“Los grupos sunitas, chiitas y kurdos convirtieron Irak en un país completamente ingobernable”, afirma Moussa Bourekba, investigador principal de CIDOB especializado en Oriente Medio y Norte de África, sobre las consecuencias de la invasión de Irak y el derrocamiento del régimen de Saddam Hussein por parte de una coalición internacional liderada por Estados Unidos hace 20 años. “No ha habido rendición de cuentas por los crímenes de guerra y esto alimentó una especie de sentimiento anti-occidental”, sostiene el experto. “Lo que vimos fue el inicio de una violencia sectaria tremenda que dio lugar a Al-Qaeda en Irak y a Estado Islámico”, subraya. Y añade que: “No se han erradicado las causas que llevaron al nacimiento de Estado Islámico: la sectarización de la política, la pobreza, las desigualdades y el desmantelamiento del régimen iraquí”. “Los países que intervienen militarmente en estos países acaban estancados porque no logran convertir un éxito militar en una victoria política”, concluye Bourekba.
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