Reacciones internacionales

Fecha de publicación: 01/2014

REACCIONES REGIONALES

Irak

La posición oficial de Irak respecto al conflicto sirio es la neutralidad. Sin embargo, al tener el Primer Ministro de Irak Nouri al-Maliki fuertes vínculos con Irán, responsables estadounidenses sospechan que ayuda y armas iraníes entran en Siria a través de Irak. El gobierno iraquí apoyó indirectamente a al-Asad al declarar que no aplicaría sanciones y se abstendría de la resolución de la Liga Árabe. La cooperación entre Irak y Siria quedó patente cuando Bagdad rechazó que la oposición representase a Siria en la Liga Árabe, rechazó el ataque de Estados Unidos y llamó a las dos partes al diálogo en el marco de Ginebra II. La principal preocupación de Irak es que el fortalecimiento de grupos yihadistas en Siria se convierta en un problema mayúsculo a la seguridad interna de Irak y desestabilice el conjunto de la región. De hecho, la violencia sectaria en Irak se ha incrementado desde el inicio del conflicto sirio. La política iraquí en Siria está condicionada por tres temas de naturaleza regional: terrorismo, refugiados y la cuestión kurda. El grupo terrorista “Estado Islámico de Irak y Siria”, afiliado a al-Qaeda, tiene una fuerte base en Irak y se ha visto reforzado cuando los yihadistas se han hecho fuertes en Siria hasta el punto que ha sido capaz de tomar la ciudad de Faluya, evidenciando la división sectaria de la sociedad irakí. Los refugiados que vienen de Siria se han establecido sobre todo en el norte de Irak, cerca de la frontera con Turquía y en el corazón del Kurdistán iraquí. El líder kurdo de Siria, Massoud Barazani, ha declarado que el gobierno regional kurdo comparte la misma opinión que el gobierno central respecto a Siria, pero Barazani está aprovechando la situación para aumentar su influencia a escala regional.

Jordania

La posición oficial de Jordania sobre el conflicto sirio es de neutralidad, y llama a una solución diplomática, declarando que no se lanzará ningún ataque desde su territorio. Sin embargo, a Jordania le será difícil continuar reivindicando su neutralidad. Primero, porque ha impuesto sanciones a Siria en aplicación de la resolución de la Liga Árabe a pesar de que previamente se abstuvo. Segundo, porque como miembro del grupo llamado “Amigos de Siria”, Jordania está a favor de la conferencia de Ginebra II pero añade la precondición de que el régimen de al-Asad no debe incluirse en la formación de un gobierno de transición. Tercero, porque extraoficialmente Jordania está cooperando con sus aliados (Estados Unidos y Arabia Saudí) entrenando y ayudando a los rebeldes en la frontera con Siria. De hecho, Estados Unidos ha desplegado soldados para proteger a uno de sus principales aliado en Oriente Medio. Jordania teme el efecto contagio y todas las posibles consecuencias de un conflicto prolongado . Los refugiados registrados están aumentando en Jordania, convirtiendo el campo de Zaatari en el segundo más grande del mundo. Empiezan a surgir voces que, como la Mohammad al-Momani, ministro de comunicación, responsabilizan el flujo de refugiados de estar estrangulando la economía y afectando el mercado de trabajo. Al mismo tiempo, Jordania se enfrenta a un dilema. Por un lado, si al-Asad se mantiene en el poder, es probable que los refugiados permanezcan en Jordania y que con ello aumente el malestar entre la población local. Pero, por el otro lado, la caída del régimen podría debilitar políticamente el régimen en Jordania, bien porque los yihadistas pusieran el país en el punto de vista o porque una Siria dominada políticamente por los Hermanos Musulmanes reforzara el Frente de Acción Islámica en Jordania.

