 |  |  | Desde el 22 de marzo de 2015, con el arranque de la ofensiva de los hutíes contra Adén, la República de Yemen está sumida en una guerra civil que se ha internacionalizado por la participación abierta de potencias regionales. Para ayudar a clarificar este conflicto, Cidob ha elaborado un repertorio de los dirigentes, grupos armados, facciones tribales, partidos y gobiernos extranjeros involucrados en el mismo. Aparte, puede consultarse la página sobre Yemen del servicio de información del CIDOB Biografías de Líderes Políticos.(Editado por Roberto Ortiz de Zárate. Cobertura informativa hasta el 17 de abril de 2015) |
PRINCIPALES ACTORES BELIGERANTES
Movimiento Hutí (Ansar Allah)
Los Partidarios de Dios (Ansar Allah), más conocidos como hutíes, parten con unas credenciales sectarias, tribales y de clan: son confesionales zaydíes, rama del Islam Shií que profesa algo más de la tercera parte de la población yemení, y están liderados por la familia Al Huthi, de la que toman su nombre. Surgieron a principios de la década de los noventa como un movimiento político-religioso en la gobernación norteña de Saada, feudo del clan tribal, y en 2004 se declararon en rebelión contra el Gobierno central, que en 2009 desató contra ellos una gran operación bélica sin conseguir derrotarlos.
Durante la Revolución de 2011 se alinearon en la oposición al presidente Saleh y en el desorden subsiguiente aprovecharon para hacerse con el control pleno de Saada y territorios circundantes. En 2013 participaron en la Conferencia de Diálogo Nacional al tiempo que reactivaban su insurrección armada, contribuyendo así a malograr este intento de consenso. Entre agosto y septiembre de 2014 sus agresivas milicias se apoderaron sin apenas esfuerzo de Sanaa, génesis de un auténtico golpe de Estado por etapas que culminó en febrero de 2015 con la defenestración del ya dimitido presidente Hadi, la disolución del Parlamento y la asunción formal del poder por un Comité Revolucionario. Los brutales atentados suicidas del 20 de marzo contra dos mezquitas shiíes en Sanaa -reivindicados por el Estado Islámico y que mataron a más de 140 personas, entre ellas el líder espiritual del movimiento, Murtadha al-Muhatwari- sirvieron de pretexto a los hutíes para, ayudados sin disimulos por el ex presidente Saleh y tropas fieles del Ejército, emprender una ofensiva militar en toda regla contra el sur del país con el objetivo principal de conquistar Adén, refugio de Hadi y sus partidarios.
Los hutíes se declaran republicanos y demócratas, luego niegan las acusaciones de pretender la restauración del viejo imanato zaydí (pero pro saudí) derrocado en 1962 y de tener aspiraciones teocráticas para Yemen, y se arropan con un discurso patriótico de regeneración nacional e intolerancia con la corrupción. Predican el rechazo al salafismo, el antisionismo y el antiimperialismo, por lo que consideran enemigos del mismo calibre al jihadismo sunní, al wahhabismo saudí, a Israel y a Estados Unidos. También se oponen a una reconfiguración federal de Yemen. Aseguran contar con 100.000 combatientes motivados y disponen de abundante armamento pesado capturado o entregado por simpatizantes del Ejército, todo lo cual les convierte en una formidable fuerza militar. Aunque sus lazos doctrinales y materiales con Irán y el Hezbollah libanés parecen claros, Ansar Allah niega estar recibiendo soporte militar de Teherán.
ABDELMALIK BADRADDIN AL-HUTHI (Matarah, 1982)
El máximo líder de Ansar Allah es un jeque de 33 años que recogió las banderas de su hermano mayor Hussein Badraddin, el caudillo fundador del movimiento rebelde, abatido por el Ejército en 2004, y de su padre Badraddin, fallecido por causas naturales en 2006. En septiembre de 2014 Abdelmalik describió el control de Sanaa por sus huestes como una "revolución victoriosa" y en enero 2015 sus hombres tomaron el palacio presidencial, tras lo cual el jeque dirigió un virtual ultimátum al presidente Hadi y a los partidos para que se plegaran a un acuerdo en torno a la
hoja de ruta diseñada por los hutíes; su incumplimiento precipitó la captura del poder institucional el 6 de febrero, preámbulo de la arremetida hacia Adén. Abdelmalik acusa las monarquías del Golfo, Israel y Estados Unidos de apoyar el terrorismo anti hutí -Al Qaeda ha puesto precio a su cabeza- y, con tono nacionalista, promete resistir a toda costa la "agresión" militar de Arabia Saudí y sus aliados árabes, comenzada el 25 de marzo con una campaña de bombardeos aéreos. Sus hermanos Abdeljalik Badraddin, Yahya Badraddin y Abdelkarim Badraddin también ostentan puestos de liderazgo.
