Jorge Quiroga Ramírez

Presidente de la República (2001-2002); vicepresidente (1997-2001)
Editado por: Roberto Ortiz de Zárate Arce
En 2025, a los 65 años de edad, el ex presidente (2001-2002) de Bolivia Jorge Tuto Quiroga ha regresado con brío al proscenio electoral del país sudamericano como postulante de la Alianza Libre. Presumiendo de "experiencia real para un país funcional y con futuro", defiende un plan inequívocamente liberal con siete grandes propuestas destinadas a "salvar Bolivia" de su pésima coyuntura económica, la inflación desbocada (al 25% anual), la escasez de dólares y combustible, y el elevadísimo déficit fiscal (del orden del 10% del PIB).
En la primera vuelta presidencial del 17 de agosto, Quiroga recibió el 26,7% de los votos y se situó a la zaga del senador Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), inesperado aspirante cabecero en lugar del favorito en los sondeos, Samuel Doria Medina de la alianza Unidad. En las legislativas, Libre sacó 39 diputados sobre 130, 10 menos que el PDC. En el balotaje del 19 de octubre se verán por tanto las caras dos adversarios, Quiroga y Paz, a los que no separan diferencias ideológicas insalvables y cuyos programas presentan algunas similitudes. "Un líder es aquel que piensa en función de Estado y a largo plazo, y está dispuesto a sacrificar popularidad en el corto plazo para cosechar bienestar para la gente en el futuro", reza en su Plan de Gobierno 2025-2030 Quiroga, quien añade: "no somos ni de derecha ni de izquierda, somos responsables y prácticos".
El ingeniero y economista Jorge Quiroga Ramírez alcanzó por primera vez la Presidencia de Bolivia en 2001, cuando siendo vicepresidente de la República sustituyó por enfermedad al antiguo dictador militar Hugo Banzer, su mentor político, fallecido poco después. En sus meros 12 meses de ejercicio constitucional, Quiroga, mandatario de transición con enfoques moderados y perfil tecnocrático, ejecutó un plan de reactivación económica y ajuste fiscal que disfrutó de una tregua en la conflictividad social pero que no alumbró resultados tangibles por la población.
Tras dejar la jefatura del Estado en agosto de 2002, el dirigente continuó en la primera línea de la política como conductor del partido nacionalista y conservador fundado por Banzer, la ADN, que bajo su liderazgo completó su transformación en una moderna fuerza de derecha promercado y reivindicado ideario social liberal, si bien el final del caudillismo banzerista terminó condenándolo al ocaso. En 2005 Quiroga candidateó a la Presidencia por la alianza Podemos y quedó segundo tras el ganador, el socialista Evo Morales, mientras que en su segunda tentativa, en 2014 y por cuenta del PDC, hubo de conformarse con el tercer puesto. En 2020 canceló la que iba a ser su tercera postulación para no contribuir a la dispersión del voto contrario al masismo, responsable este según él del "despilfarro" de los recursos públicos y de la "degradación" del país en el período 2006-2019.
Durante casi 20 años, Quiroga, político de oratoria ágil y contundente, con un estilo directo, fue un férreo opositor de los gobiernos izquierdistas del MAS, partido predominante pero finalmente fracturado con el consiguiente descalabro en las urnas, bajo las presidencias discontinuas de Morales (derrocado en 2019) y Luis Arce (elegido en 2020); en el ínterin, trabajó muy brevemente para la Administración conservadora de Jeanine Áñez en el plano internacional.
Durante la campaña electoral de 2025, ensombrecida por episodios de violencia política enmarcados en la virulenta reyerta Morales-Arce y en la que circularon fake news maliciosos contra su persona, Quiroga ha enfatizado la necesidad de reactivar la economía "con biotecnología, exportaciones y empleo joven"; de reducir el gasto público tirando de "motosierra, machete y tijera", lo que evoca la terapia de choque; de unificar el tipo de cambio del boliviano con la asistencia crediticia del FMI (sitúa el monto de ese préstamo stand-by entre los 2.000 y los 4.000 millones de dólares); de acelerar la digitalización del Estado, profundizar las autonomías departamentales y descentralizar los servicios de salud y educación; y de combatir en firme la corrupción y la narcocriminalidad.
Tuto promete una estrategia de "cocaína cero", pero respetando la hoja de coca tradicional, así como "resucitar" la industria del gas, otrora boyante y hoy comatosa, vía bajada de impuestos a las nuevas exploraciones y clarificar el potencial del litio, el mineral estratégico codiciado por todos y que Bolivia atesora en el gigantesco yacimiento del Salar de Uyuni. Aquí, ha hablado de levantar en todo el occidente boliviano, desde El Alto a Potosí, numerosos "centros de manufactura" de baterías de litio, generando "decenas de miles de empleos".