Líbano

Líbano teme el contagio ya que siempre ha estado influenciado por la evolución política en Siria. Aunque hay opiniones que creen que es improbable que el efecto contagio derive en una nueva guerra civil, hay un creciente tensión dentro en Líbano entre los defensores y detractores de al-Asad y el resultado del conflicto alterará el equilibrio de poder en Líbano. Beirut dice ser neutral y practicar la “política de disociación”. Por ello se abstuvo de las sanciones impuestas a Siria por la Liga Árabe, argumentando que el conflicto sirio ya ha tenido suficientes costes económicos y políticos para el Líbano. A diferencia del gobierno, algunos actores no estatales como Hezbolá han tomado partido a favor del régimen sirio y no solo le han apoyado políticamente sino también militarmente. La supervivencia de Hezbolá depende en buena medida del apoyo que le da el régimen sirio y su aliado Irán. A su vez, grupos suníes están apoyando claramente a los rebeldes trasladando el campo de batalla al Líbano, lo que ha ido aumentando la violencia sectaria desde el principio del conflicto. El ataque cometido contra la embajada iraní en Beirut es una clara muestra de que la tensión y la inseguridad en el Líbano aumentarán si no se pone fin al conflicto en Siria.

Israel

Israel ha mantenido un perfil bajo en este conflicto aunque no ha ocultado su temor por las consecuencias regionales del conflicto como, por ejemplo, la posibilidad de que al-Asad transfiriera arsenal químico a Hezbolá. Israel podría beneficiarse si al-Asad es derrotado en la medida que sería un duro golpe para Irán, a quien Israel considera su mayor amenaza. No obstante, Israel teme que grupos yihadistas puedan poner a Israel en el punto de mira y suponer una nueva y desconocida amenaza a su seguridad interna. En este sentido, Israel podría estar interesado a mantener un “malo conocido” antes que arriesgarse a compartir fronteras con grupos yihadistas. A pesar de este dilema, Israel dio total apoyo a un ataque limitado de los Estados Unidos como respuesta al uso de armas químicas en las afueras de Damasco. De haberse producido el ataque difícilmente se habría precipitado la caída del régimen e Israel y no solo se mantendría el status quo si no que los enemigos de Israel se debilitarían mutuamente. Como dijo el excónsul general israelí en Nueva York, enemigos potenciales como Hezbolá y grupos suníes radicales “se están desangrando unos a otros”.

Egipto

Los cambios políticos en Egipto han condicionado la posición del país respecto al conflicto sirio. Tras la caída de Mubarak, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas apoyó el diálogo para solucionar la crisis siria y se opuso a una intervención militar por parte de los países del Golfo. No obstante, votó a favor de las sanciones impuestas por la Liga Árabe. Cuando Morsi fue elegido presidente de Egipto y visitó Teherán en el marco de la conferencia del Movimiento de los No Alineados, hizo un discurso a favor de los rebeldes sirios y en contra de al-Asad y reivindicó una solución regional liderada por Egipto, Turquía, Irán y Arabia Saudí. Incluso habló en nombre de las fuerzas armadas y de la nación egipcia manifestando el apoyo a la revuelta en Siria. Bajo su mandato Egipto acogió a un número creciente de refugiados sirios. Sin embargo, después del golpe de estado del 3 de julio de 2013, los refugiados sirios han visto como su situación se deterioraba al ser asociados con Morsi y los Hermanos Musulmanes. El gobierno interino rechazó totalmente una posible intervención de los Estados Unidos, en un clima de creciente antiamericanismo. Este gobierno que cuenta con el pleno respaldo de los militares, defiende una política de no intervención, prefiriendo una solución internacional y esperando que Ginebra II tenga un desenlace positivo.

