Jean Castex, coordinador de la estrategia de desconfinamiento de la población por la COVID-19, fue nombrado el 3 de julio de 2020 primer ministro de Francia por Emmanuel Macron. Castex tomó el relevo a Édouard Philippe, en el cargo desde 2017 y cuya renuncia acordada con el presidente fue anunciada horas antes. La llegada al Hôtel Matignon de este apenas conocido delegado interministerial, con un historial donde lo tecnocrático y lo administrativo eclipsan lo político, se enmarca en los planes de Macron para la segunda fase de su mandato quinquenal, a la que el presidente, avisado por los pésimos resultados de su partido en las elecciones municipales y su erosión personal en los sondeos de popularidad, desea imprimir un impulso vigorizador que facilite su reelección en 2022. La misión perentoria del Ejecutivo de Macron y Castex es acometer la "reconstrucción" socioeconómica de Francia, empujada a la recesión con una caída del PIB del 5,3% en el primer trimestre (que podría superar el 12% en el conjunto del año) y con el paro disparado al 22,6% en abril, mientras las semanas más duras de la propagación de la pandemia quedan atrás y el país se afana en evitar una segunda ola de contagios. Según los portavoces del Elíseo, Castex es un "nuevo hombre" para una "nueva etapa" en el "nuevo camino" trazado por el jefe del Estado.
Uno de tantos
enarcas adiestrados en las altas tareas de gestión burocrática, Jean Castex
ha recorrido todos los niveles de la organización territorial de la República, desde el local hasta el nacional, pasando por el departamental y el regional. Fue secretario general del gabinete de
Nicolas Sarkozy y hasta ahora
ha estado afiliado al partido conservador posgaullista Los Republicanos (LR), oficialmente en la oposición pero con varios ex altos miembros adheridos al macronismo desde 2017; el propio Philippe, con un caché más político y en adelante alcalde de Le Havre, es otro caso notable. Castex
pasa a ser un independiente sin etiqueta, aunque podría unirse formalmente al
partido centrista de Macron y eje de la mayoría presidencial, ¡La República en Marcha! (REM).
Desde el 2 de abril Castex se encargó de aplicar el plan nacional de levantamiento gradual, por zonas y por colores, de los cierres comerciales, el confinamiento domiciliario y las limitaciones de movilidad impuestos por el Gobierno en marzo. Rigiendo todavía el estado de emergencia sanitaria, finalmente levantado el 10 de julio, Francia fue cancelando las medidas de cuarentena interna entre el 11 de mayo y el 2 de junio, aunque en París aspectos esenciales de la cuasi nueva normalidad no se recobraron hasta el 22 de junio. Este cometido técnico sacó a Castex del anonimato cara al público y le permitió proyectarse como un
hombre de servicio con mentalidad práctica y dotes para la interlocución.
Los resultados de las elecciones municipales del 15 de marzo y el 28 de junio, con significativas victorias de las candidaturas verdes y socialistas en muchas de las principales alcaldías en juego (París, Marsella, Lyon, Nantes, Montpellier, Estrasburgo, Burdeos, Lille, Rennes, Grenoble, Dijon), más las propias sugerencias del presidente y sus colaboradores en el sentido de que el Estado debía dar respuestas al malestar social tras muchos meses de desgaste por la cruda protesta de los
chalecos amarillos y las encarnizadas huelgas sindicales contra la reforma de las pensiones, hicieron pensar a muchos que Macron daría a su nuevo Gobierno un barniz más progresista con fichajes de personas de la izquierda moderada y el ecologismo, orientaciones que podría presentar el mismo primer ministro. Al final, sin embargo, Macron se ha decantado por un
Gabinete plural decididamente continuista.
La selección de Castex, un
tradicionalista pragmático con bajo perfil político pero bien considerado, da a entender que el presidente prefiere trabajar con un delegado discreto y competente, a la vez que
abierto al diálogo social, para la acción rutinaria del Gobierno, mientras él concentra en sus manos, aún más, la dirección ejecutiva de los asuntos del país. El nombramiento no indica en modo alguno un cambio de rumbo político pese a la insistencia del Elíseo en lo novedoso de la coyuntura, pero sí ganas de resultados en el escenario extraordinario de la COVID-19. De paso, se espera que Castex cumpla mejor que el popular Philippe el papel de
cabeza de la mayoría presidencial, recientemente disminuida por la deserción de un grupo de diputados descontentos de REM. La constitución en mayo del grupo parlamentario Ecología Democracia Solidaridad (EDS) hizo perder a la formación de Macron la mayoría absoluta que por sí sola cosechó en las legislativas de 2017, aunque aquella queda preservada gracias a la fidelidad de los partidos asociados.
