Rishi Sunak es la
figura que más alto ha llegado de entre la generación de políticos británicos (conservadores en su mayoría)
nativos del Reino Unido e hijos de padres oriundos de India o Pakistán, colonia conjunta del Imperio hasta la partición e independencias nacionales de 1947. Otros representantes destacados, nacidos entre 1969 y 1980, de este colectivo son Sajid Javid, predecesor de Sunak en la Cancillería del Exchequer y antes y después secretario del Interior y de Salud, el alcalde de Londres
Sadiq Khan, la secretaria del Interior con Johnson, Priti Patel, y su sucesora en el cargo con Truss y Sunak, Suella Braverman. Relacionados con ellos están ministros y diputados de más edad como Shailesh Vara y Alok Sharma, de estirpe indostánica igualmente aunque nacidos fuera de Gran Bretaña.
En el caso de Sunak, sus padres, profesionales del ámbito sanitario, no nacieron en realidad en el Raj Británico sino en las colonias africanas orientales de Kenya y Tanganyka, donde formaban parte de las comunidades de emigrantes hindúes de origen punjabí. Los Sunak emigraron a su vez a la antigua metrópoli y en 1980, en Southampton, alumbraron a su hijo mayor Rishi. El joven cursó la secundaria en el Winchester College, un exclusivo internado de Hampshire, y luego se labró un currículum universitario de economista y administrador de empresas en el Lincoln College de Oxford y la californiana Universidad de Stanford.
En 2001 Sunak fue
contratado para su plantilla de analistas financieros por Goldman Sachs, donde trabajó hasta 2004. Posteriormente, estuvo con la firma londinense Children's Investment Fund Management y en 2009 entró como
socio en la gestora de fondos de cobertura (
hedge funds) Theleme Partners, negocio compartido con otros colegas de profesión que le convirtió en un
hombre rico.
Esta bonanza se acrecentó aún más a raíz de su matrimonio en 2009 en Bangalore con
Akshata Murthy, hija de N. R. Narayana Murthy, el fundador y presidente de Infosys, una de las mayores empresas de servicios tecnológicos de India. En 2013 Sunak se convirtió en director de la sucursal británica de Catamaran Ventures, compañía de inversiones fundada por su suegro magnate y de la que Akshata era dueña capitalista. Hoy, el patrimonio combinado del matrimonio Sunak-Murthy, padres de las niñas Krishna y Anoushka, se estima en 730 millones de libras, si bien ella aporta el grueso de esa cartera de capitales y bienes raíces. Esto haría de él el primer jefe de Gobierno más creso que el monarca del Palacio de Buckingham, destacan medios periodísticos. En realidad, esto es inexacto, pues dicha condición correspondería a su mujer. Hasta ahora, Sunak ya estaba considerado el miembro más adinerado de la Cámara de los Comunes.
Poseer tamaña fortuna privada —algo que, al menos hasta ahora, el político no se ha esforzado mucho en disimular— principalmente por vía conyugal es un atributo que subraya la obligación para Sunak de ser muy cuidadoso en la conducción del Gabinete, las relaciones con un grupo parlamentario crónicamente fracturado e indisciplinado, y la gestión de la
crisis social y económica generada por los elevados costes de la energía y el endeudamiento, pero también por la incertidumbre política. Cabeceras de la prensa británica ya llevan un tiempo poniendo de relieve la insuficiente transparencia de su declaración de haberes y de las medidas tomadas con sus participaciones de capital para evitar conflictos de intereses. Además, está bajo lupa la situación fiscal de su esposa empresaria y multimillonaria, que durante años no ha tributado a la hacienda británica sus ganancias y dividendos obtenidos en el extranjero al estar acogida al estatus de "no domiciliada" en el Reino Unido, no obstante vivir allí.
