Sanae Takaichi

Japón estrenó el 21 de octubre de 2025 a la primera jefa de Gobierno de su historia, Sanae Takaichi. Elegida 17 días antes presidenta del Partido Liberal Democrático (Jiminto), Takaichi fue investida por las dos cámaras de la Dieta para reemplazar a su colega de formación Shigeru Ishiba, dimitido el 7 de septiembre. 

En la elección partidaria del 4 de octubre, Takaichi, con el 31,1% de los votos en la primera vuelta y el 54,2% en la segunda, derrotó a cuatro rivales: Shinjiro Koizumi, Yoshimasa Hayashi, Takayuki Kobayashi y Toshimitsu Motegi. Una vez proclamada líder del Jiminto, nombró vicepresidente orgánico al antiguo primer ministro Taro Aso y secretario general a Shunichi Suzuki. Y tras ser elegida por la Dieta con los votos de 237 representantes y 125 consejeros, presentó un Gabinete en el que todos sus contrincantes internos obtuvieron cargo, algo inusual en estas situaciones.

Así, Motegi fue nombrado ministro de Exteriores, Koizumi titular de Defensa y Hayashi del Interior. Kobayashi no entró en el Ejecutivo, pero obtuvo el influyente puesto de presidente del Consejo de Investigación de Políticas del partido. Un Gobierno de integración aunque no de coalición, ya que el partido centrista y budista Komeito, conducido por Tetsuo Saito, rehusó prolongar una colaboración que se remontaba a 1999. A cambio, Takaichi se aseguró el respaldo externo de la neoliberal Asociación Japonesa de Innovación (Ishin). De los 18 ministerios, solo dos están ocupados por mujeres, entre ellas Satsuki Katayama, primera mujer en portar la cartera de Finanzas, pese a la promesa por Takaichi de alinear un Gabinete con tantas mujeres como las que suelen nutrir los gobiernos de los países nórdicos de Europa.

PERFIL, ESCENARIO POLÍTICO Y DESAFÍOS

Ubicada en el ala más a la derecha del Jiminto, partido conservador que desde su creación en 1955 ha gobernado Japón salvo en dos breves paréntesis (1993-1994 y 2009-2012) y que ahora adolece de una doble minoría parlamentaria, Takaichi es una política curtida que ya va por su décima legislatura y que forjó su carrera como ministra multicartera en los gabinetes de Shinzo Abe. Está considerada una experta en políticas de seguridad, particularmente en el área económica, y se proclama admiradora de Margaret Thatcher, llegando a reclamar el sobrenombre de la "dama de hierro" nipona. Tras el fracaso en el último lustro de los liderazgos sucesivos de Yoshihide Suga, Fumio Kishida e Ishiba, marcados por los escándalos colectivos, los errores personales y los reveses electorales, Takaichi, de 64 años, llega al poder con un discurso más enérgico que evoca el nacionalismo y el emprendimiento de su mentor Abe, asesinado en 2022. 

El hipotético reformismo conservador de la nueva dirigente no vendría ni del relevo generacional, que no encarna, ni por una originalidad de planteamientos, al tratarse de una valedora de las célebres Abenomics, ya trilladas y con resultados harto discutibles. Su pensamiento es muy tradicionalista (no obstante sus aficiones, citan los medios, a tocar la batería, el heavy metal, las motos, los coches deportivos y el manga) y se sitúa en las antípodas del feminismo. Ni siquiera admite la expresión mujeres de consuelo (ianfu), empleada por la historiografía oficial para referirse a las mujeres asiáticas forzadas a la esclavitud sexual por el Ejército Imperial durante la Segunda Guerra Mundial.

La debilidad de la economía, la inflación persistente —en contraste con la anterior era deflacionista—, la depreciación del yen, la deuda pública descomunal —del 235% del PIB, la más elevada del mundo, aunque en descenso desde 2020— y la crisis demográfica —que la primera ministra no está dispuesta a mitigar por la vía de una mayor apertura a la inmigración—, conforman el cúmulo de retos nacionales a los que Takaichi se enfrenta. 

