A diferencia de tantísimos colegas de la alta función pública y la administración del Gobierno (empezando por el propio Macron, Castex o el anterior primer ministro
Édouard Philippe), en el itinerario formativo de Borne no figura la ENA, la elitista cantera de cuadros políticos y gestores de la República Francesa. En su caso, ella es una
ingeniera civil educada entre 1981 y 1986 en la Escuela Politécnica y la Escuela Nacional de Puentes y Caminos (ParisTech), capacitación a la que más tarde añadió un MBA impartido por el Colegio de Ingenieros.
Aunque se mantuvo activa en el Cuerpo de Puentes y Caminos, donde en 2007 adquirió el grado de ingeniera general, Borne encamino su carrera profesional a la
función pública del área administrativa ya en 1987, fecha en que ingresó en la Dirección de Personal del Ministerio de Equipamientos. De ahí paso en 1989, el año de su matrimonio con Olivier Allix (la pareja iba a tener un hijo antes de divorciarse en 2008), a la Dirección de Equipamientos de la Región de Isla de Francia, de cuyo Plan Director fue secretaria general durante dos años. Desde 1991 a 2002 repartió sus trabajos entre la asesoría técnica en los campos de la educación, la planificación urbana, la vivienda y el transporte para los gobiernos socialistas de Édith Cresson, Pierre Bérégovoy y
Lionel Jospin, y una dirección técnica en Sonacotra, sociedad semipública encargada de la acogida de los trabajadores inmigrantes. Esta última labor transcurrió entre 1993 y 1996, durante los gobiernos conservadores de Édouard Balladur y
Alain Juppé.
Típico producto de la meritocracia republicana, Borne fue nombrada en 2002, al regresar el centro-derecha al Gobierno con
Jean-Pierre Raffarin de primer ministro, directora de Estrategia de SNCF, la compañía estatal de ferrocarriles. En 2007, el año de la llegada de
Nicolas Sarkozy al Elíseo en sucesión del también neogaullista
Jacques Chirac, Borne hizo una incursión en el sector privado como directora de Concesiones de Eiffage, una de las grandes constructoras del país. La experiencia duró poco, pues en 2008 fue fichada para la Dirección General de Urbanismo del Ayuntamiento de París por el entonces alcalde, el socialista Bertrand Delanoë. En febrero de 2013 su ya rico historial de servicios sumó otro capítulo a instancias del Ministerio del Interior, que la nombró prefecta del departamento de Vienne y prefecta de la región de Poitou-Charentes, convirtiéndose en la primera mujer en desempeñar ambas funciones.
La estadía de Borne en Vienne resultó determinante para su retorno al entorno del Gobierno nacional y la posterior toma por su carrera de más altos vuelos. Fue a instancias de
Ségolène Royal, la candidata del PS batida por Sarkozy en la elección presidencial de 2007 y en aquel entonces presidenta del Consejo Regional de Poitou-Charentes. En abril de 2014 Royal recibió el nombramiento de ministra del Medio Ambiente en el nuevo Gobierno socialista de
Manuel Valls y con ella se llevó a París a Borne en calidad de directora de Gabinete. En mayo de 2015, en el enésimo cambio de aires, Borne optó por presidir la Gestión Autónoma de Transportes Parisinos (RATP), entidad estatal responsable de operar las redes de transporte público de París y su área metropolitana.
MINISTRA DE CONFIANZA DE MACRON
En noviembre de 2016 Borne, con 55 años, recibió la Orden Nacional del Mérito con la insignia de Oficial. La condecoración, que se unía a la Legión de Honor en grado de Caballero obtenida en 2013, venía a reconocer cerca de tres décadas de servicios al Estado, si bien su etapa más eminente todavía no había comenzado.
Aunque de siempre próxima a los socialistas, Borne no era miembro del PS y conservaba la condición de independiente. Esto cambió
en 2017 al decidir unirse a ¡La República en Marcha! (LREM), el partido de centro social-liberal organizado por el ex ministro de Economía
Emmanuel Macron para sostener su candidatura presidencial y la aspiración de suceder al socialista
François Hollande. Una vez instalado en el Elíseo el 14 de mayo, Macron nombró primer ministro a
Édouard Philippe, y en el Gobierno entrante Borne figuró como
ministra encargada del área que mejor conocía, la de Transportes. Se trataba de un ministerio adjunto al Ministerio de Transición Ecológica y Solidaria, encabezado por Nicolás Hulot.
Al debutar en los cometidos ministeriales, Borne se encontró con el embrollo que afectaba a la SNCF, metida en un proceso de privatización parcial, reducción de plantillas y reestructuración de deudas al que los trabajadores respondían con paros sistemáticos. La antigua directora estratégica de la compañía, para irritación de los sindicatos y desafiando su movimiento huelguístico, se empeñó en sacar adelante una reforma estructural por la que la SNCF se abría gradualmente a la competencia de otros operadores del transporte por tren y, a partir del 1 de enero de 2020, se segmentaba en tres sociedades anónimas de capital público y dejaba de contratar operarios con el estatus funcionarial de trabajadores ferroviarios, el cual conllevaba la garantía del empleo, retribuciones actualizadas y un generoso régimen de pensiones. La reforma de la SNCF fue definitivamente aprobada por el Parlamento en junio de 2018.