Sunak es un
caso de ingreso relativamente tardío en la política representativa. Debutó en la Cámara de los Comunes en las elecciones generales de mayo de 2015, ganadas por los conservadores con mayoría absoluta y permitiendo por tanto a David Cameron formar un segundo Gobierno en solitario, sin necesitar la coalición con los liberaldemócratas.
Diputado por Richmond, circunscripción de North Yorkshire que desde hacía un cuarto de siglo había representado William Hague, antiguo líder del partido, Sunak se hizo notar por su adscripción al grupo de parlamentarios conservadores que defendían las ventajas de abandonar la UE tras más de cuatro décadas de pertenencia. Este portazo, argüían, permitiría al Reino Unido recobrar "soberanía" económica y legal, y desarrollar un potencial de crecimiento que los ordenamientos de Bruselas supuestamente constreñían. Así, el diputado,
desde su primer día en política, formó parte del sector brexiter del partido, compromiso que no era el de Cameron, tibio partidario del
Remain,
y que solo en una fase avanzada de sus carreras fue asumido por Theresa May, Liz Truss y el mismísmo Boris Johnson, máximo adalid del
Leave.
FIDELIDAD A MAY, COLABORACIÓN "TRAICIONADA" CON JOHNSON, RIVALIDAD CON TRUSS
Fue
Theresa May la que introdujo a Sunak en el Gobierno, dándole el cargo de subsecretario de Estado parlamentario para Gobiernos Locales. El nombramiento se produjo en enero de 2018, siete meses después de unas elecciones generales, anticipadas por May en un grueso error de cálculo, que acarrearon a los conservadores la pérdida de la mayoría absoluta. Leal a la atribulada primera ministra, en los Comunes Sunak votó repetidamente a favor de la versión del Acuerdo de Retirada que May había negociado con la UE pero que entre enero y marzo de 2019 se estrelló tres veces seguidas, no obstante los retoques y enmiendas introducidos en el texto, por el repudio combinado de los laboristas y los
brexiters intransigentes, capitaneados por Johnson. Tal bloqueo parlamentario supuso retrasar la salida de la UE por casi un año y empujó a May a renunciar en junio de 2019.
Entonces,
Sunak salió a apoyar la ambición sucesoria de Johnson y este, luego de conquistar el liderazgo
tory y de llegar a Downing Street en julio,
premió al experto financiero con un ministerio importante pero que no comportaba la membresía plena del Gabinete, la
Secretaría Jefe del Tesoro; la misma se hallaba supeditada a la Cancillería del Exchequer, el equivalente al Ministerio de Finanzas en otros países, oficina de la que tomó posesión Sajid Javid. Sunak reemplazaba a Liz Truss, movida por Johnson a la secretaria de Estado para el Comercio Internacional. En las votaciones adelantadas de diciembre de 2019, que permitieron al Partido Conservador subsanar la mayoría relativa de 2017, el secretario jefe del Tesoro fue reelegido de nuevo por Richmond.
La progresión de Sunak en el Gabinete Johnson fue rápida.
El 13 de febrero de 2020, trascurridas dos semanas desde la salida oficial de la UE y el inicio del período de transición post-Brexit de 11 meses (durante el cual el Reino Unido seguía perteneciendo a la Unión Aduanera y el Mercado Interior Único, hasta la entrada en vigor del nuevo Acuerdo de Cooperación y Comercio con la UE), el primer ministro le escogió para
suplir como canciller del Exchequer a Sajid Javid, quien se apeaba por discrepancias con su jefe. Ahora, Sunak ocupaba la
segunda posición en la jerarquía del Gobierno.
