La carrera política del sexto cabeza de la República Húngara proclamada en 1989 se mueve en unos parámetros convencionales dentro de su precoz culminación. Novák vivió en edad infantil los históricos sucesos que desembocaron en el sistema democrático poscomunista y su instrucción superior estuvo repartida entre las universidades Corvinus de Budapest, Szeged y la parisina de Nanterre. A su
licenciatura en Economía y su doctorado en Leyes añadió una especialización en Derecho Francés y Derecho de la UE que afinó en dos de los más afamados centros formativos de París, la ENA y el Sciences Po.
Ya en 2001, con 24 años y en mitad de su capacitación académica, Novák empezó a trabajar para el Ministerio de Exteriores de su país, donde llevó funciones relacionadas con el proceso de adhesión de Hungría a la UE, materializada en 2004. Por entonces, regía el primer Gobierno de
Viktor Orbán y el partido Fidesz. En 2003 la joven interrumpió este prometedor arranque profesional para dedicarse en exclusiva a la crianza hogareña de los tres hijos que entre 2004 y 2008 iba a concebir con su esposo, el economista István Veres. La familia vivió por unos años en Estados Unidos y en Alemania. En esta época, que coincidió con los gobiernos del Partido Socialista (MSzP) y la estadía del Fidesz en la oposición parlamentaria, la futura presidenta aprendió el idioma alemán y perfeccionó su inglés, en añadidura a su dominio del francés y su nivel medio del español.
Novák
se reincorporó al Ministerio de Exteriores en 2010, justo después de las elecciones generales que devolvieron a Orbán triunfalmente al poder. En el segundo Gobierno del Fidesz, la especialista en Derecho Europeo fungió de asesora del ministro de Asuntos Exteriores, János Martonyi, y desde 2012 se desempeñó como jefa de Gabinete en el Ministerio de Recursos Humanos, encabezado por Zoltán Balog. Al constituirse el tercer Gobierno Orbán en junio de 2014, Novák pasó a ocupar el puesto de
secretaria de Estado para Asuntos de la Familia y la Juventud en el Ministerio de Recursos Humanos. Entre 2016 y 2017 fue concurrentemente secretaria de Estado para Asuntos Internacionales en el mismo ministerio. En 2017, además, llegó a la cúpula del partido gobernante en calidad de vicepresidenta para el área de Relaciones Exteriores.
Novák reforzó su perfil político con las elecciones de abril de 2018, en las que el Fidesz sacó su tercera mayoría consecutiva de dos tercios. Ahora, ella pasó a ocupar uno de los 133 escaños (los mismos que en la legislatura anterior) ganados por los de Orbán en la Asamblea Nacional o Országgyűlés de 199 miembros. En mayo siguiente, fue confirmada en la Secretaría de Estado de Familia y Juventud. Desde el primero de octubre de 2020 Novák continuó en el cuarto Gobierno Orbán en calidad de ministra sin cartera para el área de Familia.
Asignada directamente a la Oficina del Primer Ministro, Novák era la
responsable de ejecutar uno de los mayores empeños de Orbán, el apoyo económico generoso, mediante bonos directos y exenciones fiscales, a las familias con hijos para aumentar la tasa de natalidad y revertir así la aguda crisis demográfica, palpable entre los magiares desde finales de la década de los ochenta. Esta estrategia partía de un marco conceptual explícito de valores tradicionales cristianos y era paralela a la política, la más dura de la UE, de puertas rigurosamente cerradas a toda inmigración no bienvenida, en especial la irregular procedente de países musulmanes, lo que incluía el rechazo ultranacionalista a cualquier decisión europea sobre cuotas de acogida de refugiados. En opinión de Novák,
Hungría necesitaba "bebés, no inmigrantes", y los países que preferían "la inmigración al apoyo familiar" lo que hacían era "renunciar a su futuro". "La inmigración es una respuesta equivocada a los desafíos que plantean los cambios demográficos", afirmó en Bratislava en junio de 2021.
Por otro lado, en septiembre de 2019 la ministra húngara fue elegida
presidenta de la Red Política para los Valores, plataforma transatlántica activa en Europa y América Latina y comprometida con el modelo de familia tradicional, la protección de la vida humana desde la concepción y las libertades religiosa y de conciencia. Novák sucedió en el cometido al ex ministro conservador español Jaime Mayor Oreja.
El 21 de diciembre de 2021, en un momento de máxima tensión con la UE por la acumulación de sentencias condenatorias del Tribunal de Justicia de Luxemburgo y procedimientos de infracción abiertos por la Comisión, que ya esgrimía a Budapest el mecanismo de la condicionalidad de los fondos europeos al respeto del Estado de derecho y los valores democráticos,
Orbán anunció que su leal ministra era la candidata del Fidesz al puesto de presidente de la República.
