1. El cómico más popular de Ucrania2. Clamorosa elección presidencial en 2019 sin ninguna experiencia política
1. El cómico más popular de Ucrania
Oriundo del óblast oriental de Dnipropetrovsk, una de las regiones más industrializadas de Ucrania, sus padres, dos judíos con formación universitaria, eran un profesor de sistemas computacionales y una ingeniera. A principios de la década de los ochenta, siendo niño, vivió algunos años en Mongolia debido a las obligaciones profesionales del padre.
Ya en su etapa de colegial, Zelenskiy desarrolló una gran afición por las actuaciones escénicas y los
gags humorísticos. En 1995, cuatro años después de obtener Ucrania su independencia nacional, el joven empezó a participar en el capítulo local de
KVN (siglas del
Club de los Divertidos e Ingeniosos), un concurso televisivo con mucha solera donde equipos de escolares de todo el país medían sus habilidades para dar respuestas ocurrentes, contar chistes e improvisar
sketches ante las cámaras. En 1997, siendo alumno de Derecho del Instituto de Economía de su ciudad natal, Kryvyi Rih, centro adscrito a la Universidad Económica Nacional de Kyiv, Zelenskiy se erigió en capitán de Kvartal 95, club de monologuistas cómicos que no tardó en meterse en la liga principal de
KVN y con el que se dio a conocer en las televisiones de Rusia y otras repúblicas ex soviéticas.
En 2003, con 25 años y ya licenciado en Derecho, Zelenskiy transformó Kvartal 95, hasta entonces simplemente un equipo de humoristas
amateur, en una productora televisiva que halló un buen filón en la factura de programas de entretenimiento para los canales nacionales privados 1+1 e Inter. Zelenskiy no solo producía y escribía
shows y teleseries para terceros, sino que elaboraba sus propios vehículos de exhibición de sus dotes de comediante. Como actor, el futuro dirigente de Ucrania empezó a aparecer también en telefilmes y películas del género, destacando la trilogía de enredos
Lyubov v bolshom gorode (
Amor en la gran ciudad, 2009-2014), tres coproducciones ruso-ucranianas que dieron lugar a una teleserie homónima, y la conformada por el título
8 pervykh svidaniy (2012) y sus dos secuelas,
8 novykh svidaniy (2015) y
8 luchshikh svidaniy (2016), donde tenía de compañeras de reparto a las actrices Oksana Akinshina y Vera Brezhneva.
Sin embargo, el personaje que catapultó a Zelenskiy a la cumbre del estrellato televisivo en Ucrania fue, a partir de 2015, el de Vasily Petrovich Goloborodko en la teleserie
Sluga naroda (
Servidor del pueblo), la historia, contada a modo de sátira, de un hombre corriente, un maestro de escuela "ingenuo pero honesto y con principios" que por insospechados vericuetos, a raíz de la difusión de un video grabado por sus alumnos en clase y subido a Internet donde la gente le ve despotricando apasionadamente contra los políticos corruptos del país, termina siendo elegido presidente de Ucrania y dispuesto a librar una guerra sin cuartel contra la corrupción, a sabiendas de que no tiene "ni idea" de política.
Sluga naroda, producido por Kvartal 95 y emitido por 1+1, fue un gran éxito de audiencia en su primera temporada y en 2016 se estrenó su adaptación cinematográfica,
Sluga naroda 2, con Zelenskiy repitiendo papel.
La trama de
Sluga naroda, imposible de no verse como una caricatura mordaz del Gobierno del presidente liberal-conservador y proeuropeo elegido tras la revolución del
Euromaidán de Kyiv de 2014, el empresario confitero
Petro Poroshenko, más su preferencia del idioma ruso a la hora de rodar escenas alentaron en muchos televidentes y en parte de la opinión pública la impresión de que el popular Zelenskiy era filorruso, o que como mínimo reprobaba el chovinismo cultural de los nacionalistas ucranianos radicales.
