El pasado 1 de febrero CIDOB, la Diputación de Barcelona, la Fundación Bancaria “la Caixa” y la Organización Internacional para las Migraciones presentaron la novena edición del Anuario CIDOB de la Inmigración 2015-2016: «El año de los refugiados» en CaixaForum Madrid.
El acto contó con la presencia de Isabel Fuentes, directora de CaixaForum Madrid; Jordi Bacaria, director de CIDOB; Maria Jesús Herrera, jefa de misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM); Àngel Miret, coordinador del Comité para la Acogida de las Personas Refugiadas de la Generalitat de Catalunya, y los directores científicos de la publicación Joaquín Arango, Ramón Mahía y David Moya.
En los últimos años la inmigración se ha situado en el centro de la atención pública y de la arena política en Europa, pero nunca lo había hecho con tanta intensidad como en 2015 y 2016. Tal y como recordó el catedrático de Sociología Joaquín Arango, en estos dos años la gran protagonista ha sido la inmigración forzosa, personificada en los más de un millón de refugiados que, principalmente a través del Mediterráneo, han entrado en Europa procedentes de Siria, Afganistán, Irak, Somalia y otros países que viven circunstancias trágicas.
Para Arango, la mal llamada “crisis de los refugiados” es una crisis existencial que pone en riesgo la supervivencia misma de la Unión Europea, “la más grave que la Europa unida ha conocido desde su fundación”. El colapso del sistema europeo de asilo responde a dos causas principales: la primera es la reglamentación de Dublín, injusta y disfuncional, y que produce consecuencias deletéreas. La segunda debe buscarse en una profunda quiebra de la solidaridad europea, tanto hacia los migrantes forzosos como entre los Estados Miembros.
España: inmigración y mercado de trabajo
El profesor de Economía Aplicada Ramón Mahía señaló que el volumen de la población extranjera en España se ha mantenido estable en los últimos años, ligeramente por debajo de los cinco millones de personas. Los extranjeros que han abandonado anualmente España en los años transcurridos desde 2008 han sido, en promedio, en torno a los 350.000. Las salidas alcanzaron su máximo en 2013 (475.000), pero la tendencia se ha atenuado sensiblemente desde entonces. En 2015 la cifra bajó a 270.000.
En cuanto a la emigración de nacionales, destacó que los datos contrarrestan la percepción que al respecto se tiene. Aun cuando los datos deben tomarse con cautela, el número de españoles, nacidos en España, que migraron en 2015 fue de unos 64.000. De estos, como mucho solo un 30% de la población emigrante de nacionalidad española se encuentra entre los 20 y los 25 años.
España: la gestión de la inmigración
Por último, el profesor de Derecho Constitucional David Moya recordó que en España, a pesar de ser la frontera exterior occidental de la UE y el único país europeo que tiene fronteras terrestres con África, la llegada de refugiados a España es limitada. La inmigración ha salido de la agenda política española al reducirse la presión migratoria en época de crisis, y ni la masiva llegada de refugiados por la frontera oriental de Europa parece haber provocado una especial atención política o social.
A diferencia de otros países de la UE, donde la inmigración constituye un arma arrojadiza y una vía de captación de votos, en España este fenómeno ha estado ausente de las campañas electorales. La sociedad española, como repetidamente ponen de manifiesto los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), sigue sin considerar a la inmigración como un problema. No más de tres de cada 100 encuestados menciona a la inmigración como un problema.
El Anuario CIDOB de la Inmigración 2015-2016 incluye un completo Anexo Infográfico sobre la Inmigración en España, consultar aquí, y sobre La Crisis de los Refugiados: El Mundo y Europa 2015-2016, consultar aquí.