MUHAMMAD ALI AL-HUTHI: Primo del anterior, preside el Comité Revolucionario que el 6 de febrero de 2015 se arrogó en Sanaa plenos poderes ejecutivos y legislativos con carácter "provisional", a la espera del nombramiento de unas instituciones de transición. Su autoproclamada jefatura del Estado de facto no ha sido reconocida por ningún país, ni siquiera Irán, y es impugnada por la ONU y por el derrocado presidente Hadi, quien insiste en su legitimidad.
ABDELJALIK BADRADDIN AL-HUTHI: Comandante militar hutí, en noviembre de 2014 fue objeto de sanciones por el Consejo de Seguridad de la ONU, junto con su segundo al mando, Abdullah Yahya al-Hakim, y el ex presidente Ali Abdullah Saleh, por "obstruir la transición política en Yemen". El 25 de marzo la cadena Al Arabiya informó de su muerte en un bombardeo saudí junto con otros comandantes, pero la noticia no fue confirmada. El 14 de abril la ONU redobló sus sanciones personales con un embargo de armas, aplicado también a su hermano y primera figura de Ansar Allah, Abdelmalik al-Huthi, y a su lugarteniente Hakim.
HUSSEIN JAIRAN: General del Ejército yemení que en marzo de 2015 fue nombrado por los hutíes ministro de Defensa en sustitución de Mahmud al-Subaihi, huido a Adén para reunirse con el presidente Hadi. Viene siendo el responsable de la ofensiva contra Adén y las gobernaciones del sur.
Presidente Hadi y partidarios
ABDELRABBUH MANSUR AL-HADI (Abyán, 1945)
Pese a sus denodados esfuerzos, el presidente Hadi, instalado oficialmente en la jefatura del Estado en febrero 2012, no consiguió encauzar la deriva nacional de Yemen debido fundamentalmente a la rebelión de los hutíes y a la labor de zapa de su recalcitrante predecesor, Ali Abdullah Saleh, al que sirvió como vicepresidente, aunque en este fracaso contaron también su limitado liderazgo personal y la falta de respaldos en el arco político civil. El 22 de enero de 2015, sometido por los hutíes a un virtual arresto domiciliario, presentó la dimisión lamentando las "humillaciones" sufridas en los últimos meses y el no haber podido lograr los objetivos de la transición democrática, pero justo un mes después se retractó al tiempo que escapaba a Adén, la antigua capital de Yemen del Sur, su primera patria.
Desde la urbe portuaria, Hadi, sunní y proestadounidense, denunció al Comité Revolucionario instalado por los hutíes shiíes, insistió en que seguía siendo el presidente legítimo -reconocido en efecto por la comunidad internacional- y reagrupó a sus partidarios civiles y militares para presentar batalla a sus enemigos. El envite no funcionó y el 25 de marzo, con Adén cercada por los hutíes y las tropas de Saleh, el mandatario puso los pies en polvorosa para reaparecer al día siguiente en Riad, coincidiendo con el inicio de los bombardeos aéreos de socorro de Arabia Saudí y sus aliados árabes. Desde su exilio seguro, Hadi solicita la intervención terrestre de las fuerzas de la Liga Árabe para expulsar a quienes tacha de "títeres" de Irán.
(Para una información más completa, véase la biografía de Abdelrabbuh Mansur al-Hadi en el servicio Biografías Líderes Políticos del CIDOB)
JALED BAHAH: Diplomático independiente que sirvió como primer ministro de Yemen desde el 9 de noviembre de 2014 en lugar de Ahmad Awad bin Mubarak, cuya designación para el cargo por el presidente Hadi había sido impugnada por los hutíes, los cuales luego, al igual que el partido MSA, tampoco aceptaron el Gabinete tecnocrático de Bahah. Dimitió junto con Hadi el 22 de enero de 2015, tras lo cual se negó a colaborar con el nuevo poder hutí, por lo que fue arrestado. En marzo recobró la libertad y se apresuró a volar a Arabia Saudí, donde se reencontró con Hadi. Este le nombró vicepresidente de la República en el exilio el 12 de abril con el fin de "ayudar a encontrar una solución política dentro de los esfuerzos para revivir el proceso de diálogo patrocinado por las Naciones Unidas". Días después, Bahah declaró que confiaba en que Arabia Saudí no desplegara tropas de tierra en la intervención militar en curso
MAHMUD AL-SUBAIHI: Este general del Ejército yemení era ministro de Defensa cuando en enero de 2015 quedó bajo arresto de los rebeldes hutíes. Presentó la dimisión junto con el presidente Hadi y el primer ministro Jaled Bahah, pero tras la creación en febrero del Comité Revolucionario salió a respaldar la declaración constitucional de los hutíes. El 7 de marzo, en un nuevo bandazo, desertó a Adén para ponerse a las órdenes de Hadi, quien le encomendó la defensa del aeropuerto de la ciudad. Subaihi retuvo el aeródromo por unos días antes de caer prisionero el 25 de marzo mientras intentaba frenar el avance de las tropas hutíes en la gobernación de Lahij.