El primer ministro se refirió en elogiosos términos a la nominada, una servidora del Estado
defensora de la cultura pro-vida y de la noción de la identidad nacional cristiana de Hungría. Al igual que Orbán, Novák se adhería a la Iglesia Reformada, confesión protestante calvinista minoritaria en la preponderantemente católica Hungría. En su ámbito de actuación concreto, el apoyo a las familias y la protección de la maternidad, Novák podía presumir de una gestión que ya estaba dando frutos en el aumento de los matrimonios y los nacimientos. También caían los abortos, en un país donde la interrupción voluntaria del embarazo era legal hasta los 12 meses de gestación y más adelante en ciertos casos. Su identificación con el área social del Gobierno y su estilo moderado y jovial, poniendo el acento en lo positivo, distanciaban un tanto a Novák de las maneras bruscas y no pocas veces ominosas de su superior político, difusor de una retórica populista –muy exitosa en las urnas– sobre Hungría como Estado-nación orgullosamente soberano, a la defensiva y autoprotegido frente a cualquier injerencia o influencia nociva del exterior, lo que incluía los "abusos federalistas" de la UE.
La hegemonía parlamentaria de que gozaba el Fidesz convertía de hecho a Novák en una presidenta in péctore.
El 10 de mayo de 2022 expiraba el segundo mandato quinquenal improrrogable de János Áder, jurista y veterano lugarteniente de Orbán que en su década de ejercicio, aunque alineado con las directrices del Gobierno en los temas clave, no había sido exactamente una pasiva correa de transmisión de los designios del Fidesz y su caudillo, llegando a ejercer en algunas ocasiones su prerrogativa del veto suspensivo de las normas que requieren la firma del jefe del Estado para entrar en vigor. De todas maneras, el discreto Áder había demostrado ser para Orbán, a quien ayudara a fundar el Fidesz en 1988 y que de hecho presidiera el partido en 2002-2003, más un aliado protocolario que un cauteloso contrapeso institucional, en un sistema donde la separación de poderes estaba diluida, con grave perjuicio para la independencia del poder judicial
El último día de 2021 Novák anunció su salida del Gobierno, pero no de la Asamblea. Ya había dejado de ser vicepresidenta del Fidesz y ahora se disponía a congelar su militancia en el partido, tal como estipulaba la Constitución, que no exigía la independencia política. En la votación parlamentaria del 10 de marzo de 2022 la postulante del oficialismo
se midió con un rival no afiliado y desconocido por el público, el economista y abogado Péter Róna, nominado por el bloque que concentraba a la mayor parte de la oposición, Unidos por Hungría (EM). Sin sorpresas, Novák fue elegida presidenta con 137 votos. Róna recabó 51 apoyos, cinco votos fueron considerados inválidos y seis diputados no votaron. Días antes, Novák había cedido su puesto al frente de la Red Política para los Valores al chileno
José Antonio Kast, el candidato ultraderechista derrotado en el balotaje presidencial de diciembre de 2021 en el país sudamericano.
La elección cantada de Novák con tan confortable mayoría fue como el
preludio del resultado de las elecciones legislativas que tocaban el 3 de abril; en las mismas, el Fidesz y su adlátere habitual, el Partido Popular Cristiano Democrático (KDNP), machacaron a la EM con una supermayoría de 135 diputados, dos más, y la cuota sin precedentes del 54,1% de los votos, casi cinco punto más. El apabullante triunfo de los derechistas, bien que en un escenario de erosiones a la igualdad de competencia democrática, hizo jirones a la coalición EM, un verdadero frente anti-Orban y proeuropeo que, llevando de cabeza de cartel al independiente Péter Márki-Zay, del Movimiento Hungría de Todos (MMM), reunía a seis partidos de ideología dispar: los conservadores de Jobbik, los socialdemócratas del MSzP, los verdes de Párbeszéd, los social liberales de la Coalición Democrática (DK), los ecoliberales del Partido Verde Húngaro (LMP) y los liberales centristas de Momentum.
Hasta ahora,
Hungría era uno de los pocos países de la UE, junto con Italia, España, Países Bajos, Chequia, Luxemburgo y Chipre, donde nunca había habido una mujer primera ministra o presidenta de república. Las otras mujeres dirigentes en los estados miembros de la UE son las presidentas
Zuzana Caputová de Eslovaquia y
Ekaterini Sakellaropoulou de Grecia, y las primeras ministras
Sanna Marin de Finlandia,
Mette Frederiksen en Dinamarca,
Magdalena Andersson en Suecia,
Kaja Kallas en Estonia e
Ingrida Simonytė en Lituania
(Cobertura informativa hasta 27/4/2022)