Ella ha prometido recuperar el espíritu de las Abenomics incidiendo en uno de sus pilares: el estímulo fiscal, en paralelo a un alivio tributario para los consumidores. En concreto, propone gastar 13,9 billones de yenes de dinero público en ayudas a los hogares para contrarrestar el encarecimiento de la vida, más subsidios a las pymes e inversiones en industrias punteras como los semiconductores, la biotecnología y la IA, amen del armamento. Sin embargo, esto podría revertir la tendencia declinante del déficit —en torno al 3,5%— y la deuda. 

De hecho, ya se habla de Sanaenomics: si las Abenomics constaban de tres flechas, el acicate fiscal masivo, la política monetaria ultralaxa y las reformas estructurales, las Sanaenomics se centran en el gasto fiscal "responsable y proactivo", una política monetaria cuidadosamente expansiva e "inversiones audaces en la gestión de crisis y el crecimiento". Bien conjuntadas, estas tres estrategias deberían crear, arguye Takaichi, un "círculo virtuoso" en la economía y las finanzas.

Por otro lado, su nacionalismo intenso, que ha incluido comentarios revisionistas y negacionistas del pasado belicista del país así como visitas "patrióticas" al Santuario shintoísta de Yasukuni, y su identificación con una defensa más autónoma y disuasoria que no quita el ojo a Corea del Norte y China, para lo que pide elevar el gasto militar al 2% del PIB y reformar el pacifista artículo 9 de la Constitución sin descartar el rearme nuclear, se conjugan con el hincapié en la alianza con Estados Unidos, descrita por ella como la "piedra angular" de la política exterior y securitaria de Japón. A lo que hay que añadir el intercambio de cumplidos con Donald Trump

La relación que establezcan Takaichi y Trump, quienes a finales de octubre se reúnen en Tokyo con motivo de la visita oficial del presidente, determinará los efectos del "gigantesco" acuerdo comercial anunciado el 23 de julio, incomparablemente más provechoso para la potencia americana; así, Japón ve rebajados del 25% al 15% sus aranceles "recíprocos", afectando en particular a sus exportaciones de coches, a cambio de realizar en Estados Unidos inversiones por valor de 550.000 millones de dólares, principalmente en los sectores energético, farmacéutico y de semiconductores, y de abrir más su mercado nacional a las importaciones agrícolas estadounidenses. Hay que señalar que Japón no impone aranceles del 15% al general de los productos de Estados Unidos. Como las demás capitales afectadas por los gravámenes punitivos de Trump, Tokyo se avino a negociar este acuerdo desequilibrado solo para excusar un daño comercial mayor.

"Decadencia" y "declive" son palabras que en los últimos tiempos aparecen en los análisis sobre la situación económica y social de Japón.  Desde 2022, la potencia asiática, otrora sinónimo de fortaleza, riqueza y prosperidad, ha bajado del tercer al cuarto puesto en el ranking mundial de PIB nominal, siendo superado por Alemania, y al quinto lugar en la clasificación de PIB/PPP, por detrás de India y Rusia. En cuanto al PIB por habitante, Japón está hoy a la zaga de países como Corea del Sur, Italia o España. Este último dato es más llamativo por cuanto la población japonesa está disminuyendo de manera acelerada tras haber alcanzado en 2007-2010 su pico histórico de los 128 millones de habitantes: hoy en 2025 son 123 millones.

Entre 1993 y 2024 la economía creció de media el 0,7% anual, rendimiento que incluye las grandes recesiones de 2009 y 2020. Se espera que este año el PIB avance más o menos a ese ritmo discreto. Dejando corta la famosa "década pérdida" del estancamiento económico y la deflación en los años noventa, Takaichi suscribe la tesis de los "30 años perdidos" para Japón, aunque ella es bastante optimista sobre cómo van a aparejarse las cosas para el país a partir de ahora.

Similar valoración negativa afecta al Jiminto, durante décadas hegemónico y predominante, el cual, no obstante, consiguió resurgir con fuerza en otras fases de adversidad, cuando los escándalos de corrupción y las políticas insolventes minaron la confianza del público y este enfado se manifestó en las urnas. Incluso contando con el apoyo del Ishin de Hirofumi Yoshimura, el Jiminto carece de mayoría absoluta en las dos cámaras de la Dieta, vulnerabilidad aguda nunca experimentada antes. En estos momentos, la situación legislativa para el oficialismo es como sigue: en la Cámara de Representantes, el Jiminto dispone de 196 escaños, que sumados a los 35 del Ishin dan 231, dos por debajo de la mayoría absoluta; en la Cámara de Consejeros, la suma produce 120 escaños, cinco por debajo.

