Jaime Paz Zamora

Editado por: Roberto Ortiz de Zárate Arce

BIOGRAFÍA

1. Juventud entre la vocación sacerdotal y la militancia marxista

2. Líder histórico del MIR boliviano

3. Accidente aéreo en 1980, vicepresidente de la República y protagonista electoral

4. En la Presidencia de Bolivia (1989-1993): discurso socialdemócrata aliado al banzerismo y las controversias sobre la coca/cocaína

5. Nuevas postulaciones presidenciales y actividades ulteriores

1. Juventud entre la vocación sacerdotal y la militancia marxista

Segundo de los cinco hijos del general de navío Néstor Paz Galarza (1910-1984), veterano de la Guerra del Chaco contra Paraguay (1932-1935), y de la señora Edith Zamora Pacheco, realizó sus primeros estudios en las guarniciones donde estaba destinado el padre además de en Tarija, de donde era originaria la familia. Llamado en un principio por la vocación sacerdotal y animado por sus padres, de hondas convicciones católicas, el joven Jaime Paz recibió una esmerada educación en centros religiosos, incluidos el colegio San Bernardo de Santiago de Chile y el colegio jesuita del Sagrado Corazón de Sucre, donde completó el bachillerato. 

En 1957, con 18 años, ingresó como novicio en el convento que los Padres Redentoristas tenían en Salta, Argentina, y al cabo de un año pasó a su Seminario Mayor en Villa Allende, Córdoba, donde se formó en Filosofía y Teología y se consagró subdiácono. Del trabajo social, propio de la orden misionera a la que pertenecía, en los barrios obreros pobres de la citada provincia argentina, Paz Zamora pasó a desarrollar inquietudes de signo político.

Junto con algunos hermanos de fe, el futuro presidente intentó crear una congregación de sacerdotes obreros, pero ello le acarreó su expulsión del seminario cordobés en 1963. Con la ayuda del obispado de La Paz, se incorporó a la labor asistencial conducida por unos sacerdotes italianos en Munaypata, una barriada de la empobrecida parte alta de la capital boliviana. Aunque completó sus estudios teológicos y llegó al diaconado, Paz Zamora se convenció de que su activismo social no tenía cabida en el marco del sacerdocio, por lo que decidió abandonar la carrera religiosa.

En 1965, meses después del golpe de Estado del general y vicepresidente René Barrientos Ortuño, que derrocó al presidente y tío en segundo grado del joven, Víctor Paz Estenssoro, y expulsó al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) del poder, Paz Zamora partió a Bélgica con una beca que le consiguió su protector paceño, monseñor Gutiérrez Granier, para cursar la carrera de Ciencias Sociales y Políticas en la Universidad Católica de Lovaina.

En la casa de estudios belga, Paz Zamora exploró las distintas aproximaciones al marxismo con lecturas de Regis Debray, Max Weber, Louis Althusser y Mao Zedong. Fuera de la actividad lectiva, presidió la Federación de Estudiantes Latinoamericanos y durante un tiempo fue reclutado por la célula en París del prochino Partido Comunista Marxista-Leninista de Bolivia (PCML), llegando a viajar a la Albania neoestalinista de Enver Hoxha para instruirse con el Ejército albanés en las artes de la guerra popular prolongada teorizada por Mao. Durante una temporada residió también en Santiago de Compostela, Galicia, España. Allí nació en 1967 el primero de los hijos, Rodrigo, tenidos con su esposa Carmen Pereira Carballo, oriunda de Santiago; a Rodrigo iba a seguirle otro vástago, Jaime.

En 1969 Paz Zamora completó la licenciatura con mención en Relaciones Internacionales y retornó a Bolivia. En 1970 se integró en la plantilla docente de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en La Paz. El 6 de octubre de aquel año, el sucesor del fallecido Barrientos, el general Alfredo Ovando Candía, fue derrocado en un golpe del que emergió el general Juan José Torres González como nuevo hombre fuerte del país con el apoyo del Partido Comunista Boliviano (PCB), el Partido Demócrata Cristiano Revolucionario (PDCR) y otras organizaciones de la izquierda.

Paz Zamora, entonces un miembro destacado de la intelligentsia de izquierdas no militarizada y tenido por un marxista "independiente", fue integrado en el equipo de Torres como director de Política Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores, colocándose a las órdenes del canciller Emilio Molina Pizarro. Sin embargo, el golpe de estado derechista del 21 de agosto de 1971, que catapultó al poder al teniente coronel Hugo Banzer Suárez, liquidó la experiencia militar-nacionalista-revolucionaria de Torres y para Paz Zamora supuso perder su puesto en la Cancillería

A partir de sus actividades en la cátedra de la Facultad de Sociología y en el Instituto de Relaciones Internacionales de la UMSA, el antiguo seminarista dio expresión a un ideario que combinaba la ética cristiana de justicia social por un lado y los postulados antiimperialistas y revolucionarios caros al socialismo heterodoxo por el otro, lo que de manera inevitable iba a situarle en la oposición frontal a la nueva dictadura de Banzer, entonces aliado con la extrema derecha política. En su perfil, Paz Zamora recordaba un modelo de compromiso revolucionario cuyo paradigma era el caso del cura-guerrillero colombiano Camilo Torres Restrepo, muerto en combate en 1966, aunque él también apreciaba las motivaciones, que no los métodos, del Che Guevara, abatido en Bolivia al año siguiente.

