León XIV

Papa de la Iglesia Católica y jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano (2025-)
Editado por: Roberto Ortiz de Zárate Arce
El 8 de mayo de 2025, en el segundo día del Cónclave en la Basílica de San Pedro, en la cuarta votación y tras dos fumatas negras, 133 cardenales de la Iglesia Católica eligieron nuevo Papa al estadounidense-peruano Robert Francis Prevost, quien adoptó el nombre de León XIV.
Considerado un progresista moderado próximo a su predecesor Francisco, fallecido el 21 de abril tras 12 años de pontificado, el nuevo cabeza de la Santa Sede, máximo líder espiritual del catolicismo y soberano del Estado de la Ciudad el Vaticano toma el solideo blanco en una época de acerbas disputas ideológicas en el seno de la Iglesia, espoleadas por las reformas aperturistas de Francisco, y de convulsiones internacionales. Por el momento, León XIV ha confirmado en sus puestos a los máximos oficiales vaticanos, empezando por el secretario de Estado Pietro Parolin, uno de los cardenales que, como él, figuraban en las quinielas de papables.
En sus primeras palabras, conciliatorias y propias de su perfil de clérigo teólogo y misionero sensible a las cuestiones sociales, el Papa León ha apelado al diálogo religioso, la paz, la justicia y la "diginidad humana", con mención expresa de los trabajadores. Él reconoce que tomó su nombre pontifical inspirado por León XIII y su encíclica Rerum novarum (1891), cimiento de la doctrina social de la Iglesia y respuesta que fue a la "primera gran revolución industrial", mientras que hoy los "nuevos desafíos" los comportan tecnologías como la robótica o la inteligencia artificial, explica. Deplora que se prefieran sobre la fe "la tecnología, el dinero, el éxito, el poder o el placer", e insta a la Iglesia Católica a ser "el faro que ilumina las noches del mundo". Antes de su elección, denunció con vigor la invasión rusa de Ucrania, abogó por la acción frente al cambio climático y criticó la política antiinmigración de su paisano Donald Trump.
Los dirigentes conservadores y tradicionalistas de la jerarquía católica han recibido con menos recelo del previsible a León XIV, al que ven ciertamente afín a los cambios modernizadores de Francisco en la organización y los planteamientos de la Iglesia, pero con un enfoque más centrista y no polarizador. Una sensación de moderación, estabilidad y no unilateralidad que contrastaría como el personalismo y el izquierdismo atribuidos a Francisco, Papa muy reacio a la rigidez doctrinal, preocupado por los que sufren y de salidas audaces, hasta el punto de concitar en sus detractores imputaciones de "heterodoxia" e incuso "herejía", aunque por otro lado Francisco decepcionó a los partidarios de reformas más radicales, como el fin del celibato sacerdotal. La polarización eclesial entre conservadores y progresistas ha tomado cuerpo en los últimos años, y la posibilidad de un cisma de sectores ultracatólicos se ha mencionado con frecuencia.
Prevost, hasta ahora cardenal prefecto del Dicasterio para los Obispos, departamento de la Curia Romana que abandona para asumir la prefectura del Dicasterio para la Evangelización y desde el cual recomendó la destitución papal del obispo texano Joseph Strickland —crítico declarado de Francisco— en 2023, puede identificarse con la obra y el legado de su predecesor, que posiblemente continuará, si bien su estilo personal es manifiestamente distinto: el de un hombre más contenido o cauteloso, menos locuaz, franco y directo que Francisco, y probablemente más pragmático.
León XIV se estrena proyectando también una imagen de adhesión a ciertos convencionalismos y tradiciones, como la reaparición de atavíos litúrgicos propios del Papa y la recuperación del Palacio Apostólico como residencia oficial, todos preteridos por Francisco en aras de la austeridad. Son gestos que tranquilizan a los cardenales más conservadores. Ahora bien, Prevost se ha manifestado en consonancia con esa visión de la Iglesia esencialmente evangelizadora y kerigmática, sinodal y confortadora a pie de calle, difundida por Jorge Mario Bergoglio, quien fuera hostil a la lejanía institucional y burocrática de los poderes temporales (la "lepra del clero"), y al que Prevost ha ensalzado antes y después de sucederle.
