El 25 de octubre de 2015 Argentina celebra las elecciones presidenciales, simultáneas a las legislativas y provinciales parciales, y con una eventual segunda vuelta el 22 de noviembre, de las que saldrá el sucesor de Cristina Fernández de Kirchner, quien agota en diciembre su segundo mandato constitucional de cuatro años no renovable. Con este documento, que forma parte del Dossier Elecciones Argentina 2015, CIDOB presenta a los seis aspirantes a la Casa Rosada, con sus retratos personales y sus propuestas políticas para esta campaña. Aparte, puede consultarse la sección dedicada a Argentina en el servicio de información del CIDOB Biografías Líderes Políticos(Cobertura informativa hasta 25/10/2015).
 | DANIEL SCIOLI |
© Casa Rosada |
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Daniel Osvaldo Scioli desembarcó en la costa política del peronismo neoliberal en 1997 de la mano de
Carlos Menem tras desarrollar una doble trayectoria deportiva en la especialidad de la motonáutica, de la que fue ocho veces campeón mundial y que le dio fama, y empresarial en el ramo de los electrodomésticos, a partir de la herencia de un emporio familiar. Inicio estudios universitarios de Márketing, pero los dejó inconclusos. De diputado nacional por Buenos Aires pasó en 2002 al Gobierno del presidente
Eduardo Duhalde como secretario de Turismo y Deportes. Al cabo de un año dio el salto a la Vicepresidencia de la Nación flanqueando a
Néstor Kirchner, del que fue, es la imagen que proyectó, un colaborador dócil y sumamente moderado, tanto que a veces irritaba a su combativo jefe. Este perfil de kirchnerista amable, sin tonos acres ni gusto por la confrontación política, se mantuvo luego de ser elegido gobernador de Buenos Aires en 2007, mandato que renovó con ganancia de votos en 2011. Su gestión en la provincia con más peso económico y más poblada de Argentina ha estado marcada por una pionera Ley de Fertilización Asistida, tímidas mejoras en la infraestructura sanitaria y la promoción de la vivienda social con instrumentos como el programa PROCREAR. Su gran asignatura pendiente, vienen a coincidir opositores y comentaristas, es la inseguridad ciudadana.
A pesar de no pertenecer al círculo de incondicionales del matrimonio Kirchner y de despertar fuertes recelos entre los kirchneristas más ortodoxos por su dudosa adhesión a los postulados del Frente para la Victoria (FPV), el "centrista" y "ambiguo" Scioli mantuvo su condición de lugarteniente de Néstor Kirchner, a cuya muerte en 2010 heredó la presidencia del Partido Justicialista (PJ).
Cristina Fernández, jefa del Estado desde 2007, le sometió a un maltrato público que se acentuó a partir de 2012 cuando el gobernador deslizó que tenía ambiciones presidenciales, bien que supeditadas al descarte por Fernández de su tercera postulación, reforma constitucional mediante. Sin embargo, en junio de 2015 la presidenta, más por cálculo electoralista que por afinidad personal, se aseguró de que Scioli llegara solo a la primaria abierta del FPV forzando la retirada del otro precandidato, el ministro del Interior Florencio Randazzo, quien, paradójicamente, estaba señalado como
cristinista y era visto con mejores ojos por La Cámpora, la
ultrakirchnerista organización juvenil del FPV que lidera el hijo de los Kirchner, Máximo. En su momento, las quinielas bajaron los nombres alternativos de Jorge Capitanich, Axel Kicillof y Amado Boudou, pero al parecer Fernández nunca los consideró seriamente. El 9 de agosto, Scioli, con el 38% de los votos, fue el candidato presidencial más votado en las primarias PASO, llevando de compañero de fórmula al "kirchnerista puro" Carlos Zannini.
Sobre el Frente para la Victoria y el Partido Justicialista |
El FPV, situado en la izquierda del peronismo, surgió como la plataforma de Néstor Kirchner para las elecciones presidenciales de 2003, que supusieron el cisma del histórico movimiento político al plasmarse la postulación rival de Carlos Menem. Luego se articuló como una alianza oficialista donde convergieron partidos y grupos de origen diverso (Frente Grande, Partido de la Victoria, Radicales K, comunistas), a la cabeza de los cuales estaba el Partido Justicialista (PJ), cuyos aparatos nacional y bonaerense Kirchner consiguió arrebatar a los sectores menemista y duhaldista, este último derrotado estrepitosamente en las elecciones legislativas de 2005. Aquel mismo año, la justicia federal declaró al PJ en situación de acefalia y lo intervino. En 2007 el llamado "peronismo ortodoxo", liderado por los ex presidentes Menem y
Adolfo Rodríguez Saá, y con el apoyo de varios caudillos provinciales, escenificó en el Congreso Nacional Justicialista de Potrero de los Funes la reconquista del movimiento y resolvió "expulsar" a Kirchner del partido, pero en 2008 este, con su esposa Cristina Fernández instalada en la Casa Rosada, no tuvo dificultades para auparse a la jefatura del Consejo Nacional del PJ, luego titularizado por Daniel Scioli y, desde 2014, por Eduardo Fellner. La hegemonía del kirchnerismo en el justicialismo se vio perturbada en 2013 por la escisión del sector peronista de Sergio Massa. Actualmente, el llamado Peronismo Federal o disidente, aliado en algunas provincias con terceros partidos como la PRO de Mauricio Macri, tiene como principal valedor al sanluiseño Rodríguez Saá. En marzo de 2015 el ex presidente Duhalde fue elegido al frente de un PJ no oficialista que declara "usurpadora" a la dirección oficialista adscrita al FPV.