COMITÉS POPULARES: De extracción local y sesgo tribal, son milicias reclutadas entre los partidarios civiles de Hadi en su gobernación natal, Abyán, y en Adén, en cuya batalla, iniciada el 25 de marzo, participan como tropas irregulares.
EJÉRCITO NACIONAL: Su división entre los leales a Hadi y los partidarios de Saleh y sus aliados tácitos, los hutíes, es el factor crítico que ha conducido a Yemen a la guerra civil.
PARTIDO SOCIALISTA DE YEMEN:
(Véase infra)AL ISLAH:
(Véase infra)TRIBUS DE MARIB:
(Véase infra)Ex presidente Saleh y partidarios
ALI ABDULLAH SALEH (Sanaa, 1942)
Presidente de Yemen del Norte desde 1978 y del Yemen unificado desde 1990, Ali Abdullah Saleh, uno de los autócratas más veteranos del mundo árabe, se vio forzado a transferir el mando a su vicepresidente, Abdelrabbuh Mansur al-Hadi, en virtud del acuerdo de Riad en noviembre de 2011, al cabo de diez meses de revueltas populares y luchas facciosas, y bajo una enorme presión internacional encabezada por Arabia Saudí y Estados Unidos, sus antiguos valedores. Este estadista experto en manipular las turbulentas banderías yemeníes, atizar disensos en su provecho y sortear insurrecciones firmó su renuncia negociada a regañadientes y nunca aceptó sin más el final de su régimen autoritario. Aunque no impidió la purga por Hadi de sus familiares en el aparato de seguridad, siguió maniobrando desde la sombra y su hostilidad a las políticas reformistas de su sucesor fue en aumento.
En 2014, amparado en su inmunidad penal, Saleh adoptó una alianza tácita o clandestina, pero en ningún momento pública, con los rebeldes hutíes, los mismos a los que había combatido encarnizadamente (al igual que a Al Qaeda) y contenido durante su mandato pero con los que compartía fe shií zaydí, para subvertir el Gobierno nacional. En noviembre, el Consejo de Seguridad de la ONU le impuso sanciones por "amenazar la paz, la seguridad y la estabilidad" de Yemen. Desde marzo de 2015, sectores del Ejército que le guardan fidelidad sostienen combates a gran escala en Adén y el sur del país del lado de los hutíes proiraníes y contra los partidarios de Hadi, a los que apoyan las fuerzas aéreas de la Liga Árabe. No está claro qué espera obtener Saleh de este posicionamiento armado que contribuye a la descomposición violenta de Yemen y que le convierte a él en un paria internacional. Si se trata de recobrar el poder en Sanaa, este se halla firmemente en manos de los hutíes, quienes no parecen proclives a compartirlo. El 4 de abril saltó la noticia de que Saleh acababa de abandonar el país a bordo de un avión ruso aterrizado en Sanaa para evacuar a personal diplomático.
(Para una información más completa, véase la biografía de Ali Abdullah Saleh en el servicio Biografías Líderes Políticos del CIDOB)
AHMAD ALI ABDULLAH SALEH: El primogénito del ex presidente Saleh, que se prefiguraba como el
delfín republicano de su padre en vísperas de la Revolución popular de 2011, fue destituido en diciembre de 2012 como comandante en jefe de la Guardia Republicana por el presidente Hadi, el cual le nombró a cambio embajador en los Emiratos Árabes Unidos. Sin embargo, quien portó los galones de general continuó vinculado a la milicia y su influencia viene advirtiéndose tras la postura desafecta de sectores del Ejército que han terminado por empuñar las armas en connivencia con los rebeldes hutíes. Por esa razón, Hadi le retiró las credenciales diplomáticas a finales de marzo de 2015. El 14 de abril la ONU le impuso un embargo de armas a la vez que a su padre y a tres líderes hutíes. Los medios atribuyen grandes ambiciones políticas a Ahmad Ali Saleh, quien estaría buscando la oportunidad de encaramarse a la Presidencia de la República en mitad del caos que devora Yemen.