León, como Francisco, no ve factible la ordenación sacerdotal de las mujeres por cuestiones de tradición arraigada, pero no cierra las puertas a su diaconado y ve positivamente su mayor presencia en posiciones de liderazgo eclesial. De esto último dieron testimonio los nombramientos por Francisco de dos monjas y una virgen consagrada para el Dicasterio para los Obispos (2022), de sor Simona Brambilla como prefecta del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada (enero de 2025) y de sor Raffaela Petrini como presidenta de la Comisión Pontificia y gobernadora de la Ciudad del Vaticano (febrero de 2025).
Prevost se muestra un tanto reservado con la doctrina Fiducia supplicans, la bendición a parejas no casadas en sacramento y a parejas del mismo sexo instituida por Francisco, y años atrás expresó su malestar por la difusión de la "ideología de género" en las escuelas; actualmente, parece que esto ya no es tan problemático para él.
Asimismo, el Papa oriundo de Chicago deberá dejar su impronta en el tratamiento contundente de los abusos sacerdotales a menores, mal de gigantescas proporciones que las históricas medidas adoptadas por Francisco buscaron atajar y, dicho sea de paso, ha aparecido varias veces en la biografía de Prevost, quien hubo de afrontar los casos aflorados en sus sucesivas jurisdicciones. Hoy, muchos fieles y no fieles comparten la convicción de que el reconocimiento, esclarecimiento y castigo de los abusos sexuales y la pederastia sigue siendo la gran asignatura pendiente de la Iglesia Católica.
Otro frente abierto es el de las finanzas vaticanas, con un déficit presupuestario de 83 millones de euros por la caída de donativos y un pasivo de 104 millones en el Fondo de Pensiones para la cobertura de los cerca de 5.000 asalariados que trabajan en el microestado, desde guardias suizos y oficinistas laicos hasta cardenales y prefectos, que requieren una reforma estructural urgente. Francisco avanzó en la transparencia financiera, la desburocratización y el saneamiento de las dos entidades bancarias, el Instituto para las Obras de Religión (IOR) y la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), pero la resistencia en la Curia frenó cualquier cambio profundo. El nuevo Papa requerirá habilidades políticas y determinación para vencer estas barreras. Y, en un plano menos material, deberá mostrar su capacidad para coser divisiones y articular consensos.
La misa de entronización del segundo Papa americano consecutivo y el segundo anglófono desde Adriano IV hace más de ocho siglos, que además de su idioma nativo habla español, francés, italiano y portugués, tendrá lugar el 18 de mayo en la Plaza de San Pedro de Roma. Será después de su bendición Urbi et Orbi inaugural, sus primeras homilías, su primer rezo del Ángelus, su primer discurso al Colegio de Cardenales y sus primeras audiencias a los medios de comunicación y el cuerpo diplomático.
(Texto actualizado hasta 14 mayo 2025).
BIOGRAFÍA
Misionero agustino en Perú y prior general de la Orden
El 267º Papa de la Iglesia Católica, según el episcopologio tradicional de la ciudad de Roma, nació hace 69 años en Chicago, en una familia con ancestros italianos, franceses, hispano-dominicanos, haitianos y criollos negros de Nueva Orleans. El padre, Louis Marius Prevost (1920-1997), era un veterano de la Segunda Guerra Mundial que desempeñaba un cargo de superintendente escolar en Illinois e impartía catequesis. La madre, Mildred Agnes Martínez (1911-1990), era bibliotecaria y compartía con su esposo una ferviente fe católica. Con dos hermanos mayores, Louis Martín y John Joseph, y llamado familiarmente Bob o Rob, el joven cantó en el coro y fue monaguillo en su parroquia de Riverdale, área comunitaria del sur de Chicago.
En 1969 ingresó a los 14 años en el St. Augustine Seminary High School de Holland, Michigan, una casa formativa de los agustinos donde completó la educación secundaria y de la que salió preparado para estudiar Matemáticas y Filosofía en la Universidad Villanova de Radnor, Pensilvania. La vocación sacerdotal le surgió a temprana edad.