Turquía

Para el gobierno turco la única solución al rompecabezas sirio es un cambio de régimen. Sin embargo, esta posición ha evolucionado desde el inicio de las protestas en marzo de 2011. Cuando las protestas empezaron en Siria, Erdogan pidió a Bashar al-Asad que llevara a cabo reformas democráticas pero estas demandas fueron ignoradas. El Ministro de Exteriores turco visitó Siria en varias ocasiones para encontrar una solución pero no tuvo éxito. En paralelo, el gobierno estableció contactos con la oposición. Cuando se incrementó la violencia, Turquía cambió de estrategia y pidió que al-Asad dejase el poder, aplicó sanciones económicas a Siria y permitió que el Ejército Sirio Libre y la oposición política operaran desde territorio turco. Como respuesta, al-Asad amenazó de incendiar Oriente Medio. A lo largo de 2012, se incrementaron las tensiones entro los dos países y Siria derribó un avión turco. Tras un bombardeo desde territorio sirio que mató a cinco civiles en Turquía, el parlamento turco autorizó al ejército a emprender operaciones transfronterizas en Siria. Hubo más operaciones contra territorio turco, incluyendo el atentado de Reyhanli, uno de los peores que ha sufrido Turquía. Para hacer frente a estas amenazas, Turquía pidió ayuda a la OTAN y esta desplegó misiles Patriot en el sur de Turquía a principios de 2013. Durante todo este proceso, Turquía ha apoyado política y militarmente a la oposición Siria hasta el punto que los Estados Unidos están preocupados por la posibilidad de que las armas entregadas por Turquía a los rebeldes puedan acabar en manos de yihadistas, que representan una amenaza mayor, incluso más importante que el propio al-Asad. Con todo, Turquía no ha sido capaz de unificar la oposición y ha concentrado su apoyo a los Hermanos Musulmanes y a grupos suníes. Cuando se puso sobre la mesa una eventual intervención militar liderada por Estados Unidos, Ankara dio apoyo total a un posible ataque sobre Siria pero puso el acento en que no debería ser un ataque limitado. Cuando se descartó la intervención, los Estados Unidos animaron a Ankara a que diera apoyo a Ginebra II. La posición de Turquía en el conflicto se ha visto condicionada por tres factores: primero, la gestión del más de medio millón de refugiados situados a lo largo de una frontera cada vez más porosa . Segundo, la cuestión kurda: el control kurdo de parte del territorio sirio fronterizo con Turquía es visto como una amenaza política, ya que estos territorios pueden convertirse en una base para el PKK. Turquía espera neutralizar esta amenaza a través de las actuales conversaciones de paz con el PKK. Finalmente, las críticas internas a la política hacia Siria se han incrementado considerablemente ya que una parte importante de la población en Turquía no apoya una intervención militar y algunos opinan que Turquía tiene una agenda regional suní. En el contexto de la Primavera Árabe, parece que las aspiraciones de Turquía de convertirse en un actor influyente en la región se han viso frustradas, no solo por la caída de Morsi sino también por el curso de los acontecimientos en Sira.

Arabia Saudí

Arabia Saudí defiende un cambio de régimen en Siria en un intento de frenar la influencia de Irán en la región. Inicialmente, Araba Saudí era recelosa ante los efectos de la Primavera Árabe y eso incluía las protestas sirias. Sin embargo, cuando el conflicto sirio degeneró, Arabia Saudí entendió que la victoria de Bashar al-Asad podía reforzar el poder regional iraní. Actuando en consecuencia, Riyadh reconoció la oposición siria, representada por la Coalición Nacional Siria y acordó imponer sanciones a Siria a través de la Liga Árabe. Desde el principio del conflicto, Arabia Saudí ha estado ayudando a los rebeldes con armas y entrenamiento y ha pedido a sus aliados que hicieran lo mismo. En el verano de 2013, Ahmad al Jabra fue elegido para presidir la Coalición Nacional Siria. Su candidatura era la favorita de Arabia Saudí y Occidente, preocupados ante el fortalecimiento de grupos radicales incontrolables y por la división de la oposición. Riyadh apoyaba un eventual ataque limitado de los Estados Unidos en Siria como respuesta a los ataques químicos, esperando que eso alterara el equilibrio de fuerzas sobre el terreno. Por eso, Arabia Saudí intensificó la transferencia armamentística a los rebeldes para que pudieran sacar ventaja del ataque estadounidense. Sin embargo, en vez de un ataque militar se ha producido una distensión de las relaciones entre Estados Unidos e Irán tras la elección de Rohani como nuevo presidente iraní; a lo que siguió un reposicionamiento de Arabia Saudí respecto al conflicto y a la expresión de su descontento con los Estados Unidos, hasta el punto de abandonar su asiento no permanente en el Consejo de Seguridad.

