Escocia a votación: implicaciones domésticas e internacionales de un referéndum de autodeterminación

Al día siguiente del referéndum sobre la independencia de Escocia, CIDOB organizó una mesa redonda para hacer una primera valoración del resultado y debatir sobre su trascendencia en Europa y en otros territorios como Cataluña. Moderados por la periodista e investigadora asociada del CIDOB, Carme Colomina, los investigadores Marc Gafarot y Elina Viilup introdujeron, en primer lugar, las consecuencias que esta votación ha generado en el Reino Unido, en Europa y en el caso catalán.

Al día siguiente del referéndum sobre la independencia de Escocia, CIDOB organizó una mesa redonda para hacer una primera valoración del resultado y debatir sobre su trascendencia en Europa y en otros territorios como Cataluña. Moderados por la periodista e investigadora asociada del CIDOB, Carme Colomina, los investigadores Marc Gafarot y Elina Viilup introdujeron, en primer lugar, las consecuencias que esta votación ha generado en el Reino Unido, en Europa y en el caso catalán.

 El referéndum que, probablemente, se ha seguido con más entusiasmo en Cataluña que en Escocia, ha acabado con un 55% de los votos favorables al No, evitando así el estallido de otras tensiones nacionalistas en el Reino Unido. Sin embargo, aún está por ver si esta inesperada diferencia de 10 puntos tendrá consecuencias directas en las negociaciones que ahora empiezan. Durante el debate, uno de los aspectos que suscitaron un mayor consenso fue el relativo a la “victoria” de Alex Salmond, a pesar del anuncio de su dimisión escasas horas después de conocerse el resultado. El líder nacionalista se podía dar por ganador por el hecho de haber cumplido una promesa electoral y haber conseguido lo que era su objetivo hace dos años: más poder para Escocia. 

Por otra parte, eran muchos los que temían que la independencia de Escocia supusiera una salida precipitada del Reino Unido de la UE. Con el No, los euroescépticos ven como su tarea se dificulta ya que deberán tener en cuenta la opinión proeuropea de los escoceses. Así pues, aunque, por ahora, no se verán modificadas las fronteras de la Unión Europea, parece evidenciarse su cambio de naturaleza al mismo tiempo que un nuevo debate se impone con fuerza: ¿cuál es el futuro de los Estados-nación? A pesar de que la mayoría de líderes políticos europeos respiraron aliviados con el No escocés, especialmente los de aquellos países donde hay minorías con aspiraciones independentistas, sería oportuno observar con detenimiento como el debate escocés ha sido en realidad un debate social, un debate de protesta impulsado por unos ciudadanos que no se sienten representados. En este sentido, los partidos nacionalistas han sido capaces de reciclarse como progresistas, presentando soluciones a la creciente desigualdad. Por el contrario, la Unión Europea sigue siendo un club de estados. Así pues, y haciendo una lectura más profunda del referéndum en Escocia, se observa como éste ha sido un debate sobre la Unión Europea y la vigencia de los grandes estados-nación. En adelante, habrá que ver si la UE se replantea cómo gestiona la soberanía de las regiones. Para concluir el debate, se señaló el papel de la Comisión Europea, una institución que quisiera haber actuado como árbitro en este tipo de cuestiones pero que todavía no puede hacerlo por la negativa de los estados.