Es más, su hermano un año menor y compañero de viaje en la frustrada vocación sacerdotal, Néstor, se había echado al monte con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) para aplicar la estrategia guevarista de los focos guerrilleros. En octubre de 1970 Néstor Paz Zamora, alias Padre Francisco, había perecido de inanición o por enfermedad después de que su columna fuera aniquilada por el Ejército boliviano en una batalla campal en Teoponte, al norte de La Paz.

La muerte de Néstor dejó desolados a la familia —el padre tocayo, en aquella época prefecto del departamento de Sucre, se enteró entonces de las andanzas insurgentes de su vástago— y en particular a Jaime, que le había intentado disuadir de embarcarse en una aventura idealista y violenta condenada a fracasar, pero le reafirmó en la convicción de que la empresa revolucionaria en Bolivia debía realizarse en la arena partidista civil. En 1972 la viuda de Néstor y cuñada de Jaime, Cecilia, moriría a su vez en combate en una operación del ELN en Cochabamba.

2. Líder histórico del MIR boliviano

El 25 de mayo de 1971, rigiendo aún el efímero Gobierno del general Torres, Paz Zamora activó el Comité de Integración Revolucionaria del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (CIR-MIR) junto con otros intelectuales radicalizados y elementos del PDCR que eran contrarios a la lucha de guerrillas y apostaban por abrir un frente insurreccional apoyado en las masas urbanas. Días después del golpe contrarrevolucionario de Banzer, el 7 de septiembre, el CIR-MIR dio lugar al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), verdadero partido político que se definió marxista-leninista, antinacionalista y antimilitarista, y que hubo de establecer una estructura secreta para hacer frente a la represión del Ejército.

El antagonismo al Gobierno de facto le acarreó a Paz Zamora, que en artículos clandestinos instaba al contragolpe de oficiales antibanzeristas, varios períodos de exilio entre 1972 y 1973, en Santiago de Chile —al amparo del Gobierno socialista de Salvador Allende y donde alojó a su familia—, La Habana y varias ciudades europeas, así como una experiencia carcelaria en 1974 que fue interrumpida de manera rocambolesca.

El episodio fue como sigue: apresado a finales de marzo y conducido a los calabozos del Departamento de Orden Público, en el Palacio del Gobierno en La Paz, el asalto el 5 de junio contra el edificio por una compañía de tanques en el curso de una intentona golpista contra Banzer —a la postre abortada— propició las fugas, en medio del tiroteo y la confusión, del jefe mirista y otros presos políticos. Paz Zamora logró penetrar en la Embajada de Venezuela y al cabo de un mes el Gobierno del socialdemócrata Carlos Andrés Pérez le concedió el asilo político. Allí permaneció hasta que en junio de 1977 entró clandestinamente en Bolivia.

En esta época de peripecias arriesgadas, la ideología de Paz Zamora experimentó un giro a la moderación, facilitando el entendimiento del MIR con la tendencia del nacionalismo revolucionario del ex presidente (1956-1960) Hernán Siles Zuazo y otras formaciones de la izquierda no marxista, acercamiento que comenzó en Caracas como el lugar de encuentro de los principales exiliados del régimen. Los nuevos planteamientos de Paz Zamora fueron asumidos poco a poco por la mayoría de partido, pero a costa de disidencias y escisiones de los militantes marxistas. Las mudanzas ideológicas, que darían otro salto cualitativo cuando su líder, ya en el período democrático, abrazó la socialdemocracia, caracterizaron al MIR desde su fundación, a la par que las trifulcas internas en el contexto de la multiforme y dinámica izquierda boliviana.

Tras el derrocamiento de Banzer el 21 julio de 1978 por el general Juan Pereda Asbún, quien pretendió así imponer su fraudulenta victoria en las elecciones del 9 de julio anterior, el país intentó una y otra vez restaurar la democracia civil, pero la sistemática intromisión de los militares divididos en banderías y la fragmentación y polarización del sistema de partidos imposibilitaron la formación de un gobierno democrático y mayoritario durante casi un lustro.

Ya en abril de 1978, de cara al proceso restaurador anunciado por Banzer y frustrado por Pereda Asbún, el MIR se alió al Movimiento Nacionalista Revolucionario de Izquierda (MNRI) que Siles Zuazo había desgajado del emenerrismo en 1971, al Partido Comunista de Bolivia (PCB) y a una facción disidente del Partido Revolucionario de la Izquierda Nacionalista (PRIN, creado en 1963 por el dirigente sindical y antiguo emenerrista Juan Lechín Oquendo), todos los cuales formaron la coalición Unión Democrática y Popular (UDP). Paz Zamora, fuerte en su terruño de Cochabamba, secundó a Siles Zuazo, el más que probable ganador de la primera tentativa electoral frente a Pereda Asbún, e integró su fórmula como aspirante a vicepresidente en las elecciones del 1 de julio de 1979 y el 29 de junio de 1980.

