Víctor Burguete, investigador sénior en el área de Geopolítica Global y Seguridad de CIDOB, analiza el impacto de la guerra de Ucrania sobre el mercado energético europeo: “El cambio de proveedor lo haces a partir de una necesidad que tienes que cubrir, y Europa ha pasado 2022 con un gran miedo a la falta de suministro, que afortunadamente no se ha realizado. Ha habido una búsqueda frenética de fuentes de suministro alternativas, y esto se ha conseguido en parte gracias a Estados Unidos”. “Estados Unidos tampoco es un sustitutivo perfecto, el GNL viene con un precio sustancialmente mayor al gas ruso. Pero a corto plazo ha sido un aliado fundamental a la hora de asegurar la seguridad energética de Europa”, asegura el experto. Los mayores retos, una vez garantizado el suministro energético, se centran en la competitividad de la industria. “Respecto a Estados Unidos, la industria europea tiene unos costes energéticos y unos costes en general mayores, y si a eso se le suman las subvenciones en EE.UU. debido a esta nueva ley, en términos de competitividad se está erosionando la base industrial europea”, concluye Burguete.
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