Ofrece asimismo "darle propiedad a la gente" con la participación masiva de los ciudadanos en el accionariado de las empresas del Estado a través de títulos de valor transferibles. "Si las empresas son nuestras, deben ser realmente del pueblo", arguye al defender esta innovadora fórmula de "propiedad popular". En la política exterior, el candidato, figura prominente de los movimientos conservadores de América Latina, propugna una "inserción internacional" de Bolivia que pasa por romper amarras con el bloque bolivariano, "despolitizar" la diplomacia y aproximarse a Estados Unidos. Esto último, no obstante el repudio que le merecen los aranceles de Trump, que en el caso de Bolivia se sitúan en un rango moderado, del 10%.
(Texto actualizado hasta 26 agosto 2025).
BIOGRAFÍA
1. Lugarteniente y sucesor de Hugo Banzer
2. Contrincante de Evo Morales en 2005 con la alianza Podemos
3. Segunda tentativa presidencial en 2014 de la mano del PDC y roles en la caída de Morales y en el Gobierno de Jeanine Áñez
4. Pinchazo electoral en 2020 y regreso con fuerza en las presidenciales de 2025 con la Alianza Libre
1. Lugarteniente y sucesor de Hugo Banzer
Tras completar el bachillerato en el colegio La Salle de Santa Cruz de la Sierra, su familia, radicada de Cochabamba, le envió a cursar estudios superiores en Estados Unidos. Allí recibió su formación universitaria, hasta obtener la graduación summa cum laude en Ingeniería Industrial en el College Station de la Universidad A&M de Texas y posteriormente una Maestría en Administración de Empresas en la Universidad St. Edward's de Austin, siempre con brillantes calificaciones. Desde 1981 trabajó también como ingeniero de sistemas para el gigante informático IBM en la citada capital texana, acogido al Programa de Entrenamiento de Mercado, y en 1988, dos años después de sacarse el MBA, retornó a su país para incorporarse al sector privado.
Perfecto exponente de las nuevas élites de la derecha liberal de estirpe europea, formadas en Estados Unidos y con el inglés como segundo idioma, así como dotado para los números, el joven Quiroga desarrolló por unos meses su especialidad de econometría en la empresa minera Mintec y en el Banco Mercantil de Bolivia, donde ejerció de vicepresidente de Proyectos e Inversión, antes de entrar en la política y la función pública. Según fuentes periodísticas locales, la influencia del futuro ministro de Exteriores Carlos Iturralde Ballivián fue instrumental para su ingreso en el partido derechista Acción Democrática Nacionalista (ADN).
La ADN estaba liderada por Hugo Banzer Suárez, antiguo dictador militar (1971-1978), luego varias veces candidato frustrado a la Presidencia y que ahora, en 1989, entraba por primera vez en el Gobierno aliado con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), cuyo líder, el socialdemócrata Jaime Paz Zamora, se convirtió en presidente por investidura congresual. Aquel mismo año, Quiroga fue contratado para labores de asesor por la Cancillería y contrajo matrimonio con la estadounidense Virginia Gillum —la pareja iba a tener cuatro vástagos entre 1990 y 1999, Vanesa, Cristina, Adriana y Cristian—. Pronto, entró en el Ejecutivo como subsecretario de Inversión Pública y Cooperación Internacional dentro del Ministerio de Planeamiento.
En 1990, con 30 años de edad y heredero del sobrenombre familiar, Tuto, portado por su padre, el también ingeniero Jorge Quiroga Luizaga, Quiroga Ramírez fue nombrado subsecretario de Inversión Pública y en marzo de 1992 ministro de Finanzas, cargo que ocupó durante ocho meses y que le convirtió en uno de los gobernadores del Banco Mundial y el FMI, amén de responsable de conducir las negociaciones con el Gobierno de Estados Unidos para la reducción de la deuda externa bilateral. Hasta el final de la administración de Paz Zamora en agosto de 1993, Quiroga se desempeñó asimismo como gobernador de la Corporación Financiera de Inversiones (CFI), director de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y secretario nacional de Política Social.
Las elecciones generales de junio de 1993, ganadas por el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) del liberal Gonzalo Sánchez de Lozada, supusieron el retorno de Quiroga al sector privado y de paso reforzaron su peso político en la ADN. Banzer ya le encomendó la dirección de la campaña electoral de aquel año y en 1995 le promovió a la subjefatura nacional del partido y a miembro del Comité Político adenista.
La carrera política de Quiroga, que hasta entonces había carecido de un mandato popular, experimentó un salto cuando en 1997 Banzer le escogió para secundarle como candidato a vicepresidente en las elecciones del 1 de junio, además de volver a dirigir la campaña adenista. Tras cinco intentos fallidos, el antiguo general golpista consiguió imponerse con el 22,8% de los votos y, con su investidura por el Congreso Nacional el 5 de agosto y su toma de posesión un día después, Quiroga comenzó también su andadura al frente de la segunda magistratura de la nación, que llevaba implícita la Presidencia Nata del Congreso.
