Trump y la legitimación de la ultraderecha europea

Opinión CIDOB 861
Els liders de la ultradreta europea reunits a Madrid, a la convenció de Vox del febrer sota el lema trumpià "Fer Europa gran"
Fecha de publicación: 12/2025
Autor:
Héctor Sánchez Margalef, investigador principal, CIDOB
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*Este artículo se publicó previamente en el diario Ara

La nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos y las actividades de interferencia de Washington han sido recibidas de diferente manera en Europa. Las fuerzas de extrema derecha del continente apoyan el discurso de Trump, pero son escépticas respecto a las acciones concretas del Gobierno americano. Por otro lado, varios líderes del mainstream europeo todavía confían en el apaciguamiento, aunque este da pocas señales de haber funcionado.

A la Unión Europea, la Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) de Estados Unidos que ha adoptado la Administración Trump le ha estallado en la cara. Washington asume por completo el relato de la extrema derecha europea de un continente en decadencia, asediado por la inmigración masiva y en el precipicio del declive como civilización. El documento señala a la UE como fuente de estos males pues socava la soberanía de las naciones europeas y promueve políticas migratorias que están «transformando» a Europa y acabando con las identidades nacionales. Para evitarlo, apuesta por apoyar a las fuerzas «patrióticas» para corregir el rumbo del continente y cultivar la resistencia contra la actual trayectoria dentro de los países europeos.

Una parte de las fuerzas políticas europeas intenta no leerlo ni como un acto de agresión ni como una declaración de interferencia en los asuntos internos de la UE y de sus estados miembros. La otra parte lo interpreta como una validación de sus tesis y una legitimación para continuar manteniendo una posición disruptiva respecto a la UE. 

Ante esta doble interpretación de lo que supone la ESN, destacan dos realidades. En primer lugar, la incredulidad con que una parte de los estados miembros de la UE y de los líderes de la Unión miran a Estados Unidos. La interferencia estadounidense no empieza con Trump, ni Europa ha sido tratada siempre como una aliada. Los Estados Unidos espiaron a la excanciller alemana Merkel del 2002 al 2013; la Inflation Reduction Act se adoptó sin considerar los intereses europeos, igual que la retirada unilateral de Afganistán; asimismo, la AUKUS, la alianza militar entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos, se pactó a su espalda. Con el segundo mandato de Trump, la interferencia solo ha aumentado: Vance, en la Conferencia de Seguridad de Múnich; Elon Musk, durante las elecciones alemanas, y Trump, en las polacas y rumanas. La estrategia pone negro sobre blanco que ya no hay aliados, solo intereses. Y la respuesta de apaciguamiento practicada por los estados miembros, tanto en el campo de golf como en la cumbre de la OTAN en La Haya, no ha funcionado.

En segundo lugar, los partidos de extrema derecha se han hecho eco de las afirmaciones de Trump, pero cabe destacar que no se trata de apoyo absoluto. Comparten el análisis, pero hay un punto de rechazo a la tutela estadounidense. Orbán se lo ha tomado como una legitimación de su continua disputa con Bruselas, tanto por lo que respecta al estado de la democracia en Hungría como en lo tocante a las relaciones con Rusia. Meloni, sin entrar en la cuestión rusa, entiende que se pide que la UE sea autónoma en materia de seguridad, pero rechaza que se trate de un acto de injerencia; más bien está de acuerdo con algunas de las afirmaciones realizadas sobre Europa. Bardella ha declarado que coincide en gran parte de las advertencias sobre Europa que contiene la estrategia, pero que no necesita que el hermano mayor americano le dé lecciones sobre su país, mientras el PiS polaco compra el relato de declive europeo. AfD, a su vez, ha respondido diciendo que comparte la lucha por un renacimiento conservador. Al mismo tiempo, los partidos de extrema derecha, igual que pasó con el acuerdo firmado el pasado verano por Von der Leyen, también denuncian la rendición de la UE ante Trump.

La relación beneficiosa entre Trump y los partidos de extrema derecha europea se explica por dos motivos: por un lado, obtienen proyección internacional de una ideología compartida; por otro, les permite criticar a la UE como una organización inútil que no defiende la soberanía de las naciones europeas. El hecho de que Trump legitime este discurso es políticamente beneficioso para la extrema derecha europea por mucho que reconozcan que, si bien Trump puede ser bueno para Estados Unidos, no lo es necesariamente para Europa.

La posición que no se explica es la de los líderes europeos que practican el apaciguamiento. El documento de la Administración Trump pone por escrito lo que la política exterior estadounidense había venido anunciando: que Estados Unidos no es el poder hegemónico benévolo que la UE creía. Ahora que Washington está dispuesta a intervenir cuando convenga para apoyar a las fuerzas «patrióticas» europeas y ha dejado claro que prevalecerá la America First, Europa ya no necesita más wake-up calls; es hora de que se levante. 

Palabras clave: extrema derecha, Trump, UE, Estrategia de Seguridad Nacional, relaciones transatlánticas, interferencia, apaciguamiento

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Imagen: © Ricardo Rubio / Europa Press (Diari Ara)

E-ISSN 2014-0843