El 1 de septiembre de 1977, una vez graduado en la Vilanova, Prevost fue admitido en la Orden de San Agustín (OSA) y su primer año de noviciado lo pasó en la Immaculate Conception Church de San Luis, Misuri. El 2 de septiembre de 1978 estuvo de vuelta en Chicago para tomar los primeros votos, a los que siguieron los votos solemnes el 29 de agosto de 1981. Mientras avanzaba en su capacitación clerical, daba clases de Matemáticas y Física en la St. Rita of Cascia High School, escuela preparatoria para chicos que los agustinos tenían en la gran urbe a orillas del lago Michigan. El 19 de junio de 1982, a la edad de 26 y en el quinto año del pontificado de Juan Pablo II, el hermano fraile norteamericano fue ordenado sacerdote agustino en la Capilla del Colegio Internacional Santa Mónica de Roma por el arzobispo belga Jean Jadot, antiguo nuncio apostólico en Estados Unidos.
Aquel mismo año, Prevost obtuvo de la Catholic Theological Union de Chicago una Maestría en Divinidad, a la que siguieron una Licenciatura (1984) y el Doctorado (1987) en Derecho Canónico, ambos cursados en la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino en Roma. Entre uno y otro estudios, en 1985, los agustinos enviaron a Prevost a Perú con un programa de trabajo misionero que inició en la Diócesis de Chulucanas, sufragánea de la Archidiócesis de Piura, donde asumió tareas también de vicario parroquial y canciller diocesano.
Un corto paréntesis como responsable de misiones de la Provincia Agustina de Nuestra Señora del Buen Consejo en Illinois y formador de novicios en Wisconsin precedió el regreso en 1988 de Prevost a Perú, país de cultura hispana en el que el estadounidense echó raíces y se naturalizó, conviviendo estrechamente con los fieles y desarrollando una intensa labor pastoral, diocesana, vocacional y docente.
Durante una década larga, el futuro Papa ejerció su ministerio regular en Santa Rita de Cascia, humilde parroquia de la Archidiócesis Metropolitana de Trujillo, al tiempo que instruía en Derecho Canónico y Teología a los alumnos del Seminario Mayor San Carlos y San Marcelo, y participaba en la vicaría judicial de los agustinos. Conocedor directo de las situaciones de violencia política, injusticia social y pobreza, en esta época Prevost elevó críticas a los desmanes represivos del Gobierno del presidente Alberto Fujimori y las brutalidades de la banda terrorista Sendero Luminoso.
En marzo de 1999 Prevost inició un segundo interludio religioso en su país natal al salir elegido prior de su Provincia Agustina de Illinois. A esta etapa se remonta una temprana controversia personal, a raíz de permitir que residiera en el St. John Stone Friary de Chicago un cura agustino al que la OSA había apartado del ministerio público porque sobre él pesaban numerosas denuncias por abuso sexual infantil. Se daba el hecho de que a escasos metros del convento funcionaba una guardería de la organización de beneficencia Chicago Child Care Society.
El 14 de septiembre de 2001 el Capítulo General ordinario de la OSA eligió al hermano estadounidense, de 46 años, prior general en sucesión del español Miguel Ángel Orcasitas Gómez. Confirmado para un segundo mandato sexenal en 2007, desde su despacho de la Curia General Agustina en la vía Paolo VI de Roma, justo al lado de la Basílica de San Pedro y en la linde del Estado de la Ciudad del Vaticano, Prevost conoció nuevas quejas, acusaciones y denuncias por presuntos actos pedófilos contra religiosos bajo su jurisdicción, la gran mayoría de Estados Unidos. Prolongando una secuencia escandalosa iniciada bastante tiempo atrás y que continuaría posteriormente, algunos de los clérigos señalados fueron trasladados, apartados o cesados, al tiempo que la OSA enfrentaba demandas civiles susceptibles de zanjarse con cuantiosos pagos económicos a los denunciantes.
Hasta 2024, transcurrida una década desde la marcha de Prevost de la Curia General, la OSA de Illinois no iba a publicar su primera lista, con cinco nombres, de antiguos sacerdotes y frailes cesados en sus ministerios o expulsados de la orden, quienes en su momento habían sido acusados de abusar sexualmente de chicos menores de edad y a los que los agustinos de Chicago consideraban al parecer autores probados de tales hechos; de ellos, tres ya habían muerto.