Catar

Catar es uno de los grandes apoyos de la oposición. Catar ha aumentado su influencia en los países de la Primavera Árabe, incluyendo Siria, donde se ha posicionado al lado de los rebeldes. El primer acto de Catar fue retirar el embajador de Siria; luego, el entonces Primer Ministro y Ministro de Asuntos Exteriores Sheikh Hamad bin Jassim al-Thani, presidió la reunión de la Liga Árabe que impuso sanciones a Siria. Catar también estaba a favor de una intervención militar árabe. Aunque la intervención nunca se materializó, Catar continúa prestando apoyo financiero y militar a los rebeldes. Doha sostiene los Hermanos Musulmanes y a grupos suníes radicales contrariamente a lo que hace Arabia Saudí, causando tensiones no solo entre los dos países sino en el seno de la oposición. Después del ataque con armas químicas, Catar apoyó el eventual ataque estadounidense esperando que diera a los rebeldes la ventaja que necesitaban. Sin embargo, el acuerdo entre Estados Unidos y Rusia ha allanado el camino hacia la conferencia de Ginebra II. Catar es escéptico respecto la conferencia porque el sector de la oposición a la que Catar brinda su apoyo no está dispuesta a tomar parte en un dialogo que incluya la posibilidad de que Bashar al-Asad desempeñe algún papel en una futura transición en Siria.

Irán

Irán es el principal aliado regional de Bashar al-Asad. Irán y Siria han sido aliados desde 1979 y junto a Hezbolá y Hamas han formado el “Eje de la Resistencia”. Cuando empezó la Primavera Árabe, Irán aplaudió las revueltas porque las vio como una continuación de su propia revolución. Su apoyo también se dio porque a nivel doméstico Irán permaneció inmune a los efectos de la Primavera Árabe. No obstante, respecto a Siria prevaleció la alianza estratégica con el régimen. Irán no se podía permitir perder su único aliado árabe en la región y proporcionó a al-Asad ayuda militar y asesoramiento sobre como aplastar la rebelión. Para Irán, la supervivencia del régimen de al-Asad es vital ya que su ayuda a Hezbolá llega a través de Siria. Siria se ha convertido pues, en el campo de batalla de una guerra regional que enfrenta a Arabia Saudí e Irán. Cuando los Estados Unidos amenazaron con atacar Siria, Irán declaró que haría lo que fuese necesario para impedirlo, incluyendo un posible ataque a Israel. Sin embargo, Irán sabe que el resultado del conflicto de Siria es incierto y por tanto está dispuesto a colaborar en iniciativas multilaterales, como ya ha demostrado con la firma del acuerdo para congelar su programa nuclear, para poner fin al conflicto y evitar pérdidas mayores. Aunque esté dispuesto a participar en iniciativas multilaterales, Irán ha afirmado firmemente que no está dispuesto a aceptar precondiciónes para las conversaciones de paz.

La Liga Árabe

La Liga Árabe ha sido muy activa en el conflicto sirio y a pesar de sus diferencias internas se ha posicionado en contra del régimen de Bashar al-Asad. Su primera acción fue una llamada al diálogo entre al-Asad y la oposición que no se materializó. Al aumentar el número de muertos, la Liga Árabe suspendió la membresía de Siria y le impuso sanciones económicas por primera vez en su historia. Más tarde, en diciembre de 2011, la Liga Árabe puso en marcha una nueva iniciativa que consistía en una Misión de Observadores. Después de entregar su informe a la Liga Árabe, Catar pidió una operación de paz para detener la sangría. También pidió que la Corte Penal Internacional pidiera cuentas a los responsables de cometer crímenes en Siria y defendió una resolución de Naciones Unidas que condenara el régimen de al-Asad. Cuando se usaron las armas químicas, la Liga Árabe culpo a al-Asad pero la Liga Árabe como organización no apoyó un eventual ataque de los Estados Unidos sino que avaló el plan de Rusia para desmantelar el arsenal químico. Como el resto de actores relevantes, la Liga Árabe ha apoyado y ha contribuido a la preparación de Ginebra II.

REACCIONES EUROPEAS

La Unión Europea

La Unión Europea ha pedido siempre el final de la violencia en Siria. Ha intentado presionar al régimen sirio con embargos y una variedad de sanciones. El último paquete de sanciones se acordó en el Consejo Europeo de Asuntos Exteriores de mayo de 2013 y que durarán hasta 2014. Políticamente, la UE ha reconocido la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria como el representante legítimo del pueblo sirio. También ha proporcionado 843 millones en asistencia humanitaria y ha aceptado peticiones de asilo y refugiados. Después del ataque con armas químicas, en el Consejo Europeo de Asuntos Exteriores de Vilnius, Catherine Ashton remarcó la necesidad de una respuesta contundente. Sin embargo, la UE quería esperar hasta que Naciones Unidas hiciera público el informe sobre el ataque. Desde entonces, la UE ha abogado por una solución política y ha dado su total apoyo a la conferencia de Ginebra II. Como bloque, estuvo dividido respecto a una intervención militar pero permanece unido en su apoyo a la propuesta rusa de desmantelar el arsenal químico sirio.