A sus 37 años, Tuto Quiroga se convirtió en el más joven vicepresidente en la historia de Bolivia. Se aseguraba que al veterano y experimentado Banzer, siempre preocupado por borrar su estigma de dictador, Quiroga le interesaba sobre todo por su pulcro pasado apolítico, su imagen moderna, eficiente y dinámica, y su ortodoxia económica, todo lo cual iba a resultar del agrado de Estados Unidos. Para la opinión pública nacional, Quiroga se trataba de un gestor brillante y honesto, aunque quiza demasiado frío, serio y hecho a los modos anglófonos como para convertirse en un político carismático a la usanza local. Para contrarrestar esta percepción, el currículum oficial del vicepresidente insistía en su devoción por todo tipo de prácticas deportivas, como el fútbol, el baloncesto y la escalada de los picos andinos.
El caso fue que en los años siguientes Quiroga llegó a identificarse con la gestión puramente tecnocrática, como la promoción del plan gubernamental para la exportación de gas natural a California (de la que se esperaban obtener ingresos anuales por valor de muchos cientos de millones de dólares) y Banzer no le prodigó gestos de confianza como para certificarle en la condición de delfín. Quiroga nunca ocultó su aspiración presidencial de cara a 2007, ya que la Constitución boliviana impedía al presidente y al vicepresidente la reelección para un segundo mandato consecutivo.
Sin menoscabo de esta perspectiva electoral, la Presidencia de la nación acabó en las manos de Quiroga un año antes de concluir su ejercicio como vicepresidente. El 1 de julio de 2001 Banzer, de 75 años, fue internado en un centro médico de Washington y allí le diagnosticaron un cáncer múltiple de pulmón e hígado. Ese mismo día, Quiroga (quien por cierto tenía planeado unirse a una expedición para escalar el Sajama, el monte más alto de Bolivia, y disputar en su cumbre un partido de fútbol) tomó las funciones de la jefatura del Estado con carácter interino, hasta que pudiera determinarse el alcance de la enfermedad de Banzer y su capacidad para completar su mandato constitucional en la fecha del 6 de agosto de 2002.
En las semanas que duró esta incertidumbre, y aún después de que el Gobierno confirmara, el 27 de julio, la dimisión de Banzer para el 6 de agosto, el vicepresidente se abstuvo de hacer comentarios sobre la cuestión, si bien salieron a relucir tensiones internas en la ADN, donde los dirigentes veteranos más ligados al banzerismo acusaron a los cuadros jóvenes de promover un "golpe constitucional" para llevar a Quiroga al despacho presidencial aprovechando la dolencia de su todavía titular.
El 6 de agosto Banzer renunció oficialmente a su cargo ante el Congreso y al día siguiente Quiroga recibió los atributos en la Casa de la Libertad de Sucre, la capital constitucional del país, y prestó juramento como presidente constitucional hasta el 6 de agosto de 2002. En su discurso inaugural, el flamante mandatario subrayó determinados logros de su predecesor, como la campaña de desarraigo de las plantaciones de coca (el llamado Plan Dignidad, muy grato a Estados Unidos pero que tenía soliviantado al campesinado cocalero del Trópico de Cochabamba), y reconoció que la economía nacional atravesaba un momento difícil.
Para reimpulsar el crecimiento y elevar los índices de desarrollo humano del país, los más bajos de Sudamérica, Quiroga presentó un ambicioso plan anticrisis, popularmente conocido como Plan Tuto, que debía producir resultados en cinco meses a partir de una férrea política fiscal y medidas de emergencia para la generación de empleo.
A un plazo más largo, el Ejecutivo tenía que favorecer el crecimiento sobre la base de las inversiones extranjeras y las inversiones contempladas por la Ley del Fondo Especial de Reactivación Económica (FERE). Para esta expectativa positiva contaban las futuras ventas de gas a Brasil, Estados Unidos, México y otros países. Optimista, Quiroga sostenía que Bolivia estaba en condiciones de convertirse en un gran suministrador de energía para toda América, una vez se obtuviera una salida al océano Pacífico —eterna reclamación nacional desde el despojamiento de todo el Litoral por Chile al cabo de la Guerra del Pacífico en 1884— y se construyera el imprescindible gasoducto.
La detallada propuesta de recuperación recibió una buena acogida por los distintos agentes económicos y sociales al combinar las recetas liberales y la sensibilidad social, bien expuesta en el Diálogo Nacional inaugurado por Banzer para involucrar a la sociedad civil y a los poderes locales en la asignación de recursos públicos para combatir el subdesarrollo.
La poderosa Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), artífice de la gran movilización social contra la pobreza en abril y octubre de 2000, concedió una tregua a Quiroga mientras se negociase un acuerdo definitivo que diese satisfacción a las demandas del sector. El propio Quiroga solicitó una pausa en la conflictividad social hasta final de año para "dialogar y trabajar" en lugar de "bloquear y reprimir". Deseando el final de las dinámicas de empobrecimiento y división, el presidente plantó que el diálogo sin presiones guiaría su Gobierno, que siguió siendo de coalición con el MIR y la Unión Cívica Solidaridad (UCS).
