La caída de Bouteflika en abril de 2019, tras un período de fuerte contestación social y protestas masivas, abrió una ventana de oportunidad para renovar el país. El actual presidente argelino, Abdelmayid Tebune, impulsó una reforma constitucional que deberá ser refrendada en un referéndum nacional. Algunas de las nuevas propuestas implicarían una limitación del mandato presidencial, más poder para el primer ministro y el Parlamento en detrimento del Presidente, cambios sustanciales en el sistema judicial, la participación en operaciones de mantenimiento de paz auspiciadas por Naciones Unidas, y la prohibición de cualquier limitación a la libertad de prensa o de creación de partidos políticos.