La minoría del Jiminto en la Cámara de Representantes se remonta a las elecciones anticipadas del 27 de octubre de 2024, y en la Cámara de Consejeros a las elecciones parciales del 20 de julio de 2025, cuando su cuota de sufragios se derrumbó hasta el 21,6%, el nivel más bajo de su historia. Ishiba convocó los primeros comicios nada más ser investido en una operación arriesgada que le salió mal, mientras que el resultado desfavorable de las segundas votaciones provocó su renuncia sin haber cumplido el año en el poder. Ishiba pagó también por el manejo del escándalo de las donaciones ilegales de campaña, arrastrado desde 2023, que provocó la disolución de varias facciones del Jiminto. 

En un escenario de oferta electoral y fragmentación parlamentaria crecientes, a los liberaldemócratas de Takaichi no solo les hacen la competencia directa los social liberales del Partido Constitucional Democrático (Rikken Minshuto), primera fuerza de la oposición, liderada por el ex primer ministro Yoshihiko Noda, sino también formaciones opositoras de corto recorrido pero pujantes como el Kokumin Minshuto (conservadores populistas) de Yuichiro Tamaki y el Sanseito (ultraderechistas) de Sohei Kamiya, portador del eslogan trumpista de Japón Primero.

Precisamente, la fuerte retórica antiinmigracion y xenófoba del Sanseito ha empujado a Takaichi, paloma fiscal pero halcón en el resto de temas, a enfatizar su propio discurso duro sobre el control súper estricto de las fronteras, la limitación de los visados y los permisos de residencia, y la deportación sin contemplaciones de todos trabajadores foráneos en situación de ilegalidad. La primera ministra sabe que la envejecida población autóctona ya no cubre las necesidades de mano de obra porque por cada japonés que nace, más de dos fallecen, pero no está dispuesta a recurrir a la fuerza laboral de los extranjeros. Ella y muchos paisanos amantes del orden y la disciplina opinan que demasiados residentes venidos de fuera tienden a no amoldarse a la cultura local, a quebrantar normas de conducta y a enturbiar la armonía social.

El caso es que los últimos sondeos de intención de voto sitúan al Jiminto cómodamente en cabeza, primacía que la sucesión de Ishiba por Takaichi parece estar impulsando. Su elección y sus primeros mensajes de dinamismo y confianza están siendo también muy bien acogidos por la Bolsa de Tokyo. En las últimas tres décadas, el Jiminto ha tenido una decena de primeros ministros, de los cuales solo dos, Junichiro Koizumi (2001-2006) y Shinzo Abe (2006-2007 y 2012-2020), gobernaron con solidez institucional y electoral. A estas consistencia y durabilidad aspira Takaichi, jefa de un partido que ha ido perdiendo votantes en todas las elecciones generales, cuatro, habidas desde 2014. La presente legislatura caduca en octubre de 2028.

(Texto actualizado hasta 28 octubre 2025).


BIOGRAFÍA

La biografía de Sanae Takaichi aúna elementos de pionera en política por su condición de mujer y de política muy conservadora, siempre ubicada en el aparato del partido y alejada de las voces disidentes y las rebeldías periféricas. Criada en un típico hogar de trabajadores de clase media y con mentalidad tradicional, sus padres no veían con buenos ojos que estudiara en una cara universidad privada, para la que por su expediente escolar estaba cualificada, o que abandonara el hogar a causa de los estudios, y la obligaron a matricularse en la Universidad de Kobe, un centro público. 

En 1984 se licenció en Administración de Empresas y luego hizo un posgrado en el Instituto Matsushita de Gobierno y Gestión, de donde en 1987 partió a Estados Unidos para realizar una práctica profesional en el despacho de la congresista demócrata Pat Schroeder. A su vuelta a Estados Unidos en 1989, la veinteañera trabajó como analista política y presentadora de informativos de televisión, dándose a conocer así al público. Ser mujer y no pertenecer a ninguna dinastía parlamentaria o familia eminente eran dos hándicaps importantes para realizar ambiciones políticas, pero Takaichi estaba resuelta a entrar en ese mundo casi exclusivamente masculino y convertirse en legisladora nacional.