Año de transición más que de concreciones para los principales partidos políticos, que llegaron a la fecha del 30 de junio de 2002 con la convicción de disputar unas elecciones muy abiertas, pero también para el conjunto de la ciudadanía, esta percepción impidió que la falta de avances apreciables desde el relevo de Banzer (fallecido el 5 de mayo) en la triple lucha del Ejecutivo contra la crisis económica y la pobreza, la corrupción y la criminalidad desembocara en una crítica generalizada a Quiroga, de cuya efímera gestión no se esperaba otra cosa que continuidad, seriedad y buenas intenciones.
En vísperas de la despedida presidencial de Quiroga, el Fondo de Población de las Naciones Unidas informó que Bolivia seguía siendo, un año más, el país más pobre de Sudamérica, con un crecimiento económico de sólo el 1,7% en 2001 y un PIB por habitante de menos de 1.000 dólares. El informe destacaba que entre 1992 y 1999 la población bajo el umbral de la pobreza se había reducido del 71% al 59%, aunque en términos absolutos la indigencia extrema había aumentado, además de que en las zonas rurales el subdesarrollo humano afectaba a la inmensa mayoría de los habitantes.
Por su parte, el Gobierno de Estados Unidos, que en los años anteriores había tributado encendidos elogios a Banzer, expresó ahora su descontento por las concesiones que el nuevo presidente estaba haciendo a los productores cocaleros para ahorrarse conflictividad social. Según Washington, el enfoque apaciguador de Quiroga en el marco el Plan Dignidad estaba aminorando el ritmo de erradicación de cocales y permitiendo la continuidad de varios mercados ilegales en el Trópico de Cochabamba, sobre los que las autoridades bolivianas harían la vista gorda. Así, a mediados de 2002 aún quedaban más de 6.000 hectáreas de plantaciones ilegales en la provincia de Chapare y el resto del Trópico de Cochabamba.
El mandatario rechazó estas críticas y argumentó que el histórico esfuerzo por romper con el circuito económico de la planta de coca y su derivado químico procesado en el extranjero, la cocaína, iba a continuar "por convicción interna y no por presiones externas". De paso, Quiroga demandó a Estados Unidos y en general a los países ricos del Norte que contribuyeran a sufragar esta onerosa empresa, la cual estaba causando un enorme quebranto a las pequeñas economías locales e incluso víctimas mortales, debido a los frecuentes disturbios violentos. Los países ricos podían y debían estimular el desarrollo de cultivos alternativos, apuntaba Quiroga, abriendo sus mercados agrícolas a las exportaciones bolivianas.
Esta particular exigencia del dirigente boliviano caracterizó su discurso en la II Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, América Latina y el Caribe, celebrada en Madrid en mayo de 2002. En tanto que presidente de turno del Consejo Presidencial de la Comunidad Andina y organizador de su reunión extraordinaria en Santa Cruz de la Sierra el 30 de enero anterior, Quiroga se erigió en portavoz de una organización de integración regional que perseguía, sin resultado hasta la fecha, un Acuerdo de Asociación con los europeos.
Quiroga abrió ciertas distancias del proceso electoral en ciernes. Sus movimientos internos en la ADN se dirigieron más bien a apuntalar su control sobre el mismo, con vistas a su hipotética postulación presidencial en 2007, y a una modernización ideológica en la nueva época que se abría. Así, el 3 de marzo de 2002 fue elegido jefe nacional de la ADN por la Asamblea Nacional del partido en sustitución del agonizante Banzer y consiguió que tres hombres de confianza y exponentes del sector renovador ocuparan sendas subjefaturas.
En añadidura, la Asamblea Nacional adenista aprobó la reforma de los estatutos partidarios y sopesó introducir cambios de sigla y de doctrina para acomodarlas al pensamiento de Quiroga, a quien la prensa de Santa Cruz definió como un "socialdemócrata liberal" con unas aspiraciones renovadoras un poco al estilo de la Tercera Vía pregonada por el laborista británico Tony Blair.
Confirmando los pésimos pronósticos, el candidato del oficialismo adenista, el ex alcalde de La Paz y ex ministro de Exteriores Ronald McLean Abaroa, sólo obtuvo el 3,4% de los votos y fue superado por seis contrincantes, mientras que en los comicios al Congreso el partido no fue capaz de conservar más que cuatro diputados y un senador. No obstante el desastre electoral, previsible tras la desaparición de quien había fundado y dirigido la formación nacionalista como un proyecto personal de tintes caudillistas, por el momento la ADN no experimentó convulsiones fácticas.
Quiroga resolvió entonces que el grupo de diputados adenistas votara por el ex presidente Sánchez de Lozada y cerrara el paso a Evo Morales Ayma, líder del Movimiento al Socialismo (MAS), pujante líder indígena de los cultivadores de coca y referente de un sentir antiestadounidense en alza, en la investidura presidencial del 4 de agosto por el Congreso, preceptiva al no conseguir ningún postulante la mayoría absoluta en la elección directa. A pesar de este apoyo, y pese también a la relativa cercanía ideológica a los emenerristas (algo más escorados al centro), la ADN no fue invitada a formar parte del Gabinete de coalición formado por Sánchez.