La UDP se apuntó la victoria en ambas elecciones, pero no le sirvió para acceder al poder porque no alcanzó el preceptivo 50% de los votos. En la cita de 1979, el binomio Siles-Paz, con el 36% de los votos, aventajó en tan sólo 1.512 votos a la fórmula del Movimiento Nacionalista Revolucionario-Alianza (MNR-A), que integraban el ex presidente Paz Estenssoro, jefe del movimientismo histórico, y Luis Ossio Sanjinés, del Partido Demócrata Cristiano (PDC). El Congreso Nacional, ante la incapacidad para resolver con una votación en su seno la falta de mayoría cualificada en las urnas, designó a un presidente interino, el presidente del Senado Walter Guevara Arze, hasta la celebración de nuevas elecciones.

Esas fueron las de 1980, y ahora la candidatura de la UDP sí se alzó con una victoria nítida, imponiéndose a las del centroderechista MNR-A y el derechista Acción Democrática Nacionalista (ADN), esto es, Paz Estenssoro y Banzer de nuevo. El 38,7% obtenido por Siles Zuazo no difería sustancialmente de la cuota del año anterior, aunque esta vez la ventaja sobre Paz Estenssoro era de 18 puntos. Siles Zuazo fue declarado presidente electo y la toma de posesión quedó fijada para el 6 de agosto, pero ahora lo que truncó la transmisión democrática del poder fue el golpe de Estado, el 18 de julio, del general Luis García Meza.

3. Accidente aéreo en 1980, vicepresidente de la República y protagonista electoral

La usurpación de García Meza, que inauguró un régimen muy escorado a la derecha y desaforadamente represivo y corrupto (la mayoría de sus cabecillas militares y el mismo García Meza estaban implicados en el tráfico de drogas), tuvo unos prolegómenos desestabilizadores, con atentados y sabotajes contra políticos y locales de la izquierda. Se ha especulado con que una de estas operaciones negras perpetradas por la inteligencia militar por cuenta del círculo de García Meza pudo tener como objetivos a Siles Zuazo y Paz Zamora. 

El 2 de junio de 1980, en plena campaña electoral, la avioneta Piper Aztec que transportaba a Paz Zamora y otros políticos —Siles se quedó en tierra por un cambio de última hora— empezó a soltar humo negro desde uno de los motores poco después de despegar del aeropuerto de El Alto. El piloto intentó hacer un aterrizaje de emergencia en el pequeño aeródromo de Laja, pero no pudo evitar que el aparato chocara violentamente contra la pista envuelto en llamas. Paz Zamora salió despedido y salvó milagrosamente la vida, siendo el único superviviente del siniestro, aunque las gravísimas quemaduras que sufrió le dejaron marcas indelebles en el rostro y en las manos. Hoy, sigue sin saberse si la avioneta se estrelló por un atentado o por causa accidental. 

Paz Zamora sobrellevó su última y más peligrosa proscripción fuera del país, en Colombia, donde recibió la acogida y el tratamiento del vicepresidente in péctore que era. En los dos años siguientes fungió, representando a Bolivia, de vicepresidente del Parlamento del Grupo Andino, con sede en Bogotá, y también figuró entre los promotores de la Asociación Latinoamericana de Derechos Humanos (ALDHU).

Por otro lado, el opositor boliviano adquirió para el MIR el estatus de observador en la Internacional Socialista (IS), previo al de miembro pleno que recibiría años después, en 1986. Se ha dicho que Paz Zamora desoyó el consejo de amigos y cirujanos plásticos de que suspendiera su trajín político para someterse a un lento tratamiento de recomposición facial, no teniendo reparos en asistir a reuniones y demás actividades con el rostro vendado, hasta que las cicatrices de las quemaduras se hicieron irreversibles.

La aceptación por el general Guido Vildoso Calderón, último mandatario del período de frenesí golpista sin precedentes iniciado en 1978, tras subir al poder el 21 de julio de 1982, de entregar el Gobierno a los civiles sobre la base de los resultados electorales de 1980, trajo de vuelta a Paz Zamora, que abrió un nuevo capítulo en su carrera política. El 5 de octubre de 1982, él y Siles Zuazo vieron proclamados sus mandatos por el Congreso y cinco días después tomaron posesión de sus puestos, que para el jefe mirista llevaba implícita la presidencia del Congreso Nacional.

La experiencia en el poder de la UDP, con mayoría simple en la Cámara de Diputados y en el Senado, estuvo encenegada por la crítica coyuntura económica (en buena parte como consecuencia de la depredación de los recursos públicos practicada por las juntas castrenses, trasfondo de una recesión de la que el país no conseguiría salir hasta 1987), la movilización sin tregua de la Central Obrera Boliviana (COB) y la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) —ambas lideradas por el veterano Juan Lechín—, nuevos conatos de golpe militar y la oposición implacable del MNR y la ADN, las grandes fuerzas del centro-derecha, que exigieron y consiguieron el adelantamiento de las elecciones como supuesto medio para salir del marasmo general.

