La Copa del Mundo de Qatar ha suscitado un sentimiento de pertenencia colectiva entre los aficionados árabes y se ha erguido como una poderosa herramienta geopolítica para la región. Moussa Bourekba, investigador principal de CIDOB, explica que el Mundial se ha convertido también en “un momento muy oportuno” para sacar a la palestra temas políticos que los aficionados no podrían abordar en sus países de origen, como son los tratados de paz con Israel (los llamados Acuerdos de Abraham) y la misma causa palestina. “Lo que estamos viendo con tantas banderas palestinas, y con tantos retratos de la periodista Shireen Abu Akleh y con cánticos en las gradas, es una forma de oposición a regímenes autoritarios que han emprendido un proyecto de normalización con Israel que no ha tenido consulta con los pueblos de estos países”, señala el experto.
>> Acceder a la información