2. Contrincante de Evo Morales en 2005 con la alianza Podemos
Con Quiroga al mando, la ADN no consiguió mantener su cohesión interna ni zafarse de los escándalos de corrupción en su seno, aunque sí experimentó una potente reviviscencia electoral, a la postre fugaz. En septiembre de 2004 el ingeniero renunció a la Jefatura Nacional adenista, transferida a Mauro Bertero Gutiérrez, hasta entonces secretario ejecutivo de la agrupación, y posteriormente inscribió su candidatura para las elecciones presidenciales de diciembre de 2005.
Dichas elecciones fueron convocadas de resultas de la caída de Sánchez de Lozada en la violenta protesta popular del otoño de 2003, a la que siguieron la también truncada presidencia de Carlos Mesa Gisbert —víctima consecutiva de la reanudada guerra del gas— y la presidencia puente de Eduardo Rodríguez Veltzé. Precisamente, los trágicos sucesos de 2003 fueron analizados por Quiroga en su libro Bolivia: la democracia en crisis.
Para las votaciones de 2005, la ADN articuló la alianza Poder Democrático Social (Podemos) con el Partido Demócrata Cristiano (PDC), dupla a la que se asoció también el MIR de Paz Zamora. Acompañado por la periodista María René Duchén Cuéllar como candidata a la Vicepresidencia, Quiroga competía en el campo del centro-derecha con Samuel Doria Medina por la Unidad Nacional (UN) y Michiaki Nagatani Morishita por el MNR, fragmentación de este lado del espectro ideológico que puso en bandeja la victoria de Evo Morales, el carismático líder masista.
Durante la campaña electoral, Morales retrató a Quiroga como "el candidato de la Embajada de Estados Unidos", mientras que este puso a aquel de mero subordinado del venezolano Hugo Chávez. Entre sus propuestas, el candidato de Podemos hizo hincapié en la recuperación de inversiones foráneas y en el destino de más ingresos fiscales de la industria gasífera a la financiación de programas sociales.
El 18 de diciembre de 2005 Morales se impuso en la liza electoral con un contundente 53,7% de los votos, mientras que Quiroga, cuyo apodo, Tuto, apareció como nombre identificativo de su candidatura en las papeletas de sufragio, quedó segundo con el 28,6%. En el Congreso, Podemos se erigió como la principal fuerza de la oposición al nuevo Gobierno izquierdista del MAS, inaugurado en enero de 2006, con 43 diputados y 13 senadores. A pesar de este éxito relativo, ya que las elecciones de 2002 habían dejado a la ADN sumida en la virtual irrelevancia, Quiroga perdió el interés en su partido, desvinculándose del mismo, y se concentró en el liderazgo de Podemos como nueva plataforma política firmemente anclada en la oposición al Gobierno de Morales.
Así, Podemos denunció ante la OEA el mecanismo concebido por el MAS, calificado de contrario a los usos democráticos, para lanzar el proceso constituyente que en marzo de 2009 habría de alumbrar el Estado plurinacional de Bolivia, y fue un incesante detractor de las íntimas relaciones de Morales con la Venezuela Bolivariana, desarrolladas en el marco del ALBA y que para el líder de la oposición boliviana suponían entregar el país a la "tutela" y las "injerencias" de Chávez
En las elecciones de agosto de 2006 a la Asamblea Constituyente, Podemos confirmó su primacía opositora haciéndose con 60 de los 255 asambleístas, 77 menos que el poderoso MAS. Quiroga recalcaba que su grupo también deseaba reformar la Constitución y en profundidad, para "cambiar el régimen económico y judicial", desarrollar las autonomías departamentales e integrar a las poblaciones indígenas, ejes que serían de un "nuevo pacto social", pero, a diferencia del masismo, él quería que todo esto se hiciera "con respeto a la democracia, la ley y los poderes constituidos".
Cuando el referéndum revocatorio del 10 de agosto de 2008, que supuso la ratificación de Morales en la Presidencia y de Álvaro García Linera en la Vicepresidencia con un 67% de votos favorables, Quiroga reclamó el no a la pregunta a los electores sobre si estaban "de acuerdo con la continuidad del proceso de cambio" porque en la consulta, apoyada de hecho por Podemos, la nación se jugaba detener o impulsar el "proyecto totalitario" diseñado por un presidente que había hecho de Bolivia un "satélite puro, absoluto y completo del modelo chavista".
Solo ocho días después del referéndum que sirvió para consolidar a Morales en el poder, la Corte Electoral le retiró la personalidad jurídica a Podemos con la explicación de que la organización no había facilitado el registro de sus militantes. Este revés administrativo-judicial y la fuga de importantes cargos que habían criticado la decisión de Quiroga, valorada como un gran error estratégico, de impulsar la consulta revocatoria en el Senado dejaron herida de muerte a Podemos, que meses después desapareció como alianza política, continuando en lo sucesivo la ADN y el PDC por separado. El proyecto de Quiroga de hacer de Podemos un partido unificado devino fracaso.