Luego, en 2019, la ministra anunció la introducción de una ecotasa en los billetes de avión para todos los vuelos con origen en aeropuertos galos, exceptuando los que tenían como destinos Córcega o los territorios franceses de ultramar. Borne defendió la medida fiscal como una contribución para sufragar inversiones en infraestructuras de transporte más ecológicas, el ferrocarril en particular.
En julio de 2019 Philippe recurrió a la eficaz Borne para cubrir la baja del dimisionario François de Rugy en el
Ministerio de Transición Ecológica y Solidaria. Ministra esta vez solo supeditada al primer ministro Philippe, Borne asumió como principal tarea la defensa ante el Parlamento del proyecto de Ley de Energía Climática, que declaraba la "emergencia ecológica y climática" en Francia y actualizaba los objetivos nacionales de política energética. Estos incluían la consecución de la neutralidad carbónica en 2050, la reducción del consumo de combustibles fósiles en un 40% para 2030, la instalación obligatoria de paneles solares en las cubiertas de los supermercados, bodegas y parkings de nueva construcción, el cierre de las últimas centrales térmicas de carbón en 2022 y el retraso de 2025 a 2035 de la reducción al 50% de la cuota nuclear de la tarta energética, cuya cuota de renovables tendría que alcanzar el 33% para 2030.
El 3 de julio de 2020 Jean Castex reemplazó a Édouard Philippe y tres días después fue presentado el nuevo Gabinete. Que Macron estaba más que satisfecho con la labor realizada por la veterana Borne quedó de manifiesto al confiarle el mando del nuevo
superministerio de Trabajo, Empleo e Inserción Social. El asumido por la ingeniera era, junto con Economía y Finanzas, Solidaridad y Salud y Transición Ecológica (este último entregado ahora a Barbara Pompili), uno de los departamentos del Gobierno que Macron deseaba reforzar para dar respuestas adecuadas al durísimo embate de la COVID-19, que amenazaba con destrozar todo el tejido social y económico. La oficina de Borne no solo centralizaba las cuestiones laborales y salariales, en estos momentos con más necesidad de protección que nunca, sino también las pensiones, antes de la pandemia competencia del Ministerio de Sanidad. Toda una montaña de trabajo, para lo que Borne contaba con las asistencias de una ministra delegada, Brigitte Klinkert, y de un secretario de Estado, Laurent Pietraszewski.
A priori, Borne asumía el expediente más delicado de Macron, la
reforma integral de las pensiones públicas, un sistema de reparto basado en la cotización de los trabajadores en activo y al que el Ejecutivo quería proporcionar robustas patas de "sostenibilidad". Los pilares de la reforma, que entraría plenamente en vigor en 2037, eran la unificación de los 42 regímenes de pensiones existentes y el retraso de la edad para la jubilación plena desde los 62 años actuales hasta los 64. Desde el año anterior, los sindicatos, los partidos de izquierda y, con especial virulencia, el movimiento de los
chalecos amarillos habían expresado un fragoroso rechazo al cambio de las pensiones. El 16 de marzo de 2020, empero, en el contexto de las medidas de contención del coronavirus, Macron había anunciado que los trámites parlamentarios para la aprobación del correspondiente proyecto de ley quedaban suspendidos.
Además, tocaba promulgar la
reforma del seguro de desempleo, aprobada por el Ejecutivo en 2019 sin el acuerdo de los sindicatos y la patronal, y que suponía un endurecimiento de las condiciones para acceder al subsidio del paro (haber trabajado un mínimo de 6 meses, frente a los 4 meses anteriores, y en los últimos 24 meses, frente a los 28 meses anteriores), así como nuevas fórmulas para calcular la prestación, con resultado de disminución de la cuantía en ciertos casos.
Por otro lado, fue ahora también cuando Borne, sin menoscabo de su afiliación a LREM,
ingresó en Territorios de Progreso (TDP), partido de orientación socialdemócrata creado en febrero de 2020 por los ministros Olivier Dussopt, encargado de las Cuentas Públicas, y
Jean-Yves Le Drian, el titular de Exteriores, a modo de
ala izquierda del macronismo. LREM y TDP conformaban la mayoría presidencial junto el Movimiento Demócrata (MoDem, centristas social liberales), el Movimiento Radical, Social y Liberal (MRSL, luego llamado Partido Radical), el Partido Ecologista (PE), Agir (democristianos) y En Común (ecologistas), todos ellos con representantes en el Gobierno.
En marzo de 2021 Borne fue infectada por el SARS-CoV-2, desarrollando unos síntomas fuertes y unos problemas respiratorios que requirieron su hospitalización.
(Cobertura informativa hasta 1/4/2021) .