Desayuno Europeo con Michael Best: La unión bancaria y el papel del Banco Central en la crisis del euro
El pasado lunes 16 de diciembre, tuvo lugar una nueva edición de los Desayunos Europeos-Jaime Arias que organiza CIDOB en colaboración con Abertis y el programa Europa con los ciudadanos. El acto, que se celebró en el marco de los Desayunos que tienen como referente las próximas elecciones al Parlamento Europeo, contó con la presencia de Michael Best, portavoz del presidente del Banco Central Alemán, que ofreció de primera mano el punto de vista alemán en la crisis del euro con vistas a la creación de una unión bancaria.
El pasado lunes 16 de diciembre, tuvo lugar una nueva edición de los Desayunos Europeos-Jaime Arias que organiza CIDOB en colaboración con Abertis y el programa Europa con los ciudadanos. El acto, que se celebró en el marco de los Desayunos que tienen como referente las próximas elecciones al Parlamento Europeo, contó con la presencia de Michael Best, portavoz del presidente del Banco Central Alemán, que ofreció de primera mano el punto de vista alemán en la crisis del euro con vistas a la creación de una unión bancaria.
En primer lugar, se abordó la preocupación por la situación de malestar y desconfianza a la que se ha llegado entre los países de Europa. En este sentido, Best considera que la unión monetaria debe construirse sobre una base estable que no represente una carga para las relaciones de amistad en Europa sino que más bien las promueva, tal y como se deseaba en sus inicios. Actualmente, la crisis de deuda está pasando por un momento de distensión como consecuencia de las medidas adoptadas por los distintos gobiernos europeos y el BCE. También se ha conseguido un progreso significativo en las reformas en Irlanda, Portugal y España, gracias al cual puede observarse tanto la disminución de los costes laborales como la reducción del déficit presupuestario estructural y del déficit en cuenta corriente. Todo ello esta contribuyendo a la mejora de la competitividad en Europa y, concretamente, en España, que ha vuelto a ser más atractiva para las inversiones internacionales y cuyas empresas exportadoras compiten con éxito en los mercados globales.
Sin embargo, Best asegura que “no hay que cruzarse de brazos, hay que continuar con las reformas”. La deuda pública sigue aumentando y, para recuperar el margen de maniobra a nivel fiscal, es necesario que disminuya. Todavía quedan muchas cosas por hacer, como rediseñar los sistemas de seguridad social para hacerlos más sostenibles, conseguir un mercado de trabajo más flexible, una Administración Pública más eficiente, erradicar la corrupción o hacer frente a los retos que plantea el envejecimiento de la población. También en Alemania, el nuevo gobierno deberá asumir su responsabilidad en todos estos ámbitos. Hay que tener claro que estas medidas sólo se pueden asumir a nivel nacional, ya que los Estados europeos siguen sin estar dispuestos a transferir derechos soberanos de cara a una Unión Política. Como consecuencia, son los parlamentos nacionales los que conservan la potestad en la regulación del mercado de trabajo, la política fiscal y la política presupuestaria y son ellos quienes deben asumir su regulación. Mientras esta situación siga siendo así, Europa no podrá asumir conjuntamente la responsabilidad de la deuda.
Para ilustrar este hecho, Best puso como ejemplo la apertura de una cuenta bancaria conjunta por parte de un grupo de personas: en ese caso, parecería obvio que ninguno de los miembros podría utilizar individualmente una tarjeta de crédito y realizar las compras que quisiera, sino que se tendría que establecer un presupuesto común. A nivel europeo, esta solución sería la transferencia del derecho presupuestario al plano comunitario, la construcción de una unión fiscal. Con la unión monetaria tal y como se construyó, se excluye la responsabilidad común. Sin embargo, sí deben existir unas reglas que impidan políticas presupuestarias irresponsables: este marco regulatorio es el llamado Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Las reglas permiten disciplinar las políticas fiscales y asegurar que cada país se siga sometiendo a la disciplina del mercado. En cuanto al presupuesto español, éste se ha visto afectado por la gran deuda privada, lo que ha puesto en evidencia que existen más factores a parte del presupuesto del Estado capaces de asegurar la competitividad a nivel global. A la larga, una economía nacional no puede consumir más de lo que produce. Respecto a la unión bancaria, Best recordó que en los últimos años se han producido rescates con dinero público.
El estallido de la crisis puso de manifiesto el círculo vicioso que existe entre las finanzas públicas y el sistema bancario nacional. En este sentido, es fundamental romper la interdependencia entre ambos y ésta es la función de la unión bancaria, ya que, por una parte, sometería a los bancos a controles más estrictos y, por otra, dotaría a los Estados de una mayor disciplina a través de los mercados de capital. La creación de un organismo europeo de supervisión de bancos aportaría una mayor uniformidad en las normas y una europeización del trabajo práctico de los supervisores. De hecho, la verificación de los balances de los bancos ya ha comenzado y deberá complementarse con un análisis posterior que verifique las garantías y los activos no líquidos y con una prueba de resistencia para riesgos futuros. Esta auditoría es una prueba de fuego para todos pero una gran oportunidad de depuración, fortalecimiento y mayor estabilidad. Asimismo, un mecanismo europeo de reestructuración y liquidación asegura que los que se benefician de una inversión asuman la responsabilidad de su riesgo. Sin embargo, esta es una solución de transición hasta crear una verdadera figura europea de liquidación, que requeriría una modificación de los tratados europeos. Las partidas de deuda pública en los bancos deben estar suficientemente cubiertas con fondos propios y tratadas como cualquier otra obligación o crédito.
El fin del privilegio de los bonos del Estado favorecerá a la economía real y permitirá a los bancos centrarse en créditos a empresas, que es su función original: financiar al sector privado y promover el crecimiento del sector privado. La política monetaria no puede resolver la crisis, sólo dar tiempo, de manera que las medidas deben ser adoptadas por los gobiernos nacionales: reformas estructurales para fortalecer la eficiencia y la competitividad. En cuanto al consenso dentro del Consejo del BCE, Best afirmó que la política de tipos de interés bajos es defendida por todos sus miembros y que otro instrumento que se debate de nuevo son las operaciones de refinanciación a largo plazo que fueron altamente demandadas a finales de 2011 y principios de 2012. Con ellas, los bancos ganaron seguridad de planificación pero no utilizaron esos fondos adicionales tanto para otorgar mayores préstamos a empresas como para invertirlos en bonos del Estado. Ahora, Mario Draghi considera que la incertidumbre es menor y, por ello quiere asegurar que vayan al sector privado si volvieran a hacerlo.
En definitiva, Best considera que la mejor contribución de la política monetaria a la superación de la crisis es mantener la su credibilidad y preservar la confianza de los ciudadanos en el euro. Y la mejor forma de hacerlo es centrándose en su mandato principal: mantener la estabilidad de precios. Tras su exposición, se generó un intenso debate con consideraciones alternativas a las del portavoz del presidente del Bundesbank, poniendo sobre la mesa la posibilidad de establecer mecanismos de solidaridad en la UE a cambio de las reformas que están asumiendo algunos Estados. Igualmente, se discutió el camino hacia la mutualización de la deuda futura, la responsabilidad alemana en la explosión de la burbuja económica o cuál debería ser el límite de la intervención en los Estados.