ABDELHAFIZ AL-SAQQAF: General al mando de las Fuerzas de Seguridad Especiales en Adén, en marzo de 2015 desafió un decreto de destitución del presidente Hadi y lanzó a sus tropas contra el aeropuerto de la ciudad, pero tras días de combates fue rechazado por las fuerzas lealistas. Salvó la vida en una emboscada dirigida contra el convoy que le llevaba a Sanaa en vísperas de la ofensiva bélica de los hutíes contra el sur.
GUARDIA REPUBLICANA: La mayor parte de este cuerpo de élite del Ejército yemení se mantuvo leal al presidente Saleh cuando la Revolución popular de 2011 y jugó un papel fundamental en la defensa represiva del régimen. En 2012 el presidente Hadi realizó una reestructuración militar que supuso la disolución de la Guardia, consideraba no fiable por las autoridades de transición. Ahora, muchos de sus antiguos integrantes, fieles al clan Saleh, combaten en la guerra civil en el bando de los hutíes.
EJÉRCITO NACIONAL: Un número importante de altos mandos, oficiales y soldados se ha puesto del lado del ex presidente Saleh, y por ende del régimen instalado por los hutíes en Sanaa.
CONGRESO GENERAL DEL PUEBLO (MSA): Las últimas elecciones legislativas, celebradas en 2003, confirmaron la hegemonía parlamentaria de un partido que invoca la ideología nacionalista y panárabe, pero cuya principal función ha sido siempre la de instrumento al servicio de Ali Abdullah Saleh y sus designios políticos. En la actualidad, el MSA sigue controlado por el antiguo jefe del Estado, que es su presidente orgánico. Aunque implicado en el proceso de transición y en la Conferencia de Diálogo Nacional, a finales de 2014, en paralelo al agravamiento del desafío de los hutíes, el MSA empezó a regatearle apoyos decisivos al presidente Hadi, no obstante ser este uno de sus miembros.
ORGANIZACIONES JIHADISTAS
Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) / Ansar Al Sharía
Dos denominaciones para la misma nebulosa del salafismo jihadista en Yemen, que desde 2009, a golpe de mortíferos atentados terroristas, secuestros y grandes acciones de guerrilla, viene acreditándose como la más poderosa de las franquicias regionales de la organización creada por
Osama bin Laden. AQPA opera en las gobernaciones de Hadramut, Marib, Al Jawf, Al Bayda, Shabwah y Abyán, cuya capital, Zinjibar, consiguió ocupar en 2011 al socaire de los disturbios en Sanaa, antes de ser expulsada por el Ejército en 2012. Los jihadistas fueron combatidos por el presidente Saleh y, sin ambigüedades, por su sucesor Hadi, quienes confiaron su estrategia antiterrorista a los bombardeos de drones de Estados Unidos, de dudosa efectividad.
La triunfante rebelión de los hutíes shiíes del norte, blanco de una "guerra santa" (declarada en 2011 por el emir de la organización, Nasir al-Wuhayshi, máximo lugarteniente de Ayman Al-Zawahiri) que incluye alianzas de mutuo interés con tribus sunníes, y la fractura del Ejército yemení entre los seguidores de Hadi y de Saleh han dado alas los jihadistas, que se apresuran a engrandecer sus emiratos locales en amplias extensiones de lo que fue Yemen del Sur. Metida en una competición propagandística con el Estado Islámico, en enero de 2015 AQPA, que tiene como aliados al Frente Al Nusra sirio y al somalí Al Shabaab, reivindicó el ataque al semanario francés
Charlie Hebdo. El 16 de abril sus partidas tomaron el aeropuerto y la terminal petrolífera de Al Mukalla, la capital de Hadramut.
Estado Islámico (Daesh)
El Estado Islámico ha visto en el colapso estatal de Yemen el coladero perfecto para expandir su radio de operaciones en la península arábiga, hasta ahora coto particular de los rivales de Al Qaeda, y crear aquí nuevas provincias para el Califato. Con su salvajismo habitual, el Daesh busca a toda costa convertir la guerra civil en curso en un conflicto sectario de sunníes contra shiíes. La manera más fácil de conseguirlo es provocar a los hutíes con atentados indiscriminados. Al parecer, varios militantes de Ansar Al Sharía ya se han pasado a las sucursales yemeníes del Estado Islámico.
OTROS ACTORES PARTIDISTAS Y TRIBALES
Movimiento Sureño (Al Harek Al Janubi)
La sensación de agravio y subyugación por los norteños tras la guerra civil de 1994, en la que el Ejército de Sanaa aplastó la tentativa secesionista de los nostálgicos del antiguo Yemen del Sur tan solo cuatro años después de la unificación nacional, cristalizó en 2007 en el Movimiento Sureño, que presenta un frente de resistencia político y abierto a negociaciones, pero también un ala extremista decantada por la subversión y el terrorismo.
