Contrariamente a la pauta habitual, Andy Burnham desembarcó en la política municipal después, no antes, de desarrollar una estimable carrera en la política nacional, donde alcanzó puestos de relieve. Natural de Meyerside, condado metropolitano vecino de Manchester y que incluye la ciudad de Liverpool, se educó en escuelas públicas y obtuvo una graduación en Inglés por el Fitzwilliam College de la Universidad de Cambridge. En la década de los noventa trabajó de asistente y asesor para el grupo parlamentario del Partido Laborista en la Cámara de los Comunes y en el equipo de Chris Smith, secretario de Estado para la Cultura, los Medios y el Deporte del Gobierno de
Tony Blair.
En junio de 2001, a los 31 años, Burnham salió elegido miembro del Parlamento británico por Leigh, circunscripción del Gran Manchester y una de las plazas consideradas seguras para los laboristas en este populoso condado metropolitano del nordeste de Inglaterra. Aunque militante del laborismo desde adolescente, su candidatura corrió por cuenta de la alianza permanente entre el Partido Laborista y el Partido Cooperativo, pequeña agrupación de orientación socialdemócrata con casi un siglo de historia. En esta su primera legislatura nacional, Burnham estuvo adscrito al Comité Selecto de Atención Sanitaria y Social. Luego, desde 2003, fungió de secretario privado parlamentario del secretario (ministro) del Interior, David Blunkett, y de la secretaria de Educación, Ruth Kelly.
Con la tercera victoria consecutiva del partido en las votaciones generales de mayo de 2005, Burnham, reelegido por Leigh, fue nombrado por Blair para un puesto en el Gobierno, la Subsecretaría de Estado del Departamento del Interior, encabezado por Charles Clarke. Su principal cometido aquí era poner en marcha el polémico sistema, inédito en el Reino Unido, de los carnés nacionales de identidad, novedad que topó con múltiples problemas desde el primer momento y que acabaría siendo abandonada cuando los conservadores regresaron al Gobierno en 2010. En mayo de 2006 Blair promovió a Burnham a ministro de Estado en el Departamento de Salud, colocándole ahora a las órdenes de la secretaria Patricia Hewitt. En junio de 2007 Blair cedió el liderazgo a
Gordon Brown y el nuevo primer ministro confirió a Burnham el puesto de secretario jefe del Tesoro, departamento hasta ahora mandado por Brown y en adelante por Alistair Darling. Aunque la Secretaría Jefe del Tesoro estaba jerárquicamente supeditada al Primer Lord del Tesoro y al Canciller del Exchequer (el ministro Darling), su titular tenía el rango de miembro del Gabinete.
La apretada secuencia de responsabilidades gubernamentales de Burnham prosiguió con los nombramientos como secretario de Estado (ministro) para la Cultura, los Medios y el Deporte, en enero de 2008, y secretario de Estado de Salud, en junio de 2009. Desde este último e importante ministerio, Burnham dejó patente su rechazo a profundizar el esquema de externalizaciones y cogestión público-privada de algunas provisiones del Servicio Nacional de Salud (NHS). La etapa, corta pero intensa, en el Gobierno británico tocó a su fin en mayo de 2010, momento en que el Partido Conservador, ganador de las elecciones generales, volvió al 10 de Downing Street con
David Cameron. Burnham continuó en la primera línea de la política desde Westminster, como miembro del
Shadow Cabinet laborista en la oposición al Gobierno Cameron, de coalición entre conservadores y liberales. Su
cartera en el
Frontbench de los Comunes siguió siendo la de Sanidad.
Además, presentó su candidatura a suceder al dimitido Brown en el liderazgo del partido. Su manifiesto, guiado por el concepto de "socialismo aspiracional", hablaba de reconectar con el ciudadano de a pie, de revitalizar el laborismo y de acometer una "reforma radical" del sistema tributario sobre la base de un nuevo impuesto sobre la propiedad de la tierra. Aunque se esforzó en presentarse como un postulante con sólidas ideas y novedosos planteamientos, Burnham no convenció a la mayoría y cayó eliminado en la segunda de las cuatro rondas de votaciones efectuadas por los diputados de Westminster, los diputados del Parlamento Europeo, los militantes y los afiliados al partido. Con solo un 8,7% de las preferencias, quedó cuarto, por detrás de Ed Balls, el
secretario de Estado en la sombra para la Educación, y los hermanos
David y
Ed Miliband, responsables respectivamente de las áreas de Exteriores y de Energía en el
Shadow Cabinet; el 25 de septiembre la Conferencia laborista en Manchester anunció que el ganador de la elección interna había sido Ed Miliband.
