Gro Harlem Brundtland

Primera ministra (1981, 1986-1989, 1990-1996); directora general de la OMS (1998-2003)
Editado por: Roberto Ortiz de Zárate Arce
Gro Harlem nació 1939 en el seno de una familia burguesa de tradición laborista. Su primera infancia transcurrió durante la Segunda Guerra Mundial y la ocupación alemana de Noruega. Su padre, Gudmund Harlem, futuro ministro de Asuntos Sociales y de Defensa en las décadas de los cincuenta y los sesenta en los gobiernos de Einar Gerhardsen, militaba en la resistencia y por seguridad la envió junto con su hermano Erik a la neutral Suecia, donde la niña permaneció hasta el final de la guerra. Los hermanos quedaron unos meses bajo el cuidado de su abuela sueca, hasta que el matrimonio Harlem pudo trasladarse también al país vecino.
En su adolescencia, la futura dirigente militó en las juventudes socialdemócratas conocidas como los Jóvenes Águilas, antes de convertirse en militante del Partido Laborista Noruego (Det Norske Arbeiderparti, DNA, también conocido simplemente como el Partido Laborista, Arbeiderpartiet, Ap). Posteriormente cursó la carrera de Medicina en las universidades de Oslo y Harvard, por las que obtuvo respectivamente una licenciatura (1963) y una maestría (1965) en Salud Pública.
Entre 1966 y 1968 trabajó de asesora médica en la sección de higiene y epidemiología de la Dirección Noruega de Salud, y de 1968 a 1974 sirvió en el Consejo de Sanidad de Oslo en calidad de directora médica adjunta. En 1960 había contraído matrimonio con Arne Olav Brundtland, un estudiante de Ciencias Políticas vinculado al Partido Conservador (Höyre) y que más tarde iba a desarrollar una eminente carrera de politólogo en el Instituto Noruego de Asuntos Internacionales (NUPI). La pareja tuvo cuatro hijos, uno de los cuales, Knut Brundtland, llegaría a convertirse en un rico abogado y empresario, propietario de una de las mejores colecciones privadas de arte del país. Otro vástago, Jørgen, con problemas de salud mental, iba a quitarse la vida en 1992 a los 27 años de edad.
Primera ministra de tres gobiernos laboristas; la fallida adhesión de Noruega a la UE
En septiembre de 1974 a Brundtland le fue conferido el Ministerio de Medio Ambiente en el Gobierno laborista del primer ministro Trygve Bratteli. Vicepresidenta del Ap desde 1975 y diputada en el Storting (Parlamento) por Oslo desde 1977, el 8 de octubre de 1979 abandonó el Ejecutivo, entonces presidido por Odvar Nordli, para asumir la vicepresidencia del grupo parlamentario del partido y encabezar el Comité de Asuntos Exteriores del Storting.
El 4 de febrero de 1981 Brundtland, por decisión de las bases laboristas, sustituyó en la jefatura del Gobierno a Nordli, quien adujo motivos de salud al anunciar su renuncia, y en el liderazgo del partido a Reiulf Steen, quien ocupaba el cargo desde 1975, convirtiéndose en la primera mujer que ostentaba ambos puestos en su país. Se trató también de la tercera mujer en ostentar esta posición en Europa, tras los registros de Margaret Thatcher en el Reino Unido y de Maria de Lourdes Pintasilgo en Portugal. En el Gabinete que constituyó, cuatro de los 15 ministerios correspondieron a mujeres.
Sin embargo, en las elecciones generales celebradas el 13 y el 14 de septiembre del mismo año, 1981, los partidos burgueses, esto es, el Conservador (Höyre), el Popular Cristiano (KrF) y el de Centro (Sp), sumaron mayoría absoluta, tal que el 14 de octubre Brundtland, en adelante jefa de la oposición, cedió el Gobierno al conservador Kåre Willoch.
En las elecciones del 8 y el 9 de septiembre de 1985 el tripartito gobernante perdió la mayoría, mientras que el Ap, desde 1927 siempre el partido más votado de manera ininterrumpida, ganó cinco escaños y pasó a tener 71. La caída de Willoch, desprovisto del vital apoyo parlamentario del ultraderechista Partido del Progreso (FrP) de Carl Hagen en un contexto de dificultades fiscales, permitió a Brundtland formar el 9 de mayo de 1986 un Gobierno de minoría, aunque apoyado por los Socialistas de Izquierda (SV) desde el Parlamento. El retomar el mando del Gabinete, el cual generó titulares en la prensa internacional al presentar el registro histórico de ocho mujeres ministras para 18 puestos, Brundtland cesó como jefa del grupo parlamentario laborista, puesto que ostentaba desde 1981 y que volvería a desempeñar entre 1989 y 1990.
Nuevamente unas elecciones legislativas interrumpieron la experiencia gubernamental de Brundtland: el 10 y el 11 de septiembre de 1989 el Ap, si bien vio preservada su vieja primacía una vez más, cayó del 40,8% al 34,3% de los votos y de los 71 a los 63 escaños, sus resultados más flojos en 59 años.
La jefa laborista declinó formar gobierno, a diferencia del conservador Jan Peder Syse, quien le tomó el relevo el 16 de octubre. Un año después, el Gabinete Syse, de coalición ampliamente minoritaria entre conservadores, democristianos y centristas, cayó por los desacuerdos internos sobre la modalidad del acceso del país al Espacio Económico Europeo (EEE), tal que el 3 de noviembre de 1990 Brundtland regresó al poder por tercera vez en nueve años.