Durante la Conferencia de Diálogo Nacional de 2013-2014, Al Harek, definido como un conglomerado civil de grupos soberanistas que defendían los derechos y la identidad nacional del Sur, rechazó la fórmula presentada por el presidente Hadi de convertir a Yemen en un Estado federal de seis regiones; para sus delegados, lo mínimo aceptable era una república federal de dos estados, los anteriores Yémenes del Norte y el Sur, mejor, al parecer de algunos, si servía de etapa intermedia en el camino a una independencia pactada. Aunque cuenta con abundantes seguidores en Adén y otras provincias, la fuerza de Al Harek, cuarteada en facciones dialogantes e intransigentes, venía siendo limitada. Sin embargo, ahora que el fugado presidente Hadi precisa de su apoyo militar para repeler la invasión de las gobernaciones del sur por el potente ejército de los hutíes, el soberanismo sureño cree llegado el momento de hacerse valer como actor decisivo en el caótico tablero yemení y llevar a la práctica su proyecto nacional.
ALI SALIM AL-BAID (Hadramut, 1939)
En 1994, luego de haber negociado con Ali Abdullah Saleh la unificación de los Yemen, este antiguo jerarca del extinto Estado tributario de la URSS, la República Democrática Popular de Yemen, acaudilló un intento de restablecer la independencia suryemení que fue ahogado en sangre. Su rebelión y la guerra civil a que dio lugar despojaron a Baid de la vicepresidencia de Yemen (en la que fue suplido por Abdelrabbuh Mansur al-Hadi) y de la secretaría general del Partido Socialista de Yemen, y le obligaron a exiliarse en Omán. En 2009 reapareció para liderar el Movimiento Sureño y cuando la Revolución popular de 2011, que puso contra las cuerdas a Saleh, reclamó sin ambages la secesión del Sur. Sus llamamientos radicales a restablecer el Estado suryemení, de manera unilateral de ser necesario, no son compartidos por sectores moderados del Movimiento que se conforman con el engarce del Sur en un futuro Yemen federal. En marzo de 2015 Baid aplaudió el inicio de los bombardeos aéreos de la coalición árabe y, eludiendo las expresiones de acatamiento al derrocado presidente Hadi, aseguró que los sureños eran antagónicos a los hutíes y al bando de Saleh.
Congregación Yemení por las Reformas (Al Islah) y Confederación Tribal Hashidí
Al Islah surgió en 1990 como una alianza de fuerzas islamistas conservadoras del recientemente desaparecido Yemen del Norte: la rama local de los Hermanos Musulmanes, la corriente salafista de inspiración wahhabí y la influyente Confederación de Tribus Hashidíes, liderada por el clan Ahmar, una familia de raíces zaydíes convertida al Sunnismo. Desde 1994 el régimen de Ali Abdullah Saleh y su partido, el MSA, se apoyó exclusivamente en Al Islah, vista entonces como un instrumento de Arabia Saudí para ejercer influjo en Yemen, en sustitución de los socialistas suryemeníes. Al Islah consiguió que Saleh adoptara la Sharía, pero más tarde se distanció del dictador, a pesar de ser él mismo un miembro de los Hashid. Integrada en la Coalición Conjunta de Partidos, la congregación islamista-tribal adquirió protagonismo en la Revolución de 2011, haciendo de portavoz de las exigencias populares de democracia, llamando a la caída de Saleh y defendiendo a los manifestantes con las armas. Al Islah respaldó la candidatura presidencial de Abdelrabbuh Mansur al-Hadi en 2012 y luego se sentó en la Conferencia de Diálogo Nacional, donde hizo manifiesta su incompatibilidad con los shiíes de Ansar Allah.
En la conflagración nacional de 2014-2015 Al Islah ha quedado fuera de juego, intimidada y obliterada por las milicias hutíes, que han asaltado sus oficinas y secuestrado a decenas de militantes, y además desguarnecida exteriormente al perder el sostén financiero de los saudíes, muy molestos con los Ahmar por no romper amarras con los Hermanos Musulmanes. Con todo, Al Islah apoya los bombardeos de la coalición árabe encabezada por Riad, lo que la expone a sufrir mayores represalias de los hutíes.
SADIQ IBN ABDULLAH AL-AHMAR: Jeque desde 2007, en sucesión de su fallecido padre, Abdullah ibn Hussein al-Ahmar, de la Confederación Tribal Hashidí, además de dirigente de Al Islah. En la Revolución de 2011 Sadiq al-Ahmar fue un duro detractor del ex presidente Saleh, acaudilló la opositora Alianza de Tribus Yemeníes y lanzó a sus hombres a sostener violentas refriegas con los soldados gubernamentales en Sanaa, postura que no fue secundada por algunas tribus hashidíes. Ha denunciado reiteradamente la subversión de Al Qaeda en su país. Desde el golpe de Estado hutí de enero-febrero de 2015 no hay noticias del jeque, que podría haberse refugiado en Arabia Saudí.