La alianza entre Siles Zuazo y Paz Zamora no salió indemne de las tensiones. El 9 de enero de 1983 los seis ministros miristas abandonaron el Gobierno por considerar tímida la política social del presidente, dispuesto, al igual que un sector de su partido y el PDC (poco después integrado en la coalición), a aplicar fórmulas fondomonetaristas. Empero, Paz Zamora continuó como vicepresidente y el 10 de abril de 1984 dispuso el retorno del partido al Ejecutivo. El 14 de diciembre de ese año sí dimitió en su doble función institucional, pero para postular su candidatura en las elecciones presidenciales de julio de 1985, hasta las cuales la UDP seguiría existiendo.

A las primeras votaciones generales de la restauración democrática el MIR llegó convulsionado con nuevas divisiones por la participación en un Ejecutivo que finalmente se avino, si bien tímidamente y hasta que la COB le obligó a dar marcha atrás, a adoptar medidas de ajuste liberal. Paz Zamora presentó el MIR-Nueva Mayoría (MIR-NM) una vez escindido el sector más izquierdista que lideraba Antonio Araníbar Quiroga, hasta entonces número dos del partido, quien puso en marcha el MIR-Bolivia Libre (MIR-BL), posteriormente llamado Movimiento Bolivia Libre (MBL).

Araníbar articuló en torno a su candidatura el Frente del Pueblo Unido (FPU) con el PCB, el Movimiento al Socialismo (MAS), el Partido Revolucionario de la Izquierda Nacional (PRIN) y otra fracción disidente del MIR-NM, el denominado MIR-Masas, pero fracasó ampliamente en la lid por la primacía de la izquierda frente a Paz Zamora, quien con el 10,2% cuadruplicó su cuota de votos.

Debido a que el electorado estaba cansado de la permanente agitación sindical sostenida por los partidos de izquierda, en las elecciones contaron únicamente los dos postulantes conservadores, Banzer y Paz Estenssoro, respectivamente primero y segundo con escasa diferencia entre sí. Pero la victoria del ex militar por mayoría simple hizo precisa la votación congresal, y aquí Paz Zamora, con sus 16 congresistas, tenía la llave. Entonces, el líder mirista, recurriendo al argumento del mal menor, concluyó que al antiguo dictador reconvertido en demócrata había que mantenerle fuera del poder por su ideología profundamente derechista.

Así, el 5 de agosto de 1985 el Congreso, con los votos del MNR, el MIR, el MNRI y otras formaciones de la izquierda, invistió a Paz Estenssoro presidente de la República hasta 1989. Después de tomar posesión el 6 de agosto, el anciano estadista, que sumaba su tercera jefatura del Estado desde que encabezara la Revolución Movimientista de 1952, alcanzó una concertación con Banzer, el denominado Pacto por la Democracia, para implementar la Nueva Política Económica (NPE), que significaba el abandono de la concepción estatista de la economía vigente desde la revolución movimientista de 1952.

Paz Zamora fue marginado de este arreglo, pero "en aras de la gobernabilidad" y como consecuencia de un análisis personal sobre lo ineludible de la estabilización financiera y monetaria para acabar con la monstruosa hiperinflación, que había sumado su quinto dígito (1985 iba a pasar a la historia como el ejercicio del 11.750 de inflación anual, con un pico mensual del 23.464 registrado en septiembre), no practicó una oposición de desgaste. Antes bien, se concentró en diseñar una estrategia para atraer al MIR-NM a grupúsculos de la izquierda, entre ellos la Vanguardia Revolucionaria 9 de Abril (VR-9) de Carlos Serrate Reich, y a sectores discrepantes del propio MNR.

Así fortalecido, Paz Zamora, llevando al profesor de Derecho Gustavo Fernández Saavedra de compañero de fórmula, ascendió al 21,8% de los sufragios en las elecciones presidenciales del 7 de mayo de 1989 y repitió la tercera posición tras Gonzalo Sánchez de Lozada por el MNR, quien no alcanzó la mayoría absoluta, y el pertinaz Banzer. Pero ahora los hechos se desarrollaron a la inversa que en 1985.

En una decisión sorprendente, el jefe adenista, que había salido muy descontento de la experiencia del Pacto por la Democracia, volvió sus votos a su supuestamente inconciliable enemigo ideológico, el cual, sumados al soporte el PDC, el partido populista Conciencia de Patria (Condepa) de Carlos Palenque Avilés y el todavía más pequeño Frente Revolucionario de Izquierda (FRI, un adlátere de la ADN), fue investido presidente el 5 de agosto con el apoyo de 97 congresistas, 18 más de los requeridos para la mayoría absoluta. De los legisladores que votaron por Paz Zamora, solo 41 pertenecían a la inédita alianza MIR-ADN.

4. En la Presidencia de Bolivia (1989-1993): discurso socialdemócrata aliado al banzerismo y las controversias sobre la coca/cocaína

El 6 de agosto de 1989, el a esas alturas curtido corredor de fondo en la política boliviana recibió de su anciano tío segundo la banda tricolor con un perfil de converso a la socialdemocracia y de partidario del libre mercado y las medidas de ajuste estructural contempladas por la NPE. La declaración del Gobierno de George Bush sobre que Estados Unidos aplaudía los resultados electorales y la consolidación de la democracia en Bolivia constituía el mejor aval de la transformación ideológica, hacia la moderación y el pragmatismo, del otrora convencido marxista.