Quiroga, sin un mandato representativo en las instituciones republicanas, vio algo rebajada su notoriedad política doméstica, si bien mantuvo una presencia muy destacada en el análisis de los temas de actualidad, los medios de comunicación, la academia y las palestras internacionales. Comentarista político, ponente y conferencista regular en una serie de foros globales y grupos de reflexión como el Foro Económico Mundial, el Club de Madrid, el Inter-American Dialogue, el Inter-Action Council y la Misión Presidencial Latinoamericana y del Caribe (MPLC), Quiroga desarrolló asimismo la faceta de consultor privado en los ámbitos de la ONU, la OEA y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Posteriormente, en 2016, Quiroga iba a ingresar en la junta directiva de Freedom House, organización con sede en Washington, DC y dedicada a la promoción de la democracia, las libertades políticas y los derechos humanos, desde la cual el directivo boliviano dejó clara su preocupación por la situación de los disidentes en Cuba, los perseguidos políticos en Venezuela, la deriva dictatorial en Nicaragua y la situación política en su propio país. En 2018 la OEA iba a encomendarle encabezar las misiones de observación electoral en Ecuador y Honduras, compartiendo tarea con el ex presidente dominicano Leonel Fernández. Quiroga figuró además en el equipo de analistas y expertos del Woodrow Wilson International Center de Washington, DC. Aparte, el ex presidente dirigía en casa la ONG FUNDEMOS, puesta en marcha en 2002 para el estudio de políticas públicas y el fomento de la educación, el desarrollo social y los valores democráticos en Bolivia.
En el marco de la pura actualidad nacional, Quiroga enfrentó en 2010 unos cargos penales de difamación, calumnias e injurias por haber declarado en 2009, a raíz del asesinato del empresario Jorge O´Connor, presidente de un consorcio contratado por Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), que la gerencia del Banco Unión había convertido esta sociedad financiera del Estado en "la lavandería de recursos chavistas, de corrupción y de dinero mal habido para uso del Gobierno". En septiembre de aquel año el tribunal paceño que le juzgó declaró a Quiroga culpable y le impuso una sentencia de dos años y ocho meses de prisión, a cumplir en la cárcel de San Pedro, condena que de hacerse firme le impediría postularse a cargos públicos en el futuro. Sin embargo, el reo en primera instancia emprendió un exitoso proceso de apelación que dejó efectivamente congelada su sentencia.
3. Segunda tentativa presidencial en 2014 de la mano del PDC y roles en la caída de Morales y en el Gobierno de Jeanine Áñez
Desde el naufragio de Podemos, Quiroga se consideró a sí mismo un activo político sin partido, un independiente. En las elecciones generales de diciembre de 2009 no participaron ni Quiroga, replegado a un segundo plano, ni Podemos, ya extinto. En las presidenciales, Morales conquistó la reelección con un aplastante 64,2% de apoyos populares frente a Manfred Reyes Villa, de la Nueva Fuerza Republicana, y Samuel Doria Medina. El PDC no presentó candidatos a la flamante Asamblea Legislativa Plurinacional, sucesora del viejo Congreso Nacional, y la ADN, prácticamente evaporada, tampoco concurrió.
En 2013 Quiroga arremetió contra la decisión del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) de permitir a Morales presentarse por tercera vez a la Presidencia en las elecciones de 2014, vía libre judicial que el antiguo mandatario tachó de "golpe a la democracia". Quiroga también tenía decidido presentarse a esa elección, y esta vez su vehículo orgánico fue el PDC, cuya invitación aceptó gustoso. La abogada y activista quechua Tomasa Yarhui Jacomé, ministra de Asuntos Campesinos y Pueblos Indígenas y Originarios de Bolivia en 2002, fue la persona escogida para secundarle en el binomio presidencial.
El discurso de regeneración democrática, defensa del libre mercado y censura de cómo estaba manejando el Gobierno del MAS la industria del gas y las reservas del Banco Central —en unos años de fuerte crecimiento del PIB por la alta cotización en los mercados de varias de las exportaciones punteras de sector primario (hidrocarburos, zinc, estaño, soja), el tirón del gasto público y el crecimiento del mercado interno— sedujo poco al electorado, que el 12 de octubre de 2014 relegó a Quiroga a un discreto tercer lugar con poco más del 9% de los votos. Doria Medina, segundo, tampoco pudo con Morales, renovado presidente hasta 2020 con el 61,4% de los sufragios.
Los 10 diputados sacados en esta ocasión por el PDC, 22 menos que la coalición de Doria Medina, devolvieron a esta colectividad a la Asamblea y dieron nuevos ímpetus al discurso opositor de Quiroga, que en febrero de 2016 celebró la derrota de Morales en el referéndum sobre las enmiendas constitucionales que le habría permitido optar la tercera reelección consecutiva en 2019.
