano, entre otros".
El crecimiento nulo, las exportaciones a la baja, la inflación desbocada al 25% anual, un déficit fiscal del orden del 10% del PIB y una deuda pública rayana en el 100% del PIB, la caída de las reservas internacionales y la escasez de divisas dibujan para Paz un cuadro pernicioso de "estanflación", "desequilibrios estructurales" y "dependencia de los commodities" que es necesario enfrentar. Pero además se suman, apunta el candidato, una crisis política, atizada en buena medida por la pugna paralizante entre Evo Morales y Luis Arce en el masismo, y una crisis judicial.
Ante este crudo panorama, la Agenda 50/50 de Paz plantea una serie de políticas y estrategias encuadradas en 14 "reformas sectoriales" y tres "reformas estructurales", que en conjunto someterían a Bolivia a la gran "reforma multidimensional", acorde a la "crisis multidimensional" que la aqueja. Las reformas estructurales mencionadas son: la implementación de un nuevo modelo económico según el esquema 50/50, que realizará la "redistribución fiscal justa"; la institucionalización y modernización del sector público; y la reconfiguración del sistema judicial.
Entre las reformas sectoriales, Paz formula: el acceso de la población a unos sistemas educativo, sanitario y de seguridad social "inclusivos, universales y de calidad"; la creación de fuentes de empleo estables en coordinación con el sector privado; la mejora de la calidad de vida de los sectores vulnerables de la sociedad (mujeres, niños, ancianos, personas con discapacidades, población LGBTI); la revisión del sistema penitenciario para primar la reeducación y reinserción social de los reclusos; el desarrollo sostenible y equilibrado de la industria minera, protegiendo a las comunidades rurales y los derechos de los pueblos indígenas; la promoción del turismo sostenible; o la reactivación de la exploración y explotación de los hidrocarburos, en paralelo a la promoción de la utilización de energías renovables.
De una mera más vaga o genérica, el aspirante presidencial se ha referido a un programa de créditos accesible y facilidades tributarias para ayudar a las familias e impulsar la economía formal, acompañados de un desarme arancelario para los productos foráneos que Bolivia no fabrique. A esto, Paz lo llama, no sin cierto deje populista, "capitalismo para todos" o "platita para todos".
A diferencia de Tuto Quiroga, su adversario en la segunda vuelta presidencial del 19 de octubre de 2025, Paz niega que la corrección de los desequilibrios financieros de Bolivia requiera ineludiblemente la asistencia crediticia del FMI u otros organismos internacionales, tan asociada a los ajustes rápidos y traumáticos para la población con bajos ingresos. "En Bolivia, si no roban, alcanza", asegura el abanderado del PDC. Tampoco pone énfasis en el recorte sin contemplaciones del gasto público para que las cuentas cuadren. Pero su diagnóstico del legado económico y político de los gobiernos del MAS es muy parecido.
Por ejemplo, ambos candidatos señalan a la falta de inversiones revitalizadoras en el sector hidrocarburífero y a los mínimos esfuerzos para diversificar la oferta externa y la clientela de estos mercados como razones de la drástica caída de los ingresos del Estado y su vulnerabilidad frente a las fluctuaciones a la baja en los precios internacionales de las materias primas que el país exporta, que son principalmente, además del gas, numerosos minerales: zinc, plata, estaño, oro, plomo, cobre, wolframio y otros, a los que debería sumarse en breve el muy estratégico litio del Salar de Uyuni, gigantesco yacimiento a caballo entre Oruro y Potosí.
Es crítica en particular la situación del gas de Tarija y Chuquisaca, cuya producción ha caído drásticamente en los últimos años por el encogimiento de las demandas argentina y brasileña, el paulatino agotamiento de los pozos en servicio (campos Margarita-Huacaya, Sábalo e Incahuasi) y la falta de incentivos fiscales para las exploraciones y prospecciones susceptibles de reponer el nivel de reservas. Paz en particular sostiene que el modelo extractivo está "agotado", resultando imperiosa la diversificación comercial. En su programa electoral, recuerda que en 2024 Bolivia, debido al desplome de la producción hidrocarburífera, tuvo que importar el 90% del diésel y el 58% de la gasolina para el autoconsumo, con el consiguiente impacto en las reservas y el volumen de dólares. Por otro lado, Paz y Quiroga coinciden en que hay que normalizar las relaciones con Estados Unidos y alejarse del bloque bolivariano.
(Cobertura informativa hasta 29/8/2025).
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