Maniobra poco pudorosa con el objeto de repartirse las palancas del poder para unos, histórica superación del cainismo político por quienes habían estado en lados opuestos de la trinchera en opinión de otros (en el imaginario popular había calado la frase, dicha por Paz Zamora cuando las elecciones de 1980, sobre "los ríos de sangre insalvables" que había generado la persecución de los miristas durante los años de plomo), el caso fue que la alianza MIR-ADN para "la convergencia y la unidad nacional" desplazó del Ejecutivo a los movimientistas por primera vez desde 1952; exceptuando, claro está, los múltiples períodos de usurpación por el dictador o la junta militar de turno.

Pero además, la componenda entre Paz Zamora y Banzer abrió un marco de cogobierno inédito en un momento en que los principales partidos de Bolivia, con todos los matices lógicos, estaban de acuerdo sobre que la senda económica emprendida en 1985 no tenía vuelta atrás. El 24 de agosto de 1989 Paz Zamora y su antiguo y sañudo enemigo solemnizaron su alianza con una estructura formal. Nacía el Acuerdo Patriótico (AP), cuya vigencia sería como mínimo para toda la legislatura. El AP estaba regido por un Consejo Político (Copap), que Banzer se encargó de presidir. 

Paz Zamora recibió muchas censuras desde la izquierda por aceptar el sostén del ex dictador, pero el jefe mirista habló de la necesidad de superar las inquinas de pasado y de mirar hacia el futuro; años después, iba a referirse al AP como el equivalente boliviano de los Pactos de la Moncloa, suscritos en 1977 por los principales partidos políticos de España para facilitar la transición del posfranquismo a la democracia sobre la base de un consenso nacional de actuaciones y reformas políticas, jurídicas y económicas.

Los dos partidos se repartieron los ministerios a partes iguales, tocándole al MIR las carteras sociales y la de Interior, y a la ADN las de Exteriores, Defensa y Finanzas. Banzer obtuvo también la Vicepresidencia de la República para el democristiano Luis Ossio en lugar del candidato del MIR al puesto, Gustavo Fernández, y aún mas importante, el compromiso por Paz Zamora de que en la próxima ocasión que se planteara, el MIR votaría por su investidura congresal.

El flamante presidente heredó de su pariente Paz Estenssoro un cuadro económico en trance de estabilización. Transcurridos los cuatro años del mandato, la prosecución por Paz Zamora del ajuste estructural conforme a las reglas del FMI produjo unos resultados positivos en la mayoría de las variables, con un crecimiento medio del PIB cercano al 4%, una tasa de inflación sensiblemente a la baja, hasta regresar al único dígito en 1993, la deuda exterior recortada a los 3.500 millones de dólares, la balanza comercial con superávit y las reservas de divisas incrementadas. Con todo, varios de estos comportamientos positivos experimentaron un frenazo o se invirtieron en el último tramo del mandato presidencial.

El precio inicial de la estabilidad y el saneamiento fue, como siempre en los sistemas en crisis acogidos al modelo liberal o neoliberal, la agudización de los índices de pobreza y subdesarrollo, que afectaban a un número creciente de bolivianos. Pese a haber perdido buena parte de su fuerza social, la COB y otros sindicatos y organizaciones de izquierda salieron al paso de la congelación de los salarios y los amagos de privatización de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) con las acostumbradas huelgas y movilizaciones. En noviembre de 1989, Paz Zamora, acuciado por una huelga general convocada por los trabajadores de la enseñanza, emitió el Decreto Supremo N° 22361 e implantó el estado de sitio en todo el territorio nacional, situación de excepcionalidad constitucional que, entre otras actuaciones, amparó el arresto y deportación de 600 sindicalistas por las fuerzas de seguridad.

Paz Zamora no fue capaz de llegar a un acuerdo con el MNR, partido opositor plenamente adherido a la NPE, para sacar adelante leyes de naturaleza económica, alcanzando los enfrentamientos el grado de crisis constitucional a finales de 1990 cuando los movimientistas, liderados por Sánchez de Lozada tras la jubilación de su patriarca histórico, impugnaron la nueva normativa tributaria ante la Corte Suprema. Por lo demás, el Gobierno, aunque adoptó una legislación específica, no intentó privatizar las seis compañías de titularidad pública que consideraba "estratégicas", a saber, la petrolera YPFB, la telefónica ENTEL, la eléctrica ENDE, los ferrocarriles ENFE, la siderúrgica ENAF y la aerolínea LAB.

En otro orden de cosas, la decisión del Copap de iniciar en el Congreso la destitución de ocho jueces del alto tribunal que se habían pronunciado a favor del argumento fiscal del MNR, le aparejaron a Paz Zamora acusaciones de injerencia institucional y autoritarismo, que se añadieron a las tempranas denuncias de corrupción.

En el terreno de la seguridad interna, el país tuvo que lamentar varios atentados terroristas de organizaciones armadas de la extrema izquierda, como el Ejército Guerrillero Túpak Katari (EGTK), de inspiración maoísta e indigenista, y la denominada Comisión Néstor Paz Zamora-Ejército de Liberación Nacional (CNPZ-ELN), que, de esta manera harto desagradable, recordó al presidente el ideario y la praxis revolucionarios de su hermano muerto.

