En una década, varios países de la UE han traspasado líneas rojas impensables hasta hace poco, del naufragio sin rescate en Italia a la propuesta de Reino Unido de negar el asilo a los refugiados que lleguen en patera. “Va más allá del color político del Gobierno. Este tipo de políticas se han aplicado por la derecha y la centroizquierda. El giro más duro en las políticas migratorias italianas fue entre 2016 y 2017, cuando se firmaron acuerdos con Libia para que sus guardacostas frenaran las embarcaciones en el Mediterráneo”, incide Francesco Pasetti, investigador principal del área de Migraciones de CIDOB. “Frontex es parte de esa deriva de normalizar la violencia y las devoluciones ilegales. No son una anécdota ni un descuido ni acciones individuales de agentes de Policía, sino una práctica general”, añade Blanca Garcés Mascareñas, investigadora senior de esta misma área Migraciones de CIDOB. “Debería preocuparnos esta reducción de derechos porque la tendencia viene de lejos y no va a parar. Son políticas que van totalmente en contra de los valores de la UE y de su actual Estado de derecho”, advierte Pasetti.
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