Reseña de libros | Ciencia política y relaciones internacionales: dos disciplinas, dos manuales, un saber
Reseña de libro
Arenal, Celestino del y Sanahuja, José Antonio (coords.). Teorías de las Relaciones Internacionales. Tecnos, 2015, 376 págs.
Valles, Josep María y Martí i Puig, Salvador. Ciencia Política. Un manual. Ariel, 2015, 455 págs.
En 2000 se publicó la primera edición del manual de ciencia política de Josep María Vallés; antes del 11-S neoyorkino y el 11-M madrileño, del inicio de la Gran Recesión en 2007, de la irrupción de las redes sociales y del surgimiento de movimientos sociales como el 15-M u Occupy Wall Street; antes también de que la intervención de Occidente y de Rusia en Siria pusiera a ambos bloques al borde de una nueva Guerra Fría. Es extremadamente difícil calibrar bien cuánto ha cambiado el mundo en la última década y media. De lo que no caben dudas, sin embargo, es que la realidad al interior de las unidades políticas y los vínculos entre ellas evolucionan a un ritmo vertiginoso, y de que se trata por lo tanto de dos mundos, el de 2000 y el de 2015, dramáticamente distintos. Una obra que conseguía compendiar las principales nociones políticas y las teorías esenciales sobre relaciones internacionales en el año 2000 está muy lejos de hacerlo en 2015. Para que nuestro conocimiento de esa realidad sea adecuado es necesario que las herramientas con que contamos para estudiarla avancen en consonancia: es necesario actualizar tales conocimientos de manera permanente.
A finales de 2015, simultáneamente a la publicación de la novena edición del manual de ciencia política de Vallés –esta vez con Salvador Martí como coautor–, vio la luz la primera edición de Teorías de las Relaciones Internacionales, un manual coordinado por Celestino del Arenal y José Antonio Sanahuja; es decir, se publicaron dos manuales complementarios, de dos disciplinas complementarias. Tal complementariedad tiene dos caras. Una de ellas muestra dos campos de estudio que deberían estar muy cerca, íntimamente entrelazados, no lo están; y no lo están aunque estuvieron cerca de estarlo en el pasado, por ejemplo, cuando la carrera de relaciones internacionales formaba parte –como afirman Sanahuja y Arenal– de la de ciencias políticas y de la administración. La otra cara es que tal separación se explica por el enriquecimiento de ambas disciplinas y la necesidad de contar cada una con un mayor campo de acción propio, tanto a nivel teórico como práctico. Ante lo inexorable de tal disociación, es una excelente noticia la publicación de dos obras que, aprovechadas de manera conjunta, reúnen esas dos mitades del saber sobre la política: la que estudia los elementos por separado y la que los observa como partes de un conjunto. En última instancia, la evolución empírica de la política y de las relaciones internacionales determina el camino y el ritmo que han de seguir los estudios que de ellas se ocupen. Y allí se hace inevitablemente patente la mencionada complementariedad: los eventos que marcan el desarrollo de una no se pueden comprender sin prestar atención a los que suceden en la otra.
La obra de Sanahuja y Arenal busca dar cuenta de los tres grandes ejes del debate teórico en relaciones internacionales: los fundamentos epistemológicos de la teoría, su dimensión normativa y el cuestionamiento de la naturaleza supuestamente universalista de la disciplina y de su objeto. Como su título indica, se aproxima al estudio de las relaciones internacionales a través del repaso de las teorías esenciales que se han desarrollado en el marco de esta disciplina; asimismo, intenta superar el etnocentrismo y, en especial, el americanocentrismo dominante en la teoría internacionalista hasta ahora. En efecto, tanto en la realidad como en su teorización, la obra aboga en términos generales por el reconocimiento de un sistema internacional multicéntrico, postoccidental. Frente a las mencionadas limitaciones –relativas al etnocentrismo y al americanocentrismo–, la obra no solo propone un cambio general en la perspectiva que adoptan los expertos de este campo, sino que además reivindica específicamente la existencia de una «Escuela española de relaciones internacionales». La concreción máxima de esta idea se materializa en el propio manual, cuyos capítulos han sido escritos por buena parte de quienes componen dicha Escuela.
El primero de los capítulos, a cargo de Celestino del Arenal, se centra precisamente en el americanocentrismo y su peso en las teorías de las relaciones internacionales desde el nacimiento de la disciplina hasta la actualidad. El siguiente, a cargo de Leire Moure, se ocupa del realismo en la teoría de las relaciones internacionales, presentando las propuestas de autores como Carr, Morgenthau, Herz, Waltz y Gilpin, y su proyección en teóricos del siglo xxi. A continuación, Rafael Grasa expone la presencia del neoliberalismo y del institucionalismo en las relaciones internacionales, y propone la particular relevancia de estos enfoques a partir del final de la Guerra Fría, en la actualidad y previsiblemente en el futuro cercano. El cuarto capítulo, firmado por Esther Barbé y Juan Pablo Soriano, recupera el debate neorrealismo-neoliberalismo, apunta las críticas a ese debate, discute el papel de la noción de debate en la actualidad y la definición de las fronteras temáticas de la disciplina, trata el impacto de la polarización racionalismo-reflectivismo y la (re)construcción del discurso dominante en relaciones internacionales.