Con una apretada vida social y de sonrisa espontánea ante las cámaras, Scioli, al que perder el brazo derecho en un accidente a los mandos de su lancha fueraborda en 1989 no le supuso un hándicap insuperable para sus proyectos vitales, llega a las elecciones del 25 de octubre de 2015 gozando de la condición de favorito. Ofrece un conjunto no muy desarrollado de propuestas que en parte parecen pensadas para refutar a la vez a quienes le presentan como una especie de "títere de Cristina", carente de autonomía política y dispuesto a acatar lo que le dicte el "núcleo duro del kirchnerismo", y acusan al Gobierno saliente de dejar en el apartado económico un legado negativo de estancamiento, inflación, déficit fiscal, bajo nivel de reservas internacionales y brecha cambiaria en los dos mercados del dólar, el oficial y el paralelo o
blue. En su página web, el candidato del oficialismo hace equilibrios entre el elogio de sí mismo y el diagnóstico medido al ponderar que "los tiempos que vienen exigirán a alguien con experiencia, capacidad de construir consenso, que sea un puente entre la continuidad y la defensa de aquellas políticas constructivas para el país, alguien con capacidad para defender los logros y corregir lo que falta".
El postulante del FPV cree que la situación financiera del Estado, luego de certificarse el pago al vencimiento del bono soberano Boden 2015 (5.900 millones de dólares, amortizados el 5 de octubre) y de reducirse la presión por el litigio con los
fondos buitre, ha ganado desahogo. Su plan económico viene a ratificar las líneas maestras del actual Ejecutivo al sustentarse en las promesas de devolver la inflación (la tasa interanual, del 27%, es una de las más elevadas del mundo) a un dígito "sin apelar a medidas de ajuste" y promoviendo la "eficiencia económica", y de avanzar "con decisiones políticas firmes en el desendeudamiento soberano". También, si bien esta cuestión no la menciona en el manifiesto electoral, cree necesario mantener por el momento el riguroso control del tipo de cambio vigente desde 2011, el popularmente llamado "cepo", pero reduciendo la disparidad de cotizaciones del dólar mediante una "administración eficiente" por el BCRA de sus reservas de divisas y flexibilizándolo, con miras a su futuro levantamiento. Además de amortiguar las subidas de los precios e ir saldando deudas, sus prioridades son, poniendo los necesarios incentivos, conseguir la repatriación de capitales y atraer "inversiones productivas", tanto de inversores internacionales como de los propios ciudadanos argentinos, que guardan 200.000 millones de dólares "bajo el colchón".
Salvo el punto del control cambiario, estas nociones se incluyen en el paquete de 16 propuestas de campaña que, clasificadas en los grandes ejes de
desarrollo humano,
desarrollo productivo e
infraestructura para el desarrollo, han sido elaboradas por Desarrollo Argentino (DAR),
think tank del kirchnerismo del que Scioli es presidente y que se define a sí mismo como "un espacio para desarrollar el potencial de nuestro país". Otras propuestas del aspirante, cuyo escueto programa elude polémicas (caso Nisman, batalla judicial con
Clarín) y acusa imprecisión en varios apartados, son: "dar continuidad y profundizar las políticas sociales redistributivas" con la devolución del IVA alimentario a los pensionistas y el sostenimiento de las diferentes prestaciones sociales a los colectivos vulnerables; seguir dando pasos en la reducción de la mortalidad materno-infantil, la pobreza y el empleo informal; incrementar en un 70% la inversión en ciencia y tecnología; acelerar los programas de obras de infraestructura urbana y de construcción de vivienda social; subrayar el respaldo público a emprendedores, autónomos y empresas industriales de capital autóctono; partiendo de "logros" como la recuperación por el Estado de YPF, "garantizar el flujo de inversiones para alcanzar la soberanía energética"; y formar a 100.000 nuevos policías crear una "agencia federal" anticrimen.
En cuanto a la integración regional e internacional, el gobernador bonaerense, al que habitualmente suele achacársele escasa locuacidad sobre cuestiones de política exterior pero del que también se destaca un enfoque más pragmático y plural de este y el resto de terrenos de acción política, habla meramente de "profundizar la relación" con los países del MERCOSUR y la UNASUR, y de "profundizar un proceso multidimensional que requiere una estrategia de integración e inserción internacional". En comentarios de viva voz, el candidato es algo más concreto al confirmar la validez de las "alianzas estratégicas" cultivadas por Fernández con China y Rusia, pero complementadas con nuevas "asociaciones" que beneficien al desarrollo del país.


 | MAURICIO MACRI |
© Ciudad de Buenos Aires |
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El gran outsider de la política argentina es el primogénito del magnate italiano naturalizado Franco Macri, se sacó la carrera de Ingeniería por la Universidad Católica Argentina y exhibe un denso currículum profesional labrado en las compañías del grupo familiar, el Citibank y varias joint ventures, donde fungió sucesivamente de ingeniero, analista, gerente y vicepresidente y presidente ejecutivo. En 1991 sufrió en Buenos Aires un secuestro con móvil económico a manos de unos facinerosos que resultaron ser policías y que tras dos semanas de cautiverio, metido en un cubículo en un sótano del barrio de San Cristóbal, le soltaron tras cobrar a la familia un rescate de seis millones de dólares. Hoy, el político recuerda aquella angustiosa experiencia como un hecho que "cambió mi vida por completo" y que preludió su incursión en la dirección futbolística como presidente, entre 1995 y 2008, del Boca Juniors. Bajo su dirección, el club porteño gozó de una histórica racha de victorias y títulos. Este exitoso desempeño en el mundo del deporte del llamado en ocasiones "Berlusconi argentino" proporcionó a Macri una popularidad tal que, al igual que el campeón de motonáutica Daniel Scioli, le animó a meterse en política, en su caso en la oposición al peronismo. En 2003 puso en marcha la formación liberal conservadora Compromiso para el Cambio, génesis del partido Propuesta Republicana (PRO), y protagonizó una primera tentativa de hacerse con la jefatura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, pero fracasó ante Aníbal Ibarra. Dos años después consiguió el escaño de diputado nacional por la Capital Federal. En 2007 convulsionó la política argentina al ganarle por goleada la intendencia porteña al candidato del kirchnerismo, Daniel Filmus. En 2011, tras cancelar por segunda vez su candidatura presidencial, volvió a vapulear a Filmus y fue reelegido con mandato hasta 2015.