HAMID IBN ABDULLAH AL-AHMAR: Hermano menor de Sadiq, ha sido dirigente de Al Islah y fue impulsor de la Coalición Conjunta de Partidos, en la oposición al régimen de Saleh. Tras la conquista de Sanaa por los hutíes en septiembre de 2014 optó por exiliarse.
ALI MOHSEN SALEH AL-AHMAR: General del Ejército y comandante de la I División Acorazada, fue uno de los fundadores de Al Islah junto con el clan Ahmar, al que no pertenece pese a su apellido, siendo en cambio un pariente lejano del presidente Saleh, contra el que se revolvió durante la Revolución de 2011. Fue destacado protagonista de los choques armados que aquel año tuvieron lugar en Sanaa, en los que sus tropas se enfrentaron con la Guardia Republicana mandada por el hijo del autócrata. Considerado muy próximo a Arabia Saudí y simpatizante del salafismo, en 2012 fue cesado por el presidente Hadi y en septiembre de 2014 intentó abortar por su cuenta el despliegue de los hutíes en Sanaa. Los enfrentamientos con los rebeldes se saldaron en un completo fracaso y acto seguido el general se desvaneció. Presumiblemente, está refugiado en Arabia Saudí o en Qatar.
MUHAMMAD AL-YADUMI: Presidente oficial de Al Islah en sucesión del fallecido jeque tribal Abdullah al-Ahmar en 2007.
ABDELMAJID AL-ZINDANI: Clérigo y académico sunní de ideas ultraconservadoras y verbo incendiario, lidera a los Hermanos Musulmanes en Yemen y se le tiene por próximo a Al Qaeda. Desde hace años Estados Unidos lo mantiene fichado como "terrorista global" y en 2014 Araba Saudí incluyó en su lista negra de organizaciones terroristas a la rama yemení de la Hermandad Musulmana. Enemigo jurado de los hutíes, estos asaltaron su casa al norte de Sanaa luego de los atentados terroristas antishiíes del 20 de marzo de 2015 en la capital, pero el jeque no se encontraba en la vivienda.
Partido Socialista de Yemen (HIY)
La formación que detentara el monopolio dictatorial del poder en Yemen del Sur con un ideario marxista prosoviético quedó laminada en 1994, cuando el presidente Saleh respondió a la aventura secesionista del grueso de sus cuadros con la fuerza de las armas y el final de la coalición de Gobierno que desde la unificación de 1990, percibida por la mayoría de los sureños como una absorción, había funcionado en Sanaa. Tras años de arrinconamiento y represión, los socialistas yemeníes intentaron resurgir al calor de la Revolución de 2011 con demandas de reformas democráticas y consignas de secularismo, ciudadanía republicana y progresismo social, sus señas de identidad más genuinas. El HIY apoyó en 2012 la candidatura presidencial de Abdelrabbuh Mansur al-Hadi, quien había sido uno de sus dirigentes hasta la guerra civil suryemení de 1986, y luego tuvo un papel menor pero constructivo en la Conferencia de Diálogo Nacional de 2013-2014.
Desde el inicio del conflicto político-militar desatado por los hutíes, el HIY se ha alineado con Hadi, al que sigue reconociendo como presidente legítimo. Es probablemente el partido más comprometido con las soluciones negociadas y el rechazo a toda violencia, incluidos los bombardeos saudíes. Su línea oficial, de apuesta por la reconciliación nacional y escéptica con una solución federal para Yemen, le aleja de los planteamientos radicales del Movimiento Sureño.
YASIN SAID NUMAN: El último primer ministro de Yemen del Sur (1986-1990) accedió al puesto de secretario general del HIY en 2005 y en 2011 se adhirió al plan del Consejo de Cooperación del Golfo de desplazar del poder a Saleh en favor del vicepresidente Hadi. En 2013 sufrió un intento de asesinato.
ALI NASSER MUHAMMAD: El ex presidente (1978 y 1980-1986) marxista de Yemen del Sur se opuso al ala radical de su partido, el HIY, cuando la tentativa secesionista de 1994 y durante años lideró a los llamados "socialistas unionistas", partidarios de la colaboración con el presidente Saleh, quien sin embargo les ignoró. En las revueltas populares de 2011 se situó en la oposición al régimen y formó parte de un consejo de transición junto con otras figuras antigubernamentales. En febrero de 2015, en la víspera de la consumación del golpe de Estado por los hutíes en Sanaa, Ali Nasser Muhammad, partidario del federalismo para Yemen y contrario a la separación del Sur, fue propuesto al frente de una Comisión Presidencial interina y multipartita que no llegó a ver la luz.
