Carme Colomina, investigadora principal de CIDOB, explica por qué son importantes las elecciones francesas y qué consecuencias pueden tener para Francia y el resto de Europa: “Macron hoy ya no cuenta con esa imagen nueva y rompedora que le propulsó en 2017, esa de alguien ajeno a la política tradicional. Ha perdido ese efecto sorpresa. Ahora él representa el sistema, ese mismo sistema que quería renovar hace cinco años.
>> Acceder a la informaciónCarme Colomina, investigadora principal de CIDOB, explica por qué son importantes las elecciones francesas y qué consecuencias pueden tener para Francia y el resto de Europa: “Macron hoy ya no cuenta con esa imagen nueva y rompedora que le propulsó en 2017, esa de alguien ajeno a la política tradicional. Ha perdido ese efecto sorpresa. Ahora él representa el sistema, ese mismo sistema que quería renovar hace cinco años. Tras declarar muerto el eje izquierda-derecha, lo que ha hecho es alimentar otras líneas divisorias dentro de su país. Durante su mandato se ha ampliado la distancia entre lo que expertos denominan como la Francia periférica y la capital con el poder político que representa París, pero que hoy en día, sobre todo, representa Macron. Y pese a que el presidente prometió en su momento que haría todo lo posible para que nadie quisiera votar a la ultraderecha, no solo no ha reducido su capacidad de atracción, sino que ha crecido drásticamente.
Por primera vez, la extrema derecha francesa tiene una posibilidad real de alcanzar el poder. Esta situación de Le Pen pasando a la segunda vuelta no es nueva, pero precisamente eso nos indica que ya no supone ninguna anomalía. Su plataforma no solo ha ido creciendo imparable en Francia, sino que se ha ido normalizando. ¿Hasta qué punto? Ese es el primer factor en juego hoy, uno que es tan francés como europeo, dada la presencia de la ultraderecha a lo largo y ancho de la UE, que sigue atentamente las elecciones de hoy.
Estos comicios también representan dos visiones muy distintas a la hora de entender Francia y el mundo entero. Le Pen, que quedó segunda en la primera vuelta, y Jean-Luc Mélenchon, que quedó tercero, representan las dos fuerzas más críticas con la globalización. Ambas cuentan con un discurso mucho más proteccionista, en favor de aquellos que se sienten más vulnerables frente a las transformaciones económicas de estas últimas décadas y las venideras. En esta segunda vuelta, tanto la candidata de Agrupación Nacional como el presidente han puesto muchísimo el acento en toda la agenda social, lo que muestra que el Elíseo ha captado en cierta medida el mensaje. Bruselas también debe tomar nota de las consecuencias de estas transformaciones, de las grietas y desigualdades que están creando”.