Sin embargo, cuando los combates (2014-2015) entre las tropas gubernamentales y los insurgentes separatistas rusófonos, sostenidos por Moscú, de los oblasts orientales de Donetsk y Luhansk, Kvartal 95 había donado un millón de hryvnias al Ejército ucraniano y había organizado espectáculos para los soldados destacados en el frente. Estos posicionamientos del cómico durante la guerra del Donbás no dejaron de acarrearle reacciones hostiles en Rusia, donde también era una personalidad de la pantalla. Además, Zelenskiy, al parecer, cuando la revuelta del
Euromaidán había estado del lado de los opositores al presidente prorruso
Viktor Yanukovych, derrocado por los manifestantes en febrero de 2014.
Por otro lado, algunos observadores llamaron la atención sobre las conexiones de Zelenskiy con el magnate Ihor Kolomoyskiy, uno de los oligarcas más ricos de Ucrania y propietario de la televisión 1+1, el medio que ponía en antena
Sluga naroda. Anterior gobernador del óblast natal de Zelenskiy, Dnipropetrovsk, Kolomoyskiy estaba considerado un aliado de Tymoshenko y era de paso un acérrimo enemigo de Poroshenko, quien en 2015 lo había destituido de su puesto institucional en Dnipro y en 2016 le había nacionalizado su Privatbank, el mayor banco comercial del país pero amenazado por la quiebra, en el que una posterior auditoría sacó a la luz un masivo esquema de fraude y desfalco. Ahora, el patrocinador de Zelenskiy, como poco en el terreno puramente profesional pero acaso también en el político, vivía en una especie de autoexilio en Israel, desde donde denunciaba periódicamente la existencia de una campaña del Estado ucraniano para torpedear sus negocios.
Por el momento, Zelenskiy no hacía pronunciamientos de signo político y se ceñía a su trabajo de actor y productor, si bien venía denunciando las trabas que las autoridades ponían a la contratación de artistas rusos en Ucrania.
2. Clamorosa elección presidencial en 2019 sin ninguna experiencia política
Zelenskiy, que había amasado una fortuna con su productora y su carrera de actor, no empezó a tantear el terreno político hasta finales de 2017, teniendo en mente con toda seguridad las elecciones presidenciales que tocaban en marzo de 2019. El 31 de marzo de 2018 uno sus más estrechos colaboradores, el hombre de negocios y abogado Ivan Bakanov, inscribió en el Ministerio de Justicia un partido político de igual nombre que la exitosa serie de televisión, la cual iba por su segunda temporada, solo que transliterado al idioma ucraniano, en vez de
Sluga Naroda,
Sluha Narodu, y que suplantó la personería jurídica de una formación precedente, el Partido del Cambio Decisivo, registrado en 2016.
Dotado de un equipo directivo en el que no figuraba Zelenskiy sino sus colegas de la productora, y con Bakanov de presidente nominal,
Sluha Narodu no se molestó en precisar sus principios o en etiquetarse dentro del espectro ideológico, invocando todo lo más la causa anticorrupción y haciendo vagas referencias a la democracia directa y la orientación proeuropea de Ucrania. Los observadores destacaron la ambigüedad del nuevo partido político de Zelenskiy, en apariencia un mero vehículo de proselitismo personal dirigido a cualquier votante, en especial el decepcionado y harto de los políticos profesionales, y permeable al populismo.
Tan pronto como se supo que el personal de Kvartal 95 había registrado un partido tocayo de la teleserie, las empresas de demoscopia incluyeron al cómico en sus sondeos de preferencia de candidatos presidenciales. Zelenskiy irrumpió con un volumen de apoyos próximo al 10% y tras el verano de 2018 su cuota se consolidó por encima de ese umbral. La postulación de
Vasily Goloborodko a la Presidencia de la República en la vida real estaba en boca de todos, y el último día de 2018 el actor confirmó su envite con un formato espectacular: en el programa especial de fin de año que emitía el canal 1+1, mientras otras televisiones retransmitían el mucho más formal discurso de año nuevo de Poroshenko.