Confederación tribal Hadramí
Desde 2013 esta alianza de tribus viene reclamando al Gobierno central una amplia autonomía que convertiría a Hadramut, la gobernación más extensa y rica de Yemen, al atesorar el 80% de su producción petrolera, y antigua integrante de Yemen del Sur, en un estado federado, ampliado con las incorporaciones de sus vecinas Al Mahrah y Shabwah. Las escaramuzas armadas han sido constantes y ahora los hadramís, celosos de sus especificidades culturales y comerciales, no parecen dispuestos a mezclarse en la guerra abierta entre los hutíes adueñados de casi todo lo que fue Yemen del Norte y los partidarios del depuesto presidente Hadi atrincherados en Adén. Tampoco se inclinan por el soberanismo sureño, pues de plantearse un escenario de ruptura e independencia, esta sería la de Hadramut. Su máxima preocupación es Al Qaeda en la Península Arábiga, cuya implantación local quieren erradicar, aunque no parecen contar con fuerzas suficientes. El 4 de abril de 2015 una fuerza de milicianos hadramís entró en la capital provincial, Al Mukalla, para expulsar a los jihadistas infiltrados dos días atrás, luego de huir los soldados del Ejército regular. Doce días después, los alqaedistas arrebataron al Ejército el aeropuerto y la terminal petrolífera de la ciudad.
Tribus de Marib
Las tribus de esta gobernación central rica en petróleo están presentando una fuerte resistencia al avance de los hutíes y proclaman su fidelidad al expatriado presidente Hadi.
Tribus de Al Bayda
Las tribus sunníes de Al Bayda, entre Sanaa y Adén, intentan impedir la conquista de su gobernación por los hutíes, lucha para la que han recurrido a la alianza con los jihadistas. El caleidoscópico conflicto de Yemen, que en conjunto es básicamente una lucha a múltiples bandas por el poder, tiene en Al Bayda un foco de confrontación tribal y religiosa ciertamente sectario.
ACTORES INTERNACIONALES INVOLUCRADOS
Arabia Saudí
Históricamente, la monarquía saudí ha procurado ejercer una influencia determinante en el recodo meridional de la península arábiga y que el Gobierno de Sanaa se module a sus intereses. Cuando aquel ha sido percibido como refractario u hostil, Riad no ha dudado en desestabilizarlo, si bien las consideraciones políticas han prevalecido sobre las religiosas. Las intromisiones directas, apoyando a uno u otro bando según la conveniencia del momento, han sido más regulares que excepcionales: en la década de los sesenta Arabia Saudí asistió los monárquicos Mutawakkilitas (a la sazón, shiíes zaydíes, como los hutíes) frente a los republicanos nasseristas; en 1978 sostuvo al presidente Saleh frente al desafío de una revuelta izquierdista; en 1994 municionó a los secesionistas socialistas que pretendían restablecer Yemen del Sur; y en 2009 socorrió de nuevo a Saleh en su ofensiva contra la rebelión de los hutíes en Saada, llegando a bombardearlos desde el aire.
Ahora, desde el 25 de marzo de 2015, la aviación saudí vuelve a atacar a los hutíes, reforzados con las huestes leales al ex presidente Saleh, en una operación de envergadura,
Tormenta Decisiva, que incorpora a otros países de la Liga Árabe y que oficialmente responde a la llamada de auxilio del presidente Hadi, escapado de Adén cuando la urbe sureña estaba a punto de caer en manos de sus enemigos. El recién entronizado rey
Salmán Al Saud, tras contemplar con alarma cómo Siria, Irak y Líbano caen en mayor o menor medida en la órbita de Irán, no puede tolerar la conquista de las principales ciudades de Yemen por un movimiento rebelde que es visto como un peón de su archirrival regional. Además, existe el temor a que un régimen hutí consolidado azuze el levantamiento de la minoría shií, ismailí y zaydí, del Reino, concentrada en la región de Najrán, lindera con las gobernaciones yemeníes de Saada y Al Jawf. Pero estas motivaciones no son explícitas: el ministro de Exteriores, el príncipe Saud, asegura que su país "no está en guerra con Irán" y que la intervención solo busca "proteger la legitimidad del Estado" yemeni.