En 2014 Macri materializó sus ambiciones presidenciales con una apuesta definitiva y a continuación convenció a la Unión Cívica Radical y a la Coalición Cívica ARI, es decir, el centroizquierda social liberal, para compartir con su PRO el proyecto electoral Cambiemos. En las primarias abiertas de agosto de 2015 Macri, luego de rechazar el pacto que le ofrecía el opositor de centroderecha Sergio Massa, se llevó la candidatura con el 81% de los votos frente al radical Ernesto Sanz y la cívica Carrió, quedando por detrás del kirchnerista Scioli en el cómputo de candidatos electos a nivel nacional. Poco antes, en julio, encajó la decepción de la ajustada victoria de su hombre de confianza, Horacio Rodríguez Larreta, en los comicios porteños, que activaron la cuenta atrás para su salida de la alcaldía en diciembre. Macri comenzó la campaña de las presidenciales con el hándicap que suponía no disponer de aparato partidario en las otras 23 provincias del país.
Preocupado siempre por el tirón mediático, Mauricio Macri lleva a sus espaldas una buena mochila de líos con la justicia, algunos por actividades presuntamente ilícitas en su faceta de empresario y otros relacionados con su gestión gubernamental en la Ciudad Autónoma.El caso más complicado, iniciado en 2009 a raíz de una denuncia de la comunidad judía de Buenos Aires, es el del espionaje realizado por los altos mandos de la Policía Metropolitana. Las pesquisas judiciales confirmaron la existencia de una trama dedicada a intervenir llamadas telefónicas de multitud de personalidades políticas, tanto de la oposición como del propio macrismo. Tras una serie de detenciones, el regidor capitalino se encontró sindicado en la causa por un supuesto de "asociación ilícita" y hasta el día de hoy, aunque ha evitado el juicio oral, no ha conseguido que la Sala I de la Cámara Federal le sobresea. En plena campaña presidencial, le ha estallado un escándalo de contratos públicos de publicidad y, por si fuera poco, ha encajado una denuncia por "omisión maliciosa" en su declaración jurada patrimonial presentada ante la Oficina Anticorrupción.
Sobre la coalición Cambiemos y el partido Propuesta Republicana |
PRO surgió primero en 2005 como alianza electoral entre el Compromiso por el Cambio de Macri, Recrear para el Crecimiento, partido de similar ideología liberal animado por el ex ministro de la UCR Ricardo López Murphy, y el minúsculo Partido Federal. En abril de 2008 Macri cambió de nombre a su colectividad, en lo sucesivo llamada Propuesta Republicana, y la nueva formación, previa absorción de Recrear, fue reconocida por la Cámara Nacional Electoral en junio de 2010. Los de Macri no presentaron candidato propio ni respaldaron a ningún otro en las presidenciales de 2007 y 2011, a pesar de que López Murphy sí concurrió, con paupérrimo resultado, en la primera ocasión. En 2015 Macri, tras las contramarchas personales de 2007 y 2011, sostuvo su aspiración presidencial y dio una campanada al convencer a los radicales de Ernesto Sanz y a la Coalición Cívica ARI de Elisa Carrió para acudir juntos a las urnas en la alianza Cambiemos y dirimir sus respectivas precandidaturas presidenciales en las elecciones PASO de agosto. Con esta jugada, que supuso la ruptura del Frente Amplio UNEN (gran coalición de centro-izquierda a la que daban vida también el socialista
Hermes Binner y la socialdemócrata Margarita Stolbizer), el gobernante de la Capital Federal podía revestir sus mensajes de un progresismo con el que contrarrestar la habitual imputación de derechismo formulada por sus detractores.
Llevando a la senadora Gabriela Michetti como compañera de binomio, Macri rechaza entrar en disquisiciones sobre posiciones en el espectro ideológico, aunque si tiene que pronunciarse se decanta por un centro neutro sin más etiquetas, no por el centroderecha y menos aún por la derecha a secas, dos adjudicaciones habituales a su proyecto político. En su declaración de principios, PRO se limita a expresar su objetivo de hacer de Argentina un país "abierto, pluralista y democrático, donde nadie concentre todo el poder", un país "que supere los problemas en los que cae una y otra vez, que se anime a construir con más alegría, con armonía, con verdadera justicia". Por lo demás, en Cambiemos confluyen otras dos fuerzas de menor peso pero con mucha solera en Argentina, el Partido Conservador Popular (PCP, ex miembro del kirchnerista Frente para la Victoria) y el Partido Demócrata Progresista (PDP).
La plataforma electoral de PRO proclama que sus tres grandes metas para Argentina son la inclusión social, el desarrollo económico y el fortalecimiento institucional de la democracia. Para las votaciones de octubre de 2015, Macri recoge los frutos del trabajo intelectual de la Fundación Pensar, "la usina de ideas del PRO", y se plantea tres grandes desafíos: la "pobreza cero", "terminar con el narcotráfico" y "unir a los argentinos". El candidato opositor opina que "un país con 14 millones de pobres, como el que tenemos ahora, no puede estar orgulloso de sí mismo". La eliminación de la pobreza es presentada por la coalición Cambiemos como un objetivo en sí mismo, pero también como un símbolo del desarrollo social en su conjunto, que pasa por la adecuada cobertura con fondos públicos del ingreso ciudadano, por un salto en la educación y por la realización del derecho de todos a una vivienda digna con la construcción de un millón de hogares, la urbanización de 800 villas y asentamientos carentes de servicios, la entrega de 750.000 títulos de propiedad y la disponibilidad de un millón de créditos hipotecarios en condiciones similares a las del alquiler. Macri matiza que todo ello es a ocho años vista y para conseguirlo, subraya, el país ha de disponer de los ingresos que generen una "economía en crecimiento" y el rumbo al "pleno empleo". A su vez, esto se obtendrá mediante un "ambicioso plan de infraestructuras" ligadas a las necesidades de las economías regionales, la agroindustria y el turismo, y con la regularización del empleo sumergido; en conjunto, estas actuaciones deberían crear "un millón y medio de empleos privados en los próximos cuatro años".