Tras un intento electoral fallido en 1992, cuando se postuló para la Cámara de Consejeros, la cámara alta de la Dieta Nacional, Takaichi debutó en la Cámara de Representantes con las elecciones generales de julio de 1993, a las que concurrió como independiente por su circunscripción natal de Nara. Era una de las 14 mujeres en un hemiciclo de 511 miembros. Aquellos comicios fueron históricos porque depararon la pérdida de la mayoría absoluta, por primera vez desde la posguerra, al gobernante Partido Liberal Democrático (Jiminto), diezmado por los escándalos de corrupción y las escisiones, y en medio de una recesión económica. Entonces, el primer ministro liberaldemócrata, Kiichi Miyazawa, hubo de dejar paso a Morihiro Hosokawa, ex miembro del Jiminto y jefe, a la postre fugaz, de una heterogénea coalición de gobierno. 

En 1994 Takaichi se unió al micropartido liberal montado por Koji Kakizawa, diputado escindido del Jiminto, que antes de terminar el año se fusionó con otras formaciones para crear el Partido de la Nueva Frontera (Shinshinto), con Toshiki Kaifu e Ichiro Ozawa de líderes. La diputada opositora ganó la reelección en las generales de octubre 1996, que supusieron la confirmación del Gobierno de coalición mandado por el presidente de los liberaldemócratas, Ryutaro Hashimoto, primer ministro desde enero. Una vez constituida la Cámara, Takaichi se pasó a la bancada del Jiminto, defección que concitó duras acusaciones de sus hasta entonces compañeros de filas.

Adscrita a la facción Seiwa Seisaku Kenkyukai, entonces la segunda más potente del Jiminto así como la más nacionalista y derechista, de la que eran líderes y miembros Yoshiro Mori, Junichiro Koizumi, Nobutaka Machimura y Shinzo Abe, Takaichi tuvo su primera responsabilidad de gobierno, un puesto de viceministra parlamentaria adjunta al Ministerio de Comercio Internacional e Industria, en el Gabinete de Keizo Obuchi (1998-2000). Asimismo, presidió el Comité de Educación y Ciencia de la Cámara. En junio de 2000 fue reelegida representante por segunda vez, pero en las votaciones de noviembre de 2003 perdió el escaño. Entre medio, en 2002, Koizumi, primer ministro desde el año anterior en sucesión de Mori, la recuperó para el Gobierno nombrándola viceministra de Economía, Comercio e Industria.

Lugarteniente de Shinzo Abe y tres postulaciones para liderar el partido

Takaichi recobró la condición de diputada en las elecciones de septiembre de 2005, un triunfo espectacular de Koizumi, ya que el Jiminto recuperó la mayoría absoluta perdida en 1993 y sacó su mejor registro desde 1963. Para Takaichi, este fue el comienzo de una secuencia ininterrumpida de mandatos parlamentarios, siete en las siguientes dos décadas, siempre representando a Nara. Y la antesala de su acceso al Gabinete del Ejecutivo, producido cuando Abe le tomó el testigo a Koizumi el 26 de septiembre de 2006. 

En aquella época, Abe, secretario jefe del Gabinete con Koizumi, ya tenía una reputación de halcón nacionalista por sus lecturas revisionistas, negacionistas incluso, de los crímenes cometidos por el Ejército Imperial Japonés en la Segunda Guerra Mundial, su postura de firmeza frente a Corea del Norte y su deseo de suprimir las restricciones constitucionales a la defensa militar del país. Posiciones todas que la seis años más joven Takaichi, vinculada al grupo de influencia ultraderechista Nippon Kaigi, suscribía a pies juntillas.

Bajo la protección de Abe, Takaichi empezó ostentando la condición de ministra de Estado por quintuplicado, al cargo de la Innovación, la Ciencia y la Tecnología, los Asuntos Sociales y la Seguridad Alimentaria, los Asuntos de los Territorios del Norte (islas Kuriles) y Okinawa, y la Igualdad de Género. Solo había otra mujer en un equipo gubernamental de 18 miembros, Hiroko Ota, la ministra de Estado para la Política Económica y Fiscal. Posteriormente, aunque solo por unas semanas, Yuriko Koike fungiría como ministra de Defensa.

