Reseña de libros | Madrid, 11 de marzo de 2004
Reseña de libro
Reinares, Fernando. ¡Matadlos! Quién estuvo detrás del 11-M y por qué se atentó en España. Galaxia Gutenberg, 2014, 320 págs.
El 11 de marzo de 2004 estallaron diez bombas en el interior de cuatro trenes de cercanías de Madrid. Aquellos atentados causaron 191 víctimas mortales y 1.841 heridos. Desde otra perspectiva, la económica, se estima que produjeron daños materiales directos por valor de 17,6 millones de euros y un coste indirecto de más de 211,6 millones. Se trató del «más devastador acto de terrorismo en la historia de España y el segundo más letal de los conocidos en Europa occidental» (p. 9). Debido a las divergentes interpretaciones del suceso, también tuvo repercusiones a nivel político. Los diferentes partidos, que se encontraban en la recta final de la campaña electoral de las elecciones generales, señalaron a diferentes organizaciones terroristas como culpables del 11-M, lo que dividió a la sociedad española justo antes de los comicios del 14 de marzo. Una parte de la ciudadanía consideró que ETA estaba detrás de la matanza; otra pensó que el acto terrorista era la consecuencia última de la adhesión del presidente José María Aznar a la guerra contra el terror de EEUU, que se había traducido en el envío de tropas para el derrocamiento del dictador Sadam Hussein y la posterior ocupación de Irak. Aunque aminorada por el tiempo y las sentencias judiciales, la polémica acerca de la atribución del 11-M todavía perdura hoy.
Existe una amplia y desigual literatura sobre aquella fatídica fecha: contamos, por un lado, con trabajos académicos y, por otro lado, con obras que propagan las más variopintas teorías de la conspiración, ninguna de las cuales se sostiene ante un análisis crítico. Las primeras son en su mayoría aproximaciones incompletas, mientras que las segundas no tienen nada que ver con ¡Matadlos! Quién estuvo detrás del 11-M y por qué se atentó en España, el excelente trabajo de Fernando Reinares, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Rey Juan Carlos y reputado experto en el fenómeno terrorista. Este libro estudia los antecedentes, la planificación, la preparación y la ejecución de los ataques de marzo de 2004, así como los pretextos que adujeron los terroristas, muy diferentes a sus verdaderos motivos: la estrategia, la oportunidad y los deseos de venganza. Por otra parte, la obra también nos muestra el perfil sociológico de los yihadistas: mayoritariamente jóvenes, inmigrantes y de nacionalidad marroquí, unidos muchas veces por vínculos de parentesco, amistad o vecindad. Escrito con un estilo claro y ameno, tiene un enfoque riguroso y un evidente propósito didáctico. Otro de los puntos fuertes de ¡Matadlos! es que su autor se basa en fuentes diversas, sólidas y contrastadas, algunas de las cuales son inéditas en el ámbito español. Entre ellas destacan informes de los distintos servicios secretos, sentencias judiciales, documentación de los propios yihadistas y una rica bibliografía.
¡Matadlos! demuestra de manera rotunda que, como ya apuntaban las más tempranas evidencias, detrás del 11-M no estuvo ETA. Ahora bien, por mucho que este argumento fuera esgrimido como excusa por los terroristas, tampoco tuvo nada que ver con la presencia de soldados españoles en Irak, ya que la decisión de atentar se había tomado mucho antes del comienzo de la invasión: en diciembre de 2001, siendo ratificada en febrero de 2002. Todo parece indicar que el responsable intelectual del 11-M fue Amer Azizi. Miembro de la célula dirigida por Abu Dahdah, líder de Al Qaeda en España, Azizi fue uno de los yihadistas que lograron escapar de la llamada Operación Dátil (noviembre de 2001); aquellas detenciones le obsesionaban hasta el punto de que, al parecer, acabó poseído por sus deseos de venganza contra nuestro país. He ahí, según Reinares, una de las raíces del 11-M.
Sin embargo, no se trató de un atentado perpetrado por una célula terrorista independiente, como en ocasiones se ha supuesto, sino de una confluencia entre la reorientación operativa de las bandas terroristas magrebíes, las cuales habían optado por practicar la yihad en el lugar de residencia de sus miembros, y los intereses de Al Qaeda. Pero, además, Reinares indica que Al Qaeda, la cual contaba con presencia en España desde 1994, heredó el proyecto de atacar los trenes del propio Azizi, quien se había refugiado en Pakistán, donde no solo estableció contacto con la cúpula de la organización, sino que fue nombrado adjunto a su jefe de operaciones externas. Por consiguiente, hay que entender la matanza de Madrid dentro de la estrategia de la red terrorista de Osama Bin Laden: «provocar divisiones entre las naciones occidentales» y «contar con el necesario monto de simpatizantes» (p. 178). En el caso del 11-M los terroristas supieron aprovechar la oportunidad que les brindaban los problemas de la seguridad española, las lagunas de la legislación antiterrorista, los desajustes del sistema judicial, la falta de intercambio de información entre distintos organismo oficiales y un contexto internacional muy propicio. Gracias a estos factores, Al Qaeda obtuvo importantes réditos a nivel mediático y propagandístico.
Una de las bazas de los yihadistas fue la utilización de la guerra de Irak como pretexto de sus actos, lo que permitió presentar el atentado como un éxito. «Como exponente de este éxito alegaron, en primer lugar, el resultado de las elecciones generales celebradas en nuestro país tres días después» (p. 161). Ahora bien, como subraya Reinares, el atentado se comenzó a planear en diciembre de 2001, se ratificó en febrero de 2002 y su fecha se fijó definitivamente en octubre de 2003, mientras que los comicios no se convocaron hasta el 9 de enero de 2004, por lo que sería un error establecer una relación entre ambos sucesos. De igual manera, Al Qaeda también pretendió mostrar como un logro del 11-M el retorno de las tropas españolas que habían sido enviadas a Irak, pero lo cierto es que José Luis Rodríguez Zapatero había prometido traerlas de vuelta antes de los atentados y, por tanto, antes de ganar las elecciones generales y convertirse en presidente. A pesar de ello, «la sucesión de los hechos en tan breve espacio de tiempo generalizó en todo el mundo la percepción de que el Gobierno español cedió ante el terrorismo de Al Qaeda» (p. 162).
Desde la perspectiva de las ciencias sociales y humanas, los resultados de todo trabajo de investigación han de ser considerados como algo provisional. En el futuro podrán ser actualizados, discutidos, revisados e incluso descartados. Evidentemente, el mismo axioma ha de aplicarse a la presente obra. No obstante, resulta muy tentador definir ¡Matadlos! como el libro definitivo sobre los atentados terroristas de marzo de 2004. Se trata del mejor y más completo libro que sobre el 11-M se ha escrito hasta el momento.
DOI: http://doi.org/10.24241/rcai.2016.112.1.261