Reseña de libros | Predisposición a la violencia: combatiendo el origen de nuestra especie

Revista CIDOB d'Afers Internacionals_116
Fecha de publicación: 09/2017
Autor:
J. Andrew Carter, Jr. Doctorando en Relaciones Internacionales, Universitat Autonòma de Barcelona
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Reseña de libros:

Pinker, Steven. The Better Angels of Our Nature: Why Violence Has Declined. Penguin UK, 2012. 1.056 págs.

 

Violence is a natural concern for anyone who studies human nature (p. xxvi). 

La función, la utilidad y la evolución de la violencia dentro de la naturaleza humana son ideas intelectualmente estimulantes que hacen pensar sobre la especie humana. Sin embargo, describir la relación entre humanos y violencia provoca más preguntas que respuestas: ¿Son los seres humanos esencialmente buenos o malos? ¿Es violento el estado de la naturaleza? ¿Cómo han cambiado las tendencias violentas con el tiempo?

En su convincente y estimulante libro, el científico cognitivo, psicólogo y lingüista de la Universidad de Harvard Steven Pinker profundiza en explicaciones de la naturaleza evolutiva de la violencia y su uso por los humanos a lo largo de la historia, y promueve la idea de su declinación constante y continua. Con bastante éxito y persuasión, Pinker sostiene que las tendencias violentas no son tan comunes en las sociedades y en la cultura como lo fueron antes. De hecho, el pasado era más violento de lo que solemos imaginar: el riesgo de muerte violenta en Europa es una mera fracción del que existía hace más de 500 años. Ahora los humanos modernos disfrutan de un período de «larga paz» marcado por la ausencia de guerra total desde 1945. Pinker va un paso más allá y predice que esta «larga paz» se debe a procesos evolutivos y a predisposiciones modernas a alejarse de la violencia y acercarse a resoluciones más pacíficas de los conflictos. El libro Better Angels of Our Nature: Why Violence Has Declined es un intento exitoso de arrojar luz sobre el desarrollo humano, que ofrece un comentario social del siglo xxi sobre las disposiciones modernas a la violencia. Pinker promueve una perspectiva optimista y novedosa sobre cómo lograr resultados positivos en el mundo moderno y ejemplifica que la violencia no es y ni será la respuesta a los conflictos. Así, el libro proyecta una visión positiva de la naturaleza humana, en tanto en cuanto apoya la perspectiva de que los homo sapiens hemos progresado notablemente, alejándonos de nuestros vehementes comienzos como seres traicioneros, guerreros y violentos.

El autor es un renombrado científico canadiense-estadounidense de la Universidad de Harvard que ha publicado más de siete best sellers y dirige investigaciones sobre cuestiones experimentales como el desarrollo del lenguaje, la expresión y la comunicación. Recientemente, Pinker recibió elogios por parte de la crítica por su libro The Sense of Style: The Thinking Person’s Guide to Writing in the 21st Century (2014), una guía técnica de escritura centrada en contextos no ficcionales, que explica por qué la escritura académica es cada vez más compleja y densa. Por extensión de su propio trabajo, el estilo de escritura de Pinker en Better Angels of Our Nature responde directamente a esta idea de que los textos pluralistas, pero informados, no solo llegan a un público más amplio, sino que pueden ser igualmente intuitivos e intelectualmente desafiantes. El libro encarna una excelente erudición, rebosa de información y perspectivas únicas de narrativas históricas que dejan un impacto duradero en la mente de los lectores, cautiva al público y apoya su tesis central a través de medidas cualitativas y cuantitativas. Pinker emplea un estilo de escritura suave, coloquial y directo, y muestra un verdadero rigor académico a través de su clara metodología y su conocimiento experto; de esta manera, logra una técnica literaria extremadamente satisfactoria. Aunque es un distinguido psicólogo, su incursión en las ciencias sociales y la historia evolutiva es digna de mención. Su alcance es impresionante y extenso, pero sus ideas sobre el declive de la violencia son directas y persuasivas. Este es uno de los mayores logros del libro: su tono simple a la vez que elegante. Pinker narra la progresión histórica y es capaz de establecer con éxito conexiones con las ideas básicas de la filosofía y la cultura modernas, incluyendo las percepciones actuales o el simbolismo de la violencia en la sociedad. Sus narraciones sobre varios elementos de la historia, que se pueden encontrar en obras como la Biblia y otros textos famosos, son carismáticas en el sentido de que Pinker es capaz de destacar el papel central de la violencia en la civilización y su desarrollo.

Uno de los argumentos más enérgicos del libro, que demuestra su enfoque y discernimiento sobre el tema, aparece en las primeras páginas, cuando Pinker describe la violencia tal y como se representa en el Nuevo Testamento de la Biblia; ello incluye una de las ejecuciones más famosas, la crucifixión de Jesucristo, «el Príncipe de la Paz» junto a dos criminales comunes (las notas icónicas de Pinker incluyen una referencia al origen de la palabra «excruciante» en el término «crucifixión», que era el medio más famoso de muerte romana). Pinker describe los acontecimientos de la forma en que pueden percibirse a través del texto original, si bien reconoce que no hay evidencia directa de ningún hecho histórico en los relatos de la Biblia. Sin embargo, según el autor, la indignación en la ejecución de Jesús no se debía al cuestionamiento de por qué castigar con la crucifixión el robo común, sino en que Jesús era tratado como un criminal menor. Esto es digno de mención teniendo en cuenta que esta grave injusticia constituye uno de los símbolos más reconocibles del mundo.