El 4 de septiembre de 2013 Prevost traspasó el puesto de prior general de la OSA en Roma al español Alejandro Moral Antón y retornó a Chicago; allí, se hizo cargo del equipo formativo del Convento de San Agustín y de la Vicaría de la Provincia de Nuestra Señora del Buen Consejo.
Obispo de Chiclayo, llegada a la Curia Romana y elevación al cardenalato
El 3 de noviembre de 2014 el Papa Francisco, sucesor de Benedicto XVI en marzo del año anterior, nombró a Prevost administrador apostólico de la Diócesis peruana de Chiclayo, perteneciente al departamento de Lambayeque y sufragánea de la Archidiócesis de Piura, que él ya conocía de cuando su primera estadía en Perú en la década de los ochenta. Poco después, el 12 de diciembre, fue consagrado obispo por el nuncio apostólico —y compatriota estadounidense— James Patrick Green en la Catedral de Santa María de Chiclayo, si bien su titularidad episcopal empezó siendo la de Sufar, diócesis simbólica situada en Argelia, un país musulmán casi al 100%.
Fue el 26 de septiembre de 2015 cuando Prevost recibió del Papa el nombramiento de obispo de Chiclayo, donde se jubilaba monseñor Jesús Moliné Labarta. Previamente adquirió la doble nacionalidad y en marzo de 2018 obtuvo la condición de vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal Peruana, encabezada por monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, arzobispo de Trujillo. En este su tercer ministerio en el país sudamericano, de ocho años de duración, Prevost profundizó su experiencia pastoral con los fieles, dando prioridad a las visitas a las comunidades rurales.
El 13 de julio de 2019 el obispo estadounidense-peruano recibió su primer nombramiento papal en la Curia Romana, una membresía en la Congregación (posteriormente Dicasterio) para el Clero, el departamento de la Santa Sede responsable de supervisar los asuntos relacionados con los sacerdotes y diáconos no pertenecientes a una orden religiosa. Sus siguientes designaciones, como administrador apostólico de la Diócesis de Callao (15 de abril de 2020) y miembro de la Congregación, luego Dicasterio, para los Obispos (21 de noviembre de 2020), vinieron a confirmar que Prevost se había ganado la confianza de Francisco, quien lo recibió en una audiencia privada en marzo de 2021.
El 12 de abril de 2023 Prevost se instaló definitivamente en el Vaticano como prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, puestos en los que sucedió al cardenal canadiense Marc Quellet y para los que fue nombrado el 30 de enero. El Papa le promovió de paso a la dignidad de arzobispo-obispo emérito de Chiclayo. Meses después, en el consistorio del 30 de septiembre de 2023, Francisco lo creó cardenal, junto con otros 20 purpurados, y le asignó el Diaconado de Santa Mónica, instituido ad hoc y correspondiente a la Capilla agustina homónima de Roma, el templo donde había sido ordenado sacerdote en 1982, del cual tomó posesión el 28 de enero de 2024.
Visiblemente cercano a Francisco e identificado con sus iniciativas reformistas (reorganización desburocratizadora y descentralizadora de la Curia Romana en virtud de la constitución apostólica Praedicate Evangelium de 2022; transparencia financiera y anticorrupción; mayor inclusión de mujeres y laicos en las actividades litúrgicas, evangelizadoras y directivas pero sin llegar al sacerdocio y el diaconado femeninos, y manteniendo también el celibato clerical; apertura a la comunidad LGBT+; diálogo interreligioso y sinodalidad; énfasis en la misericordia, la fraternidad, la cercanía a los pobres y la sencillez del clero), recibidas negativamente por los sectores más conservadores y tradicionalistas de la Iglesia, Prevost acompañó al pontífice en varios de sus viajes apostólicos y participó en las sesiones de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos.
Es más, en octubre de 2023 Francisco le dio asiento adicional en otros seis dicasterios: los de para la Doctrina de la Fe, la Evangelización, las Iglesias Orientales, los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, los Textos Legislativos y la Cultura y la Educación. Amén de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano.