Brundtland renunció al liderazgo del Ap en el Congreso partidario de noviembre de 1992, con el objeto de reducir sus responsabilidades políticas y dedicarse en exclusiva a las tareas gubernamentales. No obstante, en esta decisión habrían pesado razones de índole más personal, ya que el mes anterior la política había sufrido la tragedia familiar del suicidio de su hijo veinteañero, Jørgen. Thorbjørn Jagland tomó las riendas nominales del laborismo.
En las elecciones del 12 y 13 de septiembre de 1993 el Ap experimentó una recuperación de casi tres puntos y cuatro escaños, lejos aún de la mayoría absoluta, situada en los 83 diputados. No obstante, las divisiones en el campo del centro-derecha favorecieron a Brundtland, que el 7 de octubre reeditó el Gobierno, el primero por méritos exclusivamente electorales, nueve de cuyos 19 ministerios estaban dirigidos por mujeres. El contexto partidista tenía también en aquel momento un fuerte componente femenino, ya que en el Høyre mandaba Kaci Kullmann Five y en el Sp Anne Enger Lahnstein.
En una coyuntura económica favorable, el tercer Gobierno Brundtland relanzó el proceso, varias veces iniciado y otras tantas fracasado, de adhesión a las Comunidades Europeas, tarea para la que sólo contaba con el apoyo de los conservadores en la oposición. Tras la solicitud formal del ingreso el 25 de noviembre de 1992, las negociaciones comenzaron el 5 de abril de 1993 y el 24 de junio de 1994 Brundtland firmó en el Consejo Europeo de Corfú el Tratado de Adhesión. Las negociaciones quedaron completadas en un tiempo récord, gracias al alto grado de preparación de Noruega para la adopción de la normativa y el acervo comunitario.
Los sondeos de la opinión pública, que indicaban la impopularidad de lo que se temía podía acarrear drásticos cambios en el sistema de protección social y en los modos de vida tradicionales, muy apegados al medio ambiente, así como una pérdida de soberanía nacional, sobre todo en el ámbito pesquero, quedaron cumplidos en el referéndum del 27 y el 28 de noviembre de 1994, donde el no cosechó el 52,2% de los votos, rozando la participación el 90%. El resultado negativo no supuso la caída de Brundtland, que no había hecho de la consulta una cuestión de confianza, pero sí canceló definitivamente la cuestión de la entrada de Noruega a la que entonces ya era la Unión Europea.
En el plano internacional, Oslo, continuando con el espíritu facilitador iniciado en 1991 en la Conferencia de Madrid, acogió las conversaciones secretas de paz palestino-israelíes que desembocaron en la firma, el 13 de septiembre de 1993 en Washington, de la Declaración de Principios sobre las Disposiciones del Autogobierno Provisional palestino (Acuerdo de Oslo I) por el presidente Yasser Arafat y el primer ministro Yitzhak Rabin. El ministro de Exteriores laborista, Johan Jørgen Holst (fallecido poco después, en enero de 1994), supervisó hasta el 19 de agosto de 1993, cuando se llegó a un acuerdo, 14 rondas de conversaciones entre las delegaciones israelí y palestina.
Roles internacionales cimeros: madre del desarrollo sostenible y directora de la OMS
El 23 de octubre de 1996 Brundtland sorprendió al país con su anuncio en el Storting de que dimitía como primera ministra. A sus 57 años, optó por retirarse de la política nacional para enfocarse en el ámbito internacional. No hubo escándalos ni presiones externas directas; se trató de una salida planeada y voluntaria, aunque inesperada para el público. La dirigente puso fin así a 15 años de dominio de la escena política, en los que, a pesar de los altibajos electorales y sus interludios en la oposición, siempre había gozado de una elevada popularidad, más acusada si cabe en los últimos tiempos. El 25 de octubre la jefatura del Gobierno fue asumida por el líder del Ap, Jagland
Brundtland, que ya había presidido desde su creación en 1983 la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (WECD), famosa por acuñar en su informe de 1987 Nuestro Futuro Común, más conocido como Informe Brundtland, el concepto de desarrollo sostenible —el cual luego sería incorporado a todos los programas de la ONU e iba a impregnar las realizaciones de la Cumbre de la Tierra de 1992—, fue elegida el 13 de mayo de 1998 directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cargo del que tomó posesión el 21 de julio con la promesa de hacer de esta agencia de la ONU un organismo menos burocratizado y más efectivo en la erradicación de enfermedades. El mandato de la funcionaria noruega al frente de la OMS se prolongó hasta el 21 de julio de 2003, fecha en que fue sucedida por el surcoreano Lee Jong Wook.
Otros cargos internacionales desempeñados por Gro Harlem Brundtland han sido los de vicepresidenta primera de la Internacional Socialista (hasta 1999) y miembro del Equipo Especial Internacional para la Imposición de la Paz, dependiente de Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Es asimismo miembro del Consejo InterAcción, el Club de Madrid y la Comisión Carnegie para la Prevención de Conflictos. Sus contribuciones en los campos de la paz, el desarrollo y el medio ambiente la han hecho merecedora de diversos galardones, entre los que se citan el Premio del Tercer Mundo (1988), el Premio Indira Gandhi (1988), la Medalla de Honor Dag Hammarskjöld (1991), el Premio Delphos de la Fundación Onassis (1992) y el prestigioso Premio Carlomagno (1994).
(Cobertura informativa hasta 1/8/2003).
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