La tesis de Pinker se basa en la evolución del Estado-nación moderno, la cual tuvo un «efecto de civilización» en los seres humanos, junto con olas de educación, el empoderamiento de diferentes miembros de la sociedad y la emergencia de ideas revolucionarias sobre los derechos humanos. También los ciudadanos «civilizaron» al Estado, puesto que tuvieron un papel central en la eliminación de la tortura, la esclavitud y la ejecución pública (las cuales, como muestra Pinker, fueron utilizadas en el pasado como instrumentos de poder y entretenimiento). Los «mejores ángeles» son descritos por el autor como componentes de la psique humana; son la empatía, el autocontrol, la moralidad y la razón. Pinker dedica mucho tiempo y energía a afirmar esta revelación a lo largo de las más de 1.000 páginas del libro, que incluyen muchas hipótesis diversas que el autor investiga para apoyar su tesis central de que la violencia está disminuyendo. Algunas de las teorías más controvertidas incluyen la presunción de que los hombres jóvenes cometen la mayoría de los actos de violencia, algo que según Pinker permanece constante a lo largo de la historia. Sin embargo, su extrapolación provoca ciertas críticas, por su conclusión de que la institución del matrimonio es un posible freno a esta tendencia, lo cual produciría, según el autor, un efecto civilizador, mediante la reducción de la probabilidad de cometer actos de violencia. Si bien se puede comprender esta lógica, es un poco atrevido creer que el matrimonio por sí solo puede disuadir la violencia en todo un conjunto demográfico, especialmente teniendo en cuenta que el matrimonio está en declive en la mayoría de los países.

Los datos ofrecidos por Pinker son a menudo abundantes y convincentes, aunque filtrados para apoyar su tesis, a menudo sucumbiendo al sesgo de confirmación. Los números y los impresionantes análisis estadísticos buscan explicaciones racionales y éticas para la causalidad. Sin embargo, con el aumento de los gastos militares en todo el mundo, ¿puede la violencia estar realmente en declive? Según Pinker, no está aumentando; los humanos son más conscientes y sensibles a la violencia en la actual «era de la información». Al igual que los ciclos económicos, climáticos y orgánicos que forman un círculo completo, la predisposición humana a la violencia podría estar en una fase de disminución temporal. ¿Podría revertirse el impresionante progreso citado por Pinker si la violencia es, de hecho, cíclica? El futuro tiene muchas incertidumbres.

La afirmación de Pinker de que la guerra y la violencia han cambiado con el tiempo es correcta, pero desafortunadamente no se han vuelto menos destructivas. En la Primera Guerra Mundial hubo más de 10 millones de bajas y 50 millones en la Segunda Guerra Mundial, ambas ocurrieron hace unos 100 años. La metodología estadística de Pinker sobre el grado de violencia en la guerra no tiene en cuenta el fuerte aumento de la población mundial a lo largo del tiempo, lo que constituye un importante obstáculo moral en su investigación. Aunque las cifras absolutas son efectivas para mostrar el número de muertes en un conflicto en particular, no se tiene en cuenta el aumento masivo de la población. También genera problemas el uso de ratios como estadísticas para medir los conflictos: una proporción de 1 muerte por cada 15 es sustancialmente más desalentadora en un conflicto más poblado que en otro de menor escala.

La aparición de una nueva clase de actores de guerra es problemática para el argumento de Pinker, ya que también ha llevado a la transformación del conflicto moderno al complicar la posibilidad de resolución de conflictos no violentos. Ahora, los principales actores del conflicto son cada vez más difíciles de identificar, ocultos tras el anonimato por motivo de venganza, fe o beneficio. Estos nuevos actores se involucran en estrategias que buscan hacer la guerra en campos de batalla y jurisdicciones indefinidas, que introducen la complicación del elemento sorpresa y llevan a una destrucción poco ortodoxa de los entornos urbanos y rurales, así como al aumento de la inseguridad y el miedo. El hecho de que los actores estatales modernos también puedan emplear estas estrategias complica aún más la teoría de Pinker de que el monopolio de la fuerza por parte del Estado ha llevado a la disminución de las tasas de violencia (lo que él llama el «proceso de pacificación»).

Better Angels of Our Nature promueve una tesis respetable y positiva de que los seres humanos han evolucionado para ser menos horribles. Aunque hay críticas evidentes a la teoría y las justificaciones de Pinker, el libro es completo y verdaderamente extraordinario. A través de sus métodos literarios y la comprensible narrativa histórica de Pinker, se ofrecen pruebas sustanciales que apoyan su teoría. El escenario está listo: ahora es el momento de que otro investigador de ciencias sociales presente una publicación con el mismo vigor y finura, y que sea tan convincente como el trabajo de Pinker. Hasta entonces, el trabajo de Pinker seguirá reinando. Los «mejores ángeles de nuestra naturaleza» están vivos y sanos.

DOI: doi.org/10.24241/rcai.2017.116.2.231