Sin embargo, el presidente se salió a posteriori con la suya porque en noviembre de 2017 el TCP, en respuesta a un recurso presentado por el grupo parlamentario de su partido, y para escándalo de Quiroga y los demás jefes opositores, declaró "inconstitucionales" los artículos de la misma ley suprema que fijaban en dos el número de ejercicios presidenciales, de manera que Morales quedaba habilitado para optar a la reelección continua sin limitaciones, por de pronto hasta 2025. Quiroga reiteró el latiguillo del "golpe a la democracia".
En septiembre de 2018, en una decisión inesperada que el oficialismo presentó como un gesto de magnanimidad democrática pero que era indisociable del inminente fallo de la Corte Internacional de La Haya en la demanda interpuesta por Bolivia para obligar a Chile a dialogar sobre un acceso soberano al mar, Morales concedió una amnistía presidencial a Quiroga y al también ex presidente Mesa, procesado por la justicia igualmente y quien a diferencia de Quiroga confirmó su candidatura presidencial en 2019, por la coalición Comunidad Ciudadana. En cuanto al PDC, postuló al pastor evangélico de origen surcoreano Chi Hyun Chung.
Quiroga jugó un papel incierto pero al parecer determinante en el desenlace de la gran crisis política nacional desatada en octubre de 2019 al cabo de las ya tensas elecciones generales, cuyo ganador en la primera vuelta fue, según los datos del Tribunal Supremo Electoral, Evo Morales con el 47,1% de los votos, seguido de Mesa con el 36,5%. La oposición denunció un gran fraude del que la OEA halló indicios y el Gobierno enfrentó una furibunda protesta ciudadana, que los masistas no pudieron contrarrestar.
Activo en las movilizaciones, Quiroga dirigió desde la pacense Plaza de Murillo, sede del Gobierno, el siguiente mensaje a Morales, el cual intentó desactivar la algarada anunciando la repetición de las contestadas elecciones: "Debe entender que el pueblo boliviano le está diciendo que debe irse (…) El pueblo va a llegar a palacio por la vía democrática, pacífica y constitucional, con Carlos Mesa presidente, no con insurrecciones, porque el único golpista fue Evo Morales. Él desconoció el referéndum del 21F [febrero del 2016], cuando Bolivia le dijo no", afirmó Quiroga.
Según reportes de la prensa boliviana y su propio testimonio, Quiroga, no obstante carecer de cualquier autoridad institucional ni ocupar cargo público alguno desde el que emitir órdenes, con el fin de "reponer el orden" y "pacificar el país", "gestionó" ante el Comando General de la Fuerza Aérea Boliviana el permiso de aterrizaje y despegue del avión mexicano que el 11 de noviembre sacó a Morales, desvalido por la cúpula militar y acorralado por los disturbios callejeros, de su refugio en Cochabamba para trasladarlo al exilio.
El abandono del cargo presidencial por Morales, precedido del envío de una nota de dimisión a la Asamblea y detonante de un vacío de poder por las renuncias en cadena de los altos cargos institucionales del MAS, desembocó en la sucesión constitucional en la persona de la segunda vicepresidenta del Senado, Jeanine Áñez Chávez, una política de la oposición conservadora, quien el 12 de noviembre se proclamó presidenta interina del país.
Según fuentes periodísticas, Quiroga, a través de un equipo de abogados cercanos, contribuyó al aval del relevo en la Presidencia por los magistrados del TCP, si bien el tribunal no llegaría a publicar un pronunciamiento, fuera sentencia, declaración o auto, que respaldara expresamente la sucesión legal entre Morales y Áñez. Lo que el 12 de noviembre el TCP sí emitió fue un comunicado en el que invocaba la resolución especial de 2001 por la que el entonces vicepresidente Quiroga había asumido la Presidencia de la República por la incapacidad de Banzer.
En 2021 Quiroga, en una entrevista para la CNN, iba a despacharse a gusto con su versión de lo sucedido en aquellas turbulentas jornadas de noviembre de 2019. Según él, el "tirano", "fraudulento" y "cobarde" Morales, el día que se fugó del país, "lloraba como un niño lo que no supo defender como hombre". Y que su "cobardía ante la crisis", transcurridos dos años desde entonces, Morales la quería "convertir en valentía retroactiva, que es doble cobardía, justificando que fue víctima de un golpe".
El 2 de diciembre de 2019 la presidenta Áñez, mientras conseguía amortiguar las protestas de los militantes masistas, nombró a Quiroga delegado especial ante la comunidad internacional con la misión de exponer las presuntas violaciones de los derechos humanos perpetradas por el Gobierno de Morales y fortalecer las relaciones exteriores del nuevo Gobierno.
4. Pinchazo electoral en 2020 y regreso con fuerza en las presidenciales de 2025 con la Alianza Libre
Apenas cinco semanas después de ser nombrado delegado internacional, el 8 de enero de 2020, Quiroga renunció a esta función oficial para lanzar su candidatura en las elecciones generales anticipadas que en principio iban a tener lugar en mayo pero que finalmente se retrasaron hasta el otoño debido a la COVID-19.
