Existen, sin embargo, riesgos importantes de desaceleración, asociados al comportamiento del mercado inmobiliario de los Estados Unidos y a los desequilibrios externos que la economía mundial ha venido acumulando durante los últimos años. Mientras el primero de estos riesgos es ya palpable en la evolución de los indicadores de corto plazo de la economía mundial, el segundo es de carácter más estructural y acarrea costes potencialmente muy elevados. De ahí se deriva la necesidad de diseñar mecanismos de cooperación macroeconómica que contemplen plenamente las interrelaciones económicas que existen en el mundo actual.