El pontificado de Francisco se estaba destacando asimismo por las históricas iniciativas vaticanas de lucha contra los abusos sexuales a menores por miembros del clero, un gravísimo problema de insondables proporciones. Tales fueron la creación de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores —adscrita al Dicasterio para la Doctrina de la Fe—, la eliminación del secreto pontificio en la materia y la promulgación de la carta apostólica Vos estis lux mundi estableciendo el procedimiento a seguir por las diócesis cuando afloraran estos casos, así como la actualización del Código de Derecho Canónico, el Código Penal de la Iglesia, para incluir castigos explícitos por abusos a menores y discapacitados.
Presidir el Dicasterio para los Obispos confería al cardenal Prevost un poder y una influencia indudables en el aparato administrativo-religioso de la Santa Sede. Entre sus cometidos estaba, además de evaluar y recomendar el nombramiento de candidatos episcopales, la supervisión de las denuncias e investigaciones por negligencia episcopal en las diferentes diócesis del mundo, lo que incluía las actuaciones en los casos de abuso sexual y pederastia sacerdotales.
Cuando fue obispo de Chiclayo, Prevost ya tuvo que salir a pronunciarse sobre las informaciones de abusos de esta naturaleza en su diócesis, empleando un tono ajustado a la política firme de Francisco. Así, en una entrevista para el diario La República en 2019, el prelado peruano aseguró que las voces de las víctimas debían ser escuchadas, que la Iglesia "rechazaba la cultura del encubrimiento y el secretismo", y que ella misma estaba obligada a "ayudar a las personas que han sufrido por el mal actuar". "De parte de la Iglesia queremos decirle a la gente que si hubo alguna ofensa, si sufrió o es víctima del mal actuar de un sacerdote, que venga y lo denuncie, para actuar por el bien de la Iglesia, de la persona y la comunidad", enfatizó entonces Prevost.
En 2023 y 2024 tres hermanas de Chiclayo alegaron que el obispo no había promovido una investigación adecuada de sus denuncias, formuladas en 2022, sobre unos abusos sexuales por parte de dos sacerdotes de la diócesis y que databan de 2004, cuando ellas eran niñas. El 2 de abril de 2025, semanas antes de la muerte de Francisco y la convocatoria del Cónclave, el medio Infovaticana.com publicó que la ONG Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes (SNAP) había enviado al secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, y a otros alto cargos de la Curia una denuncia formal por "presuntos actos de encubrimiento" contra el ahora cardenal prefecto Robert Prevost.
En relación con el caso de las hermanas Quispe, la Diócesis de Chiclayo aseguró en su momento que Prevost sí había seguido los procedimientos correctos y se había reunido personalmente con las hermanas para escucharlas y atenderlas en su condición de víctimas, animándolas a emprender una acción civil.
De acuerdo con este testimonio, el Obispado inició una investigación canónica conforme a la normativa Vos estis lux mundi y cuyos resultados envió al Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cual luego decidió archivar los cargos contra los sacerdotes señalados. Estos, cautelarmente suspendidos de su ministerio en Chiclayo, no enfrentaron una causa penal porque sus presuntos delitos habían prescrito en la justicia peruana. En abril de 2025 el propio Vaticano despejó de dudas el proceder de Prevost desde que fuera prior de la Provincia Agustina de Nuestra Señora del Buen Consejo hace ahora un cuarto de siglo.
La última promoción que Francisco hizo de Robert Prevost fue el 6 de febrero de 2025, día en que le nombró titular de la Diócesis suburbicaria de Albano, circunscripción eclesiástica sufragánea de la Diócesis de Roma. Tres jornadas después, el cardenal-obispo y prefecto dicasterial celebró la eucaristía solemne que Francisco, aquejado de una bronquitis que poco después requeriría su hospitalización por derivar en una neumonía grave (el Papa argentino estuvo ingresado en el Policlínico Gemelli entre el 14 de febrero y el 23 de marzo, para un mes después fallecer en su residencia de la Casa de Santa Marta por un derrame cerebral con parada cardiorrespiratoria), inauguró en la Plaza de San Pedro para culminar el Jubileo de las Fuerzas Armadas, Policía y Cuerpos de Seguridad.
(Cobertura informativa hasta 14/5/2025).
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