El pasado lunes 14 de octubre se celebró en CIDOB el seminario “Liderazgos regionales emergentes en América Latina: consecuencias para las relaciones con la Unión Europea”, que contó con la presencia como ponentes de Valeria Moy (Instituto Tecnológico Autónomo de México), Fabio Floriano (Gobierno de Río Grande do Sul) y Sandra Borda (Universidad de los Andes). El acto, presidido por Jordi Bacaria, director de CIDOB y Lothar Witte, director de Friedrich-Ebert-Stiftung (FES-Madrid), reunió a varios comentaristas expertos en la materia: José Antonio Alonso (Instituto Complutense de Estudios Internacionales), Jean Grugel (Universidad de Sheffield), Klaus Bodemer (Instituto de Estudios Iberoamericanos de Hamburgo), José Antonio Sanahuja (Universidad Complutense de Madrid), Max Spoor (International Institute of Social Studies of Erasmus University) y Susanne Gratius (Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior - FRIDE). El Seminario fue moderado por Anna Ayuso, investigadora principal de CIDOB y María Pallarés, de FES-Madrid.
El pasado lunes 14 de octubre se celebró en CIDOB el seminario “Liderazgos regionales emergentes en América Latina: consecuencias para las relaciones con la Unión Europea”, que contó con la presencia como ponentes de Valeria Moy (Instituto Tecnológico Autónomo de México), Fabio Floriano (Gobierno de Río Grande do Sul) y Sandra Borda (Universidad de los Andes).
El acto, presidido por Jordi Bacaria, director de CIDOB y Lothar Witte, director de Friedrich-Ebert-Stiftung (FES-Madrid), reunió a varios comentaristas expertos en la materia: José Antonio Alonso (Instituto Complutense de Estudios Internacionales), Jean Grugel (Universidad de Sheffield), Klaus Bodemer (Instituto de Estudios Iberoamericanos de Hamburgo), José Antonio Sanahuja (Universidad Complutense de Madrid), Max Spoor (International Institute of Social Studies of Erasmus University) y Susanne Gratius (Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior - FRIDE). El Seminario fue moderado por Anna Ayuso, investigadora principal de CIDOB y María Pallarés, de FES-Madrid.
En el contexto actual, los países emergentes han adquirido un papel protagonista en la reconfiguración de un escenario internacional crecientemente interdependiente. Hoy en día, los mercados emergentes representan una parte importante del crecimiento global y su incremento de peso en la economía debería conducir a un mayor papel en la gobernanza global y regional.
El primer panel del seminario se centró en “La inserción de las potencias regionales latinoamericanas en la economía global y regional”. Durante el mismo, Valeria Moy analizó el desarrollo económico que México ha experimentado en los últimos años, desgranando las reformas estructurales que el gobierno ha llevado a cabo. En este sentido, señaló que Latinoamérica es una región con una gran diversidad de modelos económicos, donde los ciclos económicos suelen depender de los ciclos de gobierno. Esta situación suele generar incertidumbre hacia los inversores extranjeros; sin embargo, México ha mantenido una economía relativamente sólida, con una inflación controlada y variables económicas estables. Aun así, no hay que olvidar que a nivel microeconómico siguen existiendo déficits, tal y como indica el alto nivel de desigualdad social entre la población.
Seguidamente, José Antonio Alonso añadió que en el caso de Latinoamérica se han dado pasos hacia delante en el ámbito social y que en los últimos años se ha observado un buen nivel de crecimiento económico en muchos países de la zona. Sin embargo, este crecimiento genera a menudo la creencia de que acarrea automáticamente progreso, lo que no es necesariamente correcto. A dicha paradoja se la suele denominar “la trampa del Progreso”.
Por su parte, Jean Grugel cree que en la región se debería comenzar a hablar de una “gobernanza doméstica” para luego trasladarla a una “gobernanza regional”. Según Grugel, el próximo paso de América Latina es convertirse en un “rule-maker” y no ser únicamente quien acate las reglas decididas en ámbitos ajenos a su participación.
En el segundo panel, “Potencias emergentes de América Latina en la gobernanza de las interdependencias y los bienes públicos globales”, Fabio Floriano afirmó que Brasil está en condiciones de convertirse en un líder regional que le permita posicionarse a nivel global con voz propia y que, para ello, ha llevado a cabo una serie de reformas tanto a nivel interno como en su política exterior. De este modo, la elección de Lula en 2002 marcó un giro tanto en la política interna como en la proyección exterior de Brasil en el contexto internacional: por primera vez, prevalece una mirada “sur-sur” por encima de un alineamiento automático con los EEUU o la UE.
En esta línea, Klaus Bodemer manifestó que, para convertirse en líder, Brasil necesita jugar un papel preponderante en varios ámbitos, como el militar, el económico o el relativo al cambio climático y considera que la inacción que el país ha mostrado en conflictos regionales recientes, como el caso de las papeleras entre Argentina y Uruguay o la disputa por una salida al Pacífico entre Bolivia y Chile, debilita la visión internacional de Brasil como un potencial actor global con peso propio.
A continuación, José Antonio Sanahuja hizo hincapié en el papel que Brasil podía tener dentro de Unasur en el ámbito de la defensa. Igualmentedestacó que Unasur se ocupa fundamentalmente de proyectos intra-zona, siendo la Comunidad de Estados de Latinoamérica y Caribe (CELAC) la más proyectada al exterior, tal y como se evidenció en la pasada cumbre EU-CELAC.
En el tercer y último panel, “Gobernanza y liderazgos: Los sistemas políticos latinoamericanos y sus consecuencias para su integración en la gobernanza global”,Sandra Borda presentó la “Nueva Colombia”, afirmando que la administración del presidente Santos pretende modificar la identidad internacional de Colombia. A diferencia del gobierno de Uribe, Santos se ha propuesto que la comunidad internacional deje de ver a Colombia como un país en constante crisis interna para promover la idea de un país económicamente estable y encaminado firmemente a terminar con su conflicto interno y lucha contra las drogas.
En torno a este tema, Max Spoor apuntó al modelo económico “extractivista” que pretende sostener Colombia y que califica como poco viable a largo plazo. Asimismo, destacó que el aumento año tras año del gasto militar responde a la necesidad de controlar un conflicto interno que no se puede asegurar que termine a corto plazo.
Para concluir, Susanne Gratius planteó la posibilidad que tienen ciertos países de crear liderazgos en base a sus experiencias concretas en determinados campos: Colombia en seguridad, Bolivia en conflicto étnico, etc. En cuanto a Brasil y a la figura de Lula, matizó la diferencia entre el concepto de liderazgo regional, perteneciente al ámbito estatal, y el de líderes regionales, que está más vinculado a la personalidad del mandatario. Igualmente, se destacó el papel que pueden jugar los miembros de la Alianza del Pacífico, en especial Chile y México como miembros de la OCDE y Colombia en el camino hacia la adhesión.
Una vez abierto el debate al público, se trataron otros asuntos relacionados con el giro de la administración Santos, que inicialmente fue más proclive a mirar hacia el sur para luego volver a mirar hacia la OCDE y la OTAN, o el futuro de la Comunidad Andina a la luz de la reciente creación de la Alianza del Pacífico y del desmembramiento que paulatinamente ha sufrido.