Con todo, el verdadero problema para la seguridad provenía del narcotráfico, fenómeno desarrollado espectacularmente desde finales de los años setenta gracias a la entusiasta participación en estos negocios ilícitos de los militares corruptos y que, dada su complejidad, por su peso en el sistema financiero (se acercaban a 1.000 millones de dólares las sumas de dinero blanqueado inyectadas por el narco en la economía nacional), los modelos de vida tradicionales e incluso la política internacional, precisaba un tratamiento no exclusivamente represivo o erradicador.

Por de pronto, Paz Zamora mantuvo el plan de lucha contra el narcotráfico lanzado por la Administración anterior, basado en el desarraigo forzoso de algunas plantaciones de coca del Trópico de Cochabamba y la sustitución de otras por cultivos alternativos —que tenían para el productor unos márgenes de beneficio mucho menor en los mercados agrícolas—, más la concesión a los campesinos afectados de ciertas indemnizaciones. Pero el presidente se reveló también como un vehemente defensor del cultivo tradicional de la planta de coca, cuya diferencia con la cocaína, producto químico elaborado a partir de aquella y, en su expresión, "impuesto desde el extranjero", enfatizó siempre ante sus interlocutores internacionales.

En relación con este polémico tema, la Administración de Paz Zamora se distinguió de sus predecesoras y sucesoras por la toma en consideración de las problemáticas que afectaban a los ecosistemas y a los pueblos indígenas. Esta nueva sensibilidad se apreció en la promulgación de sendas legislaciones sobre la protección del medio ambiente (1992) y sobre los derechos de las comunidades indias (1990), en el marco del concepto de "unidad en la diversidad". En añadidura, el Gobierno mirista-adenista diseñó la Primera Agenda Social, orientada para dar cauce a las reformas en los sistemas judicial, educativo y administrativo.

En la cumbre especial antidroga celebrada en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias el 15 de febrero de 1990 junto con los presidentes Bush, el peruano Alan García (socialdemócrata como él) y el colombiano Virgilio Barco (liberal), el mandatario boliviano defendió la necesidad de ofrecer a las comunidades rurales cultivos alternativos acompañados de programas de desarrollo integral, y no la mera sustitución de los cocales por otros cultivos cuya rentabilidad no ofrecía mejores expectativas. Esta era la noción principal de una estrategia que llamó de "corresponsabilidad internacional" en la lucha contra la droga. No obstante, Paz Zamora aceptó el plan de destrucción de plantaciones presentado por Estados Unidos, que incluía el envío de unidades militares especiales para asistir a las Fuerzas Armadas bolivianas en dicha misión.

El deseo de que la agencia antidroga norteamericana, la DEA, confiara en las autoridades bolivianas tuvo mucho que ver en la controvertida política del presidente de entregar a la justicia de Estados Unidos por el procedimiento ejecutivo directo, puesto que no existía un tratado bilateral de extradición, a destacados padrinos del negocio de los estupefacientes, como el coronel Luis Arce Gómez, ministro del Interior con García Meza. Con franqueza poco habitual en un estadista al tratarse de un asunto que comprometía la imagen exterior del país, Paz Zamora justificó la entrega expeditiva de Arce Gómez porque el sistema judicial boliviano estaba "corrompido" y era incapaz de actuar contra el ex ministro, aunque los magistrados del Supremo la interpretaron como una afrenta de calculado significado político.

Paz Zamora decidió solicitar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la evaluación de las propiedades nutritivas y curativas de la hoja de coca, y cuando tenía ocasión, luciendo un pin de la planta en la solapa del traje, explicaba a sus audiencias el uso tradicional de la misma. Esta postura dio lugar a un curioso y poco conocido suceso en la Exposición Universal de Sevilla, en abril de 1992, cuando el pabellón boliviano pretendió obsequiar a los visitantes con muestras del vegetal.

Llegada la iniciativa, al parecer partida directamente de Paz Zamora, a conocimiento de los organizadores, el Gobierno autónomo de Andalucía procedió a incautar in situ ocho kilos de hojas de coca, a pesar de las explicaciones de los oficiales bolivianos a sus alarmados colegas españoles sobre que se requería una cantidad mucho mayor de hojas y un complicado proceso químico de laboratorio para obtener siquiera un gramo de cocaína. La anécdota no fue óbice para que en su visita al país andino en junio de aquel año, el presidente del Gobierno español, el socialista Felipe González, expresara su apoyo a la iniciativa de su anfitrión ante la OMS.

Tan audaz concepción del problema de la droga no convenció a Estados Unidos, que, pese a sus muestras de buena voluntad, puso al presidente boliviano en el punto de mira como "sospechoso". En marzo de 1991, a través de su embajador en La Paz, el Departamento de Estado obligó a Paz Zamora a destituir al recién nombrado jefe de la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (FELCN), el coronel en la reserva Faustino Rico Toro, antiguo colaborador de las juntas militares, y, de paso, al ministro del Interior, Guillermo Capobiando Ribera, y al comandante de la Policía Nacional, general Felipe Carvajal Badani.

