“Con el mandato recién estrenado, la Comisión geopolítica de Ursula von der Leyen se vio desafiada por una crisis global. En pleno azote de la pandemia del coronavirus en Europa, y con el liderazgo comunitario obligado a lo que ya se ha bautizado como la diplomacia del Zoom –por el uso obligado y masivo de los programas de videoconferencias–, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, advertía a través de la pantalla a sus homólogos europeos de que se encontraban ante “una cita con la historia” que corría el riesgo de terminar en fracaso. Y no empezó bien para la UE: el distanciamiento social y político marcó las primeras semanas de emergencia en unos estados miembros a la defensiva, que optaron rápidamente por el repliegue y la priorización de las agendas nacionales” Carme Colomina, investigadora de CIDOB.
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