Del teleperiodismo al Parlamento Europeo en la lista del Partido Democrático
El florentino David Sassoli se graduó en Ciencias Políticas por la Universidad de la capital toscana, pero buena parte de su vida profesional iba a transcurrir en la práctica periodística siguiendo los paso de su padre, Domenico Sassoli, quien fuera redactor y director, respectivamente, de los rotativos
Il Popolo y
La Discussione, órganos de difusión de la Democracia Cristiana (DC).
De colaborar con pequeños periódicos locales y agencias de prensa, el joven pasó a la redacción romana del periódico milanés
Il Giorno, donde durante siete años cubrió la sección de política nacional. En 1992 se estrenó como reportero televisivo en el programa de noticias
TG3 del canal Rai 3 y desde 1996 condujo otro informativo de la Rai 2,
Cronaca in diretta. Su trayectoria en la radiotelevisión pública italiana se consolidó en la década siguiente, convirtiéndose en uno de los enviados especiales y presentadores más conocidos por el público, que desde 2006 lo veía diariamente en el estudio de
TG1, el noticiero insignia de la Rai 1 y el informativo con más audiencia del país. En 2007 Sassoli fue nombrado subdirector de
TG1 dentro del equipo directivo de Gianni Riotta, y entre otras tareas se encargó de la programación de
TV7 y
Speciale TG1.
Por lo que se refiere a sus simpatías políticas, desde la adolescencia Sassoli estuvo allegado al ala católica de izquierda de la DC, vínculo que le venía de familia. De las cenizas de la DC en 1994 surgieron, entre otras formaciones de diferente signo, el Partido Popular Italiano (PPI), fuerza de carácter progresista que, a través de una serie de recomposiciones orgánicas, acabó desembocando en 2007 en el Partido Democrático (PD), cuyo principal componente eran los Demócratas de Izquierda (DS), a su vez herederos del también extinto Partido Comunista Italiano (PCI). Entonces, Sassoli se afilió al PD.
En 2009, cuando el PD se hallaba en la oposición al Gobierno conservador de
Silvio Berlusconi, el secretario nacional de la formación, Walter Veltroni, invitó a Sassoli, un rostro archiconocido por los italianos e indudablemente popular, a encabezar la lista de candidatos que los demócratas presentaban para las elecciones europeas de junio en la circunscripción de Italia Central, la cual comprendía las regiones de Toscana, Umbría, Marcas y Lacio. El periodista aceptó el reto y en las elecciones del 6 y el 7 de junio ganó el acta de eurodiputado con unos impresionantes 412.000 votos, el mayor volumen de apoyos obtenido por cualquiera de los 15 candidatos electos en la circunscripción, que incluía Roma. En el conjunto de Italia, la lista más votada fue el Pueblo de la Libertad de Berlusconi.
Una vez en los hemiciclos de Bruselas y Estrasburgo, donde inauguró su mandato del 14 de julio, Sassoli se integró en el grupo parlamentario de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D, el segundo de la Cámara tras el del Partido Popular Europeo, PPE, y cuya colectividad transnacional era el Partido de los Socialistas Europeos, PSE), y asumió el liderazgo de la bancada del PD, formada por 21 diputados. En su primera legislatura europea, el diputado socialista italiano formó parte de los comités parlamentarios de Desarrollo y de Transporte y Turismo, y de las delegaciones para las relaciones con Israel y el Parlamento Panafricano.
En octubre de 2012, ostentando el liderazgo de los demócratas
Pier Luigi Bersani, Sassoli emprendió una tentativa en la política municipal que no prosperó. Precandidato en la elección primaria celebrada por el PD en abril de 2013 para definir al aspirante a la Alcaldía de Roma en las votaciones municipales que tocaban en mayo siguiente, su opción superó a la del diputado y ex ministro de Comunicaciones
Paolo Gentiloni, un hombre de confianza de
Matteo Renzi, el influyente alcalde de Florencia y dentro de poco secretario nacional del PD, pero no a la de Ignazio Marino, quien se llevó la candidatura con el 55% de los votos.
