La política de España ante los retos de la Unión Europea

"Desayuno Europeo con Diego López Garrido, Secretario de Estado para la Unión Europea: ""La Unión por el Mediterráneo es un éxito europeo, no sólo de Sarkozy."" El mismo día en que España se convertía en el país número 23 en ratificar el Tratado de Lisboa, tras su aprobación en el Senado, el secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido, analizó..."

El mismo día en que España se convertía en el país número 23 en ratificar el Tratado de Lisboa, tras su aprobación en el Senado, el secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido, analizó, en un desayuno organizado por la Fundación CIDOB, la situación provocada por el “no” irlandés y explicó los ejes de la presidencia española en la Unión Europea en 2010. Ante la “incertidumbre que arroja el resultado de la consulta en Irlanda”, el secretario se mostró optimista. Afirmó que la UE no debe paralizarse por ello y dibujó un panorama favorable con 26 de 27 ratificaciones en un futuro próximo dejando el caso irlandés para una próxima negociación tras el Consejo Europeo de octubre, del que debe salir, afirmó, una “hoja de ruta” para que el Tratado pueda entrar en vigor antes de las elecciones europeas de 2009. Sólo faltan por completar los procesos de ratificación por vía parlamentaria de Italia, Suecia y la República Checa. En éste último país, el procedimiento está suspendido a la espera del dictamen constitucional aunque el Gobierno se ha declarado favorable. 

López Garrido restó importancia a la amenaza del presidente polaco, Kaczynski, de no firmar el texto y confesó que se había comprometido ante Sarkozy y Zapatero a no obstaculizar la ratificación. El secretario consideró el Tratado de Lisboa como instrumento esencial para afrontar los retos de la Unión Europea, de los que destacó la lucha contra el cambio climático, el reparto de la energía, la crisis alimentaria, confrontar a los países emergentes (China, India y Brasil), la inestabilidad geopolítica por el conflicto israelí-palestino, combatir el terrorismo islamista radical y el crimen organizado y gestionar la inmigración. 

Defendió una política exterior europea activa, aprovechando el “interregno” de poder estadounidense hasta que se celebren las elecciones presidenciales. Afirmó que ya no es posible esa nociva distribución de éxitos y fracasos en la que los estados se apuntan los primeros y culpan a Europa de los segundos, porque, “si a Europa le va mal, nos va mal a todos”. Lo que explica, en su opinión, que países no ribereños como Alemania se hayan implicado tanto en conseguir que la Unión por el Mediterráneo sea una política central de la UE. El Mediterráneo afirmó, “ya no es sólo cuestión de los países mediterráneos”. Declaró, además, que la Cumbre de París, en la que se institucionalizó la Unión por el Mediterráneo y a la que asistieron 42 jefes de Estado de ambas riberas, fue un éxito de todos los europeos, “no sólo de Sarkozy”. Relativizó la percepción de pérdida de protagonismo español ante el empuje de Sarkozy. Para López Garrido no habría sido posible sin el Proceso de Barcelona, al que consideró un antecedente. 

Declaró además que el Gobierno español hará un gran esfuerzo por conseguir que Barcelona sea la sede del secretariado de la Unión por el Mediterráneo, candidatura que compite con las presentadas por Marruecos, Túnez y Malta. López Garrido destacó que la presidencia española en 2010, que compartiría con Hungría y Bélgica, puede ser muy relevante si finalmente “le toca aplicar Lisboa”. Anunció como uno de los ejes de la política española, el desarrollo del modelo social, del que España dijo que “es un ejemplo”, y el impulso del valor de la igualdad de género. En cuanto a la política exterior de la Unión, se fijó como objetivo completar algún acuerdo de asociación con organizaciones subregionales en América Latina, impulsar la cooperación con los países mediterráneos y avanzar en la ampliación, con la adhesión de Croacia, y continuar las negociaciones con Turquía.