Para entonces, Zelenskiy ya llevaba varios meses disputando el segundo lugar en las preferencias del electorado al propio Poroshenko, al que solo le restaba hacer el anuncio oficial de que optaría la reelección, y únicamente a la zaga de
Yuliya Tymoshenko, la líder del partido conservador prooccidental Patria (Batkivshchyna) y ahora mismo primera en las encuestas. La que fuera dos veces primera ministra del país iba por su tercera tentativa presidencial y se situaba en la oposición al Gobierno encabezado por
Volodymyr Hroysman, Ejecutivo que conformaban el partido del presidente, el Bloque Petro Poroshenko-Solidaridad (BPP-Solydarnist), y el derechista Frente Popular (NF) del ex primer ministro
Arseniy Yatsenyuk. A partir de anunciar que entraba en la liza electoral, Zelenskiy vio crecer con fuerza sus opciones y en enero de 2019 desplazó a Tymoshenko del primer lugar con un acopio de respaldos que oscilaba entre el 25% y el 30%.
Zelenskiy tenía por delante una campaña electoral pintoresca, pródiga en lances teatrales y que además le iba a salir bastante barata: desdeñó las palestras de la prensa y concentró sus esfuerzos proselitistas en las redes sociales, mientras en la televisión ya le hacía propaganda gratis su alter ego de ficción, el idealista y chispeante presidente Goloborodko -la serie
Sluga naroda iniciaba su tercera temporada-, personaje que, "por supuesto", afirmó el candidato, era "diferente" a él, aunque uno y otro compartían "los mismos valores morales". Los guiños a lo específicamente ucraniano eran imperiosos, así que justamente ahora Zelenskiy estrenó su primera película hablada íntegramente en el único idioma oficial de su país, una comedia romántica titulada
Ya, Ty, Vin, Vona, que él no solo protagonizaba, sino también producía y, novedad en su carrera, dirigía. En añadidura, aclaró que desde hacía algunos años las asociaciones comerciales de Kvartal 95 con productoras de cine y televisión rusas estaban reducidas a la mínima expresión.
El candidato, registrado ante la Comisión Electoral Central el 30 de enero, ofreció un sucedáneo de programa con lagunas, construido a partir de una serie de mensajes de regeneración y apertura, y promesas de tono constructivo y positivo, aunque deslavazadas o contradictorias en algunos casos. Además de insistir en el desarraigo de la corrupción, la reducción de la burocracia, la introducción de mecanismos meritocráticos para nombrar altos cargos, la despolitización radical de la justicia y el desmantelamiento del régimen de inmunidades y aforamientos que beneficiaba a los diputados, los jueces y al propio presidente de la República, Zelenskiy planteó un escenario de alivio de la tensión prebélica permanente con Rusia y de vivificación de las conversaciones de paz para terminar con el desafío de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Luhansk, funcionales en las mitades orientales de ambos oblasts gracias a la asistencia militar, política y económica de Moscú. Las negociaciones serían directamente con el Kremlin, no con los líderes secesionistas, quienes no eran más que "marionetas" del Gobierno ruso.
En cuanto al rumbo prooccidental del país, inaugurado por el cambio de guardia del
Euromaidán y en estos cinco años sostenido firmemente por Poroshenko, Zelenskiy manifestó que le gustaría que Ucrania fuera miembro de la UE y la OTAN en un futuro no lejano, pero que unos pasos de esa trascendencia tendrían que ser sometidos a referéndum nacional. Precisamente, su primer proyecto de ley como presidente sería uno "sobre el Poder Popular", para definir un procedimiento de celebración de referendos. De llegar a la Presidencia, él haría lo posible porque en 2024 Ucrania estuviera preparada para solicitar oficialmente la entrada en la UE y, con respecto a la OTAN, pasar del Diálogo Intensificado, en vigor desde 2005, a la fase más avanzada del Plan de Acción para el Ingreso (MAP). Por lo que se refería a la economía, necesitada de inversiones y estímulos, proponía una amnistía fiscal para los empresarios que afloraran activos ocultos a cambio de un tipo único superreducido, del 5%, en el impuesto de sociedades.
En marzo, en una rara entrevista concedida al diario alemán
Der Spiegel, el candidato explicó que había decidido entrar en política y postularse a la Presidencia con una visión radicalmente renovadora, para restaurar la confianza de la gente en los políticos, cambiar el
establishment de arriba abajo y favorecer el acceso al poder de personas "profesionales y decentes".