Tras las elecciones europeas del 25 de mayo de 2014, esta vez ganadas con rotundidad por el PD del ya primer ministro Renzi, Sassoli cedió a su colega Patrizia Toia el mando de la delegación de su partido, incrementada hasta los 31 diputados. A cambio, el 1 de julio, fue investido para uno de los 14 puestos de vicepresidente del Parlamento, con lo que pasó a formar parte del Buró de la Cámara, presidida de nuevo por el socialdemócrata alemán
Martin Schulz y desde enero de 2017, para la segunda mitad de la legislatura, por el popular italiano
Antonio Tajani, quien como Sassoli procedía de la profesión periodística. Sassoli, además, siguió adscrito al Comité de Transporte y Turismo.
Entre tanto, el curso político nacional se tornó adverso para el PD. En diciembre de 2016 Renzi, quien en febrero de 2014 había arribado al poder portando un ambicioso programa de reformas domésticas, se vio obligado a dimitir por la victoria del
no en su referéndum de enmienda constitucional, concebido para reorganizar el Parlamento italiano y el sistema de división de poderes de las instituciones republicanas. Su sucesor como primer ministro fue Gentiloni, hasta entonces ministro de Exteriores, quien no pudo impedir el fracaso electoral de los demócratas: en las generales del 4 de marzo de 2018 el triunfo fue para el bloque del centro-derecha; días después, Renzi renunció a la Secretaría del partido y el 1 de junio siguiente tomó posesión el nuevo Gobierno de coalición, orientado a la derecha, entre la Liga Norte de
Matteo Salvini y el Movimiento Cinco Estrellas (M5S) de Luigi Di Maio, ambos viceprimeros ministros del Consejo que pasó a presidir el independiente
Giuseppe Conte.
Sassoli venía manteniéndose un tanto al margen de las banderías de su partido, si bien en la elección del nuevo líder, el 17 de marzo, por la Asamblea Nacional demócrata su voto fue para el favorito y a la postre ganador, Nicola Zingaretti. El eurodiputado siguió sentándose en la Asamblea Nacional del PD y de paso se integró en su nueva Dirección Nacional.
Elección al frente de la Eurocámara en 2019
El 26 de mayo de 2019 Sassoli, quien como eurodiputado no estaba teniendo un recorrido particularmente llamativo o descollante, ganó su segunda reelección por Italia Central con una cuota de votos mucho más discreta que en 2009 y en 2014, poco más de 128.000 papeletas esta vez. La elección paneuropea fue vuelta a ganar, con pérdida de sufragios y escaños, por el PPE, seguido, con una merma similar, por el PSE. En Italia, el PD encajó la debacle que le auguraban los sondeos, viendo esfumarse 12 de sus 31 representantes, mientras que la Liga de Salvini cantó victoria al llevarse 28 de los 73 escaños reservados a Italia. En tercer lugar quedó, con 14 diputados, el M5S de Di Maio.
El 2 de julio se constituía el noveno Parlamento Europeo, pero antes los jefes de Estado y de Gobierno de los 28, reunidos en sesión especial del Consejo Europeo los días 30 de junio y 1 de julio, debían acordar la renovación de los cuatro máximos cargos de la Unión, cuyos titulares el Consejo elegía o proponía. Estos eran el presidente de la Comisión Europea, el presidente del propio Consejo, el Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, y el presidente del Banco Central Europeo; los titulares, salientes entre noviembre y diciembre, eran respectivamente el socialcristiano luxemburgués
Jean-Claude Juncker, el popular polaco
Donald Tusk, la socialista italiana (colega de Sassoli en el PD)
Federica Mogherini y el también italiano Mario Draghi.