En materia de lucha contra el narcotráfico, lacra que supone "la principal amenaza a la seguridad de los argentinos", Cambiemos proclama que es posible "erradicar el paco" con una batería de medidas: creando una Agencia contra el Crimen Organizado, haciendo presente al Estado en los suburbios, deteniendo a los capos de la droga, desarticulando las redes de captación de jóvenes desarraigados y "controlando en serio" las fronteras. El tercer gran desafío, la unidad nacional con una "mejor democracia", pasa por sendas reformas del sistema electoral (boleta única electrónica, celebración simultánea de las elecciones nacionales y provinciales, eliminación de las "reelecciones indefinidas" y de la "alternancia entre familiares directos", sometimiento de la Dirección Nacional Electoral al Poder Judicial) y del Consejo de la Magistratura. Estos cambios deberían propiciar "una manera distinta de gobernar, transparente y decente", que ponga fin a los "feudos, reinados y dinastías políticas". A modo de suplemento, Cambiemos incluye en su programa un
Plan Belgrano para la inversión en el desarrollo humano y la dinamización económica de las 10 provincias del Norte argentino.
El político porteño sigue sin pronunciarse abiertamente, y menos sobre el papel, sobre cuál es su modelo económico y financiero para el país austral. Sin embargo, es de sobra conocido su rechazo a las políticas keynesianas expansivas, al control del tipo de cambio y al pago de bonos de deuda con reservas internacionales, tres estrategias características de los gobiernos del FPV. Macri, quien quiere ser presidente porque está "convencido de que puedo ayudar a que todos los argentinos tengan una vida más feliz", se ha quejado de que "el kirchnerismo nos va a dejar el Banco Central pelado" y ha prometido sin rodeos que, de llegar a la Casa Rosada, lo primero que hará será liberar el mercado cambiario, dejando el peso en flotación y acabando de un plumazo con el esquema del dólar oficial y el dólar paralelo. Otrosí, asegura que esto podría hacerse sin una devaluación monetaria; es más, traería el efecto contrario, una enérgica revaluación del peso por la afluencia masiva de dólares al país, apunta. Este es, sin duda, el plato fuerte de la oferta electoral de Macri, por más que no figure en su manifiesto formal. Sin embargo, numerosos observadores y analistas dudan de que pueda liberalizarse la cotización del peso sin sufrir la moneda una considerable devaluación. Asimismo, los adversarios políticos del alcalde saliente insisten en que Macri oculta intenciones de un ajuste severo de la economía. De hecho, economistas de PRO ya reconocen que el "ajuste es inexorable".
(Para más información, puede consultarse la biografía extensa de Mauricio Macri en el servicio del CIDOB 'Biografías de Líderes Políticos')

 | SERGIO MASSA |
© sergio-massa.org |
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Hasta hace apenas dos años, Sergio Tomás Massa era uno de los hombres fuertes en el conurbano bonaerense del kirchnerismo, movimiento oficialista que decidió abandonar porque, según adujo entonces, ya solo representaba "el pasado" y vivía atrapado en la "lógica de la confrontación". Sin embargo, él se consideraba un "peronista de corazón", sentimiento que sigue voceando en la campaña para las presidenciales de 2015.
Hijo de familia acomodada y formado para abogado pero con la carrera a medio terminar, en 1999, con 27 años, se hizo con un escaño en la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires por el Partido Justicialista, formación a la que arribó siendo un jovencísimo dirigente de la Unión del Centro Democrático (UCeDé). Él fue uno de los muchos cuadros y militantes de este partido liberal conservador que, seducidos por los liderazgos de
Carlos Menem y
Eduardo Duhalde, acabaron pasándose a las filas del peronismo en la segunda mitad de los noventa. En 2002 se convirtió en el director ejecutivo de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), cargo que retuvo al subir
Néstor Kirchner al poder. A últimos de 2007, representando al Frente para la Victoria (FPV), estrenó el mandato municipal de intendente de Tigre, la cabeza de partido que delimita el norte del Gran Buenos Aires. A los pocos meses, la esposa y sucesora de Kirchner,
Cristina Fernández, le reclutó a su servicio en la Casa Rosada como jefe del Gabinete. Massa desempeñó esta importante función durante un año, tiempo en el cual adquirió la etiqueta de
cristinista y una cierta reputación de político impetuoso y maniobrero. En julio de 2009 retornó a la Municipalidad de Tigre, donde fue reelegido alcalde dos años después.
En junio de 2013, una larga secuencia de desencuentros con el oficialismo preludió el intempestivo anuncio por Massa de que rompía con el FPV y se pasaba a la oposición al mando de un nuevo partido llamado Frente Renovador. Su objetivo inmediato, realizado triunfalmente en octubre, era entrar en la Cámara de Diputados, ejerciendo el mandato parlamentario federal que ya había ganado en los comicios de 2005 y 2007 con el FPV, solo que entonces renunció al escaño a causa de sus otros compromisos políticos. Denunciado como "traidor" por La Cámpora de Máximo Kirchner, secundado por figuras de la talla de Felipe Solá y Roberto Lavagna, y catapultado al estrellato de la política Argentina, Massa lanzó su precandidatura a las primarias PASO de agosto de 2015, en las que resultó ganador sobre el también peronista disidente José Manuel de la Sota, jefe de la coalición Unión por Córdoba y miembro de la Democracia Cristiana. De todos los precandidatos partidarios, recibió menos votos a nivel nacional que Daniel Scioli (FPV) y Mauricio Macri (Cambiemos/PRO). Massa quedó definido por tanto como el aspirante presidencial de Unidos por una Nueva Alternativa (UNA), coalición de centro-derecha que terminó de perfilarse al ignorar Macri los reiterados llamamientos del ex intendente para llegar a las PASO bajo una misma gran bandera opositora. Para Massa, sus dos principales contrincantes, Scioli -cuya actitud "servil" con el kirchnerismo, avisa, dejaría el Gobierno en manos de los
camporistas- y Macri, "no son lo mismo", aunque tienen en común que "no plantean la discusión de ideas", por lo que cabe tildarlos de "candidatos del silencio".