Este primer Gabinete Abe colapsó estrepitosamente en septiembre de 2007 debido un tropel de escándalos y desaciertos que arruinó la imagen del primer ministro. Con su mentor temporalmente en el vado, Takaichi no recibió puestos en el Gobierno con los primeros ministros Yasuo Fukuda (a pesar de ser colega de facción) y, desde septiembre de 2008, Taro Aso (de la facción rival Ikokai). 

En septiembre de 2009 Takaichi pasó a ser diputada de la oposición tras perder el Jiminto, bajo el liderazgo fallido de Aso, 177 representantes en las elecciones generales y verse desbancando del primer puesto por el Partido Democrático (Minshuto), y al formarse a continuación el Gobierno presidido por Yukio Hatoyama. El Jiminto quedó traumatizado por este histórico desastre, pero tres años después iba a recuperarse plenamente en paralelo al desfondamiento, en un tiempo récord, del Minshuto, que nombró otros dos primeros ministros, Naoto Kan y Yoshihiko Noda, de breve recorrido. 

En septiembre de 2012 Abe volvió a hacerse con las riendas del partido, que guió con éxito total en las elecciones de diciembre: los liberaldemócratas recuperaron 175 representantes y por ende la mayoría absoluta. Miembro del grupo de colaboradores de más confianza de Abe, Takaichi no acompañó a su jefe cuando el 26 de diciembre este fue investido por segunda vez primer ministro por la Dieta. En lugar de sentarla en el Gabinete, Abe la reservó para encabezar el Consejo de Investigación de Políticas del Jiminto, una labor interna pero prominente.

Takaichi volvió al Gobierno tres meses antes de las elecciones generales de diciembre de 2014, convocadas por Abe con dos años de antelación para disponer de mayor margen de maniobra en la aplicación de su programa de estímulo económico y supresión de la deflación. Así, el 3 de septiembre fue nombrada ministra de Asuntos Internos y Comunicaciones en sustitución de Yoshitaka Shindo, blanco de unas acusaciones sobre irregularidades en la contabilidad del grupo parlamentario liberaldemócrata. Se trataba de una cartera importante, al ocuparse de temas sensibles la regulación de medios y la ciberseguridad.

El 3 de agosto de 2017, faltando más de dos meses para las terceras elecciones de la era Abe, Takaichi fue reemplazada por Seiko Noda, una política moderada, como parte de otra remodelación ministerial y en el contexto de la enésima secuencia de escándalos y polémicas políticos. Como ministra del Interior, Takaichi había recibido fuertes críticas por su estilo pugnaz y polarizador, su participación sin complejos en los discursos del ultranacionalismo revisionista y sus comentarios sobre que el Gobierno podría suspender las emisiones de la cadenas radiotelevisivas que difundieran informaciones con sesgo político, lo que fue visto como un exabrupto autoritario. Con cálculo electoral, Abe quería proyectar estabilidad, moderación y pragmatismo, alejándose temporalmente de temas espinosos como la revisión del artículo 9 de la Constitución pacifista, para enfocarse en la economía y la cohesión interna del Jiminto.

Nuevamente, las consideraciones de oportunidad y estrategia indujeron a Abe a recuperar a su fiel escudera para el Ministerio de Asuntos Internos en septiembre de 2019. Menos de un año después, el 28 de agosto de 2020, Abe anunció por sorpresa que renunciaba por motivos de salud, una colitis ulcerosa que le producía incapacidad. El 14 de septiembre siguiente, la elección interna del presidente del Jiminto fue ganada por Yoshihide Suga, el secretario jefe del Gabinete, quien no contó con Takaichi para el Gabinete alineado dos días después.

Con Suga, el Jiminto inició una nueva etapa de liderazgos precarios prematuramente consumidos. El 3 de septiembre de 2021, Suga, con la popularidad bajo mínimos por su criticado manejo de la COVID-19 y las controversias centradas en los Juegos Olímpicos de Tokyo, anunció que no se presentaría a la próxima elección interna del partido, prevista para el 29 de septiembre, y que entregaría la jefatura del Gobierno al ganador de la misma. Ya en agosto, Takaichi, en esos momentos desvinculada de cualquier facción oficial pero unánimemente vista como una aliada incondicional de Abe, había anunciado que estaba lista para contender por el puesto y enfrentarse a Suga, quien todavía era candidato a renovar el mando. 

