Ulf Kristersson, de 58 años, casado y con tres hijas adoptadas de China, es un economista graduado por la Universidad de Uppsala, si bien casi toda su actividad profesional ha transcurrido en los cauces de la política bajo los colores azules del Partido Moderado (
Moderata samlingspartiet), más conocido simplemente como los Moderados (
Moderaterna, M).
En 1988 fue elegido al frente de la Liga de la Juventud Moderada (MUF) y ya en 1991, con 27 años, ganó el mandato de diputado. Kristersson debutó en el Riksdag o Parlamento como miembro de la bancada oficialista luego de formar el líder de los moderados desde 1986, Carl Bildt, un Gobierno de coalición minoritaria con las otras tres agrupaciones del centro-derecha llamado
burgués, a saber, el Partido Liberal Popular (desde 2015 denominado los Liberales,
Liberalerna, L), los Cristiano Demócratas (
Kristdemokraterna KD) y el Partido de Centro (
Centerpartiet, C). Entonces, por primera vez desde 1982, pasó a la oposición el Partido Socialdemócrata de los Trabajadores (SAP). Ya entonces Kristersson se hizo notar por sus planteamientos intensamente liberales en materia económica, asimilables a un neoliberalismo de corte thatcheriano, con poco predicamento en Suecia.
En 1992, en medio de una disputa ideológica interna sobre cómo debía el Gobierno Bildt ejecutar la gran reforma liberal de la economía sueca, revisando en favor del mercado privado las prioridades socialdemócratas del sostenimiento del Estado del bienestar (llamado aquí
Välfärdssamhälle) y la búsqueda de la equidad social, Kristersson fue descabalgado de la presidencia de la MUF por Fredrik Reinfeldt.
Aunque reelegido en las elecciones legislativas de 1994 y 1998, que articularon un período de 12 años de supremacía socialdemócrata bajo los liderazgos de Ingvar Carlsson y
Göran Persson, Kristersson mostró en esta época un bajo perfil y en 1995 pasó a compatibilizar sus funciones en el Riksdag con un trabajo de jefe de marketing en Timbro, influyente
think tank difusor del pensamiento liberal. Su desencanto de la política le llevó a renunciar a su escaño parlamentario en abril de 2000, meses después de ser relevado Bildt por Bo Lundgren en la jefatura del partido. En el bienio que siguió, el economista de formación ejerció exclusivamente en el sector privado, como ejecutivo de dos compañías de servicios de Internet; una de ellas, Adcore, fue una las muchas
startups tecnológicas emisoras de valores que acabaron quebrando durante la burbuja de las
puntocom. También, iba a ser el presidente del Centro Sueco de Adopciones.
MINISTRO Y SUCESOR DE FREDRIK REINFELDT
En 2002 Kristersson regresó a la política activa como concejal de Finanzas de Strängnäs, pequeño municipio del condado de Södermanland, vecino de Estocolmo y la circunscripción por la que había sido diputado durante nueve años. En 2006, el año en que los Moderados, con Reinfeldt de líder, consiguieron retornar al Gobierno nacional en virtud de un pacto de gran Alianza con los otros tres partidos del centro-derecha, Kristersson se convirtió en teniente de alcalde de la capital del país. Su responsabilidad municipal sobre el área de bienestar social de Estocolmo y sus propuestas al partido en el área de política familiar le granjearon ahora una polémica imagen interna de progresista, chocante con la tradición conservadora de los Moderados y más aún con su ferviente discurso proliberal de la década anterior.
Sin embargo, Reinfeldt confiaba en las capacidades de su antiguo rival de la MUF, tal que en octubre de 2010, al constituir su segundo Gabinete cuatripartito de resultas de las elecciones de septiembre, en las que Kristersson volvió a ser elegido diputado por Södermanland, le nombró ministro de Seguridad Social. A estas alturas, Reinfeldt y Kristersson coincidían plenamente en la defensa de un importante cambio estratégico de los Moderados: el abandono de la anterior pretensión de cercenar el avanzado aunque dispendioso Estado del bienestar sueco, lo que era rechazado por el grueso de la población, y de privatizar sectores clave del sector público en favor de un programa más centrado, orientado a preservar el modelo de protección social, pero sin descuidar las exigencias de generación de empleo y mejora de la competitividad.
En las elecciones del 14 de septiembre de 2014 la Alianza
burguesa sufrió una contundente derrota (solo los Moderados perdieron casi siete puntos de voto y 23 escaños) y el 3 de octubre siguiente el SAP, mandado por Stefan Löfven y coaligado con el Partido Verde (MP), añadió un nuevo registro a la cronología del turnismo democrático en Suecia. Desde la oposición, Kristersson siguió en la primera línea de la política como principal responsable de Economía y Finanzas de los Moderados. A partir de enero de 2015 sirvió en la ejecutiva moderada presidida por Anna Kinberg Batra, sucesora del dimitido Reinfeldt.