Sobre la coalición Unidos por una Nueva Alternativa y el Frente Renovador |
Sergio Massa y Darío Gustozzi, intendente de Almirante Brown, dieron a conocer las listas electorales del Frente Renovador (FR) en junio de 2013. La nueva fuerza política, amalgama de micropartidos y plataformas municipales movilizados en torno al proyecto del intendente de Tigre, tuvo un debut sensacional en las legislativas nacionales de octubre de aquel año al capturar 16 de los 35 escaños bonaerenses de la Cámara de Diputados sujetos a renovación; en la liza individual, Massa, con el 44% de los votos, batió ampliamente al kirchnerista Martín Insaurralde, lo que en su momento fue considerado un serio revés para el Gobierno nacional de Cristina Fernández. En el conjunto del país, sin embargo, el FR no pasó del 18% de los votos y quedó tercero tras el FPV y el Frente Progresista, Cívico y Social, la alianza de centro-izquierda integrada entre otros por los radicales y los socialistas. En abril de 2015 Massa y el veterano gobernador cordobés José Manuel de la Sota formaron la coalición Unidos por una Nueva Alternativa (UNA), que dirimió su candidatura presidencial en las PASO de agosto. Además del FR de Massa y el Partido Demócrata Cristiano de de la Sota, en UNA participan el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), la Unión Popular, el Movimiento Nacionalista Constitucional-UNIR, el Partido Tercera Posición (P3P), el Partido Renovador Federal, y Unión Celeste y Blanco.
El aspecto más señalado del discurso proselitista de Massa, que busca el voto transversal sin dejar de apelar al "peronismo democrático", es el énfasis que pone en diferenciarse de Scioli y Macri, ofreciendo a los electores una suerte de tercera opción económica más matizada, gradualista e "inteligente". Frente a la continuidad que pregona el primero y el cambio enfático del segundo, Massa defiende el "cambio justo", de manera que "ni vamos a volver al ajuste, ni vamos a seguir como estamos". Su visión del cambio que Argentina requiere se traduce en una "justicia independiente", en el "castigo para los delincuentes", en la adición de cien artículos más al Código Penal para castigar la corrupción administrativa, en la dotación de "una vivienda a cada argentino" y en la salida del
cepo cambiario, es decir, el final de la cotización intervenida del dólar, en el plazo de 100 días. Macri también propugna volver a la libre flotación del peso, pero de la noche a la mañana, sin período de adaptación.
"No se debe tomar deuda para financiar los desequilibrios externos o la fuga de capitales, pero sí para realizar obras de infraestructura que beneficien a las generaciones futuras e impulsen el desarrollo", manifiesta el programa de UNA, que llama a crear un verdadero mercado hipotecario nacional para que los compradores de casa tengan acceso a una amplia oferta de créditos, a ejecutar un plan integral de seguridad ciudadana, a impulsar las economías regionales y la agroindustria, y a garantizar la universalidad de la cobertura de la sanidad pública con una adecuada coordinación federal después de los desequilibrios generados por la descentralización provincial. Según la coalición opositora, Argentina está en condiciones de alcanzar "su máximo potencial" para posicionarse "entre las naciones más desarrolladas del mundo con crecimiento sostenido" si el Gobierno, además de volver a mercado cambiario "libre y único", aumenta los ingresos exportadores "recomponiendo" relaciones con los principales socios comerciales (Brasil en especial), crea el ambiente de seguridad jurídica que atrae inversiones, instituye una fiscalidad progresiva y un Banco Social de Tierras, promueve el "derecho al primer empleo" y recupera el "autoabastecimiento energético".


 | MARGARITA STOLBIZER |
© Partido GEN |
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Perfil de Margarita Stolbizer |
La abogada Margarita Rosa Stolbizer, formada en la Facultad de Derecho de la Universidad de su Morón natal, ha desarrollado el grueso de su carrera política en la Unión Cívica Radical (UCR), con la que empezó siendo concejal y luego diputada nacional a partir de 1997. En la UCR estuvo adscrita a la Corriente Opinión Nacional de Federico Storani y durante la presidencia de
Fernando de la Rúa objetó las conversaciones con el peronismo menemista y los liberales de Domingo Cavallo para ayudar al Ejecutivo a capear la crisis económica. Tras la caída del Gobierno delarruista y la desintegración de la Alianza con el FREPASO, Stolbizer, de tendencias socialdemócratas, acentuó las críticas internas a la dirección del partido y organizó el grupo Intransigencia Radical, pero esta postura discrepante no le ahorró sufrir su parte del declive general del radicalismo. En 2003 no pasó del cuarto lugar en la elección para la gobernación de Buenos Aires y en 2005, siendo presidenta del Comité Provincial radical, fue derrotada por el ex presidente
Raúl Alfonsín en la elección interna a primer delegado bonaerense del Comité Nacional de la UCR. La ruptura con la UCR llegó en 2007 a propósito de la candidatura presidencial de Roberto Lavagna. Ignorada su impugnación, la abogada lanzó el partido independiente Generación para un Encuentro Nacional (GEN) y selló la Coalición Cívica (CC) con Afirmación para una República Igualitaria (ARI), de Elisa Carrió, y Política Abierta para la Integridad Social (PAIS); nuevamente candidata a gobernadora, quedó segunda por detrás del kirchnerista Daniel Scioli. En su siguiente tentativa provincial, en 2011, Stolbizer terminó tercera por cuenta esta vez del Frente Amplio Progresista (FAP), la coalición de centro-izquierda que ahora en 2015 la postula a presidenta de la Nación.