El ex presidente ya no podía contar con el PDC, que optó por respaldar al influyente empresario y líder cívico cruceño Luis Fernando Camacho Vaca, de tendencia derechista. A cambio, articuló una alianza, ideológicamente heteróclita, con el MNR, liderado por Johnny Torres Terzo, y el izquierdista e indigenista Movimiento por la Soberanía (MPS), una escisión del MAS conducida por Lino Villca, dando lugar a Libre 21- Libertad y Democracia. Como en 2014, Tomasa Yarhui recibió la candidatura vicepresidencial. En su programa, subrayó la necesidad que el país andino tenía de un programa de salvamento financiero apoyado por los organismos multilaterales de crédito, con el FMI al frente.
Ahora bien, decepcionado por su paupérrimo rendimiento en las encuestas, que le vedaba el paso a la segunda vuelta, y consciente de que su participación contribuía a fragmentar el voto no masista, toda vez que también concurrían Carlos Mesa por Comunidad Ciudadana, Luis Fernando Camacho por Creemos, Chi Hyun Chung por el Frente Para la Victoria y la misma Áñez, Quiroga anunció el 11 de octubre, faltando una semana para las elecciones, que se apeaba de la contienda. "Declino la candidatura presidencial con profundo agradecimiento y sin ápice de resentimiento (…) Tengo en el alma un profundo dolor y una enorme angustia. Tengo diferencias con otros candidatos, espero que actúen para derrotar al MAS (…) Por pequeño que sea el riesgo de que el MAS acceda al Gobierno directamente, debo hacer todo lo que esté a mi alcance para evitarlo", aseguró el anterior mandatario en las redes sociales.
La autoexclusión de Quiroga, seguida meses después por la de la presidenta Áñez, no tuvo los resultados apetecidos, ya que el 18 de octubre de 2000 el triunfador incontestable en las elecciones fue, con el 55% de los votos, el candidato ungido por Morales desde su exilio, Luis Arce Catacora, ex ministro de Economía, cuya asunción el 8 de noviembre supuso el retorno triunfal del MAS al poder.
En marzo de 2021 Quiroga, Mesa y otros líderes de la oposición llamaron a la unidad para "defender la democracia" ante la detención y encarcelamiento preventivo de la ex presidenta Áñez, acusada de "terrorismo, sedición y conspiración" en los sucesos de 2019. Quiroga acusó a Arce de "criminalizar una sucesión constitucional" y llamó a la movilización de los distintos sectores opositores para impedir la "cubanización de Bolivia".
Más tarde, en diciembre de 2023, con el violento conflicto interno del masismo entre Arce y Morales en su apogeo, Quiroga aplaudió la decisión del TCP de anular la reelección presidencial indefinida, instituida por él mismo en 2017, y de descalificar por tanto a Morales para las elecciones generales que tocaban en agosto de 2025. Y en junio de 2024 el ex presidente condenó el confuso intento de golpe de Estado por parte de un sector de las Fuerzas Armadas bajo el mando del comandante general del Ejército, Juan José Zúñiga.
El 17 de diciembre de 2024 Quiroga, con 64 años, oficializó su cuarta postulación a la Presidencia. En el evento proselitista en La Paz, el aspirante animó a "salvar a nuestra amada Bolivia", a "cambiar el destino del país" y a "despedir la lacra gubernamental" del arcismo, hostigada a su vez por el sector masista leal a Morales, el evismo.
Quiroga se presentaba tras la bandera de Libertad y República (LIB-RE), reformulación de la Libre 21 de 2020 y que tendía la mano al Frente Revolucionario de Izquierda (FRI, socialdemócrata, presidido por Edgar Guzmán) de Mesa, lo que en principio supondría la desactivación de la alianza Comunidad Ciudadana, tan exitosa frente a Morales en 2019 y pero no frente a Arce en 2020. A su vez, Mesa, antes de sacrificar su precandidatura presidencial, anunció que él, Quiroga, Doria Medina y Luis Fernando Camacho ponían en marcha una gran amalgama opositora llamado Bloque Unido de Oposición, o Bloque de Unidad.
Sin embargo, las desavenencias entre los dos precandidatos en liza, Quiroga y Doria Medina, sobre la estrategia proselitista del Bloque de Unidad empujaron al primero a dar portazo a la macroalianza recién creada, en lo que fue secundado por Mesa. Así, el 16 de abril de 2025 Quiroga y el jefe del Movimiento Demócrata Social (MDS, derecha liberal), Rubén Costas Aguilera, personalidad de la élite política cruceña, inscribieron en el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) la coalición LIBRE – Libertad y Democracia, más referida como Alianza Libre. Además de LIB-RE, el MDS y el FRI (este último tras separarse de la Comunidad Ciudadana de Mesa), en la Alianza Libre estaban facciones de la ADN, el MNR y la Nueva Generación Patriótica (NGP). Se decidió que Quiroga fuera el candidato presidencial, con el empresario tecnológico Juan Pablo Velasco de acompañante de fórmula. En cuanto a Samuel Doria Medina, inscribió su propia candidatura, cuarta de su trayectoria, por la alianza Unidad.
(Cobertura informativa hasta 26/8/2025).
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