Ciclo “¿Qué pasa en el mundo?”: La violencia política y criminal en la Cuenca del Caribe: una historia de crimen organizado, guerrilla y militares

AMÉRICA LATINA Y EL ESPACIO ATLÁNTICO - 6 nov. 2014

Sergio Aguayo (Colegio de México) realizó una interesante exposición el pasado 5 de noviembre acerca del grave problema de violencia que la región de la Cuenca del Caribe afronta, así como sus orígenes y potenciales escenarios de futuro. En el encuentro también participó Salvador Martí (Universidad de Girona e investigador asociado de CIDOB) y fue moderado por Jordi Bacaria (director de CIDOB).


Sergio Aguayo (Colegio de México) realizó una interesante exposición el pasado 5 de noviembre acerca del grave problema de violencia que la región de la Cuenca del Caribe afronta, así como sus orígenes y potenciales escenarios de futuro. En el encuentro también participó Salvador Martí (Universidad de Girona e investigador asociado de CIDOB) y fue moderado por Jordi Bacaria (director de CIDOB).

La intervención a cargo del profesor Aguayo explicó los orígenes del crimen organizado en la región caribeña, que en su visión tienen como antecedente a las bandas del crimen organizado formadas en los Estados Unidos hacia 1920. Allí el ponente destacó la imagen del más famoso exponente de la mafia neoyorkina Lucky Luciano, quien estableció las bases del crimen organizado transnacional. Más adelante, y como resultado de la represión del Gobierno estadounidense, el epicentro de las bandas criminales se trasladó a Cuba. La isla contaba con una posición geográfica privilegiada, que permitía mantener contacto fluido con los Estados Unidos y América Latina. En especial, el nuevo y muy rentable negocio del tráfico de drogas, que tenía a Bolivia y Perú como máximos productores.

Ya en la década de los ochenta, tras la fragmentación de las mafias en Estados Unidos y la declaración de guerra a las drogas de Ronald Reagan, estas se instalaron en Colombia, donde la figura de Pablo Escobar cobraría renombre y fama internacional. Tras ser asesinado en 1993, se produce un nuevo traslado del foco de atención, que pasa a México. Allí las bandas criminales encontraron nuevas facilidades para incrementar su poder. La cercanía con Estados Unidos permite un flujo de armas y dinero constante, a lo cual se suma una gran cantidad de jóvenes a los que la falta de oportunidades y la “propaganda” delictiva lleva a convertirse en miembros de grupos armados. En un inicio fueron los Zetas quienes controlaban gran parte del territorio a través de la instalación del miedo en todos los niveles de la sociedad. Luego se consolidaron otros grupos que se fueron dispersando a lo largo del territorio. Hoy en día, comentaba Sergio Aguayo, el Cartel de Sinaloa es la “empresa” mexicana más importante: cuenta con presencia en 17 estados mexicanos y en 54 países alrededor del mundo.

En su turno, Salvador Martí expuso tres ejemplos de vida de hombres ligados -en diferentes momentos históricos- a procesos violentos en América Latina. Asimismo, trazo una línea divisoria entre los conflictos que se dieron en la conformación de los estados europeos y los latinoamericanos. En Europa se dieron una larga serie de guerras entre Estados, mientras que en América los conflictos se centraron en mantener el orden interno luego de la etapa colonial. Señaló que en raras ocasiones Latinoamérica ha sido testigo de guerras de agresión entre países, mientras que en el viejo continente fue una práctica muy común.

Luego de los comentarios de Jordi Bacaria, se pasó la palabra al numeroso público presente. Las preguntas cuestionaron temas de actualidad, como los últimos acontecimientos ocurridos en Iguala -secuestro y desaparición de 43 estudiantes- que acapararon la atención internacional. Sergio Aguayo destacó que los gobiernos no han sabido proteger a las víctimas de esta violencia generalizada. Criticó asimismo la falta de mecanismos para investigar hechos similares anteriores y la falta de control gubernamental sobre las campañas propagandísticas delictivas o la difusión de la cultura de las bandas organizadas a través de música de contenido violento explícito, iconografía, etc. Concluyó diciendo que el crimen organizado no termina sino que se reacomoda, y lo que se debe hacer es tratar de controlarlo, aislarlo y minimizarlo para que afecte en menor medida al conjunto de la sociedad.

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