En sus más de dos años en este puesto cimero, Sunak
aplicó el paquete de medidas de respuesta financiera para paliar el impacto social y económico de la COVID-19, principalmente las subvenciones a las empresas para que no despidieran personal, las bonificaciones a los trabajadores autónomos, los préstamos de emergencia para las pymes y las ayudas específicas a la hostelería. El Reino Unido acabó el infausto 2020 con una histórica recesión del -11%, 700.000 nuevos parados y una deuda pública recrecida hasta el 104% del PIB. El esfuerzo fiscal de 125.000 millones de libras de gastos extra mientras los ingresos disminuían en 54.000 millones se traducía en una previsión de déficit récord de 355.000 millones en el presupuesto que Sunak presentó a los Comunes en marzo de 2021. El ministro avanzó además los planes post-pandemia para subir el impuesto de sociedades del 19% al 25% en abril de 2023 y elevar un 1,25% las cotizaciones laborales a partir de abril de 2022.
Con efecto inmediato y por un lustro, quedaban congelados tanto el tipo mínimo (12.570 libras) para tibutar en el impuesto sobre la renta, lo que en la práctica suponía que más de un millón más de personas tendrían que empezar a declarar, como el umbral del tipo máximo (50.271 libras), con lo que otro millón de contribuyentes pasarían a tener la retención del 40%. Estas alzas, en conjunto las más potentes en décadas, violaban la promesa hecha en las elecciones de 2019 de no subir ningún impuesto o carga a las empresas y el trabajo, pero Sunak y Johnson las justificaron por la necesidad que había de inyectar dinero público en el Servicio Nacional de Salud (NHS) y para aumentar la recaudación en 30.000 millones de libras anuales hasta 2025.
Por su dinamismo ministerial y su identificación con el discurso del primer ministro, Sunak no tardó en ser
visto como el delfín de Johnson. Sin embargo, esta percepción empezó a agrietarse en los primeros meses de 2022, en un contexto económico súbitamente deteriorado por la confluencia de las disrupciones en las cadenas mundiales de suministros, el desabastecimiento de algunos productos cotidianos, la falta de materias primas y de trabajadores especializados (unas carencias indudablemente debidas al Brexit), y el encarecimiento desmesurado de muchos bienes básicos y de la energía, más el factor agravante de la invasión rusa de Ucrania.
Ahora bien, la principal polvareda del momento era de índole estrictamente política. En abril de 2022, un mes antes de anunciar un paquete de subvenciones para ayudar a los hogares a pagar los sobrecostes de la inflación y los recibos de la energía, más un impuesto único del 25% a los beneficios extraordinarios de las compañías petroleras y gasísticas, Sunak y Johnson fueron multados por la Policía Metropolitana de Londres en violación de las prohibiciones de movilidad y contacto social impuestas por el propio Ejecutivo para frenar los contagios del coronavirus. Scotland Yard les sancionaba por haber tomado parte en una "fiesta de cumpleaños" del primer ministro celebrada en el
Cabinet Room en junio de 2020.
A estas alturas del curso político, Johnson ya estaba pasando muy serios apuros bajo el vendaval de los escándalos protagonizados por sus asistentes y por él mismo, que ponían en entredicho su integridad. Las revelaciones y testimonios de lo que dio en llamarse el
Partygate, la participación del personal de Downing Street, Johnson y su esposa en varias fiestas o encuentros lúdicos con bebidas alcohólicas en 2020, durante los confinamientos de Londres, y también en 2021, cogieron al líder conservador en mentira de manera reiterada. La crisis de las violaciones éticas desató contra Johnson un alud de demandas de dimisión que empezó a abrirse camino en el Partido Conservador, primero en los Comunes y luego ya también en el mismo Gobierno.
Inicialmente, Sunak se mantuvo al margen del runrún de revuelta entre los tories contra Johnson, al que en junio de nada le sirvió ganar un voto de confianza interno. Muchos le presuponían una fidelidad irrestricta, como la que por ejemplo exhibía Liz Truss, desde septiembre de 2021 secretaria de Asuntos Exteriores. Pero un nuevo episodio vergonzoso empujó al canciller del Exchequer a dar un paso al frente con sonoro portazo: fue el conocimiento de la protección que el primer ministro había brindado a Chris Pincher, el jefe disciplinario adjunto del grupo de los Comunes, dimitido el 30 de junio entre acusaciones de haber manoseado y hecho insinuaciones sexuales a varios hombres en estado de embriaguez.
