A juzgar por los acontecimientos recientes, todo apunta a una creciente rivalidad sino-norteamericana en la región de Asia-Pacífico, con la emergencia de China como una potencia mundial y, aún más, como una auténtica potencia asiática. El impresionante éxito cosechado recientemente por los atletas chinos en los Juegos Olímpicos de Sydney, con 32 medallas de oro frente a las 35 de los norteamericanos que encabezaron el medallero, refrenda el valor creciente del gigante asiático en los escenarios asiático y mundial. Los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008 y la Exposición Internacional de Shanghai en 2010 coronarán definitivamente este esfuerzo chino por alcanzar el estatus de superpotencia asiática en la próxima década. Estados Unidos y las naciones de la ASEAN del Sudeste Asiático también reconocen este hecho.