En el capítulo quinto, José Antonio Sanahuja analiza las aportaciones de la teoría crítica de las relaciones internacionales y los desafíos que supone a nivel epistemológico, ontológico y normativo. En la siguiente sección, correspondiente al sexto capítulo, Josep Ibáñez aborda el socialconstructivismo; estudia sus orígenes, sus pilares conceptuales y epistemológicos, su diversidad, su crítica a perspectivas como el racionalismo y el neorrealismo, y las recibidas, tanto de otras corrientes como desde el propio constructivismo. En el séptimo capítulo, Noé Cornago introduce el postestructuralismo y su papel en el campo de las relaciones internacionales. Vale destacar aquí la renuncia a formular una teoría integrada de la política mundial y un cierto escepticismo acerca de la propia disciplina, pese a reconocerse aportaciones como la atención a la historicidad, el análisis del discurso y la importancia de lo simbólico, entre otras. El capítulo octavo, a cargo de Irene Rodríguez, está dedicado al pensamiento feminista en relaciones internacionales. La autora expone tanto los puntos de conexión como los de desencuentro, y analiza cuatro vertientes de esta perspectiva: el feminismo liberal, el radical, el posmoderno y el poscolonial.
Seguidamente, Caterina García presenta la Escuela inglesa y la teoría de la sociedad internacional. Respecto de la primera, además de dar cuenta de sus aportaciones, se hace énfasis en sus limitaciones conceptuales y metodológicas. Acerca de la segunda, se introduce tanto su versión clásica como su actualización y reinterpretación contemporánea. Karlos Pérez de Armiño da cuenta en el capítulo décimo de los estudios de seguridad, con su visión tradicional estatocéntrica, de raigambre realista y liberal; el cuestionamiento de esa perspectiva durante la Guerra Fría, y la evolución de esta vía de pensamiento en la posguerra fría. En el capítulo decimoprimero, Gustavo Palomares trata el concepto y las teorías de la integración, desde las aportaciones clásicas hasta las formas más recientes de regionalismo (abierto, post-liberal, post-neoliberal, post-hegemónico), pasando por el funcionalismo clásico y las aproximaciones críticas al funcionalismo dominante, entre otras elaboraciones de este ámbito. La obra cierra con una presentación de la Escuela española de relaciones internacionales a cargo de Rafael Calduch. En la misma se da cuenta del nacimiento y las dos primeras generaciones de esta Escuela, se hace balance de la situación actual de las relaciones internacionales en España y se ofrece un panorama de futuro para la tercera generación.
Por su parte, Ciencia Política. Un manual, de Josep María Vallés y Salvador Martí i Puig, discurre en torno a seis ejes. En el primero se discuten conceptos esenciales para la política, como los de sociedad, poder o el propio concepto de política y el lugar que esta ocupa en las relaciones sociales. En la segunda sección se aborda la política como estructura; esto es, los elementos que la ordenan: las diversas combinaciones de reglas e instituciones, y los modelos políticos que han dado como resultado a lo largo de la historia. En la tercera parte se aborda la política en el Estado, desgranando sus elementos constitutivos. Se examina el territorio, la población, la soberanía; las instituciones y las leyes; los estados unitarios y los compuestos; la distribución de funciones y relaciones entre instituciones especializadas, así como las formas de gobierno a que dan lugar las distintas combinaciones de estos elementos. El cuarto apartado trata la política como proceso, centrándose en el contexto cultural. Se estudian las culturas políticas, se describe el papel de los valores sociales y las ideologías, se explica cómo cada sujeto se sitúa en el escenario político y se dispone a actuar en él. En la quinta sección se retoma la política como proceso, pero esta vez con el foco puesto en los actores. Se aborda la acción política individual y la colectiva; se analizan los comportamientos, los perfiles y las formas de intervención a nivel individual, así como los grupos de interés, movimientos sociales, partidos politicos y medios de comunicación.En la sexta y última parte se observa la política como resultado. Se tratan las políticas públicas, el cambio –dado que el impacto de las iniciativas políticas se mide en términos de la continuidad o el cambio que generan–, la gobernabilidad y el concepto de gobernanza.
Los dos manuales reflejan la vocación docente en la que se sustentan: sirven como índice para un acercamiento ordenado a las respectivas disciplinas y son idóneos para quien desee obtener un panorama general, amplio y sistemático de estas disciplinas. También lo son como guía para quien desee profundizar en cualquiera de los temas tratados: encontrará en ambos manuales las referencias necesarias a obras, autores o corrientes esenciales de cada especialidad. En conclusión, cada una de estas obras es de consulta absolutamente recomendada por separado; pero más aún lo es como tándem. Como afirmó Juan Antonio González Iglesias en un artículo sobre Antonio de Nebrija, “de su suma resulta el significado pleno”; en nuestro caso, una comprensión plena, o al menos muy enriquecida, de la política como realidad amplia y polifacética.
DOI: doi.org/10.24241/rcai.2016.112.1.266