Ya antes de iniciar en 2013 su cuarto mandato en la Cámara de Diputados, Stolbizer cimentó una reputación de legisladora opositora de credenciales antikirchneristas apoyadas no en los tonos destemplados, sino en un discurso incisivo y muy bien articulado que desmenuza los aspectos más polémicos de la gestión del Gobierno de la presidenta
Cristina Fernández, sucesora y viuda de
Néstor Kirchner, y el bloque político del oficialismo, el Frente para la Victoria (FPV). Hasta el día de hoy, Stolbizer, con la elocuencia y la obstinación de una jurista dedicada a investigar y denunciar, ha interpelado y demandado explicaciones a Fernández por las sombras que envuelven el caso del fiscal asesinado Alberto Nisman, ha exigido garantías de limpieza tras el escándalo por la quema de urnas y el cómputo de más votos que electores en las elecciones provinciales de Tucumán, e insiste en ser querellante en la causa judicial, abierta a raíz de su denuncia presentada en 2014 (lo que le costó ser denunciada ella misma por supuesto enriquecimiento ilícito), sobre las irregularidades detectadas en Hotesur, la sociedad que administra los hoteles patagónicos de los Kirchner.
Sobre el Frente Amplio Progresista |
El FAP, tomando como inspiración al Frente Amplio uruguayo, se constituyó en junio de 2011 tras naufragar el Acuerdo Cívico y Social (ACyS), alianza electoral de corta vida que intentó contraponer al peronismo kirchnerista, en el cenit de su poderío, una opción nacional de corte radical-socialista. Desligados de la UCR de
Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz, y de la Coalición Cívica ARI de Elisa Carrió, cuya orientación era el centro social liberal, Stolbizer y el presidente del Partido Socialista (PS),
Hermes Binner, gobernador de Santa Fe, confluyeron en un proyecto más homogéneo ideológicamente, de signo socialdemócrata, que obedecía según sus artífices a "la necesidad de ofrecer una alternativa progresista y de centroizquierda", y al que se sumaron el Movimiento Libres de Sur de Humberto Tumini, el cordobés Partido Nuevo de Luis Juez y otros grupos menores. Binner fue el adversario más potente de Cristina Fernández en las presidenciales de octubre de 2011, pero esta sensación del FAP en su debut quedó un tanto deslucida al acabar Stolbizer tercera en las gubernamentales de Buenos Aires y cosechar sus candidatos unos pobres resultados en las legislativas federales. Para las legislativas del 2013, los integrantes del FAP, sobre la base de la experiencia continuada del Frente Progresista, Cívico y Social a nivel provincial en Santa Fe, resucitaron la colaboración a nivel nacional con ARI y la UCR, dando lugar al Frente Amplio UNEN, alianza que atrajo también al Proyecto Sur y al Partido Socialista Auténtico.
De cara a las presidenciales de 2015, Binner declinó repetir postulación y apoyó la precandidatura de Stolbizer. En las primarias abiertas de agosto, la presidenta del GEN se llevó la candidatura frentista sin oposición como desenlace de un agitado regateo político en el que Stolbizer dijo no primero a los acercamientos de ARI y la UCR a la PRO de Mauricio Macri -giro que hizo saltar por los aires el Frente Amplio UNEN- y luego a las ofertas de Macri y de Sergio Massa, del Frente Renovador, para que participara con ellos en una "gran interna opositora" para aunar fuerzas contra el FPV en el poder. Stolbizer replicó que Macri, Massa y Scioli eran "igualitos", con un común pasado "menemista" y que la interna deberían celebrarla "entre ellos".
Reivindicando la exclusividad de la opción socialdemócrata y de una verdadera alternativa de cambio en Argentina al negar que el macrismo y el massismo sean sustancialmente diferentes del kirchnerismo, el bloque que tiene como pilar la dupla GEN-PS se propone "construir un proyecto colectivo de nación", "recreando el compromiso entre ética y política" y removiendo los "rasgos autocráticos que caracterizan al sistema político argentino", los cuales se han "acentuado" desde que gobierna el FPV, proclama el Acta Fundacional del FAP. De acuerdo con estos objetivos de prioridad social y mejora de la calidad democrática, Stolbizer formula una serie de "compromisos progresistas" con los derechos de las personas, la justicia democrática y la limpidez de los poderes públicos. A lo largo de la campaña, la candidata viene desgranando su oferta electoral, llena de guiños a la clase media, los pequeños productores y las mujeres, con el esquema
60 ideas en 60 días. Aquí, la frentista habla de reformar a fondo el sistema tributario, que considera desequilibrado al ingresar el Estado más por los impuestos indirectos que por los directos, de manera que "paguen menos quienes tienen menos y paguen más quienes tienen y ganan más". Otras ideas son regularizar el trabajo tercerizado y luchar contra la explotación laboral, brindar una protección integral a las mujeres victimas de la violencia de género, crear un Ministerio de Igualdad para cerrar la brecha salarial entre hombres y mujeres, asegurar el Boleto Educativo Gratuito Universal (BEGU) en todo el país, desprivatizar el Banco Hipotecario y acabar con los "subsidios" que los consumidores, con sus facturas energéticas, dan a la renacionalizada petrolera YPF.
La candidata del FAP para las elecciones del 25 de octubre reserva en su agenda de campaña un espacio destacado a las cuestiones de la transparencia, la rendición de cuentas, la desconcentración e independencia de los poderes del Estado y la memoria histórica. En particular, reclama: la derogación de la Ley Antiterrorista de 2007, que según ella ampara a "los espías, los infiltrados y la represión política"; la reforma del polémico Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC, acusado por doquier de publicar datos económicos groseramente manipulados), para garantizar su "autonomía técnica y de gestión"; la promulgación de una ley de acceso a la información pública; el refuerzo del control parlamentario del presupuesto elaborado por el Ejecutivo a través de una agencia ad hoc; la "entrega de los organismos de control a la oposición", como "garantía del desarrollo de políticas de contrapeso entre los poderes públicos" y para acabar con los "superpoderes" del titular de la Casa Rosada; y un control exhaustivo de los contratos de publicidad oficial, para que se deje de "financiar a los amigos del poder". Igualmente, Stolbizer se compromete con la continuidad de los juicios a los violadores de la dictadura militar y reniega del "pacto con los sospechosos" iraníes, es decir, el Memorándum de Entendimiento alcanzado por los gobiernos de Buenos Aires y Teherán en 2013 en relación con el atentado a la AMIA de 1994.