El liderazgo de Batra en los Moderados se resintió desde el primer momento por su controvertida decisión, acordada en diciembre de 2014 con sus colegas de la Alianza, de dejar de obstaculizar la aprobación de los Presupuestos de 2015, atoramiento parlamentario que había empujado al recién investido Löfven, solo apoyado por los verdes y, fuera del Gobierno, por el Partido de la Izquierda (V), a barajar las elecciones anticipadas. El llamado
Acuerdo de Diciembre vino a ser un caso depurado de la noción del
parlamentarismo negativo, seña identitaria de la democracia sueca pero considerada anacrónica ya por muchos. Según este principio tradicional del
fair play, la gobernabilidad del país dependía no de que el oficialismo de turno dispusiera de una mayoría propia, sino de que no tuviera en contra una mayoría absoluta que impidiera su actividad, al operar el abstencionismo
tolerante o
pasivo de la oposición oficial. Las críticas a Batra aumentaron al producirse el naufragio del
Acuerdo de Diciembre en octubre de 2015, cuando los cristianodemócratas decidieron desvincularse del mismo.
Confrontada a un coro de reproches y a unos sondeos desfavorables, Batra indicó su disposición a marcharse el 25 de agosto de 2017. Al poco, el 1 de septiembre, Kristersson anunció que era aspirante a sucederla en el liderazgo de los Moderados. La candidatura del portavoz de Economía del partido no fue contestada y el 1 de octubre Kristersson resultó elegido líder por aclamación en un congreso extraordinario.
KRISTERSSON Y LOS MODERADOS DURANTE LAS TURBULENCIAS POLÍTICAS DE 2018-2021
Al tomar las riendas de los Moderados y convertirse en el líder de la oposición al débil Gobierno
roji-verde de minoría, Kristersson se presentó como un "pragmático con valores" que ya no consideraba tabú el potencial entendimiento en algunas áreas sensibles con los Demócratas de Suecia (SD), el pujante partido de extrema derecha nacionalista, euroescéptico y con orígenes parcialmente neonazis, desde 2005 conducido con brío por Jimmie Åkesson. En las elecciones de 2014 los SD habían saltado desde la sexta a la tercera posición y, aunque todavía lejos de los Moderados (49 escaños frente a los 84 de estos), su crecimiento sostenido inquietaba a Kristersson. Ahora, Kristersson se mostraba de acuerdo con que las políticas suecas de control de la inmigración e integración de la población de origen foráneo eran demasiado laxas y había que endurecerlas.
Por de pronto, el cambio de líder se tradujo automáticamente en una notable recuperación de los Moderados en las encuestas, pero transcurridos solo cinco meses las preferencias del electorado conservador volvieron a favorecer al partido de Åkesson. Así las cosas, en las elecciones generales del 9 de septiembre de 2018 los de Kristersson tuvieron un rendimiento no tan nefasto como el de 2014 pero en cualquier caso malo, con un retroceso adicional que los dejó en el 19,8% de los sufragios (3,5 puntos menos) y los 70 diputados (14 menos).
Kristersson, reelegido por Södermanland, escuchó las expresiones de malestar y decepción habituales en estos casos, pero su liderazgo quedó ileso porque el ascenso de los SD hasta los 62 puestos (una subida considerable aunque menor de la esperada, fracasando de hecho Åkesson en su objetivo de hacer el
sorpasso en la derecha) y la pérdida por el SAP de otros 13 puestos (los socialdemócratas no superaron el umbral del 30% de los votos, cosa que no sucedía desde 1911) generaron un panorama incierto que abría posibilidades de gobierno para cualquiera de los dos partidos mayoritarios. Los Moderados habían perdido 14 escaños, pero los otros tres partidos de la Alianza habían ganado en conjunto 16 más. Esto les daba 143 escaños en total, frente a los 144 sumados por socialdemócratas, izquierdistas y verdes.
El 25 de septiembre la Alianza abrió fuego con una moción de censura parlamentaria contra Löfven que, al recabar el apoyo de los SD, salió adelante con 204 votos. Por primera vez en la historia del parlamentarismo sueco, un primer ministro sucumbía por esta vía. La colaboración de Åkesson para la caída de Löfven fue presentada como un movimiento colateral que en modo alguno prefiguraba el principio de un arreglo formal entre la Alianza y los SD, de los que centro-derecha seguía recelando. Sin el concurso de la extrema derecha, la Alianza, faltándole 32 escaños para la mayoría absoluta, muy difícilmente podría formar gobierno. De todas maneras, Kristersson anunció que quería ser primer ministro, por lo que intentaría su elección recurriendo al
parlamentarismo negativo. Aunque estaba debilitándose, todavía operaba el
cordón sanitario impuesto a Åkesson.