Los saudíes reconocen que ya tienen tropas de operaciones especiales infiltradas en suelo yemení, están sosteniendo intercambios artilleros en la frontera norteña y sopesan la invasión terrestre del país si el castigo aéreo no es suficiente para hacer retroceder al ejército hutí. La acción bélica contra los hutíes se produce seis meses después de unirse Arabia Saudí a la campaña de bombardeos en Siria contra el Estado Islámico, que representa una lectura diametralmente opuesta del Islam. Pero si en esa intervención Arabia Saudí opera como subalterno de Estados Unidos, aquí lleva la voz cantante.
Consejo de Cooperación del Golfo
En la Operación Tormenta Decisiva han secundado a Arabia Saudí todos los socios de Arabia Saudí en el Consejo de Cooperación del Golfo, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Qatar, salvo el Sultanato de Omán, que se muestra inclinado a hacer de puente con Irán para ver si es posible encontrar un entendimiento diplomático que ayude a pacificar la crisis yemení.
Egipto
Aunque su Ejército ya tiene abiertos dos frentes de lucha contra el Estado Islámico en el Sinaí y en Libia, Egipto se ha unido sin vacilar a Arabia Saudí para combatir en Yemen a los hutíes shiíes. Si bien las circunstancias son muy diferentes, la actuación egipcia de 2015, por el momento limitada a los ataques aéreos y al despliegue de unidades navales para proteger el estrecho de Bab El Mandeb, críticamente estratégico para El Cairo, evoca inevitablemente la intervención militar de 1962-1967, cuando Nasser auxilió, al precio de cuantiosas bajas (hasta el punto de conocerse aquella traumática aventura como el "Vietnam egipcio"), a los republicanos de Yemen del Norte en la guerra civil contra la derrocada monarquía Mutawakkilita. Hoy, el presidente
Sisi, aludiendo al espectro de la influencia iraní, invoca la necesidad de "preservar la identidad árabe" de Yemen.
Liga Árabe
Además de las monarquías del Golfo y Egipto, en la operación de bombardeos aéreos contra los hutíes participan también Jordania (ya en pie de guerra contra el Estado Islámico en Siria e Irak), Marruecos y Sudán. La histórica decisión tomada por la Liga en su Cumbre de Sharm El Sheij el 28 y el 29 de marzo de crear una fuerza militar conjunta de 40.000 soldados para hacer frente a las nuevas amenazas a la seguridad regional y combatir al terrorismo, además de sus implicaciones geopolíticas de largo alcance, podría ser la antesala de un desembarco masivo de tropas árabes en el sur de Yemen cuando el escenario de una guerra civil adquiere toda su dimensión y la batalla de Adén se recrudece.
Irán
El bloque de gobiernos árabes encabezado por Riad y El Cairo no alberga dudas de que la República Islámica lleva años financiando y armando, mediante desembarcos clandestinos en la costa del mar Rojo, a Ansar Allah con el objetivo de incorporar al estratégico Yemen a su esfera de influencia. Teherán, no obstante haberse alegrado de la espectacular cadena de conquistas de los hutíes, niega en redondo tal patrocinio, exige el final de bombardeos y advierte contra la "deriva peligrosa" que esta intervención militar supone. El 8 de abril la Armada iraní despachó dos buques de guerra a aguas próximas a la costa de Yemen. Tres días después, milicias de Adén del bando del presidente Hadi anunciaron a bombo y platillo la captura de dos guardias revolucionarios iraníes que actuaban como asesores militares de los hutíes. El 14 de abril el ministro de Exteriores Zarif propuso un plan de cuatro puntos (alto el fuego general, acceso humanitario, diálogo interyemení y Gobierno de amplia base) para resolver el conflicto, pero sin el "requisito previo" de la legitimidad exclusiva del presidente Hadi.
Estados Unidos
La Administración
Obama encara el conflicto de Yemen de una manera harto paradójica: si bien no participa oficialmente en la campaña militar liderada por Arabia Saudí y se limita a suministrar armas y a dar apoyo logístico y de inteligencia a la coalición árabe, Estados Unidos advierte con severidad a Irán de que debe dejar de proveer a los hutíes al mismo tiempo que concluye con él en Lausana un pacto nuclear que califica de "oportunidad única en la vida", y que favorece sus intereses al bombardear al Estado Islámico en Siria e Irak. Para Washington, el sorprendente golpe de mano de los hutíes en Yemen ha supuesto la pérdida de un aliado clave en la lucha contra el jihadismo en la región. El descalabro estratégico quedó subrayado el 21 de marzo, cuando el personal estadounidense evacuó a toda prisa la base aérea de Al Anad, al norte de Adén, nodo de operaciones de la lucha contra AQPA y las misiones de drones. Días después, los hutíes se hicieron con la instalación.
(Cobertura informativa hasta el 17 de abril de 2015)