 | ADOLFO RODRÍGUEZ SAÁ |
 | Senador nacional, ex presidente de la Nación y ex gobernador de San Luis
San Luis, 1947 Abogado
    adolforodriguezsaa2015.com

Lista: COMPROMISO FEDERAL / Partido: PERONISMO FEDERAL (Partido Justicialista "disidente") Ideología: Peronismo Federal Orientación: centro-derecha
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© Compromiso Federal |
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Perfil de Adolfo Rodríguez Saá |
Adolfo Rodríguez Saá, miembro del más arraigado linaje familiar de la política argentina, con más de tres siglos de presencia en la vida pública, gobernó la provincia centrooccidental de San Luis desde 1983 a 2001. Antes que él lo hicieron ocho ascendiente entre 1860 y 1938, los últimos un abuelo tocayo y dos tíos abuelos, y después, de 2003 a 2011, llevó la antorcha su hermano dos años menor, Alberto. Partiendo del legado de sus antepasados y de unas credenciales fervientemente peronistas, Rodríguez Saá fue durante 18 años, período que encadenaron cuatro reelecciones consecutivas, el todopoderoso mandamás de San Luis. Su gestión, pródiga en resultados, fue una curiosa síntesis de tradicionalismo conservador, control patrimonialista de las instituciones, rigor en el manejo de las cuentas públicas y modernización. Bajo su dirección, San Luis, una provincia periférica agropecuaria que aportaba un mínimo porcentaje de la producción nacional, se convirtió en un territorio atractivo para las inversiones generadoras de riqueza y bienestar, como ilustraron la implantación de tejido industrial, la construcción de infraestructuras de comunicaciones, la extensión de los servicios sociales y el desarrollo del turismo. En estas casi cuatro décadas, los índices de empleo, escolaridad, ingreso por habitante y seguridad ciudadana se situaron aquí por encima de la media nacional. Por si fuera poco, San Luis liquidó su déficit financiero y se desapalancó. En el lado turbio, menudearon las denuncias de caudillismo, de manipular a su antojo la judicatura provincial, de copar los medios de comunicación y de administrar con familiares y allegados una sofisticada red de prebendas y corrupción.
Las históricas y dramáticas circunstancias de finales de 2001, cuando Argentina se tambaleaba por la crisis financiera y el estallido social, catapultaron a Rodríguez Saá, quien desde hacía tiempo tenías ambiciones presidenciales, a un protagonismo nacional tan ruidoso como efímero. En la víspera de la Navidad, un cónclave de gobernadores colegas del Partido Justicialista (PJ) le escogió para suceder con carácter interino al dimitido
Fernando de la Rúa, pero el puntano, investido por la Asamblea Legislativa el 23 de diciembre, solo se sostuvo como presidente de la Nación hasta el 30 de diciembre, cuando hubo de arrojar la toalla ante la tormenta desatada por su anuncio populista de la suspensión del pagos de las deuda externa y soberana. El sucesor fue
Eduardo Duhalde.
Tras este turbulento episodio,
El Adolfo, como es llamado por sus incondicionales, siempre desenvuelto y optimista, continuó en la primera línea de la política argentina como el principal organizador, junto con su hermano Alberto y
Carlos Menem, del llamado Peronismo Federal, también llamado "ortodoxo" y "disidente", que intentó sin éxito arrebatar el control del PJ al oficialismo kirchnerista. Cuarto en las elecciones presidenciales de 2003, en las que se batió con
Néstor Kirchner y Menem, en 2007, con el PJ intervenido por mandamiento judicial, lideró el Congreso Nacional Justicialista de Potrero de los Funes y delegó en su hermano la postulación presidencial por el Frente Justicia, Unión y Libertad (FREJULI). En 2011 Alberto volvió a ser el candidato a la Presidencia, aunque la jefatura de la nueva Alianza Compromiso Federal, donde el Peronismo Federal compartía oferta con un amplio ramillete de partidos no peronistas y organizaciones de ámbito provincial, recayó en Adolfo. En las elecciones de octubre de 2015 el mayor de los Rodríguez Saá, que va por su segundo mandato senatorial de seis años (vence en 2017), vuelve como el cabeza de plancha al tiempo que sigue integrando, al lado de Duhalde, Ramón Puerta y otros, una estructura paralela del justicialismo llamada Consejo Normalizador del PJ. Antes de las primarias PASO de agosto, que el sanluiseño ganó sin oposición, Compromiso Federal sostuvo con el Frente Renovador de Sergio Massa unas conversaciones con vistas a una posible alianza, que finalmente no se concretó.
Sobre la Alianza Compromiso Federal y el Peronismo Federal |
(Véase el perfil de Adolfo Rodríguez Saá y el epígrafe dedicado al Partido Justicialista en el perfil de Daniel Scioli)
Sobre el programa electoral de la Alianza Compromiso Federal flotan las realizaciones del llamado "modelo San Luis", que, recuerda el candidato, siguen de plena actualidad. Con orgullo, Rodríguez Saá explica en su página web que: "Numerosas evaluaciones externas han acreditado y ponderado el alto nivel logrado tanto por la administración pública como por el entorno económico de San Luis. Se trata de un nivel sostenido en el tiempo (...) Abarca desde la solvencia presupuestaria y fiscal, hasta la competitividad y la libertad económica. En la comparación es bajo el índice de presión fiscal y no hay deuda (...) queda claro que hace años que la realidad de San Luis rebosa de salud financiera y económica". Desde 2011 la gestión en la provincia corre a cargo del gobernador Claudio Poggi, un fiel lugarteniente que está tomando parte activa en la campaña presidencial. Con estas premisas, el peronista disidente propone convocar un "histórico acuerdo económico social", o "acuerdo de los diez millones", al que estarían convocados el Estado, los empresarios, los trabajadores y la Iglesia; sus objetivos, "erradicar la pobreza, lograr el pleno empleo y fomentar la gran industrialización como el motor del progreso". Asegura que un Gobierno suyo podría, solo en el primer año, crear un millón de puestos de trabajo, construir medio millón de viviendas para familias numerosas y con miembros discapacitados (y un total de dos millones en los cuatro años de mandato) con cargo al Fondo Nacional de Viviendas (FONAVI), y duplicar la escolaridad de al menos una décima parte de los colegios de todo el país. También opina que para luchar contra la inflación la salida es "producir y exportar", lo que restituiría el nivel de reservas de divisas del Banco Central. En lugar del ajuste económico, que descarta de plano en caso de ser elegido presidente, prescribe "reducir los gastos superfluos".