La elección el 24 de septiembre de un diputado moderado, Andreas Norlén, para el puesto de presidente del Riksdag con los votos de los SD animó a Kristersson, que el 2 de octubre recibió del propio Norlén la invitación para formar gobierno. Su pretensión, osada después de haber tumbado a Löfven, de ser investido con la abstención de los socialdemócratas se topó con la negativa tajante de estos el 9 de octubre. Además, su sugerencia de anular "de facto" la Alianza para dar más libertad operativa a sus miembros y explorar algún tipo de entendimiento con Åkesson cayó también en saco roto con la agria protesta de centristas y liberales.
Ante esta situación, el 14 de octubre, Kristersson reconoció su incapacidad, pero el 5 de noviembre, luego de fracasar en su turno Löfven, Norlén volvió a proponerle para primer ministro sobre la base de un hipotético Gobierno de minoría integrado únicamente por los Moderados y KD de Ebba Busch, y
tolerado por las demás fuerzas políticas. El 14 de noviembre se votó la investidura del líder moderado, con el resultado cantado de derrota: Kristersson fue desechado por 195 votos contra 154. A favor se pronunciaron, además de los Moderados, los KD y los SD, y en contra, además del centro-izquierda, el C de Annie Lööf —decididamente hostil a los SD— y los Liberales de Jan Björklund. Los dos últimos, tras no prosperar tampoco las tentativas formativas de Lööf y Löfven, tomaron el paso de dar sus votos al líder socialdemócrata, en su tercer y fructuoso intento, el 18 de enero de 2019. La constitución por Löfven de su segundo Gobierno de coalición con el MP y fiado al respaldo parlamentario de centristas y liberales indignó a Kristersson, que declaró difunta la Alianza.
El final de la Alianza empujó a Kristersson a deshacerse de sus últimas reservas sobre Åkesson. En diciembre de 2019 los dirigentes celebraron una reunión en la que acordaron cooperar en el Riksdag. Como ya había sucedido en Dinamarca, Noruega y Finlandia, el centro-derecha moderado aceptaba llegar a pactos con la derecha radical populista en Suecia.
Tras declararse la pandemia COVID-19, Kristersson criticó duramente la estrategia sanitaria escogida por el Gobierno socialdemócrata. En junio de 2021 el líder moderado vio abrírsele una segunda oportunidad para subir al poder al revolverse contra Löfven los izquierdistas de Jonas Sjöstedt, muy molestos por el proyecto de reforma de la ley de alquileres. Al formarse el segundo Gabinete Löfven, el Partido de la Izquierda se había declarado en la oposición, aunque con la promesa de no apoyar ninguna moción de censura a condición de que las políticas del Gobierno
roji-verde no se escoraran "a la derecha". Ahora, se planteó un escenario que era una de las "líneas rojas" puestas por los izquierdistas.
Como consecuencia, el 21 de junio de 2021 el Gobierno
Löfven 2 cayó en una moción de censura iniciada por los SD y a la que se sumaron, aunque por diferentes motivos, moderados, cristianodemócratas e izquierdistas; hecho decisivo, centristas y liberales cancelaron su compromiso de apoyo externo a Löfven y optaron por abstenerse. El 28 de junio Löfven presentó la dimisión y al día siguiente Norlén encargó la puesta en marcha de un Gobierno alternativo a Kristersson. Este vislumbró una coalición con los KD, los Liberales y, sin participación directa en el Ejecutivo, los SD, es decir, reuniendo 174 escaños (a uno de la mayoría absoluta), pero el 1 de julio informó que no podía hacerlo y devolvió su mandato. Entonces, Norlén trasladó el encargo al mismo Löfven, quien sí reunió los apoyos necesarios. El 7 de julio el líder socialdemócrata fue investido por el Riksdag con el voto abstencionista de izquierdistas y centristas, y el 9 de julio alineó su tercer Gobierno, nuevamente de coalición minoritaria con los verdes.
Meses más tarde, la ministra de Finanzas, Magdalena Andersson, tomó el relevo al gastado Löfven como líder del SAP.
El 24 de noviembre de 2021 el Riksdag eligió a Andersson primera ministra con el voto contrario de los Moderados, los SD, los KD y los Liberales, y la abstención del C y el V. Al no alcanzarse por un voto la mayoría de bloqueo, 175, Andersson podía gobernar. Acto seguido, se sometió a votación el proyecto de ley de los Presupuestos de 2022, saltando la sorpresa: la propuesta gubernamental de socialdemócratas y verdes fue desestimada y en cambio prosperó la propuesta alternativa de la oposición conservadora, unas cuentas algo más restrictivas que salieron adelante con los votos de moderados, demócratas y cristianodemócratas, y las abstenciones de centristas y liberales. Kristersson se apuntó un tanto político y el galimatías creado se enrevesó más al anunciar los verdes que abandonaban el Gobierno. Al final, Andersson consiguió tomar posesión con un Gabinete monocolor y de aguda minoría, aunque aceptado, con su abstención o apoyo pasivo, por verdes, centristas e izquierdistas.
(Cobertura informativa hasta 1/1/2022)