Al igual que en el anterior Gabinete Philippe, en el Gabinete Castex participan
otros cinco partidos además de REM: los social liberales del
Movimiento Demócrata (MoDem), el
Movimiento Radical, Social y Liberal (MRSL), los democristianos de
Agir, el
Partido Ecologista (PE) y los socialdemócratas, escindidos del Partido Socialista, de
Territorios de Progreso (TDP). Amén de algunas personalidades no afiliadas y genéricamente etiquetadas como
diversos de centro -precisamente Castex, quien el día de su nombramiento se describió en la televisión como un "gaullista social"-,
diversos de derecha y
diversos de izquierda.
Continúan ministros de peso como
Yves Le Drian (ex socialista) en Exteriores, Florence Parly (ex socialista) en Ejércitos y Bruno Le Maire (ex LR y ahora de REM) en Economía, y se incorporan o ascienden entre otros Gérald Darmanin (REM), nuevo titular de Interior, y Barbara Pompili, macronista del PE, nueva ministra de Transición Ecológica.
El 15 de julio Castex superó la preceptiva votación de confianza de la Asamblea Nacional con una mayoría holgada de 345 votos contra 177. A los diputados, el flamante primer ministro les pronunció un discurso de política general con las líneas maestras del programa del Gobierno para los próximos dos años. En ese corto espacio de tiempo, Macron y sus lugartenientes tendrán que conseguir realizaciones para restaurar, al menos en parte, el
inmenso destrozo que el coronavirus ha causado en los sectores productivo y laboral. La situación financiera de partida no es nada buena: a finales de 2019, el déficit público alcanzaba el 3% del PIB, la tasa más elevada de la Eurozona y justo en el límite fijado por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE, temporalmente levantado por Bruselas, mientras que la deuda pública rozaba el 100% del PIB. Ahora, esos indicadores se desmandarán más. La
lucha contra el paro y la conservación del empleo que el confinamiento no ha destruido son la "prioridad absoluta" y la "obsesión en la cabeza" del Gobierno, afirma el primer ministro, igualmente preocupado por la insuficiente fortaleza y la dependencia exterior de algunos sectores estratégicos, como se advierte en la falta de
campeones tecnológicos a nivel europeo.
En el centro del programa está un
plan de estímulo económico que ascenderá como mínimo a los 100.000 millones de euros y que, asegura el Ejecutivo,
no se financiará con subidas de impuestos. El paquete, concebido para acelerar la digitalización de empresas y administraciones y la transición carbónica, se suma a las partidas, totalizando más de 400.000 millones, ya comprometidas para apoyar a las corporaciones locales, la gran industria manufacturera (automoción, aeronáutica) semideslocalizada y otros sectores sensibles desde el comienzo de la pandemia. Otro de los objetivos es, añade quien conoce bien el país rural, "reconciliar las diferentes Francias" manifiestas en la ordenación territorial, empezando por la Francia de la periferia "que se siente a veces abandonada" y a la que ahora se promete una mayor
descentralización. En cuanto a la combatida
reforma de las pensiones y la no menos polémica reforma del seguro de desempleo, Macron las mantiene en la agenda, pero quitándoles prioridad y abriéndolas a la negociación con los agentes sociales.
"Tenemos 600 días para proteger a los franceses, sus empleos y su poder adquisitivo frente a la crisis, 600 días para reinventar nuestra forma de hacer las cosas y situar la ecología en el centro de nuestra acción y nuestros territorios, 600 días para consolidar la autoridad del estado y conservar nuestro pacto social", recalcó en su discurso en la Asamblea Castex, quien añadió: "A la crisis sanitaria, que todavía no ha terminado, le sucede desde ahora una crisis económica y social de una magnitud probablemente sin precedentes desde la última guerra mundial".
(Nota de edición: esta versión de la biografía fue publicada originalmente el 20/7/2020. Jean Castex fue primer ministro de Francia hasta el 16/5/2022, cuando presentó la renuncia a solicitud del presidente Emmanuel Macron, recién elegido para un segundo quinquenio en el Elíseo; ese mismo día, Castex fue sucedido en el cargo por Élisabeth Borne). |