Reino Unido

El Reino Unido está en contra del régimen de al-Asad pero no ha podido llevar a cabo una política coercitiva que incluyese una intervención militar. El Reino Unido es miembro del grupo “Amigos de Siria” y el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos tiene su base en Londres. Londres ha aplicado los embargos a Siria impuestos por la UE en mayo de 2011. Lo que empezó como ayuda a los refugiados, apoyo no letal a la oposición y el reconocimiento de la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria como el representante legítimo del pueblo sirio ha evolucionado en la voluntad de armar a los rebeldes para equilibrar las fuerzas sobre el terreno. El Reino Unido ha apoyado todas las resoluciones del Consejo de Seguridad condenando la violencia en Siria e incluso impulsó una resoluciónautorizando todas las medidas necesarias para proteger civiles” en Siria después de la evidencia del uso de armas químicas; la resolución fue vetada por Rusia y China. En esta resolución, el Reino Unido expresó su deseo de atacar Siria para disuadir cualquier posible uso futuro de armas químicas. Sin embargo, por el recuerdo de la guerra de Irak, la Cámara de los Comunes rechazó la voluntad del Primer Ministro David Cameron de atacar Siria que respecto el resultado de la votación. Cuando los Estados Unidos aceptaron la propuesta rusa de que Siria destruyera su arsenal químico, el Reino Unido se unió al acuerdo, pidiendo a los grupos de la oposición que atendieran la conferencia de Ginebra II pero insistiendo en que no hay sitio para al-Asad en el futuro de Siria.

Francia

Francia apoya a los rebeldes que luchan contra el régimen de al-Asad y ha sido el país europeo más activo en hacerlo. Como miembro de la Unión Europea, Francia ha impuesto sanciones a Siria y durante el conflicto ha pedido a la comunidad internacional que intensificara las sanciones contra el régimen de Damasco. Durante 2012, Francia cerró su embajada como respuesta a la represión violenta del régimen. Más tarde, como miembro del grupo “Amigos de Sira” y junto a Reino Unido, Francia insistió en levantar el embargo de armas para ayudar a los rebeldes a nivelar sus fuerzas con el régimen. Francia acusó a al-Asad del uso de armas químicas y apoyó un ataque limitado de los Estados Unidos, siendo uno de los pocos países europeo que lo hizo. Después, Francia apoyó el acuerdo ruso-americano pero intentó que Naciones Unidas emitiera una resolución contundente con la posibilidad de incluir el Capítulo VII aún sabiendo que Rusia y China la vetarían. Siguiendo la estela americana, Francia ha intentado conseguir una amplia participación en la conferencia de Ginebra II, e incluso está abierta a la posibilidad de que Irán participe en la misma.

Alemania

Alemania se opone al régimen de al-Asad pero Berlín ha sido muy prudente respecto a una intervención militar. Cuando el conflicto empezó, Alemania apoyó las sanciones impuestas por la UE y, como otros países europeos, pidió la dimisión de al-Asad. En 2012, Alemania apoyó la imposición de nuevas sanciones de la UE. También expresó consternación por el boicot de China y Rusia a los encuentros de los Amigos de Siria. Alemania ha pedido una mayor participación del Consejo de Seguridad y de las Naciones Unidas y ha expresado dudas sobre la autoría de los ataques químicos. Berlín tenía dudas sobre participar en un ataque limitado y al final decidió no participar. A pesar de su oposición a una intervención militar directa en Siria, Alemania reconoce que un ataque químico no puede quedar sin castigo. Alemania ha buscado una respuesta europea unitaria al conflicto sirio que consiguió en la cumbre de Vilnius, donde los países europeos pidieron una solución política. Berlín dio su apoyo a la propuesta rusa y ofreció ayuda a la misión de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas. También apoya la conferencia de Ginebra II intentando convencer a la oposición de que asista; al tiempo que intenta ayudar a los rebeldes levantando el embargo. El último acontecimiento en Alemania respecto a Siria fue la petición de al-Asad para que hiciera de mediador; pero Alemania lo rechazó. Aunque Alemania tiene la capacidad para actuar como un actor decisivo incluso en el ámbito militar, prefiere quedarse en segundo plano.