Llegado este punto,
el 5 de julio de 2022, Sunak presentó la dimisión irrevocable porque el público británico esperaba "con razón" que el Gobierno se condujera de manera "apropiada, competente y seria". "Reconozco que este puede ser mi último trabajo ministerial, pero creo que vale la pena luchar por estos estándares y es por eso que renuncio (…) Me entristece dejar el Gobierno, pero a regañadientes he llegado a la conclusión de que no podemos seguir así", le decía el hasta ahora canciller del Exchequer al primer ministro en su carta de despedida.
Las marchas simultáneas de Sunak y el también descontento Sajid Javid, quien venía fungiendo de secretario de Estado de Salud y Atención Social,
fueron un golpe letal para Johnson, que en las horas siguientes encajó una avalancha nunca vista de dimisiones en cadena: solo miembros del Gobierno, renunciaron en señal de protesta un total de 28 oficiales. Cinco de ellos, como Sunak y Javid, eran miembros del Gabinete. Ante esta pérdida masiva de confianza entre los suyos, Johnson no tuvo más salida que anunciar su dimisión como líder del Partido Conservador el 7 de julio.
Se abrió entonces un proceso de
elección interna a culminar tras las vacaciones de verano y cuyo ganador se convertiría automáticamente en el nuevo primer ministro del Reino Unido.
Sunak declaró su candidatura para suceder a Johnson el 8 de julio, acuñando el eslogan
Listos para Rishi y contando como patrocinadores formales con los diputados
Dominic Raab, el viceprimer ministro y secretario de Justicia, y Mel Stride, presidente del Comité Selecto del Tesoro en los Comunes. Su propósito se resumía en "restaurar la confianza, reconstruir la economía y reunificar el partido", lo que él acometería tirando de los valores del "patriotismo, la justicia y el trabajo duro".
A Sunak
le salieron siete rivales: Truss, la secretaria del Foreign Office y la única capaz de robarle la condición de favorito, cosa que sucedió a las primeras de cambio; Nadhim Zahawi, su sucesor al frente del Exchequer;
Jeremy Hunt, presidente del Comité Selecto de Salud y Atención Social; Suella Braverman, fiscal general de Inglaterra y Gales; Kemi Badenoch, hasta ahora ministra de Estado de Gobiernos Locales; Penny Mordaunt, ministra de Estado de Política Comercial; y Tom Tugendhat, presidente del Comité Selecto de Asuntos Exteriores. Durante los debates,
Sunak recriminó a Truss su defensa de la bajada general de impuestos, acción que de no ejecutarse con cuidado y en el momento oportuno podría agravar la inflación, disparar el déficit y, alertó, "comprometer los servicios públicos de nuestros hijos en el futuro". Ahora bien, Sunak y Truss compitieron sobre cuál de los dos era más tajante en el
repudio de la legislación heredada de la UE y en la exoneración del Brexit de cualquier responsabilidad por el caos en los pasos fronterizos, las aduanas y el tránsito de mercancías.
Sunak y Truss fueron quienes superaron las cinco eliminatorias votadas por los diputados tories entre el 13 y el 20 de julio,
en todas las cuales el ex secretario del Exchequer quedó primero. De los eliminados, solo Hunt salió a respaldar al responsable de Finanzas. Definidos los dos finalistas,
la decisión resolutiva correspondía a los miembros del partido, convocados a votar por correo a lo largo de mes y medio, y estos, de acuerdo con los resultados dados a conocer el
5 de septiembre de 2022, se decantaron por Truss en un 57,4%. Por Sunak votaron el 42,6% (en términos absolutos, 60.399 apoyos). A continuación, Truss formó el nuevo Gobierno, para el que no contó con Sunak.
(Cobertura informativa hasta 1/1/2022)