Se daba el hecho de que como ministro del Interior, Capobiando había conseguido desarticular al CNPZ y prácticamente noquear a la otra organización terrorista en activo, el EGTK. En cuanto a Rico Toro, en 1995 iba a ser extraditado a Estados Unidos, en cuyas listas negras de narcotraficantes figuraba; condenado por la justicia del país norteamericano, el ex coronel iba a cumplir íntegramente su pena, para obtener la libertad en 2002.

Pero la verdadera polvareda se levantó después de terminar Paz Zamora su mandato en agosto de 1993. Entonces, se vertieron denuncias de que la cúpula del MIR había financiado su campaña electoral de 1989 con dinero proveniente del narcotráfico. El escándalo condujo al procesamiento, juicio y condena a cuatro años de cárcel de Óscar Eid Franco, mano derecha de Paz Zamora desde la fundación del partido, acusado de relaciones ilícitas con la banda del narcotraficante Isaac Oso Chavarría. Precisamente, la prensa sacó a colación otro escándalo desencadenado en 1988, cuando un senador de la ADN hizo públicas unas fotos de Paz Zamora junto con Chavarría. El ex presidente estuvo cerca de ser desaforado por el Congreso y tuvo a bien retirarse del proscenio político hasta que escampara el feo asunto, pero no se libró del desagradable anuncio de que Estados Unidos le retiraba el visado de entrada en el país.

Al margen de esta peripecia, quien en 1990 había promulgado una norma anticorrupción como la Ley N° 1178 de Administración y Control Gubernamentales (SAFCO) fue acusado de favorecer el nepotismo, sobre la base de los nombramientos de su hermano Mario, un reputado médico, como Ministro de Salud Pública y Previsión Social y de su hermana Rosario como presidenta del Organismo Nacional del Menor, la Mujer y la Familia (Onanfa). Por si fuera poco, el presidente encargó a su madre viuda, Edith Zamora de Paz, que llevara la intendencia doméstica del Palacio de Gobierno.

Aún en el terreno internacional, Paz Zamora presidió en La Paz la IV Reunión del Consejo Presidencial Andino en noviembre de 1990, asistió a las cumbres anuales del Grupo de Río y de la Comunidad Iberoamericana, y en 1992 fue elegido vicepresidente de la IS, testimonio de sus excelentes relaciones con Felipe González y otros líderes socialistas europeos. 

En el terreno de las relaciones bilaterales caben destacar los Acuerdos de Ilo, suscritos con su homólogo peruano Alberto Fujimori el 24 de enero de 1992, por los que Bolivia obtenía del país vecino una serie de facilidades de libre tránsito comercial desde Desaguadero, en la frontera del Altiplano, hasta Ilo, en la costa del Atlántico, convertido en puerto franco y por tanto en la ansiada salida al océano del único país sudamericano, junto con Paraguay, carente de bordes marítimos. La facilidad portuaria y zona franca turística de Ilo, referida por las autoridades como Bolivia-Mar, era una concesión por 50 años, finalizados los cuales La Paz y Lima podían prorrogarla.

El AP cuatripartito (MIR, ADN, PDC y FRI) llegó incólume a las elecciones generales del 6 de junio de 1993, que produjeron las mismas posiciones correlativas en la tabla de candidatos, sólo que ahora la mayoría simple de Sánchez de Lozada, receptor del 35,6% de los votos, fue más conspicua, induciendo a Banzer, candidato unitario del AP y ganador de una cuota del 21%, a retirarse en la preceptiva votación congresal. 

Luego de entregar, el 6 de agosto, los atributos presidenciales a Sánchez de Lozada, Paz Zamora y Banzer dieron por agotada la experiencia del AP y no la renovaron. En las legislativas, el MIR por separado había capturado 15 diputados y tres senadores, descendiendo a la cuarta posición en la cámara baja, donde le superó en cinco actas la Unión Cívica Solidaridad (UCS) de Max Fernández Rojas. 

5. Nuevas postulaciones presidenciales y actividades ulteriores

Pese a los conflictos internos y al escándalo de las presuntas connivencias con el crimen organizado, Paz Zamora consiguió mantener la cuota parlamentaria del partido y captar nuevos compañeros de aventura electoral. Para los comicios del 1 de junio de 1997 trabó una alianza con la pequeña formación Alternativa al Socialismo Democrático (ASD). En las presidenciales, él, formando tándem con el empresario y antiguo ministro de Planificación y Coordinación Samuel Doria Medina, terminó cuarto con el 16,8% de los sufragios, a la zaga de Banzer, el emenerrista Juan Carlos Durán Saucedo y Remedios Loza Alvarado de Condepa; en las legislativas, el partido, aliado con el FRI, lo hizo mejor, al aumentar su representación a los 23 diputados y los siete senadores.

Aunque el AP era ya historia, Paz Zamora, ratificado como jefe nacional del MIR el 17 de julio, y Banzer, vencedor en las urnas con la acostumbrada mayoría simple, habían seguido manteniendo unas relaciones cordiales. Estas tuvieron la ocasión de expresarse cuando el Congreso asumió la tarea, por enésima vez, de elegir al presidente porque la elección directa no había alcanzado los números legales. El 5 de agosto los legisladores miristas devolvieron por fin el favor prestado por los adenistas ocho años atrás y el ex dictador, en su sexta tentativa, alcanzó la Presidencia por la vía democrática. 