España

La posición española sobre Siria se sitúa en la centralidad de la Unión Europea. España trató de convencer a al-Asad para que llevara a cabo reformas durante los primeros meses de las revueltas y, según algunas fuentes, incluso podría haber llegado a ofrecer asilo a al-Asad. Delante de la inmovilismo del régimen, España dio su apoyo al plan de Kofi Annan para Siria y, siguiendo la línea dominante en la Unión Europea condenó la represión, suspendió la actividad diplomática en Siria y reconoció a la oposición, que fue recibida por el Ministro de Asuntos Exteriores en abril de 2013 y el 9 de enero de 2014 se reunieron en Córdoba diferentes facciones de la oposición para intentar acercar posturas entre los grupos moderados y los islamistas de cara a la próxima conferencia de paz en Ginebra. Cuando se sospesó la posibilidad de una intervención militar por el uso de armas químicas, España culpó a al-Asad, se alineó con sus aliados y pidió una respuesta contundente al ataque. A pesar de esto, España no habría podido participar en una eventual intervención militar porque Ley Orgánica de Defensa Nacionalprohíbe unirse a una acción militar sin la aprobación del Consejo de Seguridad, la UE o la OTAN. Es por ello que España pidió una resolución del Consejo de Seguridad que legitimase tal intervención. Siguiendo al acuerdo ruso-americano, España llamó a todas las partes a participar en la conferencia de Ginebra II.

REACCIONES GLOBALES

Naciones Unidas

El rol de Naciones Unidas se ha visto condicionado por las discrepancias entre los miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Todos los miembros están de acuerdo con la necesidad de acabar con la violencia y prestar asistencia humanitaria. El Consejo de Derechos Humanos pidió una misión para investigar que estaba pasando en Siria; el presidente del Consejo de Seguridad, en agosto de 2011, expresó su preocupación por el deterioro de la situación en Siria. Más tarde, el Consejo de Seguridad emitió una resolución condenando la represión pero fue vetada por China y Rusia. Sin embargo, la Asamblea General condenó la violencia en Siria. Para conseguir mediar entre las partes, Naciones Unidas nombró a Kofi Annan, antiguo secretario general de Naciones Unidas, como enviado especial para Siria. Annan diseñó un plan con seis puntos. El plan fue ignorado; lo que llevó a su dimisión y al nombramiento de Lakhdar Brahimi como enviado especial. Mientras Kofi Annan aún era enviado especial, Naciones Unidas envió una misión de observación a Siria, la UNSIMIS, que fue constituida por el Consejo de Seguridad. La UNSIMIS tenía como objetivo monitorizar un alto el fuego en 90 días. Debido al incremento de las hostilidades, la UNSIMIS tuvo que retirarse sin poder cumplir con su cometido. Al mismo tiempo, la Asamblea General pidió una transición política y el enviado especial sugería que al-Asad debía dimitir. En mayo de 2013, la Asamblea General volvió a condenar la violencia indiscriminada contra la población civil sin ningún efecto sobre el terreno. Fue en agosto y setiembre de 2013 cuando Naciones Unidas tuvo un papel clave en Siria. Después del ataque químico, la ONU envió especialistas a verificar si se había producido el ataque y emitió un informe confirmando la utilización de armas químicas. Esto aceleró el acuerdo entre Estados Unidos y Rusia respecto la entrega y destrucción de las armas químicas en poder de al-Asad. Una propuesta que fue secundado por una resolución del Consejo de Seguridad. En paralelo, Brahimi ha incrementado sus esfuerzos para encontrar una solución política al conflicto asegurando que no debe haber ninguna precondición para las negociaciones de paz y que Irán debe participar en tales negociaciones para evitar un nuevo fracaso. La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas ha entregado su primer informe; y ahora como durante el conflicto, una de las principales preocupaciones de Naciones Unidas es que la Oficina de Naciones Unidas de Coordinación de Asuntos Humanitarios no pueda entregar la ayuda internacional.