El 8 de septiembre la ex ministra hizo oficial su aspiración, pero el 29 de septiembre fue eliminada en la primera ronda de votaciones, a la par que Seiko Noda. Takaichi quedó en tercer lugar con el 24,% de los votos, por detrás de Taro Kono, ministro de Reforma Administrativa y miembro de la facción Shikokai de Taro Aso, y del claro favorito, Fumio Kishida, anterior ministro de Exteriores con Abe y jefe de la facción Kochikai, de credenciales moderadas y ajeno a la retórica nacionalista/revisionista. Kishida se impuso a Kono en la segunda votación y el 4 de octubre fue investido primer ministro por la Cámara de Representantes. Semanas más tarde, el 31 de octubre de 2021, el Jiminto, perdió 25 escaños en las elecciones generales, aunque preservó la mayoría absoluta, reforzada con los 32 representantes obtenidos por su socio de gobierno, el centrista y budista Komeito.

Kishida dejó sin funciones gubernamentales a Takaichi, una colega del partido muy alejada de sus enfoques pragmáticos y cautelosos. Sin embargo, la devolvió a la dirección del siempre influyente Consejo de Investigación de Políticas del Jiminto. Ahora bien, el asesinato a tiros el 8 de julio de 2022 de Shinzo Abe, que además de la terrible conmoción nacional por el magnicidio en sí generó una tormenta política al conocerse los vínculos entre personalidades del Jiminto, empezando por Abe, y la sectaria Iglesia de la Unificación, empujó a un apurado Kishida a reforzar el Gabinete con figuras de peso.

Tan solo dos días después del asesinato de Abe, Kishida adelantó una remodelación ministerial que supuso el nombramiento de cuatro miembros de la facción oficiosa del líder desaparecido. Entre los promocionados estaba Takaichi, quien recibió el Ministerio de Estado para la Seguridad Económica, departamento de nueva creación. Ahora, Takaichi asumía la misión de implementar la reciente Ley de Promoción de la Seguridad Económica, enfocada en la protección de infraestructuras críticas, como las fábricas de semiconductores, las tecnologías de IA y las cadenas de suministro, frente a riesgos geopolíticos, entre ellos fugas de tecnología, ciberataques y dependencias comerciales del exterior, de China en particular.

Tras múltiples escándalos y contratiempos que estaban hundiendo su índice de aceptación y de paso dañando las perspectivas electorales del Jiminto, Kishida anunció su dimisión, no con efecto inmediato, el 14 de agosto de 2024. A la subsiguiente elección del presidente del partido, convocada para el 27 de septiembre, Takaichi volvió a presentarse y con ella otros ocho competidores, el más potente de los cuales era Shigeru Ishiba, veteranísimo diputado (desde 1986) y ex ministro al frente de una facción propia, la Suigetsukai. También destacaba Shinjiro Koizumi, hijo de Junichiro Koizumi. 

La ministra de Seguridad Económica no era la favorita, pero en la votación preliminar dio la sorpresa y se puso en cabeza con un 24,6% de apoyos. Pasó a disputar así la votación definitiva con Ishiba, quien resultó vencedor con el 52,6% de los votos efectuados por los 367 miembros de las dos cámaras de la Dieta y los 47 delegados de las prefecturas. El 1 de octubre Ishiba fue investido primer ministro y luego presentó a su Gabinete, donde Takaichi no figuraba.

En el plano personal, Sanae Takaichi está casada en segundas nupcias con Taku Yamamoto, anterior colega de bancada parlamentaria del Jiminto. La pareja, con tres hijos que él aportó de un matrimonio anterior y que ella adoptó, se casó primero en 2004, en 2017 firmó el divorcio y a finales de 2021 volvió a casarse. Actualmente, Yamamoto padece una grave discapacidad a raíz de un ictus que le sobrevino tras serle diagnosticado un cáncer de próstata.

En su primer matrimonio, Takaichi, conocida por oponerse a que las mujeres puedan conservar su apellido de solteras —posibilidad que las normas japonesas no contemplan— porque eso iría contra la tradición, asumió el apellido de su esposo a efectos legales, aunque siguió usando el apellido propio para su vida pública. En esta segunda etapa conyugal, es Yamamoto el que ha tomado como apellido legal el de su mujer, para cumplir con el requerimiento de que las parejas casadas tengan el mismo apellido familiar.

(Cobertura informativa hasta 28/10/2025).

 

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