La selección de los sucesores, en la práctica, era un negociado exclusivamente intergubernamental. Los líderes europeos, de los que llevaban la voz cantante el francés
Emmanuel Macron y la alemana
Angela Merkel, debían resolver una alambicada dialéctica de intereses nacionales, partidistas e ideológicos, unida a un juego de equilibrios geográficos y de género. Y la elección del sucesor de Tajani en la Eurocámara no era en absoluto ajena a este arreglo concertado a puerta cerrada.
El 1 de julio, Tusk, ante la falta de acuerdo, suspendió la reunión de Bruselas y anunció un receso de un día. El 2 de julio los dirigentes reanudaron el Consejo y al cabo de unas horas comunicaron los nombres de los próximos ocupantes de los
top jobs europeos: el primer ministro liberal belga
Charles Michel para el Consejo; la ministra de Defensa democristiana alemana
Ursula von der Leyen para la Comisión; la conservadora francesa, actual directora gerente del FMI,
Christine Lagarde para el BCE; y el ministro de Exteriores socialista español
Josep Borrell para la Alta Representación de AEPS.
Von der Leyen y Lagarde se inscribían en el PPE, Michel en el partido paneuropeo liberal ALDE -ahora la tercera fuerza de la Eurocámara- y Borrell en el PSE. Al final, ni el socialcristiano bávaro
Manfred Weber, líder del grupo parlamentario del PPE, ni el socialista holandés
Frans Timmermans, vicepresidente primero de la Comisión Juncker, ambos candidatos al puesto cimero en las pasadas elecciones, fueron nominados para presidir la Comisión. Su exclusión, recibida como un desprecio al Parlamento por muchos diputados, suponía dejar en la estacada, hiriéndolo probablemente de muerte, el polémico sistema de los
spitzenkandidaten, estrenado en 2014 como resultado de un consenso político, por consideraciones de legitimidad democrática, pero que en realidad no estaba recogido por los Tratados Europeos, luego carecía de fundamento jurídico.
La sensación de infrarrepresentación institucional de los socialistas tras disponer el Consejo el reparto de puestos hizo suponer que el próximo presidente del Parlamento, para cuadrar los múltiples factores en juego y equilibrar el balance de fuerzas, saldría de los S&D, presidida en adelante por la española Iratxe García para reflejar la primacía del PSOE de
Pedro Sánchez en la familia socialista, y a la vez sería nacional de un país de la Europa oriental. Con estas premisas, los medios barajaron el nombre de
Sergei Stanishev, anterior primer ministro de Bulgaria y desde 2011 el presidente del PSE. Sin embargo, el puesto, a propuesta oficial de García, iba a recaer en Sassoli, un nombre sorpresa que no figuraba en las quinielas.
El mismo 2 de julio arrancó la novena legislatura europea. Tajani presidió la sesión constitutiva del Parlamento y los grupos desvelaron sus candidatos para la investidura del nuevo presidente de la institución; por los S&D, Sassoli; por los Conservadores y Reformistas Europeos (CRE), el checo Jan Zahradil, quien había sido el aspirante de su grupo a presidir la Comisión; por Los Verdes/Alianza Libre Europea (Verdes/ALE, Greens/EFA en inglés), su líder, la alemana
Ska Keller, igualmente ex
spitzenkandidat; y por el Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica (IUE/IVN, GUE/NGL en francés e inglés), la española Sira Rego.
El PPE y Renovar Europa (RE), el nuevo grupo surgido de la confluencia de los partidos liberales de ALDE (cuyo grupo parlamentario había tenido idéntico nombre en la pasada legislatura) y el partido centrista de Macron (La República en Marcha, LREM), no presentaron candidato, con lo que sus directivas, implícitamente, indicaron su respaldo a Sassoli. Sobre el papel regía la libertad de voto, como bien vino a recordar Tajani, quien instó a los europarlamentarios a votar "de forma independiente" y haciendo caso omiso a "cualquier indicación desde fuera". Tampoco presentó candidato Identidad y Democracia (ID), el nuevo grupo de partidos de la derecha radical y la extrema derecha euroescépticas organizado por Matteo Salvini.