El MIR se integró luego, con tres carteras, en la megacoalición gubernamental encabezada por la ADN y completada por Condepa, UCS, PDC y la Nueva Fuerza Republicana (NFR), firmantes todos, el 4 de junio, del llamado Compromiso por Bolivia. La participación mirista en el Ejecutivo se mantuvo en agosto de 2001, cuando Banzer, enfermo ya prácticamente terminal de cáncer, resignó en favor de su vicepresidente, Jorge Quiroga Ramírez.

Para las elecciones generales del 30 de junio de 2002, Paz Zamora presentó un programa que ponía el acento en la lucha contra la pobreza, la dotación de más facilidades financieras a los pequeños productores urbanos y el campesinado, y el regateo del control económico del gas natural, el recurso más prometedor del momento, a las compañías transnacionales que lo explotaban.

En las presidenciales, Paz Zamora repitió casi exactamente su resultado de 1997, sacando el 16,3% de los votos y quedando relegado a la cuarta posición después de Sánchez de Lozada y dos líderes en auge, el populista Manfred Reyes Villa, de la NFR, y el líder cocalero aymara Evo Morales Ayma, del MAS. En los comicios al Congreso, el MIR dio también ejemplo de constancia electoral y, con el 19,8% de los sufragios, ganó un diputado adicional, quedándose con 26, si bien perdió dos senadores. Uno de los nuevos diputados fue el propio primogénito de Paz Zamora, Rodrigo Paz Pereira, quien se estrenaba para la vida política e institucional, y más tarde sería alcalde de Tarija y senador.

A continuación, el ex presidente volvió a brindar la llave de la gobernabilidad en Bolivia al aceptar votar por la investidura de Sánchez de Lozada en el Congreso, el 4 de agosto, a cambio de la aplicación por el MNR del llamado Plan Bolivia de Responsabilidad Nacional, un programa de Gobierno para los próximos cinco años que enfatizaba los aspectos sociales y de desarrollo, así como la lucha anticorrupción. Cuando los violentos disturbios político-sociales de octubre de 2003, la conocida como la guerra del gas, Paz Zamora reafirmó su apoyo al acorralado Sánchez de Lozada, quien de todas maneras se vio forzado a dejar el poder y huir del país.

En estos años, la prensa boliviana se hizo eco de una corriente interna del mirismo que estaría formada por el núcleo familiar de Paz Zamora, con sus hijos Rodrigo y Jaime, su ex esposa Carmen y sus hermanos Mario, Rosario y Edith a la cabeza. Más que como una fracción al uso, esta corriente funcionaría como un grupo de influencia sobre el jefe del partido y estaría generando importantes tensiones con el denominado "sector histórico", cuyo dirigente más conocido era Óscar Eid.

Tras su cuarta y última postulación presidencial en las elecciones de 2002 y su respaldo al contestado Sánchez de Lozada hasta el último momento en 2003, Jaime Paz Zamora siguió activo en la política boliviana con su partido de toda la vida, el MIR. En las generales del 18 de diciembre de 2005 se presentó a prefecto del departamento de Tarija, pero, con el 33,9% de los votos, fue derrotado por Mario Cossío, del MNR. En las presidenciales, el MIR no postuló candidato propio y respaldó indirectamente la aspiración del ex presidente adenista Tuto Quiroga a través de la alianza Poder Democrático Social (Podemos). La presencia en la vida pública y la influencia política de Paz Zamora fueron achicándose desde entonces.

El 30 de agosto de 2006, en los primeros meses del Gobierno de Evo Morales y el MAS, la Corte Nacional Electoral (CNE) canceló la personalidad jurídica del MIR al no haber obtenido al menos el 2% de los votos en las elecciones para la Asamblea Constituyente del 2 de julio anterior y arrastrar una deuda de 42.000 dólares con el Estado; entonces, el partido, privado de su registro electoral, quedó a todos los efectos disuelto. 

En 2025, a los 86 años, Jaime Paz Zamora apoyó visiblemente la candidatura presidencial de su hijo Rodrigo, candidato por el PDC, quien en la primera vuelta del 17 de agosto se puso inesperadamente en cabeza con 32,1% de los votos tras figurar en posiciones zagueras en las encuestas, pasando a disputar con Tuto Quiroga un balotaje fijado para el 19 de octubre. Durante la campaña, Paz Pereira publicó un video en el que aparecía relajadamente con su padre, quien le aleccionaba y daba buenos consejos.

Jaime Paz Zamora ha pertenecido al Directorio Internacional del Centro Shimon Peres para la Paz, ha sido vicepresidente de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPAL) y ha figurado en el Consejo para el Futuro de la UNESCO. Divorciado de su primera esposa y madre de sus dos hijos varones, en 1994 contrajo segundas nupcias con la productora televisiva Viviana Limpias, de la que se separó en 1998.

(Cobertura informativa hasta 27/8/2025).

 

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