(Para más información, puede consultarse la biografía extensa de Adolfo Rodríguez Saá en el servicio del CIDOB 'Biografías de Líderes Políticos')

Perfil de Nicolás del Caño |
El cordobés de nacimiento y mendocino de adopción Nicolás del Caño, a sus 35 años el más joven de los candidatos que compiten en las presidenciales de 2015, representa una opción de la extrema izquierda argentina adherida a la tradición trotskista y agrupada en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT). Desde la adolescencia milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y fue activista estudiantil en la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad Nacional de Cuyo, donde dejó unos estudios de Sociología a medio terminar. Según cuenta en su página web, antes de situarse en la política representativa se ganó la vida como empleado comercial y teleoperador, con lo que conoce personalmente la precariedad laboral y los problemas de los jóvenes argentinos para insertarse en el mercado del trabajo.
En 2011, recién entrado en la treintena de edad, del Caño salió del anonimato al postularse a gobernador de Mendoza, quedando quinto en la elección ganada por el kirchnerista Francisco Pérez. Dos años después, en diciembre de 2013, el socialista causó sensación al convertirse en uno de los tres diputados que el FIT consiguió meter en la Cámara baja federal, en su caso con el respaldo del 14% de los votantes de Mendoza, arrebatando el escaño a sus rivales del macrismo, el peronismo federal y el frenteamplismo. Ya en agosto anterior, en las elecciones primarias, había dado un aldabonazo al sacar más votos que el ex gobernador radical Roberto Iglesias. En los dos años que lleva como legislador federal, del Caño se ha destacado por su estilo combativo. Muy crítico con los emolumentos de cobran los congresistas -para dar ejemplo, destina el grueso de sus dietas a fondos de lucha obrera-, ha promovido una serie de proyectos de ley relativos a los privilegios de los funcionarios, los derechos de los trabajadores, la herencia militar de la dictadura y la nacionalización de sectores estratégicos de la economía como los hidrocarburos. En 2014 denunció ante la justicia una agresión de la gendarmería durante una protesta de metalúrgicos en la Autopista Panamericana, en la que él y otros participantes sufrieron heridas de balas de goma. En junio de 2015, en un logro que volvió a llamar la atención a nivel nacional, el diputado quedó segundo, con el 17% de los sufragios, en las elecciones a intendente de Mendoza, solo por detrás del rotundo vencedor y titular reeleccionista, el radical Rodolfo Suárez, y desplazando a la tercera posición al candidato del kirchnerismo, Carlos Aranda. Dos meses después, en las primarias del FIT para las generales, se impuso a Jorge Altamira, del Partido Obrero.
Sobre el Frente de Izquierda y de los Trabajadores |
La coalición del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), el Partido Obrero (PO) y la Izquierda Socialista, tres formaciones pequeñas que tienen un sustrato común en el marxismo trotskista y el internacionalismo revolucionario, se articuló en 2011 en torno a la candidatura presidencial de Jorge Altamira, dirigente histórico del PO, al que las urnas dejaron en un testimonial sexto lugar con el 2,3% de los votos. El PTS, el partido al que pertenece el candidato en 2015, Nicolás del Caño, surgió en 1988 como una escisión del Movimiento al Socialismo (MAS) y su líder es José Alberto Montes, quien sacara en las presidenciales de 2007 un resultado mucho más discreto, el 0,5% los votos.
Del Caño, que describe a su colectivo como "izquierda clasista", denuncia que en el Congreso legislan "contra el pueblo" parlamentarios "tanto oficialistas como opositores", y afirma que en las elecciones presidenciales de octubre de 2015 concurren seis candidatos, aunque únicamente "dos proyectos", el del "ajuste contra el pueblo trabajador" y el de la "lucha por la defensa de los derechos de los trabajadores, las mujeres y la juventud". Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa en particular, son, en opinión del PST y el FIT, unos "hijos políticos de
Menem" que, de llegar a la Casa Rosada, no se diferenciarían del actual Gobierno de
Cristina Fernández en el amparo de los "despidos salvajes" de trabajadores y de la "explotación capitalista" por "empresarios despiadados". La izquierda radical argentina quiere que los sueldos de los funcionarios políticos se equiparen a los de los docentes de escuela, que los despidos laborales y los cierres fabriles sean ilegales, que se repartan las horas de trabajo, que los trabajadores eventuales pasen a contratos de plantilla y que los salarios estén indexados al encarecimiento de la canasta familiar, a la que debe dejar de aplicarse el IVA. Fuera de este capítulo concreto, el FIT reclama un programa público de construcción masiva de viviendas dignas financiado con impuestos más elevados para las grandes fortunas, la nacionalización sin indemnización, previa a su socialización y entrega a los trabajadores, de los latifundios agropecuarios, la banca, la minería y las empresas industriales que "monopolizan" el comercio exterior, amén de la restitución de YPF a la propiedad del Estado, el no pago de la deuda externa, una legislación de emergencia contra la violencia de género, el aborto libre y el final de la "criminalización" de la juventud activista, en la que se ensañan las fuerzas de seguridad, como atestiguan los asesinatos de Luciano Arruga y Mariano Ferreyra.
(Cobertura informativa hasta 25/10/2015).