Sassoli necesitó dos rondas de voto para salir elegido para un período de dos años y medio de duración, hasta el ecuador de la legislatura en enero de 2022. En la primera, con 735 votos efectuados y 662 válidos, el socialista italiano reunió 325 apoyos, siete menos de los necesarios para ser proclamado ganador. La suma de los bloques popular, socialista y liberal daba 444 diputados. En la segunda ronda, con 704 votos realizados y 667 válidos, Sassoli hizo efectiva su investidura con una mayoría absoluta de 345 votos. Por Zahradil votaron 160 diputados (cuando los CRE tenían 62 escaños), 119 por Keller (frente a los 74 diputados que conformaban su grupo) y por Rego 43 (dos más de los escaños del IUE/IVN). Dato aparte, 57 diputados, entre los que estaban los 29 representantes del Partido del Brexit de Nigel Farage y a los 14 del M5S italiano, figuraban como no inscritos en grupo alguno.
En su discurso inaugural, Sassoli, segundo presidente italiano en la historia del Parlamento elegido por los ciudadanos (antes de 1979, el Parlamento de las Comunidades Europeas, creado en 1962, ya había tenido tres presidentes de esa nacionalidad, Gaetano Martino, Mario Scelba y Emilio Colombo), expresó su "entusiasmo" por la función que se le encomendaba, presidir la institución de la UE que, "más que ninguna otra posee un vínculo directo con los ciudadanos, a los que tiene el deber de representar y defender". El orador identificó como desafíos de la nueva legislatura las "transformaciones de la época", entre ellas "el paro juvenil, las migraciones, el cambio climático, la revolución digital y los nuevos equilibrios mundiales", unas situaciones y fenómenos que precisaban ser gobernados "con nuevas ideas" y con "el coraje de saber conjugar una gran sabiduría y un máximo de audacia".
Sassoli lamentó que "en los últimos meses", "muchos", "alimentando divisiones y conflictos que pensábamos eran un triste recordatorio de nuestra historia", hubieran "apostado por el declive del proyecto" iniciado por "los padres fundadores" y que aspiraba a "combinar paz, democracia, derechos humanos e igualdad". Ahora, los diputados, acatando el mandato electoral, debían hacer el esfuerzo de "relanzar nuestro proceso de integración, cambiar nuestra Unión para que pueda responder con más vigor a las necesidades de los ciudadanos y dar respuestas veraces a sus preocupaciones, a su cada vez más extendida sensación de pérdida".
Otros llamamientos concernieron al Reglamento de Dublín sobre el tratamiento de la inmigración, precisado de una urgente reforma, y al "modelo de economía social de mercado", que necesitaba "ser relanzado" y perseguir al mismo tiempo, entre otras metas, el crecimiento, la protección social, la reducción de la pobreza y el respeto al medio ambiente. "No somos un accidente de la historia, sino los hijos y los nietos de quienes lograron encontrar el antídoto contra la degeneración nacionalista que envenenó nuestra historia. Si somos europeos es también porque estamos enamorados de nuestros países. Pero el nacionalismo que se convierte en ideología e idolatría produce virus que estimulan los instintos de superioridad y provocan conflictos destructivos", advirtió Sassoli en otro pasaje de su discurso.
David Sassoli formó matrimonio con Alessandra Vittorini, arquitecta de profesión y superintendente de Arqueología, Bellas Artes y Paisaje de la Ciudad de L'Aquila, en cuyas labores de reconstrucción tras el ruinoso terremoto de 2009 estuvo intensamente involucrada. La pareja tuvo dos hijos, Giulio y Livia. En 2013 el periodista metido a político publicó el libro
Il potere fragile: i consigli dei ministri durante il sequestro Moro, uno de los innumerables análisis de las circunstancias que rodearon el secuestro y asesinato en 1978 del líder histórico del ala progresista de la DC, que Sassoli escribió en coautoría con Saverio Garofani.
(Cobertura informativa hasta 10/7/2019)