Miliband movió a Burnham a la condición de
secretario en la sombra para la Educación, sustituyendo a Ed Balls, pero justo un año después, en octubre de 2011, volvió a confiarle el área de Salud, de la que ya no se separó hasta el final de la legislatura. De nuevo, un varapalo electoral, el cosechado en las generales de mayo de 2015, empujó al líder laborista de turno a la dimisión y puso sobre la mesa las ambiciones de Burnham. A diferencia de la tentativa de 2010, el ex ministro parecía contar con más apoyos de partid, y de hecho las encuestas empezaron siéndole favorables. Su manifiesto para esta ocasión incidía en el rechazo a la austeridad fiscal, una mayor progresividad tributaria centrada en las rentas más altas, la subida del salario mínimo, la integración del sistema de ayudas sociales en el NHS,
soluciones municipalizadas para la crisis de la vivienda de alquiler y, punto especialmente llamativo, la renacionalización de los ferrocarriles británicos, privatizados por el Gobierno conservador en 1997. Los comentaristas apreciaron que la plataforma de Burnham se situaba algo más a la izquierda que el discurso del cesante Miliband.
Sin embargo, la competición interna se la metió en el bolsillo el veterano diputado por Islington North
Jeremy Corbyn, procedente del campo sindical y exponente del ala
ultraizquierdista del laborismo, cuyos planteamientos, adheridos al socialismo democrático e implícitamente al anticapitalismo, chocaban frontalmente con el
establishment del partido. Impulsado por unas bases radicalizadas ansiosas de un drástico viraje a la izquierda, Corbyn dominó las encuestas y el 12 de septiembre de 2015 fue proclamado vencedor con el 59,5% de los votos. Segundo en la única votación quedó, superando a sus colegas del
Shadow Cabinet Yvette Cooper y Liz Kendall, Burnham, al que fueron el 19% de los apoyos. Al diputado por Leigh no le sirvió de nada ser el candidato que más nominaciones, 68 (frente a las 36 de Corbyn), recibió del laborismo parlamentario.
Burnham, que ya iba por su cuarto mandato en los Comunes, aceptó el nombramiento de
secretario en la sombra del Interior en el primer
Shadow Cabinet de Corbyn. Sin embargo, su interés empezó a derivar hacia la política local, concretamente el gobierno del Gran Manchester, el condado metropolitano y autoridad combinada que comprendía la ciudad de Manchester propiamente dicha y otros nueve distritos o municipios (
boroughs) metropolitanos vecinos, los de Salford, Bolton, Bury, Oldham, Rochdale, Stockport, Tameside, Trafford y Wigan.
El 18 de mayo de 2016 el diputado lanzó su postulación a alcalde del Gran Manchester, proclamada por el partido en agosto, y el 6 de octubre cedió su puesto en el
Shadow Cabinet laborista a Diane Abbott. En las elecciones locales del 4 de mayo de 2017, disputadas un mes antes que las generales (a su vez adelantadas por la primera ministra conservadora
Theresa May en medio de las inciertas negociaciones con la UE para materializar el Brexit aprobado en el referéndum de 2016), Burnham, sin sorpresas al tratarse el Gran Manchester de uno de los más sólidos bastiones que los laboristas tenían en Inglaterra, se llevó la alcaldía metropolitana con un aplastante 63,4% de los votos. Sus contrincantes conservador, Sean Anstee, y liberaldemócrata, Jane Brophy, recibieron el 22,7% y el 6,1%, respectivamente. Su candidatura, conjunta con el Partido Cooperativo y basada en la promesa de acabar con los casos más agudos de precariedad social (las personas sin hogar que vivían en la calle), arrolló igualmente en cada uno de los diez municipios de la Autoridad Combinada del Gran Manchester (GMCA), establecida en 2011. La participación, eso sí, fue bajísima: no llegó al 30% del censo. El puesto de alcalde de la GMCA solo llevaba funcionando desde 2015 y esta era la primera elección directa de su titular. En el período interino, la oficina venía siendo ocupada por Tony Lloyd, de quien Burnham recogió el testigo el 8 de mayo, una vez entregada su acta parlamentaria en Westminster.
Andy Burnham y su esposa, la holandesa Marie-France van Heel, son padres de tres hijos.