Zelenskiy llegó a la elección del 31 de marzo de 2019 con una expectativa de voto que se materializó de manera precisa: fue declarado ganador provisional con el 30,2% de los sufragios, seguido de Poroshenko con el 15,9%. Tymoshenko, receptora del 13,4%, quedó apeada de la contienda y se quejó de juego sucio contra ella. Zelenskiy celebró los resultados dando las gracias a los paisanos que le habían apoyado "en serio y no en broma", y anunciando el comienzo de "una nueva vida, una vida sin corrupción" en Ucrania. La segunda vuelta se libraba el 21 de abril y los contrincantes intensificaron el discurso y el tono.
Poroshenko, que venía basando su campaña en el lema patriótico de "ejército, idioma y fe" y en la promoción de sí mismo como el único que podía plantar cara a Rusia y evitar más daños a la integridad territorial de Ucrania, se lanzó en tromba contra su adversario, presentándole como un diletante frívolo y poco fiable, incapaz de contener la amenaza que representaba la potencia vecina y que elevado a la Presidencia haría frotar las manos de contento al poder ruso. "Putin sueña con un presidente blando, dócil, amable, risueño, inexperto, ideológicamente amorfo y políticamente indeciso ¿Realmente vamos a darle esa oportunidad?", inquirió retóricamente el mandatario aspirante a la reelección. El equipo de Poroshenko volvió a la carga también con las inciertas relaciones entre Zelenskiy y el oligarca Kolomoyskiy, voceando que el cómico trabajaba para los turbios intereses del empresario y financiero huido al extranjero.
Zelenskiy se sintió obligado a subrayar la
ucraniedad y el signo incuestionablemente prooccidental de su plataforma. Aseguró que no estaba en contra de las cuotas de uso del idioma ucraniano en los medios audiovisuales ni del veto en la frontera a los artistas rusos que hubieran expresado posiciones políticas "antiucranianas". Reiteró que al país le convenía entrar en la OTAN, organización que equivalía a "seguridad", aunque eran menester un consenso nacional al respecto y, eventualmente, un referéndum. Y endureció su planteamiento de las negociaciones políticas para poner fin a las rebeliones prorrusas y llevar la paz al Donbás; ahora, se declaraba contrario a otorgar un "estatus especial de autogobierno" a los territorios de las autoproclamadas repúblicas populares, que era uno de los puntos clave del Protocolo y el Acuerdo de Minsk de septiembre de 2014 y febrero de 2015, y que la Rada de Kyiv, de hecho, ya había aprobado en marzo de 2015, amén de la amnistía para los combatientes prorrusos. Es más, el candidato llegó a referirse al presidente ruso como un "enemigo".
Su opción electoral, puntualizaba Zelenskiy, era independiente, él no se casaba con nadie y, pese a ser de un partido que, al menos por el momento, pues en octubre tocaban las elecciones legislativas, era extraparlamentario, no buscaría una coalición de Gobierno ni con el Bloque de Poroshenko ni con el principal bloque opositor en la Rada, la Plataforma Por la Vida, uno de cuyos líderes, Yuriy Boyko, había quedado cuarto en la primera vuelta de marzo concurriendo como independiente. Su proyecto, dijo Zelenskiy dos días antes del balotaje, era construir "una Ucrania fuerte, poderosa y libre, que no sea ni la hermana pequeña de Rusia ni una socia corrupta de Europa, sino una Ucrania independiente".
El 21 abril, con una participación del 62%, Zelenskiy laminó a Poroshenko con el 73,2% de los votos y quedó proclamado presidente de Ucrania con un mandato de cinco años, a inaugurar el 7 de junio. El cómico se impuso en todos los distritos electorales del país salvo los del óblast de Lviv y algunos de Ternopil, en el extremo oeste del país próximo a Polonia, justamente el bastión de la derecha nacionalista ucraniana. El dirigente electo recibió de inmediato el reconocimiento y los buenos deseos del derrotado Poroshenko, se dirigió a sus seguidores con un "os prometo que no os decepcionaré". Y dirigiéndose ahora a un público extranjero: "Como ciudadano de Ucrania, a todos los países de la post-Unión Soviética puedo decirles: Miradnos, ¡todo es posible!".
Volodymyr Zelenskiy está casado desde 2003 con Olena Zelenska (apellidada de soltera Kiyashko), una antigua compañera del colegio y arquitecta de profesión que trabaja en los guiones de Kvartal 95. La pareja tiene dos hijos.
(Cobertura informativa hasta 1/1/2019)