“Es evidente que abrir su frontera con Ceuta es una manera de hacer presión y una estrategia con la que posiblemente Marruecos busque recibir una porción mayor de los fondos que la UE va a destinar durante los próximos años a sus países vecinos. Estos chantajes fronterizos se arraigan en la externalización del control migratorio de los estados europeos a los países de origen y tránsito”, señala Francesco Pasetti, investigador principal de CIDOB (Barcelona Centre for Internacional Affairs).
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