Estados Unidos

Las relaciones entre Siria y Estados Unidos siempre han sido tensas pero se han deteriorado desde el principio del conflicto. Los Estados Unidos han criticado al régimen y han establecido un diálogo con la oposición mientras adoptaban un enfoque pragmático liderando desde la segunda fila. Esto se da por tres razones: Washington no quiere verse envuelto en otra guerra en Oriente Medio; Obama no cuenta con suficiente apoyo interno para una intervención militar ni entre la sociedad ni entre los militares. Además, EEUU teme el ascenso de los yihadistas si al-Asad cae. Aún así, los Estados Unidos impusieron sanciones al régimen sirio en 2012 y la ayuda humanitaria ha sido constante durante todo el conflicto. Inicialmente, los Estados Unidos proporcionaron ayuda letal a los rebeldes sirios pero lo detuvieron porque las armas estaban llegando a grupos yihadistas. En agosto de 2012, Obama estableció una línea roja para la intervención militar si se utilizaban armas químicas. Cuando fueron usadas, los Estados Unidos culparon a al-Asad. En consecuencia, los Estados Unidos se vieron obligados a preparar una intervención. Obama buscó apoyo interno declarando que preguntaría al Congreso antes de tomar una decisión mientras los rebeldes estaban esperando y deseando este ataque. Sin embargo, cuando el régimen sirio aceptó la propuesta de Rusia de desmantelar su arsenal químico la opción militar fue descartada. Durante la Asamblea General de Naciones Unidas, Obama defendió su postura respecto a Siria y advirtió que los Estados Unidos estaban aún preparados para usar la fuerza; sin embargo, en colaboración con Rusia, están buscando una solución política al conflicto y son unos de los principales valedores de Ginebra II. Incluso contemplan permitir que Irán participe en la conferencia a pesar de que ello cause consternación entre sus aliados tradicionales como Arabia Saudí.

Rusia

Rusia percibe Siria como un aliado en Oriente Medio y está interesada en preservar su cooperación que incluye una fuerte relación comercial y cooperación militar, principalmente aunque no solamente, la base de Tartús. Sin embargo, esta no es la única razón que explica el apoyo de Moscú al régimen de Bashar al-Asad y su oposición al ataque liderado por Estados Unidos. Rusia no quiere que se repita lo que paso en Libia, ya que entiende que se sobrepasaron los límites de la resolución del Consejo de Seguridad y quiere proteger sus intereses en materia de energía. Además, Moscú teme el fortalecimiento del yihadismo suní en las proximidades de Rusia. Rusia intentó actuar como pacificador en febrero de 2012 pero fracasó; además, Moscú ha estado ayudando a al-Asad a sortear las sanciones occidentales, especialmente a través de la venta de armas. La ayuda militar fue en aumento en 2012, generando el rechazo de una parte importante de la comunidad internacional y de las ONGs. Después de que se utilizaran armas químicas y Estados Unidos amagara con un ataque contra Siria, Rusia advirtió de las consecuencias catastróficas de intervenir en Siria y Putin expresó su malestar a través de una carta en el New York Times. Además, Rusia enseñó músculo militar al vender más armas a Siria. Moscú lideró la propuesta de que Siria desmantelara su arsenal químico, posteriormente avalada por Naciones Unidas, y Rusia sigue defendiendo una solución política al conflicto, apoya la celebración de Ginebra II y apuesta por la participación de Irán en la misma.

China

China ha seguido la postura de Rusia sobre Siria y junto con Moscú, ha vetado todas las resoluciones del Consejo de Seguridad que condenaban el régimen de al-Asad. China insiste en que es un problema interno de Siria y ha llamado a todas las partes a acabar con la violencia. Lo que China no quiere es una repetición de lo que pasó en Libia; y por tanto, se ha opuesto a una intervención militar. Beijing está interesado en preservar sus intereses económicos en Siria y en evitar una escalada regional del conflicto. Apoya el plan ruso-americano de desmantelar el arsenal químico de al-Asad y la conferencia de Ginebra II, que según China, debe incluir a todos los actores importantes.