Reseña de libros | La política exterior española a revisión (interna)
Reseñas de libros:
Villar, Franciso. La Transición Exterior de España. Del aislamiento a la influencia (1976-1996). Marcial Pons Historia, 2016, 263 págs.
Dezcallar, Jorge. Valió la pena. Una vida entre diplomáticos y espías. Ediciones Península, 2015, 479 págs.
García-Margallo, José Manuel. Todos los cielos conducen a España. Cartas desde un avión. Editorial Planeta, 2015, 799 págs.
Los momentos de cambio siempre son propicios para la reflexión y la política exterior no debería ser una excepción. La llegada de un nuevo inquilino al Palacio de Santa Cruz -no sólo un relevo en la titularidad sino también un cambio de perfil- ya sería suficiente importante. Pero si además el ministro entrante tiene en su agenda la obligación de dotar de contenido práctico y ejecutar la nueva –y primera- Estrategia de Acción Exterior de España, la trascendencia del momento es incuestionable. En este contexto, en el último año y medio tres nuevas publicaciones han venido a reflexionar sobre la política exterior española. Las tres tienen en común que sus autores han sido protagonistas de esa misma acción exterior sobre la que discurren: Francisco Villar, Jorge Dezcallar y José Manuel García-Margallo.
Francisco Villar, diplomático por más de cuarenta años que ha ostentado diferentes direcciones generales y embajadas, es el que de los tres nos ofrece un análisis más sereno y académico. Con un relato fundamentalmente histórico, Villar nos acompaña por un recorrido de exactamente veinte años de política exterior española que cubre desde los primeros gobiernos de la democracia hasta la alternancia en el poder de 1996. El autor sostiene la tesis que la transición exterior de España se alargó hasta el año 1988 –mucho más allá que la transición política interna que duró hasta la llegada al poder del PSOE en 1982-, momento en el cual se completó la normalización de las relaciones exteriores tras la entrada a la CEE y la OTAN, y la firma de los nuevos acuerdos con los EE.UU. Desde entonces, argumenta Villar, las prioridades y los esfuerzos del Ministerio de Exteriores cambian y se empieza a trabajar por aumentar la influencia global de España y su peso específico en las instituciones multilaterales.
La monografía tiene un gran valor didáctico al conseguir de una manera excelente aquello en lo que muchos otros han fracasado: en un número de páginas asequible –alrededor de 250 páginas- nos ofrece una radiografía analítica de veinte años de política exterior, encontrando un equilibrio justo entre la cantidad de temas tratados y el gusto por el detalle. El texto además nos facilita cualquier lectura parcial, enciclopédica y a destiempo al estar fragmentado en un gran número de epígrafes temáticos con los que es fácil trabajar. Por todo ello es un candidato perfecto para entrar como manual de cabecera en las bibliografías de las asignaturas universitarias sobre política exterior española contemporánea.
En ocasiones quedan al descubierto las filias y las fobias del autor: personajes como Fraga, Calvo Sotelo, los independistas canarios, Giscard d’Estaign o el embajador norteamericano Enders, de una manera muy diplomática, acaban sentenciados mientras que otros como el ministro Fernando Morán son insistentemente indultados. Pero, más allá de este detalle anecdótico, existen dos únicas ausencias: la de un relato que compensase el análisis de la acción exterior del estado con una cuenta de su dimensión más interna e institucional (el proceso de cambio institucional y reforma dentro del Ministerio y su personal, las resistencias internas de cada uno de los periodos, etc.) y la de unas conclusiones más extensas donde Villar utilizase su posición de observador privilegiado para hacer una evaluación de largo recorrido de nuestra política exterior contemporánea. Nota al pie: Villar asegura que, de espaldas a la luz pública, el gobierno de Calvo-Sotelo ofreció un “prolongado y camuflado suministro de material militar, en especial municiones, a Saddam Hussein en su guerra contra Irán” (?) (p. 78).
El segundo volumen a reseñar es el epílogo político de su periodo en el MAEC del ex ministro García-Margallo. Lo primero que sorprende es el formato elegido: este libro se compone de una colección de ochenta y ocho epístolas entre García-Margallo y una plétora nunca vista de decisores políticos e intelectuales de primer nivel, incluyendo todos los expresidentes vivos de la democracia y muchos de sus predecesores en el cargo (Oreja, Moratinos, Solana). Es precisamente en la consecución de este macro diálogo heterogéneo donde el libro se anota su mayor tanto. En él, se analizan todos los temas centrales de la política exterior española (a nivel geográfico y temático) y se reflexiona sobre qué papel ha de aspirar a tener España en el mundo. Especialmente destacables me parecen los intercambios del ministro con Ángel Losada y Bernardino León, el expresidente Aznar y con Shlomo Ben Ami. Todo ello se hace con rigor, aunque con algo de autocomplacencia de quien se sabe con el trabajo hecho.
Por último, entiendo que al tener tantos amigos cualquier descarte puede ser problemático pero ochocientas páginas de cartas cruzadas desincentivan a los curiosos y hace difícil la tarea de discernir lo importante de los supletorio a los especialistas. Al libro le sobran firmas invitadas, páginas y referencias rayuelísticas, y sigo sin ver muy clara la reiterante inclusión por parte del ministro de la situación en Catalunya en unas memorias centradas en la acción exterior del estado.
Jorge Dezcallar, a su vez, nos ofrece una biografía política de su trayectoria. Para todos aquellos interesados en la política exterior, las memorias de Dezcallar pueden ser leídas como una radiografía casi antropológica de toda una generación de “hommus diplomaticus” españoles y de una época y unas maneras de hacer casi en desaparición. Además, la virtud del texto es que casi se puede leer como una obra de narrativa sobre una vida excepcionalísima, “entre diplomáticos y espías” (como bien dice su subtitulo), que nos llevará a los centros de Washington al Vaticano de la mano de los protagonistas de la historia de la segunda mitad del siglo XX. Es verdad que para eso le sobrarían algún centenar de páginas.
Pero, abriéndonos paso entre chascarrillos y anécdotas de salón, este libro tiene un valor histórico fundamental: nos brinda su relato sobre la gestión gubernamental de los atentados del 11-M mientras él ocupaba la dirección del Centro Nacional de Inteligencia. En este punto, Dezcallar salda cuentas pendientes y arremete contra José María Aznar y las figuras más destacadas de su gobierno a quienes acusa de ocultación de la verdad y manipulación sistematizada y partidista de la investigación de los atentados en la víspera de las elecciones de 2004. Ningún análisis de los atentados que se haga a partir de ahora podrá obviar la voz acusatoria y apuntalada en un gran número de detalles de Dezcallar. Aun así, su lectura probablemente nos deje con la duda de si nos encontramos ante un ejercicio de auto expiación, algo tardía, que viene a completar su dimisión –coherente y loable- del CNI.
La publicación de los tres ejemplares, con sus éxitos y lagunas, sólo puede ser un parche ante la falta grave de debate público en España sobre su política exterior. Es legítimo preguntarse hasta qué punto son culpables de ello los que, por haber ocupado las cancillerías y las embajadas, presuntamente deberían ser la vanguardia de cualquier reflexión.
Podemos todavía seguir mirando con dentera a americanos, británicos o franceses y su tradición de reflexión por parte de los que en otro momento ocuparon las más altas responsabilidades de estado.
https://doi.org/10.24241/rcai.2016.114.3.243